Antes de Sangre Azul (1)
Advertencia: lenguaje inapropiado, contenido gráfico y violento, además de temas serios que pueden tocar la sensibilidad del lector.
~Hace 3 años~
~Narra Jimin~
Goldenleonar, el distrito 9, el distrito olvidado por Dios. Todo tipo de actividades ilicitas daba lugar entre estos callejones oscuros, desde venta de drogas hasta trata de blancas y asesinatos.
¿Autoridades? ¿Oficiales? ¿Justicia?
Nada de eso existe aquí.
Desde que tengo memoria mi distrito le pertenece a “Puerto de lobos”, una banda de estúpidos con armas. Son tan violentos y corruptos que incluso compran a las autoridades para que hagan la vista gorda.
Se preguntarán, ¿Y como hacen unos padres bondadosos para ocultar todo ese mundo oscuro de los ojos de su hijo?
Sencillo, no lo hacían.
-¡Wow! - gritó impresionado Doha, “el pecas”, suelo decirle.
Con un arma que me había regalado mi padre por mi cumpleaños disparaba a todas y cada una de las latas de refresco que los chicos habían puesto sobre un muro.
-¡Otra vez, otra vez! - pidió emocionado Lin, recogiendo del suelo más latas para usar.
-Se me acabaron los cartuchos. - me encogí de hombros mientras me bajaba del árbol en el que me encontraba trepado.
-¿¡Tu padre te enseñó a disparar así, Jimin!? - se acercaron los chicos en cuánto bajé.
-Mi padre me enseñó todo lo que se. - sonreí orgulloso, alzando el pecho.
-¡Jimin! - me llamó Yoongi, mi primo se acercaba a nosotros con las manos en sus bolsillos . - ¡Mi tío te llama, dice que vuelvas porque está a punto de ser las 10 pm!
Yo asentí y me despedí de mis amigos, quienes me dijeron que también regresarían a sus casas. Entonces acompañe a mi primo.
-¿De nuevo presumiendo tus ridículas habilidades? - rodó los ojos, pude verlo.
-¡No son ridículas! ¡Padre dice que es importante saber disparar! - me ofendí, sacudiendo mi arma frente a su cara. - Obviamente estás celoso porque tú no sabes usarla.
Él trató de fingir que nada de eso le importaba, pero la sonrisa en sus labios me dijo que le dió gracia lo que le dije. Obviamente estaba jugando, y él lo sabía.
Conversamos un poco más hasta llegar a su casa, entonces me despedí de él.
-Nos vemos. Saludame a la tía Jun. - le sonreí mientras él cerraba la puerta en mi cara.
-Adios, mocoso. - cerró la puerta de golpe.
Suspiré aburrido, la casa de Yoongi es mucho menos céntrica, así que a mí me tocaba seguir mi camino solo.
De camino me encontré con un polvoriento y pequeño parque, casi no había niños en la zona entonces no era usado normalmente. Mi casa se encontraba a una sola cuadra, así que, ¿Por qué no columpiarme unos minutos?
Me tomé de las cadenas, tomé asiento y me dediqué a ver cómo el cielo oscuresía un poco. No me siento desprotegido, tengo mi arma, y aunque está vacía, el solo tenerla asustará a cualquiera que se acerque.
Cuando me aburrí de columpiarme, volví a mi casa, apenas abrir la puerta, me recibió mi padre con una mirada angustiada.
-¡Santo cielo, estás bien! - me abrazó mientras me hacía entrar a la casa.
Bipolarmente, dejó de abrazarme, se arrodilló frente a mi y me tomó de los hombros.
-¿¡A caso quieres darme un infarto!? ¡Pregunté a tu tía que si ya venías de regreso y me dijo que hace 20 minutos! ¡No vuelvas a llegar tarde, ¿Me escuchaste!? - comenzó a sacudirme.
-¡Tengo 23, puedo cuidarme solo! - le respondí. - Además, por eso me enseñaste a usar el arma, ¿No? ¡Para defenderme!
Mi padre suspiró, se levantó del suelo y se masajeo el puente de la nariz, parecía sumamente estresado.
-Tu padre solo esta preocupado por ti, querido. No vuelvas a llegar después de las 10, ¿De acuerdo? Por la noche el distrito se vuelve muy peligroso. - me pellizcó las mejillas mi madre. Yo arruge la nariz para delatar mi incomodidad.
No comprendo porque mi padre está tan enojado, ¿A caso duda de mi capacidad con el arma?
-Anda, ayuda a tu madre a poner la mesa, ¿Si? - me sonrió ella, a lo que le sonreí de vuelta, dispuesto a ayudarla.
Entre los dos lo hicimos rápido, y pronto estamos todos reunidos en la mesa, tan solo comiendo de nuestros respectivos platos.
El menú de hoy: lo mismo que ayer, y antier, y antes de ayer.
-Hijo, lamento haberte gritado hace unos minutos. Solo me preocupó que no llegaras, sabes que... - comenzó a disculparse mi padre, jugando con los palillos en su plato.
-El distrito es muy peligroso después de las 10. Lo se. - terminé la frase por él. Creo que escuché eso más veces que un “té amo”. - Pero creo que me subestimas, padre. Tu mismo me enseñaste a usar el arma, puedo defenderme solo...
Él suspiro con una sonrisa en su rostro.
-Tienes razón, hijo. Eres muy fuerte... Pero aún así, ahí fuera hay gente muy mala, gente que no dudará incluso si te ven con esa arma. Eres mi hijo, no me lo perdonaría jamás si algo te llegara a suceder. Por favor, dime qué te cuidarás. - me explicó, los palillos en su mano temblaban visiblemente, era bastante obvio que estaba realmente preocupado por mí.
-Te prometo, padre, que tendré más cuidado la próxima vez. - le prometí.
Pero esa promesa fue vacía, estaba tan seguro de mis habilidades, de mi fuerza y destreza con esta arma, que podía darme el lujo de mentirle a mi propio padre.
~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~
Al día siguiente, cuando volví de la universidad (que en realidad era un terreno con un par de edificios que estaban a punto de colapsar), me encontré con dos hombres que estaban siendo atendidos por mi madre.
Fruncí el ceño, confundido. Esos dos hombres tenían cicatrices extrañas en sus brazos y rostros. Todo mi cuerpo se puso en modo de alerta por alguna razón.
-Hijo, vuelve a tu habitación. Más tarde te llamo para que bajes a cenar. - mi madre se apresuró a encaminarme hasta mi habitación, estaba muy confundido y curioso por la visita de aquellos hombres.
En cuanto entré a mi habitación, ella me encerró dentro, lo supe en cuanto escuche el seguro de la puerta saltar. Estaba nervioso, ¿Algo malo estaba pasando?
Decidí sentarme en mi cama y poner atención a las voces que se escuchaban en el primer piso, pero era imposible, solo escuchaba incoherencias.
Pasaron los minutos y, por mi ventana pude ver el brillo de la luces del auto de mi padre, para después escuchar la puerta abrirse. A partir de allí, silencio absoluto.
Me latía fuerte el corazón, aquel silencio no me calmaba en lo absoluto, por alguna razón.
Me dispuse a levantarme de la cama, tratando de ser sigiloso. Intenté abrir la puerta, tontamente, ya que sabía de antemano que la puerta estaba cerrada.
Mientras intentaba abrirla, escuché la puerta abrirse por segunda vez, entonces corrí hacia la ventana para averiguar quién había salido. Suspiré de alivio cuando ví que los que se iban eran aquellos dos hombres misteriosos.
Pero entonces los gritos comenzaron, y la que más alzaba la voz era mi madre, parecía sumamente molesta, algo que no era usual en ella.
Por segunda vez intenté abrir la puerta, ya no me importaba romperla y comencé a patearla cuando escuché que la pelea se intensificó.
Desde que tenía memoria, mis padres nunca discutieron, algo muy malo debía estar sucediendo. No podía permitir que ambos se lastimaran, así que estaba desesperado por abrir la maldita puerta.
En algún punto, una de las patadas funcionó y casi caigo por las escaleras, ya que se encontraban frente a mi habitación. Por suerte pude evitar la caída.
-¿¡Que ocurre!? ¿¡Por qué discuten!? - pregunté mientras bajaba las escaleras.
-¡Hi~hijo! - se mostró sorprendido mi padre.
-¿Que haces aquí? ¡Te dije que no salieras de tu habitación! - me regañó ella, más que molesta, estaba preocupada.
-¡Quiero saber porque discuten! - exigí saber, pero mi madre me empujó sutilmente escalera arriba.
-¡Son asuntos entre tu padre y yo! No te preocupes, todo está bajo control, solo estamos estresados. Vuelve a la cama, por favor... - sus manos en mis hombros temblaban, estaba muy nerviosa y su voz era débil. Decidí no indagar más para no causarle más problemas.
Me acompañó hasta la cama, incluso me cubrió con la sábana y besó mi frente.
-Ya no discutiremos más, te lo prometo. Nosotros también nos iremos a dormir, buenas noches, hijo. - se despidió de mí, caminando hacia atrás para no perderme de vista.
Quiso cerrar la puerta, pero la había roto hace tan solo unos segundos, entonces solo palpó el aire. Y extrañada miró la puerta hecha pedazos, para después mirarme a mi.
Le sonreí, pidiéndole perdón silenciosamente.
-Mañana la arreglaremos. No te preocupes. - se carcajeó un poco, recargó la puerta rota sobre el sintió en el que solía estar y entonces se fué.
Suspiré y trate de dormir, pero di muchas vueltas en la cama durante quien sabe cuánto tiempo.
Y cuando por fin pude dormir, un estruendo se escuchó abajo, en la cocina. Creí que la visita de esos hombres extraños me pusieron paranoico, hasta que escuché un segundo estruendo.
Me levanté de la cama y observé en silencio mi puerta rota, por la que entraba la oscuridad del pasillo. Apreté mis dientes, está no era la primera vez que entraban ladrones a nuestra casa, pero por alguna razón sentí que está vez si corría riesgo no mi vida, sino la de mis padre.
Bajé las escaleras con mucho cuidado, tratando de evitar que mis pies hicieran rechinar la madera de las escaleras, y en medio la oscuridad de la sala, percibí una sombra.
Mi corazón saltó en cuanto la vi, pero dos segundos bastaron para reconocer esa figura. Así que encendí la luz.
-¿Madre...? - pregunté confundido. Estaba sentada sobre una de las sillas de la cocina frente a la ventana de la sala con una escopeta en la mano. Parecía que había estado haciendo guardia desde hace horas.
-J~jimin, ¿Q~que haces despierto, querido? ¿Mañana no tienes clases? - ella se levantó de la silla y peinó su largo cabello hacia atrás.
Quise decirle que solo había escuchado ruidos, pero tras de mi apareció mi padre, tomándome de mi cabeza con delicadeza.
-Mujer, ¿De nuevo te olvidaste de tomar tus pastillas para el sonambulismo? - preguntó mi padre mientras se frotaba los ojos con sueño.
Mi madre titubeó, para después asentir silenciosamente.
-S~si, lo siento. - se disculpó.
-¿Que voy a hacer contigo? - se carcajeó él. Después me miró. - Jimin, hijo, tu madre solo estaba dormida. Ya sabes que a veces se levanta dormida. Vuelve a tu habitación.
Ellos en verdad me creen un estúpido, algo estaba pasando, y no era algo bonito.
Aún así, estaba tan estresado emocionalmente que mi cuerpo no me dió tregua, y me dormí enseguida.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top