Día 22
Faltaba un día para el gran encuentro. Robin no había ido al instituto porque estaba algo enferma. Jason sería el encargado de darle la nota.
Se encontraba en clase de matemáticas, estaba realmente aburrido, ya que las clases sin Robin no eran lo mismo.
—Jennifer, sal a la pizarra.
Sus instintos despertaron y apartó la mirada de su cuaderno para mirar a la chica. Tal vez no debería seguir pensando que tenía alguna posibilidad con ella, Jennifer seguramente no se acordaría de su nombre, estaba un noventa por ciento seguro.
—Elige a alguien para que te ayude.
La chica resopló. Odiaba las matemáticas más que nada, estaba segura de que en un futuro no le iban a servir de nada, sabía sumar, restar, multiplicar, dividir y contar ¿Qué más necesitaba?
—Jason.
Jennifer pensó unos segundos en el chico. Tal vez podría saber algo más del tema de las notas si le preguntaba a él. Necesitaba comprobar que Robin era la persona adecuada para su amiga.
A Jason casi se le salió el corazón del pecho al oír su nombre, se acordaba. Se levantó algo nervioso. Todos se habían girado en su dirección.
Respiró hondo sin llamar mucho la atención y se dirigió a la pizarra. Jennifer le miraba arqueando una ceja, él miró las operaciones de la pizarra intentando no mantener contacto visual.
—Jason, ayuda a tu compañera a hacer este tipo de operaciones. Parece que no ha estado prestando suficiente atención en clase.
Jennifer rodó los ojos, odiaba a su profesora. No dejaba de sacarla a la pizarra y de echarle en cara todo lo que no sabía hacer. Siempre se tenía que aguantar para no contestar de mala manera.
—Sí, ayúdame Jason— dijo sarcástica mientras se cruzaba de brazos.
El castaño sonrió nervioso y cogió la tiza para empezar a hacer la operación. La profesora desvió la mirada hacia otro lugar.
—¿Sabes por qué no ha venido Robin hoy?— preguntó Jennifer.
Su pregunta sorprendió a Jason, y él siguió haciendo la operación.
—Está enferma, pero seguro que mañana vendrá.
Jennifer asintió. Jason se preguntó porque lo había elegido a él.
—Muy bien, Jason. Espero que lo hayas entendido señorita Reyes.
—Sí, solo necesitaba a alguien que supiera explicarlo ¿Jason, por qué no haces tú de profesor? Todos aprenderíamos mucho más.
Algunos rieron y otros abrieron la boca sorprendidos. La profesora frunció el ceño y Jason desvió la mirada.
—Ves al despacho del director ahora mismo.
—Será todo un placer.
Sonrió de forma burlona cogiendo sus cosas y en unos segundos salió de clase. Jason observó la escena.
—Bien, sigamos.
Nancy caminaba por los pasillos para ir al despacho del director. Sonrió al ver salir a Jennifer de este.
—¿Qué ha ocurrido?
—Nada, solo me ha puesto una advertencia, pero ha valido la pena.
La castaña rio por el comportamiento de su amiga. Ella nunca se atrevería a hacer algo así.
—He de decirte algo Jenny— la chica asintió—La chica de las notas me ha dicho de quedar mañana, la verdad no sé muy bien que hacer.
Jennifer entreabrió los labios por la sorpresa. No se esperaba tanta rapidez por parte de Robin.
—¡Has de ir! Ya sabes, has de saber quién es— la animó.
—No sé, estoy algo insegura.
Nancy estaba llena de inseguridades, no sabía reaccionar a una situación así.
—Nancy, has de hacer lo que tú quieras, si no estás preparada no vayas, pero si de verdad quieres saber quién es deberías ir. Tienes todo mi apoyo.
La castaña sonrió. Tenía el resto del día para pensarlo.
Solo quería decirte que eres preciosa. Me gustas mucho. Quería que lo supieras de nuevo, todo esto no es una especie de fase. Eres increíble.
Nancy, no permitas que nadie te diga lo contrario, si alguien te hace sentir mal apártalo. Te mereces el mundo entero.
El corazón de Nancy latió más fuerte. Sin duda quería conocer a aquella chica.
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