Capítulo Extra #1: Empresas Paper


Empresas Paper solicita:
Auxiliar administrativo
Experiencia previa de 2 años.
Residente del norte.
Manejo de programas contables.
Interesados enviar su currículum con foto al siguiente correo:
empresaspaper@gmail.com

No suena mal.
Dibujo un círculo alrededor del anuncio del periódico. Con este ya llevamos seis posibilidades, si tan sólo una funcionara...

—¿Todo bien? —pregunta mamá despegando la vista de la televisión.

Yo dibujo una sonrisa de inmediato, no quiero preocuparla, no serviría de nada. Sé que voy a salir de esta, necesito un poco de suerte y ya.

—Sí, sí. ¿Puedes creer que encajo con seis perfiles? Voy a mandar mi currículum a todos unas cien veces hasta que se den cuenta que deben darme el empleo porque soy muy perseverante.

—No creo que te tomen en cuenta si te pones tan pesada —me aconseja.

Le sonrío antes de mandar correos a todas las empresas que seleccioné. Necesito el trabajo, de verdad sí, estamos en un bache económico.

Papá era parte del soporte de esta casa, pensé que estaría siempre aquí y no. Mis padres se divorciaron, eso es triste, pero el mundo no se detiene. Cuando él vivía con nosotras nos echamos deudas que creímos, malamente, sacaríamos en conjunto... Pero ahora sólo estamos mamá y yo.

No estaríamos tan mal sino hubiera perdido el trabajo que tenía... Bueno, sino hubiera renunciado, pero simplemente no podía seguir ahí. Prefiero comer todos los días lo mismo que tener que sacarme la ropa frente al supervisor. Vaya chantaje la del tipo ese, y todavía tuvo el descaro de decirme que él me corrió porque lo golpeé.

¡Es una mentira, lo del golpe fue verdad, pero él no me corrió!

Se lo conté a mamá entre líneas, no le dije la propuesta ni nada de eso porque la alteraría y eso la pondría mal. Ella creé que me fui por una discusión nada más, ya sabe que me meto el problemas con frecuencia.

Después de enviar los correos me quedo frente al computador esperando respuesta. ¿Llegará hoy? No debo impacientarme, pero necesito una respuesta. Si me rechazan en todas estaría reuniendo diez no. Mi principal desventaja son los horarios, mamá me necesita ahora...

Escucho el teléfono sonar. Genial, acabo de recordar que mañana se vence el pago... Maldigo en voz baja y lo levanto. Es Alfonso.

—¿Qué tal van las cosas por allá?

Valoro el hecho de que se preocupe por mí y que siempre tenga un tiempo para llamarme o verme.
Somos pareja desde hace unos meses. Me siento muy afortunada de haberlo conocido, él es un hombre extraordinario. Inteligente, responsable y mi gran apoyo en estos momentos.

Charlamos de todo un poco, le cuento emocionada que estoy esperando respuesta de varias empresas, él me desea suerte y pide que no me preocupe por eso. Trato de cambiar la conversación porque sé a dónde vamos con esto. Alfonso insiste que él puede ayudarme, lo que él no entiende es que yo quiero hacer las cosas por mí misma. Sé que lo hace con buena intención, pero me incomoda en cierta medida. Por otro lado logra animarme lo suficiente para olvidarme un rato de mis problemas.

Un rato, claro. Después de cortar la llamada vuelvo a mi realidad revisando la bandeja de recibidos. Nada. Suspiro mientras me pienso que debo dejar esto para más tarde. Antes de cerrarlo lo checo una última vez... Y aparece.

Empresas Paper me contestó.

Abro el mensaje de inmediato esperando buenas noticias. Y aunque resulte increíble lo son. Me piden que me presente en las oficinas mañana temprano. Sé que no debería estar tan feliz porque es sólo un quizás, pero no puedo evitarlo.

Tengo que conseguir ese puesto.

🔹🔸🔹🔸

Voy tarde, pero si me apuro llegaré a tiempo. Me despido de mamá después de comprobar que voy presentable. Soy un desastre, tengo que asegurarme de no arruinarlo todo antes de empezar. Reviso mis documentos mientras espero el transporte en la esquina. No falta nada, lo fundamental será la confianza que muestre en la entrevista. Yo, antes que nadie, debo creer que soy la más capacitada para el puesto. Cuando me pregunten por qué quiero el empleo inventaré algo que suene motivador, no les contaré una historia llena de drama, esto no es una novela... Aunque a veces lo parece.

Subo al camión junto con una decena de personas. No hay asientos, como siempre, por lo que todos viajamos como sardinas enlatadas. Y el chófer sigue y sigue subiendo gente sin parar. En otra ocasión estaría preocupándome por morir aplastada, pero eso no me parece tan malo a comparación de lo que está pasando afuera. Está lloviendo.

¡Está lloviendo!

No, no levemente, el cielo se va a caer sobre la ciudad. ¿Cómo es posible que eso pase? Estaba el sol hace una hora... ¡Y no pronosticaron lluvia!

Rezo porque pare antes de que tenga que bajar. ¿Mejora? No, no lo hace. Y estoy a unas calles por lo que no me queda de otra más que maldecir mi mala suerte, mi atuendo y todo a mi alrededor. Esquivo como puedo a todos mientras me encamino a la puerta trasera, me parece una misión imposible llegar con los huesos en su lugar. Al final lo logro y le señalo al conductor que debo bajarme aquí. Me ignora, vuelvo a aplastar el botón para que se detenga, pero me manda por un tubo. Está concentrado en ganarle el paso a otro conductor. Llamo su atención cuando se pasa algunas calles. Respiro sin alterarme, paciencia, paciencia...

Desciendo con prisa entre el aguacero y tengo tan mala suerte que resbalo cuando el chófer acelera antes de colocar mi pie en el suelo por completo. No me voy de cara porque tengo buenos reflejos, pero mis rodillas no pueden cantar victoria.

Me levanto tratando de disimular que quiero morir de la vergüenza. Ni siquiera tengo tiempo de quejarme porque el agua me golpea el rostro con tan fuerza que me concentro en correr al edificio.  Claro que en el trayecto encuentro tiempo para lamentarme de todo.

🔸🔹🔸🔹

¿Qué parte de presentable mi suerte no entiende? No puedo aparecer así, simplemente no me van a considerar. Pienso en irme a casa y cambiarme... De igual perdería mi oportunidad. Llegué a Empresas de puro milagro...

—Esto es una locura... —Veo mi reflejo en la puerta de cristal, parezco un fideo. Mi cabello está escurriendo, mi ropa está empapada y gracias al cielo el maquillaje no se corrió, pero eso no me hace muy feliz.

Miro mis zapatos...

—Demonios —maldigo, parece que pasé por el fango, de hecho lo hice.

Hasta el legajo está húmedo. Pero necesito el trabajo... Tengo que intentarlo. Las deudas van a matarnos y ya no quiero volver a esa asquerosa situación.

¿Qué hago?

Levanto la mirada para animarme un poco, quizás no me vea tan mal... Pero no encuentro mi reflejo, más bien hay otro que lo acompaña.

Salto hacia un lado por mero impulso, el hombre me mira extrañado, debe pensar que estoy loca... ¿Cómo niego eso?

Le cedo el paso, no puedo estar estorbando en plena entrada. Él disimula que me mira y abre la puerta invitándome a pasar... No ahora, por favor. Ni siquiera sé si voy a entrar. Lo observo, no sé qué decir... Señor, sabe... Estaba abrazando la perilla porque la vi muy bonita, en realidad no quería ...

Sus ojos azules se clavan en mí. Sí estoy perdiendo un tornillo. Lo observo sólo para comprobar mi mala fortuna... Él viene completamente seco, al menos su traje así parece y el cabello rizado apenas se ve afectado un poco por el agua. ¡A mí no me pasa eso!

La puerta...

¿Qué hago? Tengo dos opciones, las estudio rápido y elijo la más riesgosa.
No hago más espectáculo, así que decido entrar... Ya no puedo perder más, si voy a hacer el ridículo voy hacerlo completo.

Camino por el pequeño pasillo que debe encaminar a la recepción.

¿Dónde está? Suelo encontrarla en el centro, pero está vacío... El camino se divide en dos pasillos... ¿Cuál será? Uno es más oscuro... Opto por el que esparce más luz porque las recepciones casi siempre están llenas de brillo, pero apenas doy un par de pasos antes de titubear... ¿Y qué si es el otro pasillo? Parece más corto, y para llegar a la recepción siempre se camina poco. Sí, iré por allá... Pero puede que me equivoque, mejor pruebo por el otro lado y si me equivoco vuelvo...

—¿Puedo ayudarla en algo? —me pregunta el hombre que está a mi lado. Parece amable...

—Busco la recepción —le explico tratando de enderezarme un poco para verme segura porque me siento pequeña, y mojada.

—Es por aquí —me apunta el pasillo que supuse primero. Creo que espera que lo siga porque no se mueve. No necesito un guía de turista, pero se lo agradezco y lo sigo, veré si así dejo de meterme en más problemas.

Camino a su lado sin decir nada. No me mira extrañado por mi aspecto o al menos actúa que no, pero si siento su mirada sobre mí, así que supongo debe causarle curiosidad el océano que me empapó.

—¿Viene por la entrevista? —cuestiona para romper el silencio.

—Se supone... La veo difícil —confieso. El sonido de mis tacones resuena por los pasillos, a paso lento porque si secos son peligrosos, ahora pueden ser letales.

No dice nada. , él también lo ve difícil.

Diviso un escritorio y a un hombre atendiendo a un par de mujeres a lo lejos. Debe ser la recepción. No se ve tan mal, hasta tiene un florero bonito y una computadora.

Las chicas se despiden de él y nosotros somos los siguientes.

El que atiende tiene una etiqueta con el nombre de Jeremías. No disimula su sorpresa al verme. , señor, soy un delfín... Estoy apunto de presentarme cuando deja de centrarse en mí y presta atención al hombre que está a mi lado.

—¡Roberto!  —lo saluda animado. Así que así se llama...—. ¿Qué tal las cosas?

—Bien, bien. No me quejo. Eso sí, el clima es un desastre. ¿Pronosticaron lluvia? —le pregunta mientras recibe unas hojas donde comienza a escribir.

No, no lo hicieron. Esos meteorólogos siempre fallan... Ya no les creo nada.

—Ni me lo digas —bufa—, Paula estaba que se moría.

Hola, estoy aquí...

—¿Y tú?

—Vengo por la entrevista de trabajo —Debe pensar que estoy bromeando porque me mira como si fuera un chiste. Sin embargo tiene la educación de preguntarme mi nombre—. Angélica Acosta.

Clava sus ojos en el computador y teclea algo. No parece tener prisa... Siento la mirada del otro sobre mí, pero al tratar de encararlo él está concentrado escribiendo... ¿Será mi imaginación? Sí, eso debe ser.

—Preciosa, lo siento, tu entrevista estaba programada para hace cinco minutos... Suerte para la próxima.

¡¿Qué?!
¡No, no, no! Por Dios, tardó media hora para buscar mi nombre.

Estoy a punto de replicar, pero el otro se adelanta.

—¿El señor Martínez ya llegó?

Grosero, iba a hablar yo. ¿Todo el mundo aquí cree que soy un fantasma?

—No, va a llegar tarde —dice restándole importancia.

—Deberías dejarla entrar —intercede. ¿Qué? Sus ojos azules me dedican una mirada disimulada—. ¿Qué son cinco minutos?

—El señor Martínez no permite impuntualidades —le recuerda. Sí, pero él llega tarde, vaya lógica.

—Acabas de decir que no está —trata de ganarle. Yo ni siquiera estoy respirando para no llamar la atención—. Vamos, hombre, ¿acaso no ves cómo está afuera? Se está cayendo el cielo, antes llegamos vivos.

—Sí, pero...

—No todos tenemos una novia como Paula que nos traiga —suelta divertido y creo que es el golpe que deja callado al otro. Algo le sabe, y no me interesa qué sea, sólo quiero una oportunidad.

Rezo porque no ponga peros.
Jeremías me observa por unos segundos y lo señala con el dedo.

—Si me meto en problemas...

—Yo respondo, échame  a mí la culpa. Ya se lo explicaré —responde encogiéndose de hombros como si no temiera por eso.

El hombre de recepción bufa cansado y me entrega una hoja.

—Tienes suerte, querida, apúrate a llenar esto y corre antes que se haga de noche.

Exagerado, fueron cinco minutos.

Vuelve su atención a la computadora y se pierde en ella. Observo de reojo al que está a mi lado. Sigue llenando el formulario concentrado. Quiero darle las gracias, pero no sé qué decirle exactamente. Si empiezo a hablar no me voy a callar, no quiero que piensen que soy un perico, y tampoco deseo asustarlo.Tiene un semblante tranquilo, no sé por qué tengo la necesidad de verlo. Dios, esto es tan vergonzoso.

—Odio estos bolígrafos. Culparé de ellos a mi mala caligrafía —me susurra para que el malhumorado no pueda escucharnos—. Así que... ¿Angélica Acosta, no?

—Algo así... Digo, sí, ese es mi nombre —me corrijo. Soy una idiota. Estoy nerviosa porque no quiero equivocarme en ningún dato.

Él no se ríe de mí, ni me hace sentir como si fuera una tonta, se lo agradezco. Vuelve a su hojas y hace comentarios sobre cualquier cosa para que me relaje. Creo que aún hay gente buena en el mundo que ayuda a otros sin tener que hacerlo. Como no encuentro palabras me dedico a llenar lo que me han pedido, pero me siento malagradecida. Esto me pasa porque mamá se obsesionó con enseñarme el gracias.

Sus ojos recorren las líneas del documento sin despejarse del papel. Se piensa las respuestas un momento y apunta con trazos rápidos. Me siento como en un examen...

—Creo que ya está —dice y yo disimulo volviendo mi vista al papel. Le entrega el folder al otro—. Buen día.

Jeremías asiente hipnotizado por la pantalla.

—Suerte con la entrevista y no te pongas nerviosa, el señor Martínez es un buen hombre —me aconseja con una sonrisa.

Quiero decirle gracias, pero no sé qué me pasa, sólo logro decirle que sí con la cabeza antes de verlo marcharse por el elevador.

🔸🔹🔸🔹

¡Estoy tan feliz! Jeremías no puede creer que yo me quedara con el puesto. Me entrega la hoja de malhumor y yo me separo de él para no incomodarlo. Y para que no me incomode con el carácter que se carga.

Lleno el registro con una sonrisa enorme en los labios. Aún no me la creo. El señor Martínez me asustó un poco, pero dijo que le agradó mi sinceridad y también el hecho de que no puse muchos peros por el salario. Da igual, por algo se empieza.

—¿Es ella? —pregunta una mujer, debe ser la de Recursos Humanos... Eso leo en su etiqueta.

—Sí, está llenando la hoja —se adelanta Jeremías cansado. No sé la razón por la que me detesta, pero el sentimiento es mutuo.

—No me acuerdo de haberla visto cuando subí la primera vez.

Ya no está hablando conmigo sino con él, pero puedo escucharlo todo.

—Llegó tarde —remarca—, pero Roberto intercedió por ella.

—¿Roberto? —Su tono denota sorpresa.

Sí, yo tampoco sé por qué, pero en verdad se lo agradezco. No sólo el hecho de haberme ayudado, sino sus deseos por hacerme sentir segura. Creo que tendré un excelente compañero de trabajo, y me alegra mucho eso.

—Sí, debe estar haciendo puntos para el miércoles —susurra mientras le guiña un ojo.

Ambos ríen por lo alto. ¿Miércoles? Debe ser un chiste local porque no entiendo el comentario...

—No me sorprende —su voz continua por lo bajo—, tiene una fascinación por las morenas. Son las que predominan en sus salidas. Él nunca pierde una oportunidad.

¿Una oportunidad?
Tardo en analizar lo que están diciendo. Siguen hablando de lo fácil que le es conseguir que las mujeres confíen en él... Tengo que hacer un esfuerzo para lograr escucharlos.

—No dudo que después le cobre el favor —cuchichean entre ellos—, ya sabes cómo.

Imbéciles.

Me debato entre creerles o no. Odio al tipo porque sé que lo hace para fastidiarme, pero la chica ni siquiera parece tener intenciones de que la escuche. ¿Será verdad?
De sólo imaginarlo me hierve la sangre. Maldito patán, por eso fue tan encantador. Soy tan tonta que pensé que era por buena persona...  ¿Y si mienten? Quizás hablan mal de todos aquí, y lo estoy juzgando antes de tiempo. No sé qué pensar y tampoco conozco la razón de prestarles atención.

Por si las dudas me propongo tres cosas que estoy dispuesta a cumplir sin problemas: no fiarme de buenas a primeras de él, estudiar sus intenciones y jamás en mi vida acostarme con Roberto.

Fácil.
Esto será pan comido.

🔹🔸🔹🔹
¡Hola!
Ya los extrañaba muchísimo. Estoy tan feliz de leerlos de nuevo. Este capítulo narra cómo se conocieron ambos.
Estaba planeando publicarlo después pero quería celebrar que superamos los 14k votos ❤. De nuevo les agradezco enormemente su apoyo, todo esto es gracias a ustedes. Además estamos en el puesto #46 romance *-*.

Algo súper importante:

¡Sorpresa!
Ya tenemos grupo de lectores oficial. ¡Estoy muy emocionada! Estaré encantada de darles la bienvenida. Ahí compartiremos memes, noticias y adelantos. Antes tenía uno, pero tuve una falla técnica y perdí la administración... Pero en este ya tomé medidas, así que los invito a que se unan y formen parte de esta pequeña familia ❤. Sólo deben colocar en el buscador:  JanePrince394(Wattpad) -Oficial.  Es el único en el que estoy yo agregada :)...
Les dejo el link en los comentarios, en mi página y en mi perfil para que sea más fácil :).

https://www.facebook.com/groups/janeprince394oficial/

Aquí está para que puedan identificarlo:


Estaré feliz de verlos por allá ❤. No olviden votar y comentar si les gustó el capítulo.

Los quiero.

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