Querida Pipes...
Querida Pipes:
¿Me recuerdas? Por supuesto que sí, fui tu mejor amigo toda la vida. Recuerdo en jardín de infantes, cuanto tú les pegabas a los niños y yo construía cosas y te las mostraba y jugábamos juntos; eran tiempos tan fáciles aquellos. Pero quiero decir, ¿me recuerdas en realidad?
¿Recuerdas en el baile de la secundaria? ¿Cuándo llenamos cubetas de pintura y las tiramos a las parejas que bailaban? Ese día fue uno de los mejores, tú reías como si no hubiese un mañana y te sostenías la barriga y yo reía contigo, porque me hacía feliz verte reír tanto. Extrañaba tu risa, tu padre estaba de gira y tú te habías quedado con tus tíos, desde entonces habías estado algo apagada.
Al día siguiente nos anunciaron que nos habían expulsado, yo sonreí e hice algún comentario y volviste a sonreír, siempre amé tu sonrisa ¿sabías? Es muy linda, incluso antes de saber que eras hija de Afrodita. Te dije que vayamos al techo del colegio, para pasar nuestro último día allí juntos, dijiste "¡por supuesto!" como si fuera la mejor idea del mundo y mi corazón empezó a latir por mil por minuto. Subimos, por una milésima de segundo quise ayudarte a subir pero recordé que nunca te gustaba que te ayuden, te gustaba ser autosuficiente y me encantaba que seas así. Revisamos nuestras mochilas y encontramos algo de comida, suficiente para un rato.
Hablamos mucho, me contaste que odiabas tu vida y querías de alguien que cuidara de ti y yo te respondí que cuidaría de ti, que siempre lo hice; sonreíste, pensando que solo lo decía como amigo. Pero entonces te besé. Mi primer beso fue contigo, Piper McLean, y me sorprendí tanto cuando me lo devolviste que casi me prendo fuego, literalmente, aunque en ese momento aún no lo sabía. Creo que nunca fui tan feliz.
Tú ya no lo recuerdas, mi reina de belleza, pero yo aún recuerdo aquellos mejores meses de mi vida, cuando empezamos a salir, y tú me llamabas Chico Reparador, y yo hacía algún chiste, y reías y me besas y todos me envidiaban, me sentía como la persona más feliz del mundo.
Entonces llegó Hera y nos hizo olvidar todo. Sobre ti, sobre mí, e inventar una nueva historia para ti y Jason, dejándome a mí solo, otra vez.
Tal vez no lo recuerdes nunca, mi Pipes, mi mejor amiga, mi amada, mi reina de belleza, pero todo lo que piensas que pasó con Jason, fue conmigo. Todo. Me duele como mil demonios que no tengas ni mínima idea de todo esto; haría cualquier cosa para que tus recuerdos vuelvan, soportaría cualquier cosas que los dioses me impongan. Pero tu eres feliz ahora, no se si más de lo que eras conmigo o no, y lo siento mucho, pero te dejaré ir.
Te ama como nadie,
El Chico Reparador Supremo, también conocido como Leo Valdez.
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