T r e s.

Ahora se que no debo cambiar para enamorar.

Que no necesito tener el cuerpo perfecto, las notas perfectas, la cara perfecta, la familia perfecta o los gustos perfectos.

Solo el alma sincera.

Trabajé mucho para dejar a la vieja yo atrás. Para sepultarla en mi pasado y que así jamás vuelva a mi.

Pero me equivoqué en algo.

Esa yo nunca me abandonó. Solo durmió hasta que su cazador (tu) la dejara libre.

Sé que no fue tu intención desaparecer a mi antiguo yo. Me refiero al espiritual. Ya que el físico yo lo escondí.

Pero lo hiciste. Indirectamente, cambié. Para no tener problemas, para no incomodar o para que no me vieran como la chica rara de antes.

Quedarme callada era la prioridad. Pasar desapercibida. 

No funcionó. Llegaste tu para sacar mi yo interior. Me hiciste creer que todo era posible y luego me hiciste olvidar quien era.

Uno de los chicos alfa del salón enamorado de la gordita graciosa.

Pensé que si tu te habías enamorado de mi, podría pasar todo.

Lo que no pensé, es que nada dura para siempre.

Nada.

Ni el amor.

Ni el cariño.

Ni la amistad.

Ahora creó que si existe la amistad para siempre. Tal vez la nuestra no fue de las verdaderas amistades.

Y por eso, cuando el amor se acabo, la amistad también.

Me arrepiento de mucho, pero de lo que mas me arrepiento es en haber creído en tu mantra.

"Todo es posible"

¿Se cumple? En mi caso, no se cumplió.

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