Carta 34
Querido Diario:
El reloj en la pared marcaba cuarto para las seis de la tarde, comencé a recoger los saleros y servilleteros de las mesas de la cafetería para terminar la jornada de hoy.
Había sido un día tranquilo, sin tantos clientes como es habitual pero aún así lo agradecía enormemente.
Mi mente necesitaba un descanso del alboroto del fin de semana. Incluso apague mi teléfono después de escribirle a Lorraine que nos viéramos hoy después del trabajo. Así no sentiría mortificación de recibir mensajes o llamadas indeseadas.
Termine de recoger los bancos poniéndolos sobre las mesas, por último desamarre mi delantal rosado guardándolo dentro de mi bolsa para lavarlo.
Me despedí de Nancy, saliendo del café con lentitud. A veces me gustaba perderme en la ensoñación de tener uno propio en el futuro.
Inmersa en mi fantasía, no me percate de que alguien me esperaba recargado en una pared de la esquina. Habría seguido caminando de no ser porque me sujeto de la muñeca al momento de pasar a su lado. Por un segundo me alarme, lista para gritar pero toda esa agitación se desvaneció al visualizar el rostro moreno de mi amigo en el forcejeo, tratando de soltarme de mi supuesto agresor.
- Jampier me espantaste. Me queje separándome y dándole un leve manazo por el susto.
- Lo siento Kim pero necesitaba atraer tu atención y como no me contestabas tuve que venir a buscarte.
- Vaya forma de hacerlo. Espete con sarcasmo. - ¿A qué haz venido? Pregunté sin rodeos, después de su acto de mal gusto.
- Tenemos una charla pendiente; y antes de que te niegues, termine con el pómulo golpeado a causa de ello. Hablo sobándose la cara de manera exagerada.
Había olvidado ese pequeño detalle y de pronto me sentí culpable a recordar la escena de ellos peleando. Lo abracé fuertemente sin importar sus acciones de aquella noche, como en los viejos tiempos en que la inocencia dominaba nuestras vidas.
- Lo siento mucho Jampi, te metí de nuevo en problemas. Murmuré todavía abrazados.
- Nunca me importaron las consecuencias. Defenderte era muy importante para mí y valía absolutamente todo y no me arrepiento de ello, créeme.
Sus palabras trajeron a mi mente varios recuerdos de nosotros a través de los años, todos tenían en común lo segura que me sentía en su compañía. Sin importar que tan difíciles fueran las circunstancias, siempre permaneció a mi lado y eso es algo que es verdad admiro.
Caminamos de regreso a casa contando viejas anécdotas, riéndonos sin parar. Antes de llegar nos encontramos a Lorraine en el camino e inevitablemente dió paso al interrogatorio al volver a mi hogar.
Ambos exigieron saber la verdad sobre lo que pasó, aunque hubiese considerado inventar alguna excusa barata no sería justo, no después de cuanto me han apoyado ambos.
Les conté la verdad. Sentí vergüenza al hacerlo, aunque me excuse atribuyendo la culpa de estar bajo los efectos del alcohol
eso no cambia mi actuar.
Claramente recibí un sermón por parte de ellos pero tenían razón. Fue muy irresponsable mi comportamiento de esa noche, pudo haber ocurrido algo irreparable que lamentar.
Y todo por un ataque de celos.
Debía centrarme en lo verdaderamente importante y dejar las estupideces del lado. Detestaba comportarme de forma inmadura pero no pude evitarlo, sigo siendo humana después de todo.
Tenía mucho camino que recorrer todavía, estoy lejos de ser perfecta pero no me importa lo más mínimo.
Me enfocaré en seguir mejorando.
En cuanto a mis amigos, después del regaño pasamos juntos el resto de la tarde, tal y cómo solíamos hacerlo antes.
Sin rencores ni resentimientos, volvimos a ser ese trio de jóvenes que disfrutaban de la vida sin dejar que los problemas nos afectarán.
Esta tarde comprendí que sin importar cuán difíciles pueden ser las situaciones, nuestra amistad sobrevivir a todo eso.
Tanto Jampier como Lorraine son muy importantes en mi vida, y no permitiré que nada me impida estar con ellos. Los necesito.
Nos leemos pronto Diario.
Att. Kim
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