Abrir fuego.

Jimin se encontraba cruzado de brazos, lucia molesto y su apuesto atuendo no lo hacía ver menos amenazante.

Quiso cambiar de traje ya que el que llevaba puesto antes se había cubierto de sangre; ahora llevaba un pantalón de mezclilla negro, zapatos de tacón del mismo color, una camisa de manga corta blanca con cuello V que dejaba ver sus pectorales definidos y, por encima de los hombros, sin tenerla puesta como tal: una chaqueta azul de bordes dorados que contrastaba con sus ojos.

Frente a él se encontraban los perpetradores del escándalo. Jungkook y Heasol observaban al suelo con el objetivo de parecer arrepentidos.

Los tres se encontraban en la sala común del santuario mientras sus chicos limpiaban los vidrios rotos y reemplazaban la mesa.

-¿Y bien? ¿Tienen algo para decirme? - interrogó el rubio, su tono de voz hizo estremecer a los dos chicos.

Después de la pregunta, tanto el castaño como el rubio comenzaron a bombardear al líder Park con excusas sin sentido, balbuceando y gritando de manera sincronizada.

-Un momento, ¡Detenganse! - ordenó Jimin, entonces ambos se silenciaron.

Suspiró para manifestar paciencia y se masajeó el puente de la nariz.

-Jungkook, explícame que sucedió. Sé sincero. - permitió Jimin.

Jungkook aclaro su garganta y dió un paso hacia adelante.

-¿Por qué él debe explicarle? ¿No debería hablar yo primero? Yo soy la víctima, amo~ - interrumpió Heasol, con la voz temblorosa, parecía que estaba a punto de llorar.

-Aunque confío en tu palabra, Heasol. Jungkook está herido, y dudo mucho que haya podido atacarte. - cuando Jimin explicó, Jungkook esbozó una sonrisa. - Además, es un debilucho, no podría derribar ni al más débil de mis chicos.

Con respecto a lo último, Jungkook borró su sonrisa de inmediato, a lo que Jimin reprimió una carcajada.

-He... Lo que sucedió... - comenzó Jungkook, decidiendo ignorar la burla de su hermanastro. - Quise ser amable he iniciar una conversación con él, pero no estuvo dispuesto a ser cortez, y está de más mencionar que acabó con mi paciencia. Si, lo empujé, pero puedo asegurarte, Hyung, que no lo hice con la intención de lastimarlo...

Jimin asintió, al parecer las palabras de Jungkook lo habían convencido por completo.

-¿¡He!? ¿¡Le va a creer así nomás!? ¡Me atacó! ¡Este dienton es un peligro! - Heasol señaló eufórico al hombre sereno a su lado.

Enseguida el rubio recibió una mirada fría por parte de su amo, era clara la orden y Heasol bajó la voz de inmediato.

Realmente las palabras de Jungkook tuvieron todo el sentido para Jimin. Ya que, en el pasado, Heasol también tuvo problemas con las joyas antes, el resto alegaba que el rubio era bastante posesivo, al punto de amenazar.

Y si bien Heasol podía ser irritante y una molestia, no permitiría a Jungkook abusar de su fuerza de esta manera.

-Escuchenme bien, no voy a pedirles que se lleven bien, porque sé que eso no va a suceder. Sin embargo, voy a tener que rogarles un poco de madurez. Si vuelve a ocurrir un incidente como este en el futuro, me temo que tomaré medidas y ambos recibirán un castigo físico. - amenazó el rubio de ojos azules.

Tanto Jungkook como Heasol reverenciaron al líder como un afirmativo.

Oportunamente, por la puerta principal aparecieron tres hombres, cada uno acompañado de sus respectivos sirvientes.

-¿Que sucede aquí? - preguntó un moreno de ojos miel.

-¿Amo? ¿Que hace aquí? - indigadó un sonriente hombre de piel pálida y enorme cabello plateado recogido en una coleta.

Por otro lado, el moreno restante simplemente se dedicó a observar a Jungkook fríamente, se trataba de un Nill bastante celoso, ya que sabía que aquel era el responsable de la interrupción de anoche, según las palabras de su sirviente personal.

-Chicos... - saludo Jimin al grupo con un tono que alertó a Jungkook.

El rizado observo a Heasol, quien parecía estar de todos los humores, menos contento, de la presencia del resto de las joyas.

-Permitanme presentarles a mi... - balbuceo Jimin sin saber que palabra usar.

-Soy Jeon Jungkook. - interrumpió Jungkook, presentándose sin miedo alguno.

Por la expresión de los recién llegados, Jungkook inmediatamente supo que lo reconocieron.

-... Mi hermanastro, si. - completo el rubio.

Ciertamente Jimin no deseaba que sus joyas supieran quien era Jungkook, por alguna razón, eso no le parecía buena idea...

-Chicos, es mi invitado, así que les pido que lo traten como tal. - por el incidente con Heasol, Jimin se vio en la obligación de dejar una amenaza de buen comportamiento desde el principio.

Sus joyas asintieron sin mucho interés, lo cual molestó al castaño, ellos le miraban como si no fuera una amenaza...

-Anyway, ¿Planea quedarse a cenar, amo? - preguntó Mokium, el chico de cabello plateado lucía muy contento por la presencia de su amo.

Jimin observo discretamente a Jungkook, tratando de leer en su expresión algún indicio de incomodidad con la idea de quedarse.

¿Pero que estaba haciendo? ¿En qué le afectaba si Jungkook estaba incómodo o no? Jungkook no tiene ningún tipo de poder sobre él.

-Me quedaré. - afirmó el líder, recibiendo inevitablemente una mirada alarmante por parte de su hermanastro. Intento no prestarle atención a ese sentimiento de culpa sinsentido.

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Ante la emocionante noticia de que el líder cenaría junto a sus joyas, todos en el lugar se pusieron manos a la obra: desempolvaron la mesa común, limpiaron a fondo el comedor ya que hace mucho tiempo no se le daba uso (las Joyas comían en sus aposentos, el comedor solo era usado cuando Jimin quería comer junto a sus joyas) y prepararon lo mejor que se podía conseguir en un lugar como ese; arroz frito acompañado de una sopa de verduras.

...¿Por qué tiene que estar él en la mesa? Se preguntaron todos los consortes, observando “disimuladamente” al hermanastro de su amo.

Jungkook tampoco se estaba divirtiendo. Sentado en esa mesa, al lado de ellos, que claramente no les agradaba, además de lucir como uno más de los concubinos de Jimin: estaba siendo una humillación.

Se vio el rostro en el reflejo de esa sopa, desánimo fue lo único que encontró.

Jugo con la cuchara en el plato de porcelana. Él sabía de un rumor extraño sobre una colección de “joyas” propiedad de Jimin, pero siempre pensó que era solo un rumor.

Sinceramente, seguir sentado en esa mesa le resultaba bastante pesado. Así que simplemente se levantó de la mesa y anuncio ir al baño.

Uno de los guardias le acompañó al lugar y este mismo se quedó custodiando la puerta.

Cuando se miró frente al espejo, frustrado golpeó débilmente el lavabo.

Suspiró, quería irse, realmente quería irse, pero no podía dejarlo solo con ellos. No tenía otra opción, si quería mantenerse cerca de Jimin, tenía que soportar un par de horas más a la par de esos hombres.

Era más que obvio que era una prueba, Jimin estaba poniendo al límite su resistencia.

Se sacudió la ropa y, con toda la decisión plasmada en su rostro, se dispuso a salir del baño.

Abrió la puerta y se sorprendió mucho al no encontrar al guardia que lo había escoltado.

-¿Hola? - preguntó al aire, ese lugar era tan grande que, sin la ayuda del guardia, no sabría cómo volver. - ¿Señor guardia?

Dió unos pasos hacia la inmensidad del pasillo, pero se detuvo repentinamente al escuchar una sesión de platos rompiéndose.

Escucho gritos alarmantes a la lejanía. Algo estaba sucediendo.

Su reacción fue involuntaria, siguió el escándalo he inevitablemente lo llevo hasta el comedor.

Los guardias se encontraban listos para disparar, protegiendo a Jimin, y en una de las esquinas del comedor se encontraban las joyas con sus sirvientes y un par de guardias rodeandoles.

La mirada de Jungkook no sabía dónde posicionarse, estaba descolocado y nervioso.

Hasta que por fin entendió que sucedía.

-¿P~papá? - pregunto, acercándose hacia Jimin y sus guardias.

Las armas de los chicos apuntaban directamente al señor Jeon, mientras la señora Park se encontraba frente a él, resguardandolo.

-No se atrevan a disparar, no somos intrusos. - señaló la señora Park, visiblemente ofendida.

Los guardias observaron a Jimin, esperando órdenes, a lo que el rubio rodó los ojos.

-¿A qué a venido, madre? - preguntó su hijo.

-A llevarte de vuelta a casa.

-Esta es mi casa. - respondió sin una pizca de duda el ojiazul.

-¡No! ¡Esta es la casa de tus putas! - grito la señora. - ¡Bajen sus armas, yo soy la señora Park, imbéciles!

-Te pido que no los llames así, ellos no son ninguna puta. - defendió Jimin, comenzando a molestarse.

-¡Dame eso! - la señora intento arrancarle de las manos un arma a uno de los chicos, a lo que esté se apartó y el resto de los guardias quitó el gatillo a sus armas. - ¿¡Que creen que hacen!?

-Lamento decirte, madre: que estos chicos no te siguen a tí, sino a mi. Les pido que se vayan.

-¿Permites que tú hijo te hablé así? ¿Dónde está tu autoridad como madre? Estos chicos no pueden dispararte, solo agarra a tu hijo y vámonos. - aconsejo el padre de Jungkook.

-¡Jimin, vámonos ya! ¡Es una orden! - grito exaltada la señora de labios excesivamente rojos.

En cuanto la señora dió un paso hacia su hijo, los guardias la bloquearon.

-¡Quitense, mocosos! - ordenó.

-¡Señora Park, controlese! - pidió uno de los chicos, empujándola con el hombro para impedirle el paso.

-¿Jungkook? - pregunto el señor Jeon en cuanto diviso a su propio hijo. - Hijo, ¿Que haces aquí?

-Seguí a mi Hyung porque estaba preocupado. - notifico el rizado, acercándose del todo a la izquierda de Jimin.

-¿Este Gangster te trajo aquí? ¡Ven aquí inmediatamente! - gritó el hombre.

-¡No! ¡No me trajo aquí! ¡Yo lo seguí! - intento aclarar el menor.

-Jimin, lo repetiré una sola vez más: ven aquí, ahora. - ordenó la señora, apuntando hacia el espacio en donde estaba parada.

-Y yo se lo advertiré una vez más: largo de mi casa. - gruñó Jimin.

-¡Eres un insolente... ! - gritó la señora Park, eufórica esquivo a los guardias y se avalanzó hacía su hijo, pero detuvo su avance en cuando escucho un disparo.

Se trataba de uno de los guardias, que en un intento de proteger al líder, disparó dirección al camino de la madre, bloqueandole el paso.

Todos observaron a aquel guardia, atónitos. Definitivamente nadie se esperaba, incluso Jimin, que los guardias abrirían fuego contra la madre del líder.

El resto de los guardias, al ver que aquel que disparó no fue reprendido por Jimin, apuntaron entre la distancia que separaba a Jimin de su madre.

Jungkook estaba muy tenso, si se abría fuego, todo se iba a ir a la mierda. Y se descolocó aún más al sentir la mano de Jimin tomar la suya discretamente.

Observo por encima del rabillo del ojo a su hermanastro, su respiración se encontraba agitada y su mano temblaba.

Fue entonces que el padre de Jungkook posó una mano sobre el hombro de la señora Park.

-Creo que es mejor que nos vayamos. Los chicos necesitan un respiro. - aconsejó el hombre.

La señora Park asintió y acaricio la mano del hombre, suspirando con alivio.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Jungkook cuando su padre le dedicó la mirada más tenebrosa que pudo dedicarle. No lo había visto tan enfurecido desde que era un niño.

Los adultos se fueron y fue entonces que los guardias bajaron sus armas.

-Por fin se acabó, ¿En qué diantres pensaba tu mamá para... ? - las palabras de Jungkook se detuvieron cuando, sin previo aviso, el cuerpo de Jimin colapsó y se desmayó. - ¿Hy~Hyung?

-¡Amo! - grito Heasol, quien intentó correr hacia el líder, pero los guardias le detuvieron.

-¡Líder Park! - se inclinó uno de los guardias, alarmado.

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