(2)Capitulo 2: Violencia.
La suave y cálida luz del amanecer inundó la enfermería de Hogwarts, iluminando cada rincón que se encontrara a su paso. A través de los ventanales se podían ver a algunas lechuzas emprendiendo su vuelo matutino, y en el lago, al emblemático calamar gigante de la escuela en la superfície del agua.
Era una mañana tranquila.
La enfermera dormía en sus aposentos (y roncaba un poquito), y su despacho estaba en total silencio. La puerta de la enfermería se abrió levemente, quedando entreabierta. Poco a poco se fue abriendo más, hasta estar abierta casi al completo. Se cerró con un golpe suave y bajo una capa invisible aparecieron cuatro jovenes agachados. A causa de la estatura de los cuatro, no podían andar cómodamente sin que les vieran los tobillos, y se quejaron en silencio del incómodo camino desde la torre de Gryffindor hasta la enfermeria. No tardaron mucho en localizar a las personas que estaban buscando, y caminaron con sigilo hacia la cama en la que estaban. Dormían, para su sorpresa, abrazados. Ella con su cabeza en su pecho, y él rodeandola con sus brazos. Sus respiraciones eran tranquilas, y se les veía lo bien que se sentían en esa posición.
- No se cómo ha logrado siquiera que dejara que la toque, pero hay que admitir que ambos parecen estar mucho mejor.
- Y que lo digas... No he visto a Sirius tan pacífico desde... desde nunca.
- Solo cuando estaba con ella.- Miranda se acercó más a su hermana, y le tocó sutilmente la mejilla.- Deberíamos dejarles dormir más, al fin y al cabo ambos lo han pasado mal desde hace un tiempo.
Los demás asintieron, y de nuevo bajo la capa invisible salieron al pasillo directos hacia el gran comedor, seguramente a ver si ya estaba el desayuno. La enfermeria quedó en silencio de nuevo.
- ¿Crees que se han ido ya?- ambos entreabieron los ojos, y no vieron ni escucharon a nadie más que a ellos mismos.
- ¿Y si están bajo la capa?
- Lo dudo. Tu hermana no les habría dejado quedarse.- suspiraron más tranquilos, y ella alzó la cabeza para mirarle a los ojos.- ¿Hace cuanto que no dormimos así?
- Unos meses quizá. Y he de decir que lo echaba de menos... Sobre todo a ti.
- Lo mismo digo. Casi olvidaba lo sexy que te ves recién despierta.- Adler se ruborizó y Sirius rió un poco.- Y esto tengo que preguntarlo, por que lo cierto es que no entiendo que... Si me echabas de menos, ¿por qué no volviste? Inicialmente, ¿por qué te alejaste de mi?
Adler suspiró, y ocultó su cara entre el cuello y el hombro de Sirius. Minutos más tarde, se incorporó en la cama estirando la espalda.
- Es difícil de explicar.
- Tienes suerte de que yo entiendo tus explicaciones, da igual lo difíciles que sean.
- Eres muy cabezota, ¿Lo sabías, no?- le guiñó un ojo.- Bien... pero no se lo cuentes a Miranda, ni a los demás, ¿vale? Es algo que te confío a ti por... Bueno, por que relamente sé que puedo confiar en ti, y...
- ¿Y?
- Y por que yo de verdad... Te amo, y creo que eres lo suficientemente importante para mi como para que te cuente todo lo que me ha pasado desde que se ellas... se fueron.
Se quedaron callados unos segundos, hasta que el rompió el silencio:
- ¿Me amas?- se sorprendió por la pregunta.
- ¿Te sorprende que te lo diga?
- Un poco... ya sabes; no he tenido la infancia más feliz de todas.
- Yo tampoco. Mis padres son y eran ya por entonces tan puritanos como los tuyos.- sonrió y le besó la mejilla al chico. Volvieron a abrazarse, recostando así ella su cabeza sobre su hombro.
- Cierto, pero yo me refiero a que... que tu seguiste junto a Miranda después de quedar en Gryffindor. Ambas os fuisteis a vivir a casa de James, y hasta llamabais desde vuestro cuarto y tercer año "mamá" y "papá" a los señores Potter. Vuestra infancia y adolescencia fue casi del todo feliz al completo, y yo después de quedar en Gryffindor me tuve que quedar en la misma maldita casa con los mismos malditos progenitores y el mismo maldito elfo doméstico amargado. Ni siquiera me quedó como consuelo tener cerca a Reg: Quedó en Slytherin al siguiente año, y desde entonces ya no intercambiamos más de quinientas palabras.
- ¿Desde entonces hasta ahora?¿Las has contado?
- Sí, y es una cifra aproximada. Quinientas palabras en casi siete años. Mis padres nunca me han querido... Bueno, mi madre quizá un poco, pero esa vieja arpía dejó de mostrarme su afecto desde que tenía tres años. Mi padre... Ni siquiera lo conozco bien. Solo se le ve en las comidas y cenas, cuando hay una fiesta, o una celebración de su gusto. ¿Recuerdas cuando teníamos ocho años, y tus padres te obligaron a ti y a tu hermana a venir a una fiesta de navidad en Grimmauld Place?- ella asintió.- La fiesta fue un verdadero asco: Casi todos los invitados eran los que se convertirían en mortífagos, todos de sangre pura... y entre todos estabas tú: Recuerdo que llevabas un vestidito azul tinta, y el pelo un poco rizado. Parecías un verdadero ángel. No pude dejar de mirarte en toda la fiesta... Claro que viniste otras veces acompañando a tu madre a tomar el té con Walburga, mientras que yo espiaba todo desde la puerta... Cuando llegamos a Hogwarts para nuestro primer año te reconocí al instante. Eras como mi medicina; me reconfortaste. Justo ese día había peleado con mis carceleros ... lo cierto es que fue la última vez que hablé con Orión, ya que lamentablemente con la arpía sí que he hablado más veces desde entonces: Discutimos sobre en qué casa quedaría. Lógicamente querían y ansiaban que quedara dn Slytherin. Mejor dicho: Practicamente me obligaban. Y la rebeldía que ya llevaba a rastras a los once años me obligó a abrir la boca y decirles a la cara que no pensaba pertenecer a su estúpida casa de reptiles plateados. Me lleve un buen zape, pero valió la pena.
- Te ví en la estación aquel día. Estabas decaído, y no parecías para nada rebelde, así como tú dices.
- Eso es a lo que voy. Como ya he dicho, me llevé un zape, pero lo que realmente dolió fue lo que me dijeron en la estación antes de irme.- tomó aire y lo soltó lentamente.- Por muy rebelde y problemático que fuera, al fin y al cabo era un niño de casi once años que, como cualquier otro, puede tener miedo a algo y necesita el refugio de sus padres. Desde ese día supe que ya no volvería a tener ni la pequeña parte de refugio que me quedaba. Antes de irme en el tren me dijeron algo que me marcó: Que si quedaba en Gryffindor no me aceptarían más como hijo, y que bajo ningún concepto creyese que me tendrían un mínimo porcentaje de afecto. De por si nunca me habían dicho que me querían, y por supuesto no hubo ningun mínimo aprecio desde mi selección. Y... nadie, nunca nadie me ha dicho realmente que me amaba.
- No es cierto. Te he dicho más de una vez que te quiero.
- Querer es diferente a amar. Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino solamente qur vas a estar ahí acompañandome. Amar es darme un lugar en tu corazón para quedarme como pareja y saber que en el mío hay un lugar para ti. Amar no agota el amor, lo contrario, lo aumenta. Y la manera de devolverte tanto amor es amandote más y darte un sitio privilegiado en mi corazón, simplemente por amarme a mi, una persona que no merece ni la mitad del amor que recibe. Siento muchísimo no haberte mostrado antes mis sentimientos hacia ti, que hayas sufrido por ello... desde que éramos niños estuve enamorado de ti, y he sido un estúpido al ocultartelo.
- No digas eso.- susurró ella, con lágrimas en los ojos. Era su primera declaración de amor, y realmente no se la esperaba. Había sido una estúpida alejandolo de ella, pensando solo en ella misma, y ni siquiera un poco en él; su amado Sirius Black.- Perdoname.- se incorporó de nuevo quedando frente a él.- Perdoname por alejarte, y excluirte, y por todas las cosas horribles que te he hecho.
- No has hecho nada horrible.- la tomó en sus brazos y ambos soltaron lágrimas contenidas.
El sol ya era visible al completo cuando se separaron, y sin tener que pronunciar ninguna otra palabra, ambos juntaron sus labios en un beso con el que demostraban al otro cuanto se amaban.
- Te lo explicaré todo; absolutamente todo lo que me ha pasado.
(...)
Cuando entró en el gran comedor no se sorprendió al ver allí a sus compañeros desayunando, causando bastante alboroto. Las chicas estaban sentadas una en frente de la otra hablando tranquilamente, mientras que ignoraban a los dos chicos presentes, los cuales discutían alzando la voz sobre que equipo de Quidditch era mejor. El joven Black bufó y se dirigió a la silla en la que estaba asignado, a su pesar al lado de la chica que habría sido la madre de su hija. "Esta mañana está radiante", pensó, "preciosa, como siempre". Notó que la conversación de las chicas resultó menos animada ante su llegada, pero no le importó. Lamentablemente, a los chicos no les importaba, y siguieron con su discusión.
- ¡Los Appleby Arrows son mejores que las Avispas de Wimbourne, James!
- ¡No digas tonterías, Lunático! Sabes que son mejores y... ¡Sirius me apoyaría!
- Que yo sepa Sirius es seguidor de los Appleby.
- ¡No es cierto!
- Sí, sí que lo es.- todos se giraron sorprendidos hacia Regulus, mientras este se metía una cucharada de cereales en la boca. Tragó su contenido incómodamente, arrepintiéndose de haber interrumpido en la discusión.- Es decir... desde que somos niños ha sido seguidor de los Appleby. Dudo que haya cambiado de preferencia, y menos por, bueno, las Avispas de Wimbourne. Todos saben que son rivales desde hace siglos.
Un silencio incomodo invadió el gran comedor, únicamente roto por sus respiraciones.
- Parece ser, Regulus, que no estás tan desentendido en Quidditch como creíamos.- Miranda le pasó un brazo por los hombros, y sintió un nudo en el estomago. En momentos así se notaba la influencia que había sufrido la chica al vivir durante años con James.- El pequeño Reg resulta tener conocimientos secretos.
- ¿Y de qué equipo eres tú, pequeño Reg?- James apoyó las manos sobre la mesa en forma de puño, y se agachó frente a su cara, quedando frente con frente.
- Las Avispas de Wimbourne no están mal, pero personalmente prefiero Puddlemere United.- se levantó y el chico Potter se incorporó también.- ¿Algún problema con ello?
- Siguen siendo mejores que los Appleby.- alzó su mano derecha y Regulus estrechó su mano con la suya.- ¡Merlín! Tenemos que hacer recapacitar a tu hermano. ¡Ha sido mi mejor amigo durante siete años y no sabía que era mi rival natural!
- Estoy de acuerdo.
Y entonces, como si fuera a causa de la magia que les rodeaba, James Potter le sonrió a Regulus Black, lo cual (a pesar de su notable y comprensiva sorpresa), fue recibido de forma positiva por el joven. Le devolvió la sonrisa, y los demás presentes se miraron entre si, lógicamente también sorprendidos.
- ¿Soy yo o... acabáis de sonreírle a la persona a la que acabáis de estrechar la mano?
- Ten más tacto, Miranda. No te he educado así.- la pelinegra le sacó la lengua a Lily, y esta hizo una mueca divertida.
- ¿Qué te esperas de ella? Ha pasado los años cruciales de su vida junto a James. Es imposible que tenga tacto.- Remus se llevó una colleja (por partida doble), pero sonrió igualmente.
- Cambiando de tema.- Lily apartó de delante suya su plato.- ¿No deberíamos ir a ver a los otros dos?
- ¿Sirius sigue junto a Adler?
- Se ha pasado la noche junto a ella. Madame Pomfrey le dijo que hoy por la mañana se iría al Callejón Diagón a comprar unos ingredientes para pociones que necesitaba, y que se quedara con ella hasta que volviese... y dijo que puede que tardase en volver hasta por la noche.- la pelinegra suspiró.
- Son las nueve pasadas... Así que tenemos tres horas para interrogarles hasta que vuelva.
- ¿Entonces que hacemos todavía aquí?
(...)
- ¡Por favor, no!
- ¡¿Cómo habéis podido?!
- ¡Al menos tened la consideración de poneros la ropa!
La enfermería estaba totalmente alborotada. Saliendo rápidamente por la puerta estaban los jóvenes que minutos atrás se encontraban en el gran comedor. Aseguraban estar indignados, asqueados, y horrorizados. Las otras dos personas presentes, chico y chica, con la mitad de la ropa sin poner, se sonrojaban al más no poder mientras recogían sus respectivas prendas del suelo y se las ponían.
- Te dije que era demasiado arriesgado... hacerlo aquí.- susurró mientras se ponía su blusa.
- Ni siquiera estábamos todavía en ello. Sólo nos besábamos.
- Y quitando la ropa interior y tu pantalón, no llevábamos nada más puesto.
- ¿Y qué quieres que le haga? Hace casi dos meses que no...
- ¡No sigas! Ya habrá un momento más oportuno, privado y... romántico.- un rubor más intenso se hizo propiedad de sus mejillas, y Sirius se acercó a su novia para darle un beso que les robó la respiración a ambos. Adler echó sus brazos al rededor del cuello del chico, él la agarró de la cintura, posteriormente de los muslos, y ella se colgó de él enrollando sus piernas alrededor de su cintura. Seguramente, la cosa habría seguido a más, pero ya hartándose de esperar los demás entraron en la enfermería, causando que se separaran de nuevo.
- ¡Venga ya! ¿Es que no podeis estar sin arrumacos ni siquiera unos minutos? ¡Vale que hace meses que no lo haceis, pero eso no me es excusa!- Lily le dió un zape por gritar. Se llevó la mano a la coronilla adolorido.
- Eso sobraba, Lils. No me vas a decir que te ha gustado encontrartelos ahí manoseandose y ¡AH! ¡MIRANDA!
- James, creo que mejor te callas, ¿verdad? Te va a salir un chichón si sigues así.
- Tú no tienes criterio ahora mismo para darme una reprimenda, Adler. Espera... ¿Qué tienes ahí?- se acercó rápidamente a ella, y antes de que nadie pudiera hacer nada le apartó el pelo del cuello, dejando ver una especie de moretón de color rojo.- No... No me... Canuto.- miró a su amigo.- Sería mejor que empezaras a correr, ¿no crees?
Sirius miró asustado a su amigo, mientras retrocedía lentamente. James comenzó a perseguirle y llegaron a salir corriendo por el pasillo. Remus se acercó a su amiga, y al igual que había hecho James, le apartó algunos de sus mechones rubios del cuello, dejando ver de nuevo el chupetón.
- Parece que Sirius ha estado trabajando en tu cuello, ¿verdad?- Adler se puso roja.- Regulus, me parece que tu hermano ha firmado con esto su sentencia de muerte. Será mejor que vayamos a ver que tal van, ¿no creeis?
Adler salió corriendo y las chicas tras ella. Cuando Remus y Regulus las alcanzaron, la rubia se había mareado y se apoyaba en uno de los hombros de Lily, mientras que Miranda le palpaba la cara.
- ¿Qué le ocurre?
- Me he mareado un poco, eso es todo... Miranda, puedes dejar de tocarme así la cara, estoy bien y además.- agarró las muñecas de su hermana, con algo de fuerza.- Molesta.
- Lo siento... Solo me preocupaba por ti y... Adler, suéltame las muñecas, por favor.- contuvo un alarido, y inmediatamente su hermana la soltó. La zona por la cual la tenía agarrada estaba roja.
- Miranda yo no quería...
- No pasa nada.- sus palabras no justificaban sus actos, ya que cuando volvieron a emprender la búsqueda de los otros dos chicos, la pelinegra se rezagó un poco. Dejó que su hermana caminara junto a Lily y Remus, mientras que ella caminaba más atrás junto a Regulus. Se toqueteaba las muñecas intentando que el dolor pasara, pero no funcionó mucho. En un momento dado Regulus entrelazó su mano con la suya propia, y le miró sorprendido.
- ¿Por qué has hecho eso?
- Dicen que el contacto físico puede disminuir el dolor... Creo.- le sonrió divertido.
No separaron sus manos hasta llegar a donde se habían parado los demás, es decir, en el pasillo del séptimo piso, justo en frente del tapiz que llevaba a la sala de los menesteres. Alcanzaron a ver cómo Adler se tiraba contra James y comenzaba a pegarle, mientras que los demás intentaban separarlos. Sirius agarró a Adler y logró levantarla del suelo, y James se llevó la mano a la nariz. Estaba sangrando.
- ¡¿A ti qué coño te pasa?!- exclamó mientras se levantaba. Tenía la nariz rota. Lily se acercó a él y se la volvió a colocar bien con un conjuro, y le limpió el rastro de sangre ligeramente con los dedos.- Adler... ¿Qué cojones te pasa? ¡Eres violenta!
La cara de Adler denotaba un gran sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento, y en cuanto Sirius la abrazó se echó a llorar en su hombro. Miranda se acercó a ella, pero en cuanto la tocó dió un gran paso en la dirección contraria, arrastrando a Canuto con ella.
- No quiero hacerte daño.- sus ojos estaban llenos de lágrimas, y Sirius le secó suavemente las mejillas mojadas con la manga de su jersey.
- Lo mejor será avisar a Dumbledore. Este no es tu comportamiento habitual, Adler.- Remus intentó acercarse un poco a ella, pero la chica volvió a retroceder.
- Amor... Vamos tú y yo a hablar con Dumbledore, ¿vale? Sólo tú y yo.
- ¿Y si te hago daño?
- Has dejado que te abrazara. Y me has arrastrado contigo cuando otros se te acercaban; y diría que parece que soy la única persona que se te puede acercar.
- Adler, ves con Sirius. Nosotros os esperaremos en el gran comedor.- Lily le sonrió de forma cariñosa, y la rubia intentó devolverle la sonrisa.
- Siento haberos hecho daño, de verdad.
- Tranquila, Ad. Solo ha dolido un poco.- James juntó su mano con la de Lily, y se fueron junto a Miranda, Regulus y Remus.
- ¿Vamos?- se separó un poco del abrazo, pero Adler lo detuvo.
- No.- apretó su agarre, pero paró cuando Sirius colocó sus manos sobre sus hombros.- Sirius...
- Todo va a estar bien.- bajó un poco la cabeza y besó sus labios dulcemente.- Supongo que debo sentirme alagado al ser el único al que no le haces nada.
- No tiene gracia.
- Para nada... Por cierto, ¿cómo vamos al despacho del director si no me dejas soltarte?
- Pues llévame en brazos.- le sonrió coquetamente, y seguidamente Sirius (mientras reía), la cogió en brazos al estilo nupcial.
- Algún día, si nos casamos.
- Algún día si nos casamos... ¿qué?
- Volveré a llevarte así en brazos, pero no será a un despacho, sino a una cama.
- ¡Sirius!- le dió un golpe en el pecho, y el chico se comenzó a reir.- ¡No digas bobadas!
- Lo que digas, nena. Ya hablaremos cuando pase.
(...)
1998
- ¡Llevad a los chicos al sotano! Yo me quedaré con la chica, y tendremos una charla ¡De mujer a mujer!
La horripilante risa de Bellatrix Lestrange resonó en la habitación mientras que la misma agarraba a la joven Hermione Granger del brazo y comenzaba a torturarla. Sus gritos se hicieron presentes y llegaron hasta el sótano, en donde dos chicos, Harry Potter y Ron Weasley sufrían escalofríos al escuchar los gritos de su amiga.
- Harry... tenemos que ayudarla, Harry.
- Ese maldito colagusano...
- ¿Harry?- de entre las sombras apareció una chica de cabello rubio, seguida de un anciano.- ¿Eres tú?
- ¿Luna?
Se volvieron a escuchar gritos, y detrás de Luna apareció un duende; un duende al que todos conocían: Griphook. Antes de que pudieran decir otra cosa, Colagusano volvió a bajar al sótano y se llevó al duende, no sin antes lanzarle una mirada de desprecio al joven Potter. Los gritos de Hermione se volvieron a escuchar, pero esta vez se escucharon otros gritos más junto a los de la joven; unos gritos que les dió pavor a todos.
Los gritos de una niña.
Frente a todos aparecieron unas figuras: Una de ellas era un elfo, y las otras dos eran un hombre y una chica.
Los gritos de la niña volvieron a escucharse, y esta vez llamaban a una persona para que fuera a ayudarla. Se oía perfectamente cómo lloraba, mientras que los gritos de Bellatrix se volvían a hacer presentes. El hombre que que recién había aparecido corrió hasta la puerta del sótano y agarró los barrotes con fuerza mientras intentaba abrirla como fuera posible. Un solo grito salió de su boca; un solo nombre.
- ¡SARAH!
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Ya he visto Animales fantásticos y dónde encontrarlos y ha sido... Solo diré que he llorado de felicidad, y no exagero.
¿Algún fan de Teen Wolf por aquí?
Déjame decirte que vas a llorar con el primer capitulo de la sexta temporada *por que yo he llorado*
Bueno... Sé que últimamente tardo mucho en publicar, pero bueno... También tengo una vida :> Y lamentablemente es complicada, jeje.
Espero que os guste de todas formas.
Besossss y difuuuuu
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