Capitulo 41: Mami.
El primer dia de clase transcurrió lento y aburrido, y al menos no tuvimos historia de la magia, ya que al tomar la carrera de auror no hacía falta cursar ya esa asignatura. Y, no, en realidad ni siquiera me había planteado lo de ser auror, ya que en realidad siempre me ha atraído más lo de ser sanadora. Pero, para poder acercarme más a los Merodeadores, decidí cursar su misma carrera, ya que, bueno, ni siquiera estaba en mi propia época.
Lo que estudiaría allí, no podría servirme del todo en mi presente.
Durante las clases que tuvimos ese día, pude observar a mis parientes en su verdadera personalidad, ya que después de la guerra todos cambiaron, y de los que murieron ya ni hablamos. Aunque no podía parar de pensar en como estarían Harry y Sirius, ya que ellos nos habían visto desaparecer. Ni siquiera me atrevía pensar que le habría hecho Sirius a Mundungus.
1997
Estaba anocheciendo.
Las calles estaban en silencio, y solo de vez en cuando un coche pasaba para romper la soledad del lugar.
Unos metros más allá, escondido entre los números 11 y 13, estaba el cuartel general de la orden del fénix, también conocido como el número 12 de Grimmauld Place.
En su interior no había muchas personas, y la mayoría de ellas estaban en el comedor, cenando.
Al rededor de la mesa había tres adolescentes, los cuales tenían todos ojeras, pero ninguno más que el azabache que estaba solo en la punta de la mesa, lo más alejado de la cocina posible.
En su regazo había un gato blanco.
Junto a los adolescentes había una pareja de adultos junto a un niño, el cual no se atrevía a preguntar por qué dos personas habían desaparecido sin ninguna explicación.
Echaba de menos a su nueva amiga.
En un intento de romper el silencio, la adolescente que estaba presente comentó algo sobre su amiga desaparecida, pero solo consiguió enfurecer al azabache, el cual dejó al gato en el suelo y salió de ahí dando un portazo.
El chico comenzó a subir las escaleras del lugar, cruzandose una vez con el elfo doméstico de la casa, el cual también echaba en falta poder obedecer a la hija de su amo favorito. Siguió subiendo, hasta que notó que había llegado al piso en donde estaba la habitación de la niña que había conquistado el corazón de su padrino.
Con cautela, se fue acercando a la puerta blanca que tenía grabado el nombre de la pequeña que consideraba su hermanita, y abrió la puerta.
No había ninguna luz encendida, y exceptuando el sonido de alguien respirar, todo estaba en silencio.
El chico encendió la luz, y, sentado en una esquina, estaba su padrino. Abrazaba un peluche que tenía forma de perro, el cual tenía un lacito atado al cuello.
Sirius Black había perdido el brillo en su mirada, y se sentía como si le hubieran condenado al "beso de dementor", es decir, sin alma. Estaba destrozado, y Harry sabía que su dolor superaba al suyo propio con creces.
Decidió dejarle solo, velando por su hija, la cual estaba junto a su novia en merlín sabe donde.
1977
Entré al aula de astronomía poco antes de medianoche, ya que había estado jugando con Sarah después de cenar y hacer mis deberes. Adler me hizo una seña y me senté junto a ella y Susanne.
- No pensaba habrías escogido esta optativa.
- ¿Por qué dices eso?
- Por que el conocimiento astronómico no hace falta para ser auror.- Adler me guiñó un ojo, y siguió montando su telescopio.
- ¿Tú qué carrera has escogido? ¿Susanne?
Mi "prima", no me hacía caso, ya que un Hufflepuff la estaba invitando a sentarse con el. Se disculpó, y fue a sentarse con su futuro marido.
- Ambas hemos escogido la carrera de Medimagia, pero nos gusta la astronomía... Mejor dicho, a mi me encanta.
- Y justamente tu novio se llama por una estrella.- asintió divertida.- ¿Por qué Medimagia?
- Me encantan los niños, y cuidar de ellos. ¿Qué mejor oficio que el de ser sanadora infantil? Siempre he querido ser madre, para mimar y cuidar a mis bebés.
- ¿Y qué opina Sirius sobre eso?
- Él lo sabe, pero no ha hecho un comentario al respecto desde que somos pareja. Y lo entiendo, ya que desde que entramos en Hogwarts afirmaba que era un alma libre, y que nunca se ataría a ninguna chica... Sufrí mucho unos años, pero al final hemos acabado bien.
Iba a añadir algo pero la profesora entró y dió comienzo a la clase.
(...)
Era por la tarde, y junto a Sarah iba a la cabaña de Hagrid para tomar el té. Habían pasado cuatro dias desde el primer dia de clase, y por fin era viernes. La semana había sido estresante, y sin contar el echo de que los Merodeadores parecían sospechar algo.
Sarah sí, pero yo no estaba preparada todavía para enfrentarme del todo a la realidad... Más aún cuando mi padre pensaba que yo había colaborado en la broma de las bombas fétidas.
En fin... Llegamos a la cabaña de guardabosques, y toqué tres veces la puerta, hasta que nos abrió con una sonrisa. Se estaba bien dentro, y no hacía calor ya que las ventanas estaban algo abiertas.
Nos hizo sitio para pasar, y nos sentamos al rededor de la mesa, en donde ya estaba listo para servir un té humeante, y unas pastas en forma de hipogrifos y unicornios.
- Las he comprado en Hogsmeade. Iba a hacer pastas yo mismo, pero a principio de curso no tengo tanto tiempo.
- No te preocupes, Hagrid. Seguro que no están tan buenas como tus galletas, pero les daremos una oportunidad.- el semigigante se sonrojó levemente, halagado por el comentario de mi prima.
Nos sirvió el té en nuestras grandes tazas, y tomamos un sobro complacidas.
- ¿Qué tal la primera semana de clase?
- Bastante estresante. Bastantes deberes. Bastante información... Casi demasiada para memorizar.
- Es lo que tiene la carrera de auror, y habiendo hecho la de sanadora, no sería mejor.
- ¿Tú que carrera querías hacer, Hagrid?
- Me habría gustado ser profesor de cuidado de criaturas mágicas. Tengo una debilidad por ellas... Mi gran sueño siempre ha sido tener un dragón, pero lamentablemente eso no es posible.
- Cuando era más pequeña, mami me leyó un libro en el que salían dragones. Luego papi me contó que eso había pasado de verdad, y que el chico del libro era mi primo Harry.
- ¿Quieres muchos a tus papás, verdad bichito?- Sarah asintió y se comió otra galleta sonriendo.
- Lo malo es que no puedo estar con ellos.
- Primero; No hables con la boca llena, Sarah.- la niña sonrió inocentemente.- Y segundo; Ya sabes que es solo por un tiempo.
- Te aseguro que cuando tu mamá se entere de que eres su hija, no va a parar de querer estar contigo. Ama a los niños.- Hagrid le sonrió tiernamente.- Y lo mismo para ti con tus padres, Olivia.
- Lo malo es que mi padre cree que conspiro contra el, y me odia sin siquiera conocerme. Todo por la broma de mi tio y sus amigos.
- ¿Cómo planeas acercarte a el? Según tengo entendido ya has hablado en varias ocasiones con tu madre.
- Y así es... No tengo ni idea. Lo cierto es que no entiendo como mi madre se fijó en el, o más bien se fijará. Parece no querer hablar con nadie en todo momento.
- Así es el chico Black.
Nuestra conversación era bastante dura a nivel emocional, y se vio interrumpida por unos sonidos en la ventana... Pero para explicar como estos llegaron ahí, hay que retroceder un poco.
Los Merodeadores se habían reunido en la sala común para celebrar que habían superado la primera semana de clases, y, como no, eso se merecía una buena broma.
Estaban en su habitación, y, para variar, Peter no se encontraba ahí, ya que estaba detrás de los profesores consultandoles las cosas que no entendía.
Adler estaba con ellos, y se encontraba sentada en el regazo de Sirius.
James le dirigió una mirada severa a su amigo, ya que todavía no aprobaba del todo la relación que tenía con su hermanita pequeña de otra madre.
- Lunático, haz el honor de desplegar el mapa.
El nombrado sacó dicho mapa del bolsillo, y se sentó en su cama.
- Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.
Ante el fueron apareciendo finas letras y dibujos de tinta, hasta formar lo que era conocido como: El mapa del Merodeador.
- ¿Quien es nuestro objetivo de hoy?- preguntó James, mientras se dejaba caer sobre su cama.
- No sé... Había unos Ravenclaws muy creídos en Transformaciones.
- Ese tal Davey Gudgeon le ha tirado los tejos a Lily esta mañana. Propongo que le hagamos una inocente bromita.
- Conozco muy bien a Davey...- susurró Sirius.
- ¿De qué?
- Por que salió conmigo un tiempo.- Adler sonrió coqueta.- Fue en quinto, y no era nada serio. Más que nada lo hice para ver si llamaba la atención de Sirius.
- Y lo consiguiste.- Sirius la agarró y la dejó sobre la cama y comenzó a hacerle cosquillas. Terminaron besandose, y James se tapó los ojos, "horrorizado".
- ¡Lunático no mires! ¡Hay exhibición y somos menores de edad!
- Ellos mismos son menores de edad, Cornamenta.- guardó silencio, ya que había visto algo en el mapa que llamó su atención.- No puede ser...
- ¿Que ocurre, Lobito?- al ver que el chico se había puesto algo pálido, la chica apartó a su novio y se fue junto a su amigo, acción que repitieron los otros dos chicos también.
- ¿El mapa no se estropea, cierto?
- Claro que no, Remus. Dinos ya que pasa.- Sirius se impacientaba, al igual que el azabache.
Tragando saliva, el oji-miel apartó la solapa de pergamino que cubría lo que era la cabaña de Hagrid, y le mostró a sus amigos lo que había visto.
- ¿Olivia Black? ¿Sarah Black? ¿Qué significa esto?
- No tengo ni idea.
- Esas chicas no son Blacks, ni siquiera estaban en el árbol familiar.
- Pues según esto, tienen tu mismo apellido, Canuto.
- Será mejor que vayamos a ver.
Los cuatro salieron por la puerta atropelladamente, y corrieron hacia el retrato, y salieron con aún más prisa de la sala común.
Cuando llegaron a los portones del colegio, tuvieron que ir más despacio ya que había profesores allí.
- ¿Tu tío Alphard no tiene hijas, cierto?
- No, Adler.
Y como ya estaban fuera siguieron corriendo, con algo más de cautela a medida que se aproximaban hacia la cabaña. Sirius le había arrebatado el mapa a Remus, y lo seguía mirando incrédulo.
- A partir de ahora somos como esos ningas muggles, ¿vale?
- Ninjas, James. Se llaman ninjas.
- ¿Pero a que me has entendido?
Remus bufó, y junto a los demás se fueron acercando sigilosamente hacia la ventana del salón, y como superaba su altura, Sirius obligó a sus amigos a arrodillarse para que el y Adler pudieran ver qué ocurría en el interior de la cabaña.
Ambas chicas, supuestamente "Black", estaban tomando el té junto a Hagrid mientras comían galletas.
- Te aseguro que cuando tu mamá se entere de que eres su hija, no va a parar de querer estar contigo. Ama a los niños... Y lo mismo para ti con tus padres, Olivia.
Sirius y Adler se miraron confusos.
- Lo malo es que mi padre cree que conspiro contra el, y me odia sin siquiera conocerme. Todo por la broma de mi tio y sus amigos.- la pelinegra parecía triste.
- ¿Cómo planeas acercarte a el? Según tengo entendido ya has hablado en varias ocasiones con tu madre.
Adler añadió a su mirada una chispa de curiosidad.
- Y así es... No tengo ni idea. Lo cierto es que no entiendo como mi madre se fijó en el, o más bien se fijará. Parece no querer hablar con nadie en todo momento.
- Así es el chico Black.
A causa de la impresión de lo que alcanzaba escuchar, James se movió y Sirius cayó al suelo, soltanto un pequeño alarido de dolor cuando su cabeza chocó contra el suelo.
- ¡Sirius!- Adler se bajó de la espalda de Remus y se agachó junto al animago.- Amor, ¿estás bien?
La cara de Sirius borró su expresión de dolor y en ella apareció una sonrisa brillante.
- Es la primera vez que me llamas amor.
La chica sonrió también y se besaron.
Cuando salimos a causa del ruido que habían hecho, seguían así, y recuerdo que James carraspeó, y ambos se separaron.
Al vernos se sorprendieron, y exigieron una explicación por lo que habían visto en el mapa, y no me quedó más remedio que darsela.
De todas formas ya lo habían descubierto, en parte al menos.
Lleguamos a la gárgola qur daba al despacho del director, y les pedí que esperaran abajo mientras mi prima y yo hablabamos primero con el director. No nos hizo falta la contraseña, ya que las escaleras aparecieron por si solas.
Seguramente ya nos esperaba, y sabía sobre esto merlín sabe como.
Las puertas del despacho ya estaban abiertas, y Albus nos esperaba en la entrada de este.
- Supongo que ya lo han descubierto.
- Sí... Bueno, no. Han descubierto que nuestro apellido es Black... Y opino que antes de contar más cuentos, les digamos la verdad directamente.
- Me parece bien... Ya es muy tarde para enmendar lo sucedido. ¿Quienes saben de esto?
- Sirius, Adler, James y Remus. Faltan mis padres y Lily Evans.
- ¿Por qué hace falta la señorita Evans?
- Ya que les cuento la verdad, también quiero contarles a los Potter lo que lamentablemente sucederá con ellos. Ya que estoy en el pasado, quiero aprovechar para poder evitar el futuro que nos espera, lleno de guerra y sufrimiento.
- Olivia... Recuerda que estás en tu propio pasado. Si algo sale mal, te juegas tu propia existencia, y sobre todo...
- ¡SON MIS PADRES!- exploté.- Tienen el derecho de saber que soy su hija, y yo misma tengo el derecho y la necesidad de conocerles ahora que puedo...
- Eso lo entiendo, pero...
- ¡Pero nada! Tanto Sarah como yo tenemos el derecho de hablar con ellos ahora que podemos, ¡sobre todo por el echo de que la mayoría muere!
Dumbledore asintió con la cabeza, y aun que sabía que quería decirme algo más, aprecié que lo dejara de lado, y que me ayudara.
(...)
Veinte minutos más tarde estabamos sentadas en la torre de astronomía; Sarah y yo sobre unas sillas que estabam en una pequeña tarima. Habían colocado ocho sillas más delante de donde estabamos nosotras, y en ellas estaban sentados nuestros parientes... Y Susanne.
El director y la subdirectora estaban en una esquina, para ver si todo iba bien.
- ¿Por qué tenemos que estar aquí?- mi piel se puso de gallina al escuchar por primera vez la voz de mi padre.
- Señor Black, cálmese.- Regulus bufó ante la advertencia de Mcgonagall.
- ¿Por donde comienzo?- susurré.
- Por el principio.- susurró Sarah de vuelta, con una sonrisa. Se acercó a mi oreja y añadió en un susurro.- Date prisa, quiero ir con mami.
Respiré profundamente, y me levanté, retorciendome un poco las manos.
- ¿Qué tal si vosotros me haceis las preguntas por turnos, y yo las respondo? Yo las contesto, y al final aclararé las dudas como en un debate.-Asintieron, y todos menos Susanne levantaron la mano.- Sirius.
- ¿Quienes sois realmente?
- Yo soy Olivia Black Fox, y ella es mi prima, Sarah Black Fox.
- ¿Teneis los mismos apellidos siendo primas?- asentí.
- James.
- ¿De donde veniis realmente?
- De Londres.- alzó una ceja, y suspiré.- Venimos de Londres... Pero del año 1997.
Se escuchó un "¿¡Qué!?" colectivo, y comenzaron a hacer las preguntas sin siquiera respetar sus turnos.
- ¡SILENCIO!- callaron.- ¡Por algo he dicho lo de hacerlo como un debate! ¡Esto ya es muy duro para nosotras, y ya nos faltaría que añadierais preguntas sin orden!
Quedaron en silencio, y Remus levantó la mano.
- ¿Por qué habeis viajado al pasado?
- Fue un accidente... Estabamos en la cocina del número 12 de Grimmauld Place, cuando me encontré a un ladrón. Tuvimos un duelo, y cuando nos lanzó la maldición asesina, conjuré un hechizo sobre el que había leído hace poco... Uno para viajar a otra dimensión. Pero obviamente lo hice mal, ya que ambas hemos acabado en el pasado de nuestra propia realidad.
Adler levantó la mano, y asentí para que hablara.
- ¿Quienes son vuestros verdaderos padres?- su mirada demostraba anhelo, y dudo que fuera por mi causa. Era por mi prima.
- Lo mejor será que cuente la historia directamente desde el principio....- me volví a sentar, y noté que Sarah alisaba la falda de su vestido color azul algo nerviosa.- Bien... Todo comienza el año que viene, cuando mis padres comienzen a salir. Lógicamente un Black y una Fox... Que yo sepa seguirá saliendo hasta el verano de 1979, ya que... Ya que mi padre muere ese año, poco después de que se entere junto a mi madre que vengo en camino.- contengo la respiración y lo suelto de golpe-: Mis padres son Regulus Black y Miranda Fox.
Las personas que tengo delante me miran boquiabiertos, y incrédulos.
- ¿Eres mi hija?
- Sí... Mamá.- las lagrimas que tenía retenidas desde que la vi por primera vez salen, y me contengo por muy poco de ir a abrazarla.
- ¿Como... Como muero?
Dejo de lado que Regulus haya captado más que muera dentro de poco que el que tenga delante a su futura hija, algo que pasa no tan a menudo.
- Por obligación te conviertes en mortífago, y al parecer cuandl descubriste que ibas a ser padre, querías que tu hijo o hija tuviera un buen padre... Asi que decidiste destruir un horrocrux de Voldemort, una parte de su alma... Robaste el horrocrux, pero los inferi te ahogaron, y ordenaste a Kreacher que se lo contara a mi madrs, y que le dijera que la amabas.
El menor de los Black me miraba con los ojos bien abiertos, y poco a poco fue asintiendo con la cabeza.
- Entonces... Eres... Mi... ¿Hija del futuro?
- No... Papá.- sonrío y lloro.- Vengo de la época de los dinosaurios.
Inconscientemente sonríe, y mira a su izquierda, donde está mi madre. Miro al fondo de la sala, y los profesores me animan a seguir.
- Bien... Al morir Regulus, mi madre... No se siente capaz de tenerme, asi que mi tía Adler busca y encuentra un conjuro que las llevaría a otra dimensión, una sin guerra. Se fueron, y Adler dejó a Sirius, cosa que les rompió el corazón a ambos.
- Yo... Yo nunca dejaría a Sirius...- Sirius la abrazó contra si, y parecía entender por qué lo haría. Pero en su mirada veía que le dolía.
- El conjuro que utilizan es el mismo que utilicé yo para venir aquí, solo que ellas si que consiguen viajar a otra dimensión; una en la que la magia aparentemente no existe, únicamente en los libros. Ese es el mundo en el que nací, y en el que posteriormente crecí... Cuando tenía un año de edad, Voldemort consiguió viajar a esa realidad, y mató a mi madre. Con su muerte formó un horrocrux... Mi tia me dejó en un horfanato muggle, ya que no podía cuidarme y quería tenerme al menos cerca...
Comenzé a llorar más fuerte, ya que el tener que contarles el futuro tan horrible que tendrían era una tarea sumamente difícil.
Respetaron mi necesidad de descargarme, y cuando terminé de llorar, seguí con mi relato:
- A los once años, una pareja de ancianos vinieron a mi horfanato, para llevarse a los niños que se ofrecieran volintarios. Yo entre ellos. Nos llevaron a lo que en su tiempo era un hotel de su propiedad, y cada uno tenía su propia habitación y su propia intimidad. Suficiente comida y higiene. La condición era ayudar cuando hubiera un accidente. Al principio no lo entendí, pero eso cambió a las pocas noches... Se referían a accidentes de trafico muggles, y unos jovenes medicos nos enseñaban.
Así fue mi vida hasta los quince, cuando una noche hubo un accidente...- abracé a Sarah por los hombros.- Ahí conocí a mi prima.
- ¿En un accidente?- preguntó horrorizada, Lily.
- Sí. Uno de tráfico. No tuvo heridas físicas... Pero vió morir a su madre... Adler Fox.
La nombrada se tapó la boca conteniendo una exlamación de sorpresa.
En ese momento Sarah se levantó, y corriendo fue hacia los brazos de su madre. De alguna forma inconsciente, Adler ya la esperaba con los brazos abiertos, y la apretó contra si dandole besos en la sien.
- Mami... Te he echado de menos, mami.
- ¿Cuantos... Cuantos años... tenía ella?
- Cinco años y medio.
Adler asintió y acomodó a Sarah en su regazo y la envolvió lo máximo que podía en sus brazos.
- ¿Quien es entonces su padre?
- Un muggle... Violó a Adler y de eso salió Sarah.
Ví como Sirius y los otros Merodeadores apretaban los puños, y las chicas se pusieron pálidas.
- ¿Entonces por qué se apellida Black?- Sirius parecía tenso, casi furioso. Pero aparte de eso se veía que le molestaba que esa hija no fuera suya... Ya cambiaría de opinion.
- La llevé conmigo al horfanato, y unos días después, cuando salimos a pasear al parque, le leí el quinto libro de la saga: Harry Potter.- James se enderezó.- Fue entonces cuando aparecimos en esta realidad... Bueno, la de nuestra epoca, y ahí empezó de nuevo todo. Conocimos a los miembros de la Orden del fénix, entre ellos: Albus, Minerva, Snape, Remus, Sirius, Tonks, y Ojoloco Moody.
Les explicamos de donde veníamos... Y después conocimos a la familia Weasley, a Hermione Granger (nacida de muggles), y a Harry Potter... Hijo de James Potter y Lily Evans.
El azabache se levantó y exclamó "¡SÍ!" y se agachó hacia Lily y la besó. Al principio Lily se negó, pero acabó cayendo en el beso.
Al separarse sonrieron.
- Más tarde, descubrí que Sarah había desarrollado sentimientos... "Familiares", por alguien, el cual más tarde se convertiría en su padre adoptivo, y del cual tendría un apellido... Sirius Black.
En ese momento Sarah le sonrió al animago y dijo "Hola, papi". El mayor de los hermanos Black sonrió y abrazó a Adler y a Sarah a la vez.
- Y... Creo que eso es todo.
- ¡Un momento!- James se levantó de nuevo, ya que estaba sentado otra vez.- Cuando has dicho que conocisteis a los miembros de la Orden, no nos has mencionado. ¿Por qué?
- Por que... Por que... Es complicado.- él y Lily alzaron una ceja, y me mordí el labio. Era como tener a Harry partido en dos delante: Por un lado sus ojos y por otro el resto.- Tiene que ver con Harry, y... La forma en que es conocido en el mundo mágico: El niño que vivió, y el elegido.
- ¿Vivió? ¿Elegido?
- Eso es por que... Cuando Harry tenía un año y medio, los Potter ( es decir, vosotros), se escondieron o esconderán, como querais verlo... Os escondereis en vustra casa del valle de Godric ya que hay una profecía que habla de Harry. El contenido de esa profecía, resumiendo, es que un niño nacido a finales de Julio será la causa de la derrota del señor oscuro, ya que el lo reconoce como a su igual, por que ambos son o serán mestizos.
En realidad querreis poner como guardián del encantamiento fidelio a Sirius, pero como idea de distracción, Canuto os convencerá para darle a Peter ese puesto... Tremendo error. La noche de Halloween de 1981 James y Lily Potter son asesinados por Voldemort, y Harry Potter sobrevive gracias a un hechizo protector hecho unicamente de amor, por parte de su madre. Lo único en lo que le afecta la maldición asesina, en una cicatriz en forma de rayo en la frente... Harry es llevado con los Dursley, y su padrino, Sirius Black, es condenado a cadena perpetua en la prisión de azkaban por aparentemente entregar a los Potter al enemigo, y matar personalmente a doce muggles y a un mago; Peter Pettigrew, el verdadero traidor. Sirius escapa de la prisión usando sus poderes de animago cuando Harry comienza su tercer año, aquí en Hogwarts, y a final de curso junto a Remus ( quien es profesor ese año de DCAO), le explican a el y a sus amigos la verdad, ya que Pettigrew usas sus poderes de animago para ser la mascota de los hijos de los Weasley.
- Iremos a buscar al señor Pettigrew, y hablaremos con el.- Albus y la subdirectora salieron por la puerta, dejandonos solos.
Susanne y Remus se levantaron y fueron junto a James y Lily a una esquina de la sala; seguramente ya planeaban como impedir su muerte.
Sirius se levantó y cogió a Sarah en brazos, abrazandola, y Adler también se levantó. Se fueron cerca de uno de los balcones, y comenzaron a hablar también.
Miré nerviosa a mis padres, los cuales seguían sentados sin decir nada. Hasta que mi madre se levantó y vino hacia mi y me abrazó. Le devolví el abrazó agradecida y feliz. Miré por encima de su hombro a mi padre, el cual al ver que lo miraba aparto su mirada de la mia.
Después de unos minutos mi madre se separó y se dio la vuelta, y le hizo una seña a mi padre para que se acercara. Con la cabeza gacha lo hizo y directamente me abrazó. Mi madre se acopló en el abrazo.
Y, aun que mis padres ni siquiera eran pareja, y realmente eran un año menores a mi... Por primera vez me sentí completa. Podía decir que había conocido a mis padres, y que ellos también me conocían a mi.
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