Día 25
Evelyn caminaba por los pasillos de camino a la cafetería cuando Jason la paró. Ella le saludó con una sonrisa.
—¿Puedo hablar contigo?— preguntó el más alto.
—Claro.
La de ojos color avellana se arrepintió al segundo al oír su segunda pregunta.
—Es sobre Jennifer. Ya sabes, tú eres su hermana, pensé que podrías ayudarme.
—Somos hermanastras, no hermanas— aclaró.
Evelyn tuvo que aguantar las ganas de contestar mal a Jason. Últimamente, estaba muy insistente sobre el tema.
—¿Es lo mismo, no?— ladeó la cabeza.
—Claro que no, ella y yo no compartimos sangre. Mi padre se casó con su madre, solo eso.
Jason prefirió dejar el tema.
Evelyn respiró hondo y sonrió de nuevo.
—No entiendo por qué ambas os empeñáis tanto en pensar lo contrario. A mí me gustaría mucho tener hermanos, aunque no fueran de sangre. Sería increíble— sonrió.
La paciencia de Evelyn se estaba acabando.
—No te metas en nuestros asuntos Jason, y menos si quieres que te ayude.
Jason asintió arrepentido y agachó la mirada. Evelyn le dedicó una sonrisa forzada.
—Lo siento, es que estoy un poco cansada— suspiró—¿Qué te ocurre con ella?
—Me gusta. Solo quería pedirte ayuda con ella.
El castaño jugaba con sus dedos nervioso.
Tenía esperanzas de que Evelyn lo ayudara.
—¿Por qué ahora te gusta Jen?— se interesó.
—Siempre me ha gustado, pero era inalcanzable para mí. Ya sabes, parecía que a ella le gustaban otro tipo de chicos.
Evelyn se mordió el labio sin decir nada. Tenía que sacarle aquella idea de la cabeza.
—Jennifer sale con alguien. Es un vecino nuestro, no va a nuestro instituto. Lo siento Jason, no creo que pueda hacer nada. Ella está feliz con él.
Evelyn se alejó de allí.
Jason suspiró, si nadie le ayudaba tendría que ir por solitario. Se arriesgaría.
—¿Tu plan es besarla? ¿Estás loco Jason? Te recuerdo que está saliendo con alguien. Tú no eres así.
Robin le miró confundida.
—A veces hay que hacer locuras— sonrió con decisión
—Si la besas ya no vas a poder hacer locuras porque te va a matar, estamos hablando de Jennifer Reyes.
Jason frunció el ceño, Robin negó con la cabeza y señaló hacia los pasillos.
Un chico parecía estar coqueteando con Jennifer, ya que colocó su brazo en torno a sus hombros. Esta le apartó de un rodillazo alejándose de él.
—¿Lo ves? Y eso solo por tocarla. Imagínate si la besas.
—¿Por qué no puedes apoyarme?
—Solo intento decirte que es lo mejor para ti. Intento ayudarte.
Resopló enfadado. Él había apoyado a Robin en todo, y sobre todo con el tema de Nancy.
¿Por qué ella no podía apoyarlo?
—Si yo te hubiera dicho lo que era mejor para ti, ahora no estarías mandándole notas a Nancy.
Aquellas palabras le dolieron a Robin más de lo que Jason hubiera querido.
—¿Qué?
—Sí, lo que haces es un camino sin salida. Es Nancy Wheeler ¿Crees qué de pronto le gustarán las chicas? Vamos Robin, no seas incrédula.
—Pues creo que le gusto.
—Eso es porque no sabe quién eres.
Los ojos de Robin se humedecieron, aquellas simples palabras habían roto todas sus esperanzas.
Aquel día Nancy no tuvo nota. Fue un día horrible para ambas. Robin se sentía vacía, y sin sus notas, Nancy también.
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