Querido Diario:

Estos últimos días no he tenido mucho tiempo libre para escribirte, y la razón son problemas en el instituto, principalmente en la clase de literatura.

Desde que inicio el año escolar la profesora Lourdes nos encargó entregarle un ensayo de cualquier libro que quisiéramos por mes. Y así lo he estado haciendo pero no estoy de acuerdo con las calificaciones que me pone, que siempre son la mínima aprobatoria.

Según su criterio de ella, mi redacción carece de coherencia alguna, cuándo la verdad no es del todo cierto. Y encima de todo esté infernal asunto se atreve a amenazarme con enviarme a supletorios a final de año.

Obviamente me siento en completo  desacuerdo y estoy haciendo lo imposible por librarme de ello a toda costa. Lorraine me asesora durante las tardes y aunque he mejorado bastante gracias a ella no es lo suficiente para convencer a esa detestable señora.

Presiento que la profesora Lourdes tiene algo en contra mía desde que iniciamos el curso, y no entiendo el motivo si yo jamás le he faltado al respeto ni nada por el estilo.

Sin importar cuánto me esfuerce jamás obtendré una nota decente en su clase.

Incluso mi amigo Jampier, quién es delantero en el equipo de fútbol de la escuela lleva mejores notas que las mías en esa asignatura.  ¡Lo que es una completa vergüenza!

Y si te soy sincera siempre he sido una estudiante promedió, sin nada trascendental que admirar como excesivas notas sobresalientes, ni montones de amigos, o la mejor de la clase como Lorraine lo ha sido siempre, y mucho menos una persona popular como lo es Jampier.

Sólo he sido una joven aislada de quienes la rodean, con problemas emocionales sin resolver, intentando encajar en un mundo lleno de prejuicios.

Nos leemos pronto Diario.

Att. Kim