Capitulo 10: Andén 9 3/4

Me sentía bien conmigo misma después de mucho tiempo, y, horas más tarde, cuando los Weasley, junto a Harry y Hermione volvieron, los gemelos me dieron una increíble sorpresa. Pagada con parte del dinero que Harry les había dado anteriormente, me habían comprado...

-¡¡¡UNA SAETA DE FUEGO!!!- salté sobre ellos y los abracé con todas mis fuerzas.

- Ahora solo tienes que aprender a montarla.- ambos rieron, y me abrazaron de vuelta.

Mi primera escoba, wow... No me lo esperaba en absoluto. En fin, Molly me había comprado todo lo necesario, incluso las túnicas, ya que físicamente era como Hermione. Lo malo era que no podía pagarselo, literalmente, ya que al no saber quienes eran mis padres, no podía sacar dinero de ninguna cámara de Gringotts, y me negaba a aceptar el dinero que me ofrecía Sirius, de parte de los Black; ya que, era muy posible que hasta fuera pariente suyo, como los Weasley, los Potter, los Longbottom, los Malfoy, los Tonks... Podría seguir ennumerandolos, pero son demasiados. Y, de modo de agradecimiento por ayudarle anteriormente, Sirius me regaló un gatito blanco como la nieve, que encargó comprar a Hermione. Lo llamé Aslan, por sus ojos verdes como el de Narnia. En la última reunión de la orden antes del comienzo de curso, se aclaró que, daba igual en que casa quedase, tenía que pasar bastante tiempo con Harry, ya que como yo sabía, se querría distanciar.

Finalmente, llegó la mañana del día 1 de Septiembre. Estaba tan emocionada que ya hice la maleta con todas mis cosas la noche anterior, y me desperté dos horas antes de lo requerido, es decir, a las siete de la mañana.

Bajé a desayunar, y vi que Molly ya había colocado todos los platos necesarios la noche anterior para no perder tiempo. Supongo que se levantará pronto. En la mesa había unas tostadas, margarina y zumo.

Aunque parezca maleducado no esperar a los demás, comenzé a comer una porción de la comida. Comía ansiosa, nerviosa, y emocionada.

Escuché pasos, y seguidamente Harry se asomó por la puerta. Me miró y sonrió. Repito... ¿Por qué tenía que ser tan mono?

- Sientate.- le señalé una silla, y así lo hizo. Comenzó a desayunar, y al rededor nuestro se creó un silencio muy incómodo.

- ¿Estás emocionada?- alzé la cabeza, y lo descubrí mirandome.

- Bastante... Ya que, bueno; piensa que yo he leído sobre todo esto y... Siempre fue uno de mis mayores sueños formar parte de este mundo... Y voy y descubro que si.- reí levemente, y el también.

- Bueno, yo también me emocioné cuando fuí a Hogwarts por primera vez... ¿En que casa quieres quedar?

- No lo sé... Todas están bien.- vi que iba a hacer un comentario, pero no lo dejé.- Incluso Slytherin, Harry.

- Tendrás tus razones... Por cierto, ¿Sarah donde se va a quedar?

- Según he entendido, se quedará al cargo de Sirius. Se puso contenta cuando se enteró.- sonreí, por ella.- Creo que a Canuto le irá bien.

- ¿A que te refieres?

- Pues que no le irá mal tener que asumir la responsabilidad sobre alguien. Además, así no estará tan solo, y podrá distraerse cuidando de ella.

- ¿Distraerse de que?

- Harry, he de admitir algo; eres igual de curioso, o más, de lo que esperaba.- reímos, y seguimos comiendo.- Habrá... Sucesos durante este año, y, bueno, pues eso. Diría que... Todos necesitarían distraerse a partir de ahora... No me preguntes más, ¿si? Al menos no por ahora...- asintió, y seguimos comiendo.

- Sirius... Creo que... Siente algo más por la niña que... Confianza... ¿Sabes a que me refiero?

- ¿Te refieres a que tu padrino siente afecto por ella?- asintió.- Tipo... ¿A que afecto te refieres?

- No sé, siento que... Es algo diferente que... El afecto "común", diría que es... Algo más.

Pasó media hora, pero, claro, todavía era un poco pronto para que alguien más bajara. Pero, aún así, escuchamos pasos, y la señora Weasley apareció en la cocina.

- ¡Chicos! ¡Que madrugadores! ¡Estareis muy emocionados!- nos sonrió maternalmente, y sentí... Calidez, en mi pecho.

Le sonreímos de vuelta, y seguimos comiendo. Así pasó el rato, no hablabamos mucho... En fin. Subí a mi cuarto a darme una ducha, y después secarme mi melena negra, y cambiarme de ropa. Mi conjunto de ropa negro, junto a mi pelo, hacían relucir mis ojos cadi verdes.

Eran una mezcla rara, la verdad. Marrones, tirando a verde. Bastante parecidos a los de Sarah, aunque los mios eran algo más claros.

Acaricié a Aslan, y le dí unas galletas para gato que compró Hermione para mi. Bajé de nuevo, esta vez con mis cosas, ya que quedaba media hora para irnos, y tenía que despedirme.

Entré en la cocina, y vi a Remus, Tonks, Sirius y a Sarah desayunar. Reían, y me saludaron al entrar.

- Nosotros os acompañaremos hasta la estación.- Tonks se señaló a ella misma y a Remus.

- ¡Yo también quiero ir! ¡¿Puedo ir?! Porfaaa...

- No sé, Sarah. ¿Remus...?- la metamorfomaga miró al licántropo.

- Pues... ¿Sirius?- Remus miró al animago.

- Eh... Yo...- miró a la niña, quien ponía cara de cachorrito.

- Porfaa Sirius...- el hombre la observó por unos segundos más, y después asintió.- ¡Gracias!- abrazó a cada uno, y subió arriba a cambiarse de ropa. Tomé una fresa y me la metí en la boca.

- Sirius... Sé lo que estás pensando y... No puedo negarme, lo harás igualmente.- sonrió, y también subió arriba. Yo que sé para qué.

Llegó la hora de irnos, y, al final, resultó que me despidiría de Sarah en el andén (ya que era en realidad la única de la que tenía que despedirme en la casa), y salimos a la calle.

El animago le dió a Harry su espejo (bueno, una parte de el), y este lo guardó en su baúl.
Tendría que usarlo, y le obligaría a hacerlo.

Al salir, Sirius se transformó en perro, y comenzó a correr por la zona, ahuyentar palomas, y perseguir su propia cola. Reímos bastante, y seguidamente nos montamos en los coches que teníamos. Yo iba con Arthur, Harry, Sarah y Canuto.

El perro sacaba la cabeza por la ventana, y ladraba feliz. A los veinte minutos llegamos a la estación, y no podía estar más nerviosa. Adiviné las intenciones de Sirius, y le cubrí para que se pudiera llevar a Harry un momento para darle la foto de la Orden.
Junto a Moody y Tonks hacíamos guardia en la puerta, y los demás nos esperaban a una cierta distancia. Cuando salieron ( Sirius ya como Canuto), fuimos hasta el muro del andén 9 y 10. Fueron pasando uno a uno, hasta que llegó mi turno.

- Vamos, Olivia.- me animó Hermione, sonriendo.

- ¡Tu puedes!- miré a Ginny, y le sonreí. Tomé aire, y cogiendo carrerilla con el carrito, comenzé a correr contra el muro. Cerré los ojos, nerviosa.
Me esperaba sentir un golpe, como caería al suelo y mis cosas encima, haciendo el ridículo, pero no sentí nada de eso. Al abrir de nuevo los ojos, vi ante mi, a más gente, con baúles, lechuzas, y todo tipo de mascotas.

Junto a ellos, estaba el expreso de Hogwarts, en la estación 9 3/4. Sonreí enormemente, y fuí hasta los demás.

- ¿Como te sientes?

- Mejor que nunca.- le sonreí a Harry, y el de vuelta.- Esto es un sueño...

- Ya verás cuando lleguemos al castillo.

Quedaban solo unos minutos, y comenzé a despedirme de todos: Tonks, Remus, los señores Weasley... Etc. Me arrodillé delante de Sirius, quien me miraba fijamente.

- Cuida a la niña, ¿me has entendido?- ladró en modo de respuesta.- Te veré en navidad.- lo abracé, y el me lamió la mejilla. Fui hacía la niña, que estaba junto a Canuto.

- Nos vemos en navidad, peque.- la abracé, y ella a mi.

- Te echaré de menos, Liv. Yo también quiero ir.- puso cara de pena.

- Irás en unos años, ¿si?- asintió, y me volvió a abrazar.

Se oyó una bocina, y me apresuré a subir al tren. Desde una ventana (en la cual estaba asomada con Harry), moví mi mano en forma de despedida.

El tren arrancó, y Sirius corrió al lado de el, ladrando; hasta que dejamos atrás la estación, y el aire otoñal nos envolvió. Me puse a reir. Estaba de camino a Hogwarts.



Holiiii!! Solo una aclaración: Hay datos, y hechos aquí, mezclados. Digamos que, esta nove ( como las otras), no son una copia exacta de los libros o las peliculas. Son una mezcla, así como me gusta ;)

Besoss y difuu

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