Antes de Sangre Azul (7)
Advertencia: lenguaje inapropiado, contenido gráfico y violento, además de temas serios que pueden tocar la sensibilidad del lector.
Advertencia ×2: Aparición de un ship que no es común. Nada de spoilers.
~Hace 3 años~
~Narra Jimin~
Namjoon, Yoongi y yo jugábamos Mahjong en una pequeña mesita vieja en el patio trasero, la partida era aburrida, pero prefería mil veces esto a estar encerrado en la misma habitación que los gangsters que llegaron de visita por petición de mi tía.
Eran aterradores, y uno de ellos parecía ser el mismísimo líder, definitivamente no eran parte de Puerto De Lobos, no tenían absolutamente ningún tipo de tatuajes.
Yoongi me explicó que mi tía había maquillado y peinado para su boda a la hija del líder hace un par de años, y desde entonces las dos familias se respetan mucho. Algo así me explicó.
-Estoy harto, este estúpido está haciendo trampa. - se quejó Yoongi, levantándose de la silla y entrando a la casa hechando humo por las orejas.
-Nada de eso, es porque apestas en este juego. - se burló Namjoon, sonriente.
Suspiré, pensando en mi siguiente movimiento. Este hijo de perra era muy bueno.
-¿Así que tu familia es muy cercana a las pandillas? - preguntó Namjoon, sacándome de mis pensamientos.
-¿A qué te refieres? - le pregunté mientras movía una pieza, sin siquiera mirarlo.
-Me refiero a que tu tia conoce a las Sardinas Rojas, una mafia china que es famosa por ser sangrienta... - me explicó, yo me encogí de hombros.
-En mi defensa, yo no tenía ni idea. - le respondí, mirando como él movía sus piezas. - Además, tu pareces saber y relacionarte más con grupos delictivos que yo.
-Me lo dicen seguido. - me sonrió de lado. Después suspiró y se reclinó en la silla el grado justo para no caerse. - Una vez un tipo quiso venderme cocaína pero no pasó de ahí.
-¿De verdad no vives bajo delincuencia? - no pude evitar carcajearme por lo ridículo que sonaba. Él tenía toda la pinta de ser un mercenario. - Incluso recuerdo que de niño me tocó robarle a un par de puestos en el mercado porque estábamos cortos de dinero...
A él se le borró aquella sonrisa despreocupada, se sentó normalmente y aclaró su garganta.
-Yo solo... Me gustan los tatuajes, es todo. - me respondió, dejándome en claro que esa era la razón de su aspecto.
Después de un par de segundos en silencio, tan solo jugando, él decidió hablar.
-Escucha, Jimin. ¿Que habrá después de recuperar a tu madre? - me congelé en mi lugar, con la pieza de madera en mi mano.
Sacudí mi cabeza un par de segundos para sacar los pensamientos intrusivos de mi cabeza.
-¿Que habrá de que? - le pregunté, aunque ya sabía a qué se refería.
-Vas a demoler toda una pandilla de gangsters desde los cimientos, ¿Y no deseas quedarte con ese puesto?
Gruñí con molestia, y a raíz de eso, deposité la pieza de juego de manera brusca sobre la mesa, haciendo que todas las piezas saltaran.
-Primeramente: no voy a destruir a todo Puerto De Lobos, eso es imposible. Solamente voy a atacar una pequeña base y recuperaré a mi madre. Segundo: lo que va a suceder después de esa redada es que nos mudaremos, nos largaremos de Goldenleonar, aún no se a donde, escuché que el distrito “Jug-eum-ui sin” es bueno. Ya lo veré después. El resumen es que no, no va a suceder nada especial después de esto. - le expliqué mientras movía mis piezas con brusquedad.
Me miró en silencio.
-Solo digo que sería bueno un cambio en este distrito. Puerto De Lobos nos quitó tantas cosas a todos nosotros... - me respondió, cosa que despertó la chispa de la curiosidad en mi interior. - Y, además...
Me sorprendí, pensé que era todo lo que quería decir, pero la última frase la dijo mientras tomaba mi mano en aquella mesa.
-Creo que serías un buen líder. - me sonrió, pero yo solo podía ver, incómodo, su mano sobre la mía.
Lenta y “disimuladamente” quité mi mano de debajo de la suya, para después esconderla entre mis piernas. La sensación de calor incómodo por el contacto no se iba.
-Agradezco que me creas lo suficientemente capaz, pero la verdad es que me sobreestimas. - sonreí incómodo.
Él hizo una mueca, frunció los labios. Quitó su mano de la mesa y la puso sobre sus piernas.
-Lamento si te incomodé, no era mi intención. - se disculpó.
Rápidamente comencé a restarle importancia para hacerlo menos incómodo.
-N~no, está bien. No me incómodo... En~en realidad yo también soy... Gay. P~pero es que tú no... - suspiré para relajarme, además de que el remordimiento recorría mi espalda con cada palabra que salia de mi boca. - Tu no eres mi... Tipo.
Él asintió, sorpresivamente. Pensé que sería de aquellos que insisten, desesperados, no aceptando un “no” cómo respuesta.
Debo admitir que si me sentí mal por no poder corresponderle, después de todo, él nos acogió a mi madre y a mí cuando más lo necesitábamos. Aunque eso no significaba que debía dar algo que no está y no vive en mi.
-N~no quiero que creas que eres feo o algo así, la gente tiene tipos, ¿Sabes? M~mi tipo de hombre es... - seguí diciendo estupideces.
Él, gracias a todos los Dioses, me interrumpió.
-Esta bien, entiendo. Quizás te gustan los tipos de oficina, jeje. - se burló de la situación, ¿Cómo podía tomarselo tan a la ligera? Extendió su mano hacia mi, tratando de pedirme un apretón de manos simple. - No hablaré nuevamente de este tema. ¿Amigos?
Lo miré, expectante.
Después de segundos, me dejé de tonterías especulativas, esperando algún movimiento de su parte. En su lugar, le correspondí el gesto y nos apretamos las manos.
-Amigos. - le sonreí.
Me sentía raro.
¿Así se sentía tratar con un hombre con madurez emocional?
-Jimin, pandillero amigo de Jimin, ya pueden entrar. - apareció Yoongi.
Me levanté de la silla inmediatamente, tragué grueso, esperaba que aquellos hombres no me mataran.
Namjoon y yo entramos a la casa justo después de mi primo, ambos vimos en silencio a alrededor de seis hombres sentados en la mesa de la cocina, tomando un té en tazas normales, pero que parecían tazas para ratón en comparación con sus manos.
-¿Tu eres Jimin? - le preguntó a Namjoon un hombre con dientes de oro.
Namjoon sonrió divertido, se hizo a un lado y entonces aparecí yo tras él. Saludé a los hombres con una reverencia mientras Namjoon me señalaba a mi.
-Eso tiene mucho más sentido, te pareces a tu tía. - me sonrió el hombre.
-Muchas gracias, señor. - le dije mientras me erguía lentamente.
-La señorita Jun nos contó tu situación, hijo. Nuestras manos están atadas, no puedo prestarte personal porque, si Puerto De Lobos se entera que te ayudamos, eso pondría en peligro nuestros negocios comerciales. - me explicó, yo me sentía muy desilusionado conforme hablaba. - Pero, si podemos venderte armas. Las cuales serán gratis, cómo un saldo de cuentas con tu adorable tía.
Aún así, no me sentí satisfecho, sin gente que use esas armas, de nada me servían.
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La última caja de armas fue depositada sobre las otras, entonces esos hombres dejaron la casa de mi tía, excepto el líder.
-Un gusto volver a verla, señorita Jun. - le sacudió la mano con entusiasmo. Después, me miró a mi. - Mucha suerte en tu misión, chico. Lamento no haber podido hacer más.
-Se aprecia su ayuda, por más minina que sea, señor Yang. - le sonrió mi tía.
Seguí al hombre hasta afuera, lo detuve antes de que subiera a su auto.
-Di~disculpe, señor. Si no puede prestarnos gente, ¿Podría, de alguna forma, prestarme a un entrenador para que me enseñe a pelear? - le pregunté, nervioso.
Él se carcajeó un poco, después me sacudió el cabello de forma amistosa.
-Lee Huan, ven acá. - le gritó el hombre a alguien dentro de la camioneta.
Del auto salió un hombre de gran tamaño y tes negra.
-Te quedarás aquí un par de días. Instruye a estos chicos en defensa personal y manejo de armas. - le ordenó, a lo que Lee asintió y se posicionó detrás de mi.
-¡Muchas gracias, señor! - le agradecí con mucha alegría.
-Me agradas, chico. - me dijo mientras subía a su auto. Bajó la ventanilla para seguir hablándome. - Mucha suerte, no mueras.
Después de eso, los autos se fueron, dejando una nube de polvo tras de sí.
Namjoon se acercó a mí y me dió palmadas en la espalda.
-Aun con entrenamiento militar, nosotros dos no podemos contra toda una pandilla, ¿Lo sabes, no? - me recordó.
Asentí, ni siquiera sé porque pedí prestado a uno de los hombres del señor Yang. Debería decirle que puede volver con su jefe...
-No serán solo ustedes dos. - apareció Yoongi en el horizonte del barrio, caminando hacia nosotros dos.
-Tres son lo mismo que dos, mocoso. - se cruzó de brazos Namjoon.
Sin embargo, poco a poco, mucha gente comenzó a aparecer detrás de Yoongi, cerrando la boca de Namjoon.
-Les dije que conocía gente interesada en esta misión. - sonrió mi primo.
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-... Y, ese es el plan. - expliqué a la multitud.
La gente comenzó a susurrar y a mirarse entre ellos.
Suspiré, sabía que está gente no solo quería destruir una base, quería derribar el núcleo entero.
-Se que no es lo que esperaban, lo cierto es que mi madre fue secuestrada y está oculta en algún lugar de esta base. No tengo alma de líder, no busco derrocar a Puerto De Lobos, solo quiero a mi madre de vuelta. Si no están satisfechos con esto, me temo que tendrán que buscar a alguien más que los guíe. - me disculpé, después de mis palabras, la gente comenzó a moverse.
Aunque la verdad es que esperaba que se fueran la mayoría. Pero mucha gente se quedó.
-Muchas gracias por ayudarme, les seré eternamente agradecido. - hice una reverencia frente a toda esa gente, quienes empezaron a aplaudir y, haciendo una fila un poco desordenada, comenzaron a hacer turnos para darme el pésame y dedicarme unas palabras.
-No te sientas egoísta solo por levantar un movimiento como este para recuperar a tu madre. Creeme que estás cumpliendo el sueño de muchos de nosotros. Hace un par de años, yo estaba en tu situación, y no reuní el coraje suficiente para hacer algo como esto. Siéntete orgulloso por tener el coraje de hacer algo. - me dijo un hombre de bigote.
Varios chicos, mujeres y hombres asintieron a las palabras de aquel hombre, los mire a todos y cada uno de ellos. Y entonces me di cuenta que Puerto De Lobos había lastimado a mucha gente con el mismo modus operandi.
Apreté mis manos en puños y un nudo se formó en mi garganta. Mi cuerpo estaba hirviendo en irá, solo de pensar en toda esta gente que perdió a familiares importantes... Por culpa de idiotas con armas...
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