Querido ángel, han pasado casi cuatro meses desde la última nota que te he escrito, primero que nada quiero pedirte una disculpa por haberlo dejado pero estoy seguro que cuando te cuenta el motivo me vas a entender. Han pasado muchas cosas desde entonces que no tengo ni la menor idea de por dónde comenzar. Santiago viene a mi casa muy seguido, Danna y él se han hecho buenos amigos, intuyo que tu madre le ha contado quien soy yo y porque Danna lleva tu nombre, al principio me negué a contarle a mi hija sobre tu existencia, pensé que era algo realmente mío pero finalmente con el paso de los días entendí que ella merece saber el porqué de su nombre. Me abrazó muy fuerte y dándome algunos besos me dijo que me amaba.

Tu madre a veces coincide conmigo en tu tumba. Charlamos largamente, como si estar sentados junto a ti se hubiese vuelto una manera de sentirte más cerca y escapar del mundo real, eres mi lugar seguro.

Estoy enfermo. Mis resfriados jamás fueron resfriados, siempre fueron pequeñas banderas rojas de algo más grande.

Me voy a morir.

Te veo pronto, Chris.