Carta 45
Querido Diario:
Después de la montaña rusa de emociones que resultó ser la semana decidí afrontar todo lo que me mortifica llendo a terapia.
Esperaba que al hablar con la doctora Catherine me ayudará a aclarar mis ideas y despejar mi mente.
- ¿Cómo te has sentido últimamente Kim? Me preguntó al iniciar nuestra sesión.
- En su mayoría me he sentido bien pero en las últimas semanas han pasado muchas cosas que me agobian.
Creo que lo mejor fue cambiar mi cita para el día de hoy.
- Entiendo, aunque puedes escribirme o visitarme si necesitas hacerlo. Mi puerta siempre está abierta para ti querida.
- Se lo agradezco pero no quisiera ser una molestia .
- Para nada, mis pacientes son prioritarios.
Solo asentí la cabeza, era el momento ideal para expresarme pero en su lugar me quedé callada.
La incomodidad del silencio era abrumadora, el único sonido que resonaba en la habitación era el rebote de una pluma entre los dedos de mi terapeuta que me esperaba pacientemente.
Se aclaró la garganta antes de hablar.
- ¿Sobre qué quieres que hablemos? Algo en especial me sugirió.
- No sé por dónde empezar.
- De acuerdo. Permaneció en silencio unos segundos. - Elegiste esa fecha porque volver a clases te genera un poco de ansiedad, empecemos por ahí. Me sugirió marcando el rumbo de la sesión.
- Bueno, miré esta semana en particular ha sido muy interesante y contrario a lo que esperaba. Claro con altas y bajas.
- ¿Cómo cuáles?
- Recuerda que le solía mencionar sobre un trío de chicas a las que apode "las clasistas".
Bueno he vuelto a encontrarlas en la clase de sociología y no puedo evitar sentir molestia al compartir clases con ellas.
- Es totalmente comprensible ese sentimiento de molestia hacia ellas, sin embargo es inevitable que en cualquier lado que vayamos encontrar gente desagradable.
- Lo sé pero son tan irritables que no las soporto.
- Aún así debes ser tolerante con los demás. Y ese tipo de personas con ignorarlas basta.
Nadie escarmienta en cabeza ajena y no puedes hacer corajes con medio mundo e incluso antes de que pase algo.
Es malo para tu salud y la única que se daña eres tú misma.
- Tiene razón, además hay cosas más importantes que enfocarme en ellas.
- Sospecho que esa no es la razón que te inquieta, es algo más. ¿Qué es?
- En efecto, quejarme de ellas solo fue un pretexto para no hablar de otras cosas pero darle vueltas al asunto no soluciona nada.
- Correcto, evadir las cosas no las hace desaparecer. Me expreso mientras tomaba nota, dándome espacio para continuar.
- Durante las vacaciones empecé a salir con un chico llamado Austin. No tenemos un noviazgo definido ni tampoco quiero tenerlo.
Al principio acordamos mantenerlo en secreto pero ahora él se niega a continuar así.
Lorraine se enteró y me reprendió por eso. No obstante más allá del regaño de mi amiga y la clandestinidad de mi amorío me siento extraña después de pasar tiempo con él; "usada" tal vez.
- ¿Qué es lo que te hace sentir así? Me preguntó con intriga.
- Él me confunde. La mayoría del tiempo es amable y diestro al hablar. Se ha abierto conmigo sin tapujos, mostrándome una nueva faceta sobre él que no conocía al relatarme sobre su percepción de la vida, algunos problemas que afronta con su familia y sus sueños que añora para el futuro. No obstante en ocasiones se comporta como un patán al mencionar a sus ex- novias, lo que hacía con ellas, y demás comentarios.
Siento como si me comparará con ellas. Incluso tiende a resaltar sus relaciones pasadas, dejando en claro que no tenemos nada. Sinceramente no puedo con su bipolaridad, como puede mostrarse vulnerable y al mismo tiempo ser un idiota engreído.
- Y ¿Eso te molesta?
- Un poco.
- Has hablado con él sobre cómo te hace sentir su actitud.
- No, he intentado hacerlo pero su forma de expresarse pone a flote mis inseguridades. Me aterra que su reacción sea de burla, no quiero volver a afrontar el desprecio y sentirme indefensa.
- Kim no debes permitir que nadie te haga sentir menospreciada. La opinión de otros no debe influir en quien eres. Habla con él, si su reacción es de burla o rechazo es claro que él no es la persona ideal para ti, y debes salir de ahí de inmediato. Quien nos quiere nos acepta por quienes somos y no debe molestarse por ello.
- Lo sé, creí que ya había superado esto pero no puedo evitar compararme con las demás. No tengo una gran belleza, ni el cuerpo
escultural o el alma perfecta ... No pude terminar la frase, porque mis manos empezaron a temblar repentinamente. Mi pulso se aceleraba rápidamente, y de repente me invadió una ola de desesperación inexplicable.
- Kim detente ¡Por favor! Me exclamó, dando una zancada hacia mí para sujetarme por los hombros y disminuir el impacto de la ansiedad.
Trate de calmarme, aunque era muy difícil. Mi respiración continuaba acelerada, cerré los ojos y traté de concentrarme en una luz brillante que iluminaba mi camino. Concentre todas mis fuerzas en ese pensamiento, al mismo tiempo que exhalaba profundamente, hasta que paulatinamente mi ritmo cardíaco recuperaba un pulso estable.
Tarde un rato en recuperarme, hasta que fui capaz de articular palabra alguna de manera coherente.
- Lo siento me perdí en recuerdos dolorosos. Hablé , secando una lágrima qué frotó de repente. El pulso de mi corazón continuaba un poco acelerado por la conmoción del momento, pero me sentía un poco más tranquila con la calidez de su abrazo.
Volví a respirar profundamente un par de veces hasta lograr calmarme por completo.
La doctora Catherine se apartó para darme espacio, mientras me analizaba detalladamente, en caso de que necesitara atención inmediata.
- ¿Te sientes mejor? Preguntó alarmada.
- Si me encuentro mejor, gracias.
- No tenías una crisis desde los catorce años. Te recetare medicamento y llamaré a mi hija para que te lleve a casa.
- Se lo agradezco. Le respondí entre tanto ella se alejaba para marcar en el teléfono fijo del consultorio.
- ¿Damos la sesión por concluida o quieres continuar? Me preguntó con duda en la mirada.
- Continuemos, todavía faltan veinte minutos.
- Como desees. Debes recordar que eres una mujer valiosa y no permitas que nadie te haga sentir lo contrario. Te conozco desde hace mucho, toda mi familia te aprecia y no quiero verte sufrir.
- Gracias por sus lindas palabras.
- Regresando a lo anterior. ¿Porque sigues con ese chico si te hace sentir así?
- Por tonta.
Rió por mi comentario antes de continuar.
- Seguramente pero debe haber algo más. Jugaba con sus manos en espera de mi contestación.
Odiaba admitirlo pero tenía que hacerlo para liberarme del peso de la culpa y el remordimiento.
- La verdad es que anhelo ser amada.
Sé quedó callada y perpleja ante mi revelación por unos segundos hasta que recupero la postura.
- Es normal que todos queramos ser amados, no hay nada de que avergonzarse. ¿Él te hace sentir así?
- No. Respondí con pesadez. Me siento con gozó y llena de júbilo cuando estoy con él sin embargo solo son mentiras que se pierden en la nada.
Me engaño a mí misma, tal vez uso el placer que me genera para llenar los vacíos de amor que hay en mí.
- Esté amorío no es de novela, es tóxico. Sé que hago mal en mendigar sobras de amor de afecto en la compañía de alguien que no estimo.
Austin no es ningún santo. Deberé establecer límites si quiero que esto continúe.
- Adelante querida es tu decisión solo piénsalo bien.
- Lo haré aunque esto muy seguramente me condene. Repuse con la mirada baja. - No sé sí algún día logré obtenerlo pero lo cierto es que me gustaría ser amada de un modo auténtico.
Ambas guardamos silencio los segundos restantes de la sesión. No necesitaba escuchar el consejo de mi terapeuta porque ya lo sabía.
Necesitaba seguir trabajando en fortalecer mi autoestima pero sobre todo mi amor propio. Debo volverme mi mejor amiga y dejar de ser mi peor crítica. Apagar esos pensamientos que susurran en mi cabeza y construir una mejor y más fuerte versión mía.
El amor puede seguir esperando.
Nos leemos pronto Diario.
Att. Kim
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