Carta 24
Querido Diario:
Una ligera llovizna acompañada de niebla inundó la ciudad a las seis de la mañana. A pesar del caótico clima en las calles no sentía el frío abrumador como lo aparentaba.
Llegué un cuarto de hora antes de la entrada, debo admitir que me provoca cierto escalofrío caminar por los solitarios pasillos del instituto tan temprano.
Mi único consuelo que me motiva a levantarme temprano es saber que solo faltan pocos días de clases para que inicien las vacaciones de verano.
Las clases transcurrieron rápidamente, la mayoría de los maestros solamente revisaron cuadernos antes de dejarnos ir. El día parecía ir de maravilla, demasiado bello para ser verdad, sin embargo la gruñona señora de literatura apareció para cubrir con su sombra la luz de mi brillante día.
Contrario a lo que me esperaba resultó ser diferente, se comporto lo más amable posible considerando que es Lourdes de quién habló. Entró con su rostro serio como de costumbre en el salón, fue breve al dar la información de quienes reprobaron el curso, felicito a los pocos que lograron aprobarlo y cito a algunos para explicar ciertas cosas de los supletorios.
Me llamo a mitad de la clase para invitarme a sentar a su lado en el escritorio. No sabía que esperar al respecto, después de mi berrinche aquella vez, nuestra relación ha sido más indiferente y llena de tensión a punto de estallar.
Me explico que tenía ganado mi lugar en los supletorios, más sin embargo debido a mi progreso que había observado durante el curso, solo debería presentarme una semana como penitencia de mi comportamiento y entregarle un último ensayo semestral sobre la escritura en general y subiría mi nota final a nueve.
Era una oferta muy atractiva que no podía rechazar tan fácilmente, de hacerlo seguramente me arrepentiría de las consecuencias.
Además de eso, también me aclaró que mi redacción no era pésima ni insufrible, solo quería mejorar en los acentos de puntuación.
Parece una completa estupidez que por un simple error ortográfico la estuviera pasando mal en el instituto. Sin embargo eso no era lo que más me molestaba de todo este asunto sino el hecho de sentirme mal por mi redacción cuando en lo personal siempre me ha gustado escribir; sería el equivalente de decirle a un artista que no posee talento.
¿Me comprendes? Por esa razón me he sentido mal todo esté tiempo, una parte de mí se siente decepcionada por no ser más astuta.
Desearía ser más fuerte y no derrumbarme tan fácilmente, con los años mi ser se ha fracturado tantas veces que no creo que pueda romperme más.
Se siente horrible sentirse pequeña y vulnerable en un vasto mundo que parece siempre estar en tu contra.
Nos leemos pronto Diario.
Att. Kim
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