Carta 23

Querido Diario:

Paredes naranjas decoran el comedor de la familia Cantú, un color vivido que transmite energía. Una emoción fuerte de buena que debe de haber al momento de reunirse con la familia y degustar de los alimentos.

Al menos eso es lo que se esperaría de los hogares convencionales; En lo personal no puedo decir que disfruto o siquiera que sean amenas las comidas con mi padre y Nadia, apenas y son tolerables. No obstante siempre me ha bastado con la compañía de Consuelo.

Con el pasar de los años he aprendido que sin importar que compartamos la misma genética, eso no significa que debamos sentir aprecio los unos por los otros.

- Ya terminé. ¿Estoy bien? El eco de la voz de Rafael resonó en las paredes de mi mente, sacándome de mis pensamientos para traerme de vuelta hacia la realidad. Una donde tenía que suplantar a mi amiga en nuestra última sesión.

Me acerque su cuaderno para revisarlo con mayor detenimiento. - De hecho está mejor que excelente, inclusive hiciste comprobación de los ejercicios.

- ¿Enserio? Gracias. Respondió modestamente.

- Entiendo que te transfirieron pero concéntrate en éste año que está por empezar, estoy segura que puedes sacar muy buenas notas si te lo propones.

- Te lo agradezco pero sinceramente ni el estudio ni las matemáticas son lo mío.

- lo entiendo, muchas cosas que nos enseñan en el colegio no nos sirven en la vida real.

- Confirmo.

- Bien, saca tu formulario y apuntes de física. Daremos un repaso rápido.

- ¿Podemos descansar un poco? Mi cabeza está cansada de tanto pensar.

- Tienes razón un descanso no nos caería mal. Respondí algo desganada. - ¿Dónde queda la tienda? Le pregunté, aunque trabajará cerca no conocía toda la zona.

- Queda a cuadra y media de aquí. ¿Vas a ir? Te acompaño, voy por dinero. Se ofreció a acompañarme antes de que pudiera decir algo salió del comedor.

Volvió rápidamente con una sudadera deportiva puesta encima. De inmediato me levanté para seguirlo. Al salir de la casa la calle se encontraba tranquila y solitaria, el silencio era notable entre nosotros.
No había pasado tanto tiempo sola con él, me sentí algo incómoda así que decidí preguntarle algo para romper el silencio.

- ¿Hoy no hay nadie en tu casa? Hablé al percatarme de que no había visto rastro de su abuela o hermano. Su madre me había abierto la puerta cuándo llegue pero salió hacé cerca de una hora.

- Mi abuela vende comida en la noche, fue con mi hermano a surtir su mercancía. Y mi madre tuvo que salir de repente.

No le respondí, apenas sí nos conocíamos como para indagar en su vida personal pero debía admitir que estas convivencias con él me causaba mucha intriga.

Al final compramos un refresco grande para compartir y dos bolsitas de frituras. El nerviosismo se había desvanecido un poco pero aún no me sentía en plena confianza.

- ¿Que harás en vacaciones? Me preguntó repentinamente.

- Trabajar. Me límite a responder, no quería aburrirlo con los demás detalles que seguramente no le interesarían.

- No me sorprende. Se mofo de mí. - Yo pasaré las mañanas entrenando y por las tardes atenderé el puesto. Habló sin que siquiera le preguntará lo que haría.

- Tal vez pasé a saludarte, trabajo en la cafetería de aquí cerca.

- De verdad. Sé quejó. - En ese caso espero que no estés de acosadora con mi hermano.

- ¿De que estáis hablando? Me volteé para mirarlo confundida.

- No pienses que no me he dado cuenta cómo lo buscas con la mirada cuándo crees que nadie te ve. Me parece patético la forma en que lo miras

Sentí que me tiraron un balde de agua fría encima, había sido descubierta por ese zopenco. Esperaba que su hermano fuera más distraído para no darse cuenta de lo poca disimulada que era cuándo lo tenía cerca. Pero no podía quedarme callada y dejar que Rafael sé siguiera burlando de mí.

- Entonces podrías explicarme por qué te hacías él tonto para que Lorraine te volviera a explicar el mismo ejercicio hasta cansarse de hablar.

- Eso es diferente, ya te dije que no soy bueno en matemáticas. Claramente era una patada de ahogado al verse atrapado.

- Si tú lo dices, pero necesitarás más que labia barata de conquistador si quieres que Lorraine se fije en ti.

- Y a propósito¿Porque no vino? Preguntó desviándose del tema.

- Tenía una consulta con él dentista.

No hablamos más hasta entrar de vuelta a la casa.

- ¿Quieres un sándwich? Mamá dejó pan y jamón para que comiéramos.

- Te ayudó a prepararlo.

Le ayudé a preparar dos pares de sándwiches para cada quien. Nos sentamos en medio de la sala a comer mientras veíamos una película de terror que decidimos ver.
No era tan espantosa pero la trama y la dirección de James wan me parecía de lo mejor de su trabajo como director de cine. Siendo mi segundo cineasta favorito.

Sin darnos cuenta el tiempo pasó volando hasta llegar al final de la película. Se suponía que solo lo solo haríamos una pausa corta pero terminamos descansando toda la tarde.
Al percatarme de la hora, inmediatamente me puse de pie para recoger y lavar los platos antes de irme.

Tal y como lo esperaba Rafael apenas y me ayudó sin embargo no esperaba que llegarán en ese momento tanto a su abuela y hermano. Esperaba poder irme antes de que llegaran pero definitivamente sigo sin poder creer lo que pasó después.

- Ya llegamos hijo. Me tense al escuchar esas palabras, tal como si me hubieran atrapado a medio robo.

Corrí al comedor por mi mochila para guardar mis cosas rápidamente cuándo escuché que alguien entraba por detrás. Traté de calmar mi respiración pues no había hecho nada malo.

- Hola Kim, no sabía que estabas aquí. Escuché la melodiosa voz de Ronaldo a mis espaldas.

- Se me hizo un poco tarde pero creo que debo irme.

- Está oscureciendo no deberías irte sola, puedo acompañarte si quieres.

Sentí mis mejillas enrojecer ligeramente antes la sola idea de pasar tiempo a solas con él. Sin duda sería una fantasía personal maravillosa pero este no era el momento
indicado.

- Me encantaría y te lo agradecería enormemente pero no puedo hacerte regresar caminando a casa por la noche. Podría pasarte algo y no me lo perdonaría.

- No te preocupes, te llevaría en mi moto.

- ¿Tienes una moto? Pregunté sorprendida ante la mención de su vehículo.

- ¿Rona porque tardas tanto? Llegó exclamando su abuela, que enmudeció cuando me vió tan cerca de su nieto.
- Oh querida, ¿Estáis aquí? Habló no muy contenta con mi presencia.

- Kim se quedó estudiando con Rafa toda la tarde y no se percató del tiempo, voy a llevarla a casa. Ahora vuelvo. Habló con total seguridad que simplemente me quedé helada. Su abuela por su parte frunció el ceño fulmina me con la mirada. Permanecimos en silencio hasta que el sonido del claxon se escucho afuera de la casa.

- Tengo que irme. Me despedí colgando me la mochila al hombro saliendo rápidamente de su vista.

Salí rápidamente , me despedí de Rafael en el camino, al salir me encontré con Ronaldo estacionado con su moto verde fuera de su casa. Me admiré de su vehículo.

- Linda moto, ¿Que modelo es?

- Es una honda cbt750 "hornet".

Sin decir nada más me subí detrás de él, no tenía agarraderas el asiento trasero, le reste importancia evitando no pensar en eso pero en las curvas o tramos en qué teníamos que avanzar rápido no pude evitar aferrarme a él.

Al llegar a mi hogar le agradecí por su noble gesto, sentí el rubor de nuevo al momento de querer pedirle su número telefónico pero no tuve el valor de hacerlo; o en su lugar me hubiera gustado poder abrazarlo pero no soy fanática del contacto sinceramente. Me gustaría ser como otras personas, que hacen cosas tan fáciles como el respirar sin que les afecte en lo mínimo.
En su lugar solamente quedamos de estar en contacto aunque no sabía de qué modo lo haríamos.

En cuanto entré en casa sentí que mi celular empezó a vibrar incesantemente en el bolsillo de mi pantalón, lo revisé de inmediato y me encontré con varios mensajes de mi mejor amiga.

_ Lorraine _

- Hola Kim! Recién acabo de llegar del dentista, cuánto odio las consultas dentales. 😞.
¿Cómo te fue con "Rafael"?

¿Sé comportó?

No pude evitar reírme por debajo al recordar los últimos acontecimientos del día.

- Fue mejor de lo que me esperaba.
Te cuento mañana todos los detalles.

Sin siquiera imaginarlo esté día estuvo lleno de sorpresas, con giros inesperados y repleto de suspiros a causa de cierto chico de ojos color chocolate y sonrisa radiante que ha flechado mi pobre corazón.

Nos leemos pronto Diario.

Att. Kim

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