13 de agosto.

-Disculpa, ¿Dónde esta Jungkook? - preguntó Jimin, interceptado a una mucama en el pasillo que está frente a la habitación de Jungkook.

-El joven amo tuvo que asistir a una reunión en representación del amo. - respondió la mujer. - No me extrañaría que se ausente por un mes, el joven amo no participó y retrasó muchos eventos importantes últimamente...

Después de esa pequeña explicación, la mujer se fué, parecía que tenía prisa.

Jimin suspiró frustrado, se había levantado temprano esa mañana para poder pasar tiempo con Jungkook, pero cuando intentó entrar a la habitación de su hermanastro, no lo encontró dentro.

Quizás había estado involucrando a Jungkook demasiadas veces con Sangre Azul y demás... Pero, ¿Un mes no era mucho? ¿Ni siquiera podría hablar con él unos minutos?

Realmente estaba decepcionado, esperaba poder pasar tiempo con el castaño. Más aún porque no quería sumirse en la tristeza y la melancolía que siempre lo inundaba en estas fechas.

-Llamaré a Namjoon, él debe tener algo para mí. - pensó en voz alta mientras sacaba su celular y llamaba al número del moreno.

El pelirrojo no tardó en responder desde la otra línea.

¿A quien necesitas que desaparezca? Preguntó Namjoon seriamente ni bien contestó la llamada.

-¿Q~quien crees que soy? ¿Un gobernador? - cuestionó Jimin, sintiéndose ofendido por la forma tan natural en la que habló Namjoon, como si ya se lo hubiera pedido antes.

Nunca llamas primero. Pensé que era una urgencia. Explicó el pelirrojo. ¿Cuál es el motivo de tu llamada?

-Madre está en su luna de miel, Jungkook en una reunión y... - jugueteo con su ropa nerviosamente.

Y es trece... Cayó en cuenta Namjoon.

Jimin asintió sin poder decir palabra alguna, aunque sabía perfectamente que Nam no podía verle.

... ¿Sabes algo? Creo que hay una banda de ladrones en el sur de Goldenleonar. Se rumorea que son gente de Colmillo Dorado. ¿Quieres venir a exterminarlos? Sugirió Namjoon.

Su mejor amigo no necesitó preguntárselo una vez más, de forma rápida se vistió apropiadamente y pidió un taxi hacia Goldenleonar.

Al llegar a la hacienda, sus chicos lo recibieron con abrazos y lagrimas. Todos estaban muy preocupados por él desde que ocurrió el secuestro.

Jimin revolvió el cabello naranja de un chico que se había aferrado a su brazo, lucía a punto de llorar debido a la felicidad por verlo.

-¿Dónde están esos ladrones? - preguntó Jimin a Namjoon, quien recién estaba saliendo de la hacienda.

El moreno sonrió de lado, casi le daba gracia toda esta situación.

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Tres autos negros conducían a toda velocidad entre las estrechas calles del barrio, el segundo auto era aquel en el que Jimin se encontraba.

Cuando el primer auto se estacionó de golpe, los otros también lo hicieron, entonces salieron de los autos rápidamente, no podían dejar que escaparan.

Jimin recargó su arma mientras era guiado por Namjoon, quien se adentraba primero en el lugar para corroborar que no hubiera peligros. Dos chicos más rodearon la pequeña choza para cubrir posibles salidas.

El rubio observó al pelirrojo, y cuando esté asintió indicándole que era seguro irrumpir en la casa, Jimin pateó aquella puerta vieja.

-¡No intenten huir, hijos de perra! ¡Están rodeados! - gritó Jimin una vez que se adentró a la casa y apuntó su arma hacia los ladrones.

-¡M~mierda! - maldijo uno de los chicos, tomando de la mesa una navaja he intentando amenazar al grupo de gangsters.

Namjoon y el resto de chicos entró a la casa justo detrás de Jimin, apuntandoles a la cabeza a cada uno.

-¡No disparen, no disparen! - gritó un chico desde una habitación lejos de la sala.

Jimin reconoció aquella voz rápidamente.

Se trataba de Heasol, el rubio se colocó en medio del escándalo y alzó las manos en señal de inofensividad. Pero no observó preocupado hacía los chicos que les apuntan, observaba directamente a los ojos de quién fue su amo.

-Por favor, diles que no disparen... - le pidió el rubio a la víbora azul.

-¡Él no tiene porqué escuchar a un traidor! - gritó uno de los chicos de Jimin.

-Todo lo contrario, Hanju. - alzó la voz Nam mientras guardaba su arma. - De no ser por este idiota, jamás habríamos dado con la localidad del jefe durante su secuestro.

Mientras decía aquellas palabras, Namjoon se plantó delante de Gaixing y le miró fríamente, el rubio no le apartó la mirada.

-Odio admitirlo. Pero aunque nos traicionó en un principio, el imbécil fue de gran ayuda. - admitió el pelirrojo sin apartarle la mirada, viendo en los ojos de 'Heasol' todo menos hostilidad.

-¿Que hacen de este lado? - preguntó Jimin. - Colmillo dorado está literalmente en la otra punta de la ciudad.

-Con la muerte del amo... E~es decir, Dowun. - se corrigió a si mismo Gaixing, por años estuvo acostumbrado a llamarlo de esa forma, era normal que aún se equivocara. - Colmillo Dorado pasó a manos del ala del cuervo y...

-¡Antes de su muerte ordenó que matarán a nuestras familias! - sollozó un chico de cabello azul.

Ante ese grito, Jimin se dió a la tarea de analizar al grupo de chicos que había estado robando fruta del mercado en esa pequeña habitación.

La mayoría vestía con ropa reveladora y lujosa, con el mismo diseño que usaron 'Heasol' y 'Taehyung' el día que los encarcelaron. Jimin supuso que se trataban de los concubinos de Dowun. ¿Lo que más daba tristeza? La mayoría de los chicos no parecían ser mayores de edad.

-Bajen sus armas. - ordenó Jimin.

-¡Pe~pero, Jefe! ¡Podrían ser peligrosos! - recalcó un chico.

-No son una amenaza. Pueden bajar sus armas. - insistió Jimin tranquilamente.

Los chicos se vieron dudosos, pero finalmente bajaron sus armas. Entonces Jimin tuvo la libertad de acercarse a aquel chico que había gritado antes, parecía ser el más asustado; estaba sentado en el polvoriento piso, abrazando a un chico mucho más joven que él.

El ojiazul se agachó hasta estar a la misma altura que los chicos, al hacer eso, pudo notar que ambos estaban temblando.

-No les vamos a hacer daño. Incluso puedo darles alojamiento temporalmente. - informó Jimin, a lo que los chicos le miraron con esperanza. - Solo necesito que me digas una cosa: ¿Que fue eso que gritaste sobre tus familiares?

El chico dudó y vió a sus compañeros, estos asintieron rápidamente, pidiéndole que le respondiera. Estaban desesperados por encontrar alojamiento.

-É~el nos sobornaba diciendo que mataría a nuestras familias si no éramos sus concubinos... - respondió el chico, decirlo en voz alta lo afectaba de tal manera que incluso estaba al borde del llanto.

El chico con el que se abrazaba se apresuró a limpiarle la cara, tal como lo haría una madre preocupada.

Jimin asintió con un semblante empático. Para después levantarse y observar directamente al que fue su joya dorada.

En los ojos de 'Heasol' pudo notar una ausencia de brillo. Aquel chico había generalizado, por lo que Jimin suponía que haber estado bajo amenaza involucraba a todos los concubinos de Dowun, y eso incluía al rubio.

-¿Tae está aquí? - preguntó Jimin.

El rubio se sorprendió por la pregunta, pero finalmente asintió a la respuesta del gangster.

-Trasladen a todos estos chicos al templo de las joyas. Tratenlos bien. - ordenó Jimin, a lo que sus chicos se apresuraron a movilizar a los ladrones.

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-Amo, ¿Quienes son estos? - preguntó Nill al ver cómo la gente de Sangre Azul adentraba a chicos que lucian sucios.

Fue cuando el moreno hizo contacto visual con 'Heasol' y 'Tae' que su semblante cambio de confundido a furioso.

-¿Encontró a los traidores? ¿Quiere que los insultemos antes de que los mate? - preguntó Nill dando pasos hacia el rubio que era dirigido dentro del templo por otro chico.

-¡No, no! - respondió Jimin, empujando al moreno dentro del edificio. - ¿¡Por qué todo el mundo cree que soy esa clase de psicópata!?

Nill y Namjoon hicieron contacto visual, como diciéndose entre ellos "Porque lo eres" cómo respuesta a Jimin.

-Estan aquí porque no tienen a dónde ir. Son mis invitados, así que no quiero peleas, ¿Me escuchaste? - dió instrucciones Jimin.

-Pero...

-Heasol y TaeHyung hicieron lo que hicieron porque estaban bajo amenaza. ¿Que nadie te lo dijo? - frunció el ceño el rubio.

-No. Nadie me lo dijo porque el amo no se tomó el tiempo de decirmelo. - se cruzó de brazos el moreno, indignado.

Jimin suspiró.

-Perdona mi ausencia, y lamento tanto todo ese... Lío. - se disculpó el ojiazul, recargando su frente en el pecho de su concubino. - ¡Ha! Antes de que se me olvide. Aprovechando que estoy aquí, quiero hacer una reunión esta noche contigo y Mokium.

Y aunque no era explícito, el moreno sabía perfectamente el motivo de esa reunión. Asi que solo sonrió lo mejor que pudo fingir y le depositó un beso en la frente al rubio antes de irse.

Jimin quiso detener a Nill, sentía la necesidad de explicarle, pero decidió que sería mejor dejarlo solo, por el momento. Realmente se sentía muy mal por tener que romper lazos con él y Mokium.

-¡Jefe! - le llamó uno de los chicos buscando asesoría, a lo que Jimin encontró una perfecta excusa para no tener que pensar en esto.

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Para cuando terminó el día, Jimin regresó a la hacienda, cansado y tronandose el cuello entró a su oficina. Era de esperarse que, después de explicarles porque los estaba dejando ir, Mokium enloqueciera y comenzara a gritar.

-¿Día duro? - preguntó Namjoon, quien se encontraba esperándole en la oficina en medio de la oscuridad.

-¡Maldita sea, Namjoon! - saltó del susto el rubio. Se tomó rápidamente del pecho mientras daba un largo suspiro de alivio. - ¿Que haces en la oscuridad?

-Pensé que te vendría bien una bebida para terminar el día. - sonrió el pelirrojo mientras servía vino en dos copas.

La verdad es que Jimin jamás se negaría a beber alcohol, así que sin decir más, se sentó del otro lado del escritorio y dejó que Namjoon le sirviera.

Pasó la hora y todo en esa oficina eran risas y anécdotas antiguas que ambos habían vivido juntos. Cada vez que la copa de Jimin se vaciaba, Namjoon de apresuraba a rellenarla.

-¡Por eso eres mi mano derecha, tu siempre sabes cómo mejorar mi día! - se carcajeó Jimin, tambaleándose en la silla.

-No, soy tu mano derecha porque alguien es demasiado incompetente como líder. - bromeó Namjoon, a lo que su jefe se carcajeó fuertemente.

Cuando las risas incontrolables de Jimin se acabaron, rápidamente su sonrisa cayó y se formó una mueca de tristeza en el rostro del rubio. Entonces ahí, Namjoon supo que no había que darle más alcohol al ojiazul.

Jimin recargó sus brazos en la madera del escritorio y escondió su rostro entre ellos.

-... Lo extraño. - susurró Jimin, cerrando sus ojitos porque sentía una lágrima derramándose por su mejilla.

Namjoon rápidamente le acarició los cabellos dorados a su jefe.

-¿Sabes? Nunca lo llegué a conocer, pero si te pareces tanto a él, estoy seguro que habríamos sido buenos amigos... - confesó Namjoon mientras acariciaba la cabeza de Jimin, quien sonrió ante las palabras de Nam.

A partir de allí y como era costumbre, ambos guardaron silencio y dejaron correr los mismos.

13 de agosto, aniversario de la muerte de Dae-Hyun Park.

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