10:52 PM, hora del deceso.

Las lágrimas escurren por las mejillas de Danna Vélez.

Su cabeza no puede terminar de procesar lo que acaba de pasar, las manos de su madre se aferran a sus hombros como si con ese pequeño gesto estuviese tratando de anclarla al suelo bajo sus pies.

Los sonidos distorsionados a su alrededor parecen tan ensordecedores que solo quiere salir corriendo lejos de ahí.

Su papá.

Su papá se acaba de ir.

Su papá la acaba de dejar para siempre y aunque espera que sea una pesadilla, esa vocecilla en su subconsciente le dice que en efecto ese no es un sueño, está despierta y todo está pasando realmente.

Un golpe imaginario impacta en su pecho y un nudo agudo se forma en su garganta.  Su madre la abraza con fuerza y el llanto descontrolado se apodera de ella. Entonces la frase más dolorosa sale de los labios de la mujer que la sostiene con mucha fuerza pero sobretodo, mucho amor.

—Tienes un nuevo ángel guardián, querida Danna...