Día 30 | Primera parte
Robin caminaba por los pasillos.
Había estado toda la noche pensando y se había decidido. Le diría a Nancy quién era, no quería esperar más, quería confesarle todos sus sentimientos porque estaba segura de que aun así de ser rechazada no la iba a perder.
Sería la nota definitiva. La última.
Me gustas mucho. Eres especial. Desde el momento que te vi lo supe. Me gustaron mucho tus ojos azules, tus labios y tu pelo. Todo en ti es perfecto, como una combinación única.
Pero lo supe, aquel día, cuando sonreíste, lo supe. Supe que me gustabas, que todo aquello no había sido admiración ni envidia, todo aquello era amor, eran mis sentimientos por ti, algo que nunca había sentido por nadie y algo que hizo saber quién era, me hizo ser yo misma.
Al principio tuve miedo de aceptarme, pero luego no. Supe que no era malo lo que sentía por ti ¿Por qué iba a ser malo querer a alguien?
Sabía que no tenía ninguna oportunidad. Tú tenías a Steve y yo simplemente me escondía y me limitaba con verte en las clases. Hacer estas notas es la mejor decisión que he tomado, sin estas notas no hubiera podido conocerte más, y no hubiera podido decirte todo lo que siento.
Quiero verte, decirte quién soy. Ya no tengo miedo, aunque me rechaces, lo habré hecho, y sabrás que todo esto que siento no es una mentira. Si confías en mí, si quieres saber quién soy, nos vemos en la montaña de detrás del instituto mañana a las siete de la tarde.
No había nadie por los pasillos. Jason había estado vigilando. Deslicé la nota por su taquilla. Sonreí.
—Esto sí que no me lo esperaba.
Al sentir aquella voz pude ver cómo el mundo se derrumbaba de nuevo. Me giré. Steve se encontraba allí, tenía una sonrisa burlona dibujada en el rostro.
—¿Cómo...?
—Llevo días observando su taquilla. Por fin he encontrado a la persona que ha hecho que todo se vaya a la mierda.
—Steve...
Robin observó a su alrededor alarmada. No sabía qué hacer. Parecía saberlo, no le iba a servir de nada hacerse la tonta.
—¿Nancy me ha dejado por una chica? Tiene que ser una puta broma.
—Steve, por favor. Déjame que te lo explique.
Él se acercó a mí. Tenía miedo. No sabía que iba a hacer.
—¿Tienes miedo, eh? Me pregunto que ocurriría si Nancy supiera que eres tú, ahora, en este momento.
—No tengo miedo— fruncí el ceño.
—Seguramente se reiría de ti. Como todos. Por ello, deberías tenerme miedo.
Robin cerró los ojos y suspiró.
—¿Se lo dirás?
—¿Tú qué crees?
Steve sonrió con rencor.
—No te acerques Steve ¿Por qué tienes que hacerle daño a todas las personas que me importan?
Antes de que el chico pudiera hacerle algo a Robin, Nancy apareció.
La de ojos azules miraba al chico furiosa, incluso decepcionada. Yo me levanté, Algunas personas miraban la escena. Habían sido atraídas por el barullo.
—Le hago daño a la persona que te ha separado de mí— se acercó a su oído—A la persona que te ha estado escribiendo todas esas putas notas.
Lo dijo flojo, pero lo suficiente fuerte para que Nancy lo oyera.
Su mundo se paró en cuestión de segundos. Nancy la miró sorprendida, Robin no decía nada, no podía moverse. Cuando Nancy dio un paso hacia ella no lo pensó dos veces y comenzó a correr.
Había huido del alcance de Nancy.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top