Capitulo 36: Tormenta de emociones.
Oliwiz. Quería avisaros de que voy a editar todos los capitulos publicados hasta ahora. Así no os sorprendeis si veis que publico casi toda la novela de nuevo.
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La vuelta al colegio, como de costumbre, era un gran palo para todos. Era divertido ver a los alumnos de quinto comenzar a estresarse, sin recordar del todo que hacía menos de un año nosotros tuvimos que enfrentarnos a lo mismo que ellos.
Los dias pasaron, y con ellos las semanas y los meses, y sin darnos cuenta ya estabamos cerca de fin de curso.
- ¡Olivia! ¡Eh! ¡Olivia!
Me giré, y entre la multitud de niños de primero divisé una cabellera rubia (casi blanca la verdad), que se dirigía hacia mi.
- ¿El gran Draco Malfoy llamando a una Gryffindor? Que honor.
- Ven.- me tomó del brazo y me llevó al septimo piso, y entramos en la sala de los menesteres.
- Draco, tengo transformaciones ahora, y tu también. Y por si no lo recuerdas Mcgonagall penaliza bastante la falta a sus clases o llegar tar...
- No tardaremos.
Me llevó abriendose paso entre las cientos de cosas apiladas hasta el techo, y cansada de esperar a que apartara un viejo escritorio bastante pesado unicamente con la fuerza de sus brazos, saqué mi varita de mi bota derecha y con un "wingardium leviosa" lo aparté en un segundo. Draco resopló, y cogiendome de la mano me llevó hasta donde estaba el armario evanescente.
- Está terminado...- murmuré.
- Si. Olivia, ¿qué hago ahora? Los demás mortífagos tienen planeado venir en dos semanas, y eso significa que tendremos que hacer lo que dijo Dumbledore y...
- ¡Cálmate!- levanté las manos para agarrarle de los hombros.- Draco, está todo planeado. En dos semanas Albus hará el hechizo, y yo le acompañaré al valle de Godric mientras que su clon barbudo irá con Harry a la cueva esa. Después en la torre todo fluirá de forma natural, y a Snape no se le informará hasta el año que viene, asi que no sospechará nada.
- Pero el...
- Nada. ¿Me oyes? Nada.- asintió, y se giró hacia el armario, mirandolo. En ese momento aproveché a tomarme la dosis que tocaba de "poción anti-visiones", que me había recetado Albus. La reunión que tuvimos fue casi igual de corta que la de Grimmauld Place, ya que solo me dió más frasquitos azules y me dijo cuando tomar su contenido. "Esto es secreto", dijo, "No se lo puedes contar a nadie que no sea Sirius". Tenía que tomar la poción dos veces al dia, sobre todo cuando me encontrara indispuesta.
Según Albus habían existido tres magos con mi mismo don; cada uno de ellos diferente. Y hasta que descubrieramos a quien me parecía más (y por lo tanto sabríamos como controlar el don), debería seguir tomando la poción para evitar las visiones en horarios de clase.
Claro que si me despertaba por la noche a el le daba igual... Pero si alguna vez me sentía suficientemente mal como para no ir a clases se me podría excusar.
Volviendo al presente, intenté abrir el frasquito pero el tapón estaba atascado, y cuando conseguí abrirlo este salió disparado y dió contra la cabeza del hurón.
- ¿Qué es eso?
- Eh... Yo...- opté por tragarme la poción antes de que dijera algo más al respecto, y salí corriendo hacia el pasillo. No había nadie, asi que con todas mis fuerzas eché a correr hacia abajo, y cuando llegué al piso del aula de transformaciones la puerta ya estaba cerrada. Lógico si llegas media hora tarde.
Bufé y comencé un dilema mental sobre si debía entrar o no. Era penultima hora en horario de tarde y a siguiente tendríamos encantamientos con Hufflepuff.
Decidí ir a pasear un rato por el jardin; ya que, bueno... ¿Quien quiere estar en un aula de transformaciones llena de Slytherins que abuchean a tu supuesto ex-novio? Mejor era que Harry lidiara solo, ya que si estabamos los dos iba a ser peor. De todas formas no estaba Draco, y eso ya bastaba con que no se mofaran.
Los jardines de Hogwarts estaban de un color verde reluciente, y algunas mariposas revoloteaban por el cesped. Hagrid no estaba en su cabaña, ya que seguramente les estaba dando clase a algunos alumnos de algun curso. No había nadie más aparte de mi, y a los pocos minutos noté el aburrimiento de la soledad en una mañana primaveral casi de verano. Fui hasta debajo de la torre de Gryffindor, y localizé la ventana de mi dormitorio. La abrí con la varita, y levité mi mochila hasta ella, y la eché de un golpe al interior. Cerré de nuevo la ventana, y suspiré; al menos no tenía el peso de los libros sobre los hombros.
Decidí dar vueltas sin rumbo, y de alguna forma llegué hasta el sauce boxeador. Nunca había estado en la casa de los gritos hasta el momento, y la emoción fue demasiada para contenerla.
Que le den a las clases, hoy me tomo el dia libre.
Con ese pensamiento (y el conjuro indicado), inmovilizé al arbol y me colé por la entrada al pasadizo. Estaba oscuro, asi que con mi varita iluminé la penumbra. Estaba realmente sucio, y en algunas partes de la pared se podían ver restos de sangre; seguramente de cuando Sirius mordió a Ron tres años atrás.
Después de un buen rato arrastrandome y caminando, llegué a la trampilla, y con la ayuda de mis algo débiles musculos la abrí. Todo seguía oscuro, y tropecé una cuantas veces cuando subía las escaleras. Llegué al dormirorio y estaba tal como me lo había imaginado: La gran cama con dosel, el sofá, el piano de cola, las cortinas... Eso y todo lo demás claramente destrozado a causa de las lunas llenas de hacía decadas.
Miré todo como si estuviera en un museo, y recreé la escena en mi mente tal como la recordaba: La llegada de Harry y Herms, cuando Sirius pretende matar a Pettigrew junto a Remus pero mi novio se lo impide... Todo hasta que siento un leve mareo; algo normal desde que tuve mi primera "visión".
Lo malo era que eso significaba que iba a tener una dentro de poco tiempo; unos minutos como mucho, y había dejado mis frasquitos con la poción en mi mochila. Comencé a sentir vertigo, y como opción más sensata (más bien la unica que se me ocurrió), fue llamar a mi elfo domestico.
- ¡KREACHER!
El elfo apareció a los dos segundos, y al ver como me tambaleaba fue hacia mi enseguida.
- Ama Olivia... ¿Qué puede hacer Kreacher para ayudarla?
- Llevame con mi tio... Por favor...
Debilmente me agarré de su mano y el se apareció conmigo al instante en lo que pude reconocer como la cocina de la madriguera. Vi que Sirius, Sarah, Molly y Arthur estaban merendando, y se alarmaron al verme con el elfo.
Los adultos se levantaron de inmediato al ver que me caía, y lo último que recuerdo de haber visto es a mi prima. En los pocos segundos que la observé noté que había crecido, y que tenía otro corte de pelo; pero en lo que más me fijé fue en su mirada. Una mirada de preocupación hacia mi al ver como me sumergía en otra realidad, en la que ni yo sabía que podía encontrarme.
"" Era una habitación. Un dormitorio. El dormitorio de las chicas de Gryffindor. Estaba a oscuras, a excepción de una pequeña parte de la estancia.
Iluminada por la frágil llama de una vela, una joven de cabello rubio oscuro leía bajo la debil luz. Sus ojos color miel resplandecían, y su leve toque verde se hacía más brillante a medida que se acercaba a la luz para ver mejor las letras de las paginas que ocupaban su atencion a tal hora de la madrugada. El resto de las camas estaban vacías, y los adornos de huevos de colores y conejos daban a entender que era por que estaban en las vacaciones de pascua.
El agradable silencio de la noche fue interrumpido por un sonoro y imprevisible trueno que rompió la armonía que sentía la chica. Dejó a un lado su libro, y corrió hasta la ventana que tenía abierta, ya que comenzaba a entrar el agua de la lluvia.
Los terrenos que se veían desde esa ventana del castillo quedaron empapados en cuestion de segundos, y la vela que irradiaba calidez se apagó con un leve soplo del viento que había conseguido colarse antes de que le fuera imposible.
La chica suspiró, y se acurrucó entre las mantas de su cama, intentando ignorar la tormenta que la atormentaba desde el exterior.
Odiaba las tormentas, y desde que tenía cinco años podía recordar a su padre cantandole canciones para que se calmara, mientras la abrazaba contra su pecho y le acariciaba el pelo. Como le echaba de menos... Y en algunos momentos odiaba que hubiesen llegado al acuerdo de que en sus años impares se quedaría en Hogwarts durante las vacaciones, para disfrutar también de la magia que aportaba el castillo en esas fechas tan especiales. Lo peor era que solo iba por su tercer año escolar, y no sabía como iba a superar los demás sin los brazos de su padre para protegerla de los truenos.
Un rayo iluminó la habitación vacía durante unos segundos, y las sombras la hicieron estremecerse. Agarró su varita que estaba en la mesilla, y susurró "Lumos". Observó el relicario que tenía colgado del cuello y lo abrió. Su padre y ella misma le sonreían desde la fotografía que albergaba, y la pequeña inscripción la hizo sentirse un poco más protegida... Pero la débil luz de su varita en comparación con la oscuridad le bastó para saber que eso no sería suficiente hasta la mañana siguiente, y si quería evitar llorar como una bebé, tenía que tragarse su orgullo y recurrir a su ultima opción.
Se levantó despacio y con cautela, y se puso sus pantuflas en forma de ositos.
Con varita en mano y animales en los pies fue hacia la puerta, y la abrió con sumo cuidado. El echo de que chirriara levemente no ayudaba, y eso la obligó a acelerar sus movimientos.
La puerta de su habitación provocó una corta pero fresca ráfaga de aire al cerrarse, la cual le recordó el por qué de su corta escapada nocturna. Algo más asustada, bajó corriendo las escaleras hacia la sala común, en donde las ultimas brasas de la chimenea expiraban su ultimo fulgor. Giró sobre si misma y subió por las escaleras que llevaban a las habitaciones de los chicos.
"Gracias, Godric", pensó; ya que gracias al fundador de su casa ella si podia subir esas escaleras, al contrario de los chicos, que no podían subir las suyas. Llegó hasta la habitación de su mismo curso, y se coló dentro ante el rugido de otro trueno.
La habitación estaba a oscuras, y aparte del alboroto en el exterior solo se podía escuchar una respiración aparte de la suya. Fue hasta la cama del chico en cuestión, y le envidió al ver que el si que podía dormir tranquilamente. Ese chico, con el que se peleaba desde hacía tres años pero que a la vez era su mejor amigo; estaba ahí, tumbado, y roncando. Su orgullo era muy grande, pero se lo tragó y dejó en la mesita de noche su varita. Zarandeó al chico hasta que consiguió despertarle un poco.
- ¿Black...?
- Joan... Tengo miedo...
- Dejame dormir, Black... Ya hablaremos mañana...
- Pero...- un estruendo del exterior la hizo saltar y pegar un pequeño gritito de puro miedo. Se acurrucó en el suelo con la cara contra sus rodillas mientras que el chico se levantaba y cerraba de golpe la ventana que se había abierto, cerrandola después con magia para que no volviera a pasar. Así también lo hizo con las otras, y cuando acabó se dispuso a volver a su cama, pero una figura encogida en el suelo le detuvo.
Rapidamente dejó la varita en la mesilla y se agachó junto a su mejor amiga, quien temblaba de miedo.
- Eh... Sarah... Ven.- la abrazó por los hombros, y la chica no tardó en abrazarle a el de vuelta.- No puedes dormir, ¿verdad?
- Mhm...
- ¿Quieres hablar sobre ello?
El chico ya sabía el por qué, pero sabía por experiencias anteriores que a veces era mejor soltarlo, aun que fuese algo repetitivo.
- ¿Puedo dormir hoy aquí? Por favor...
- Claro.
Se levantaron, y se tumbaron en su cama. El la abrazó protectoramente, procurando que su amiga no pudiera ver el temporal que sufrían.
- Echas de menos a tu padre, ¿verdad?
- Mucho. Seguro que el está ahora en su cama durmiendo comodamente mientras que yo soy incapaz de dormir. No es justo.- la chica hizo un puchero y Joan rió suavemente.
- No lo creo. Eres su hija, y seguro que de alguna forma nota cuando estás mal... Eso y que seguramente esté lloviendo por todo reino unido y se acuerde de ti. Ya sabes lo que ha dicho Trelawney: Lloverá por todo el país durante dos dias si plutón y júpiter siguen alineados!
No pudieron evitar reirse unos segundos, recordando esa clase.
- Echo de menos a mi madre...
- ¿A tu madre? ¿No murió cuando eras muy pequeña? Siempre dices que no te acuerdas...
- Lo cierto es que me acuerdo perfectamente de ella. No solo por las fotos en mi casa... Sino que también cuando hay tormentas. Murió en un accidente de coche; el mismo accidente en el que yo sobreviví. Cada vez que oigo un trueno la imagen del impacto llega a mi mente... Con cada rayo me acuerdo de los faros del coche opuesto... Con cada gota de agua que cae recuerdo lo mucho que lloré y sufrí aquella noche... Y lo mucho que sigo sufriendo todavía.
- Sarah... Yo... Lo siento, no quería que...
- No pasa nada. Va mejor soltar las cosas, ¿no?
- Si. Además que ahora me tienes a mi, y nunca te dejaré.
- ¿Promesa de merodeador?
- Promesa de merodeador.
Sus sonrisas se camuflaron en la oscuridad de la noche, y al fin, la chica de cabellos dorados (como le decían sus compañeras), pudo dormir.""
- Liv... Despierta, por favor... Liv...
Abrí los ojos, y me encontré cara a cara con unos ojos color miel observandome. Sus diminutas rayitas verdes en el iris brillaron al verme despierta, y su angelical rostro infantil incluyó una bella sonrisa.
- ¡Papi! ¡Ha despertado!
Escuché pasos, y a los pocos segundos mi tio me ayudó a levantarme.
- Sarah, ¿vas a por Molly? Está en la cocina. Dile que traiga un paño con agua, por favor.
A los diez segundos ambas ya estaban delante mia, y Molly colocaba un paño de cocina con agua fría sobre mi cara, para refrescarme.
- Arthur ha ido a avisar a Dumbledore. Vendrán enseguida, cariño. ¿Por qué no te has tomado la poción? Sabes que te ayuda a prevenir las visiones... ¿Donde estabas? ¿Por qué no estabas en clase?
- Yo...- opté por dejar que Sirius me abrazara, y hacerme la ausente; ya que si que lo estaba en cierta manera.
- Estaba en la casa de los gritos... Y me mareé. Mi mochila estaba en mi cuarto ya que Albus me había dicho que podía descansar un dia.- no era del todo mentira.- Y olvidé los frasquitos dentro de la mochila. Llamé al elfo, y le pedí que me trajera con Sirius... Y entonces...
- Ya está cariño... Descansa hasta que venga Dumbledore.- Molly acarició mi mejilla suavemente, y volvió a la cocina con la excusa de traerme algo para beber.
- ¿Estás mejor, Liv?
Asentí, y Sarah se acomodó junto a Sirius y a mi, y su padre la abrazó con su otro brazo.
No podía dejar de mirarla; estaba segura que la chica de la visión sería ella en unos años. Aun que eso sería imposible, ya que se suponía que solo podía ver otras realidades.
Arthur llegó acompañado de Albus a la media hora, ya que tenían que avisar a los profesores de mi estado, al igual que a mis amigos para que supieran donde estaba.
Al igual que la ultima vez, me preguntó qué había visto, y me sentí algo incómoda al contarlo.
- ¿Era Sarah? ¿Con un chico?- Sirius parecía celoso, y miraba a su hija de siete años incrédulo.
- Si... Se llamaba Joan y tenía los ojos marrones... Y tenía el pelo algo largo; castaño, y con rizos.
- ¡Conozco a ese niño!- Molly le miró mal por gritar, ya que Sarah se estaba durmiendo en sus brazos. Ya era casi de noche.- Perdón... Nos lo encontramos con su padre en el callejón Diagon aquella vez que fuimos a la jugueteria.
- Olivia.- Albus me tomó de la mano para llamar mi atención, y me miró ignorando la reprimenda de Molly hacia Sirius.- Durante la visión... ¿Pudiste sentir las emociones que tenía Sarah? Me refiero al miedo hacia la tormenta... Cómo se sentía protegida con ese chico...
- Creo que si.
- Entonces ya sabemos a que otro... Vidente, te pareces. Se te podría denominar como vidente de tipo tres. Este tipo se caracteriza por poder sentir las emociones de los seres que está observando, y, si sus poderes mágicos se lo permiten, puede viajar a esa realidad. También tienen la capacidad de ver no solo escenas de otras realidades, sino que también el futuro de sus seres queridos; solo de ellos.
- ¿Como viajar en el tiempo?
- Si.
- ¿Cuales son los otros tipos de videntes?
- Bueno... El tipo uno solo puede ver visiones cuando duerme, ya que su don no está desarrollado. Y el tipo dos puede tener visiones cuando está despierto. El tipo tres, es decir, tú, es el más especial de todos. Tendremos que cuidarte bien, Olivia.
Ya de noche, Albus se fue, y yo me quedaría por la noche ahí para descansar. El director me había traido un frasquito azul para que lo tomara antes de dormir, y así lo hice. Cenamos en la cocina mientras que Sarah se dormía.
- Dormirás en la habitación de Ginny, querida. Creo que te sentirás más a gusto que en la de Ron.
- Gracias, Molly.- hizo una seña con la mano como diciendo "No hace falta que me lo agradezcas", y terminamos de cenar.
Sirius llevó a Sarah a la habitación de los gemelos, que es donde se quedaban ambos cuando pasaban los dias ahí. Después, los cuatro que quedabamos nos fuimos al salón a pasar un poco el rato, ya que ninguno teníamos sueño.
A pesar de ser una noche cercana al verano, comenzó a hacer frio, y Molly encendió la chimenea. Me prestó para leer la recién comprada nueva edición de la revista "Corazón de Bruja", y a Sirius le dió "El quisquilloso". La señora de la casa tejía, y su marido se fue a dormir antes por que tendría que trabajar al dia siguiente.
Ya quedando solo nosotros tres, comenzó a chispotear al exterior, hasta que el sonido de las gotas de lluvia inundó nuestros oidos, mientras que algún trueno se incluía en la suave melodía del agua cayendo del cielo. Por el rabillo del ojo podía notar algún que otro rayo, pero nada consiguió desconcentrarme de mi lectura:
LA NOVIA DEL ELEGIDO.
Muchos de nuestros lectores que nos envían cartas reclaman más información sobre los posibles romances del joven mago Harry Potter. Pues gracias a nuestras fuentes en el colegio Hogwarts de magia y hechizería, hemos averiguado que nuestro "elegido", tiene nueva pareja. Después del fracaso con Hermione Granger (nacida de muggles, Gryffindor, y muy cercana a Potter), en cuarto año, Harry ha encontrado a su nueva confidente amorosa: La misteriosa Olivia Black.
Os preguntareis, ¿Y quien es ella?
Os informamos; La misteriosa joven empezó a estudiar hace dos años en el colegio, y se desconoce a cual fue anteriormente. Al igual que el chico Potter, está bajo la protección de los profesores de la institución, y pertenece a la casa de los valientes, Gryffindor.
Una encantadora suscriptora (alumna de Slytherin, Pansy Parkinson), afirma que ambos comenzaron a salir a finales de su quinto año, y que desde ahora es oficial para todo el colegio.
No temais, señoritas; La misma suscriptora afirma que desde que llegó la chica Black (probablemente emparentada con el ex-prófugo Sirius Black), le tenía echado el ojo a nuestro querido Harry por su fama.
¿Será amor verdadero, o solo una fuerte dosis de amortentia?
Dejé la revista a un lado, algo furiosa. Los de la orden estarían contentos, ya que todo el mundo pensaba que seguía de novia con Harry, cuando se suponía que no era así, pero que en realidad si era así. Demasiada confusión para meros cinco segundos.
Los truenos en el exterior se hicieron más seguidos, dando a entender que la tormenta primaveral estaba justo sobre nosotros.
Se escucharon unos leves pasitos en las escaleras, y a los pocos segundos apareció Sarah en el umbral de la puerta. Tenía sus ojitos rojos por haber llorado, y su pijamita con perritos estaba cubierto por una mantita rosa. Llevaba en la mano su peluche, y se restregaba los ojitos para amortiguar las lagrimas.
Al verla, Sirius dejó a un lado la revista y abrió sus brazos hacia la niña, y esta corrió hacia el mientras que otro trueno sonaba. La estrechó en sus brazos y la sentó en sus piernas, y le susurraba cosas bonitas y tranquilizantes al oido para calmarla.
Entre el repiqueteo de las gotas al caer, se escuchó la grave pero melodiosa voz de Sirius al cantarle a su hija, quien a los pocos minutos cayó en un profundo sueño. Sirius se levantó con Sarah aferrada a el, y se fue a dormir. Molly sonreía tiernamente, y al irse ellos se giró hacia mi.
- Al final ha resultado ser un buen padre, ¿No crees?- que esas palabras vinieran de Molly Weasley era todo un halago; al que no pude negarme.- Será mejor que vayamos a dormir ya también.
Se levantó, y mientras apagaba las luces le deseé las buenas noches y fui al cuarto de Ginny a dormir.
Y tenía algo claro: Si lo que había visto era una visión sobre el futuro de Sarah, significaba que al menos ella y Sirius sobrevivirían a la guerra que se nos tragaba. Al menos ellos estaban a salvo.
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¡¡¡¡¡¡CAPITULO MÁS LARGO DE MI VIDA!!!!!!
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❤️LaGrimmer_Black Dedicado a ☝🏻️, mi querida hermanita. Genial, ¿no? Ambas hijas de Atenea y Sirius Black, Reinas de Narnia y Gryffindors. Me he quedado como si hubiese visto a Medusa.
Se despide vuestro unicornio Black Fox.
Besosss y difuuuu
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