✉ Tres

Un pequeño lobo de Alfa estaba jugando con tierra mientras sus guardias le vigilaban a una distancia prudencial para no invadir el pequeño territorio que el cachorro había marcado cómo suyo.

Eso, y que el heredero ya les había gruñido una vez.

A los minutos la Omega, sale de la residencia de los líderes y observa a su cachorro jugando.

- YoonGi...- le llama y el menor la mira sonriendo, sacude sus manitas y corre hasta su progenitora.

- Mami...- abraza las piernas de la Omega, ese aroma dulce le gusta mucho. Pero hay algo diferente, siente un aroma diferente entre las ropas de su madre. Y le gusta...

- Ven, hay que limpiarte, tenemos visitas...- la Omega toma la mano de su hijo y lo lleva hasta su habitación para darle un baño, ponerle ropa limpia, que no tardará en ensuciar, y peinar sus rebeldes cabellos negros.

Una vez listo, la Omega baja con su cachorro, quien sigue oliendo su ropa, y de repende, cuando llegan a la sala, YoonGi fija su mirada en alguien que no conocía. No fueron los adultos extraños que hablaban con su padre, su vista fue dirigida a un pequeño niño, era dulce...

Su lobito se agitó y el niño lo miró, ambos pequeños se sonrojaron sin entenderlo.

- Cariño, él es JiMin... y ellos son sus padres- le dice su madre. YoonGi asiente y mira al pequeño niño. Nota cómo la madre del lobito menor le indica que se acerque pero JiMin no puede ni verlo de lo nervioso que se siente.

- Los cachorros pueden ir a jugar, YoonGi estaba en el jardín, pueden ir, mientras nosotros hablamos...- señala el padre de YoonGi. Los padres de JiMin asienten de acuerdo y dejan ir a los pequeños junto a la guardia de la manada Min.

YoonGi los dirige hasta llegar al lugar que ha marcado cómo su territorio dentro del jardín, y su lobito piensa que sería bonito tener el aroma de JiMin mezclado con el suyo. Los guardias están a punto de decirle al pequeño Omega que no debe entrar al círculo que YoonGi había trazado mientras jugaba anteriormente, pero para su sorpresa, YoonGi deja entrar al Omega a su territorio sin objeción alguna.

- Estaba jugando con las flores...- dice con voz bajita, y mira al Omega quien se acerca y se sienta a su lado.- ¿Te gustan las flores?

JiMin lo mira, su lobito mira al pequeño Alfa y asiente.

- Sí...- dice suavecito- Me gustan...- YoonGi al escucharlo está sorprendido, su voz es bonita, es hermosa...

- A mi también...- le dice más emocionado, y le sonríe. Cómo un acto inocente y sin saber el verdadero significado de un cortejo lobuno, YoonGi le entrega una flor blanca que él mismo ha cuidado con las indicaciones de su madre.

JiMin la acepta y toca con cuidado los pétalos de la flor, es muy bonita. Sonríe con una alegría infantil, digna de seis años, YoonGi piensa que esa sonrisa es bonita y le gusta...

Ambos cachorros se miran sonrientes y conforme pasó el tiempo durante esa tarde entraron en confianza y se pusieron a jugar cómo lobitos.

El Omega era pequeño a comparación del Alfa, y por eso ambos se quedaron en un solo lugar jalando sus orejitas peluditas.
JiMin nunca había conocido un Alfa tan agaradable y dulce que le gustaran las flores, sus hermanos no contaban porque ellos eran sus hermanos y su manada más cercana.

Y sin lastimarse... el Alfa sin saberlo ya cuidaba de su pequeño Omega...

Querida Luna...

Hoy me encontré con un Omega, ya no me acuerdo cómo se llama pero es muy bonito.

Espero que mamá lo invite de nuevo y podamos volver a jugar.
Le gustan las flores, señora Luna...

Yo solo quiero que mi Omega sea tan bonito cómo el niño de ahora, y pequeñito, para cuidarlo y arroparlo con mi pelaje...

Querida Luna, deseo ver a mi Omega pronto...

YoonGi escribía mirando por la ventana. Esa tarde fue muy divertida junto al pequeño Omega, que lloró un poco cuándo supo que el cachorro tenía que irse y su madre tuvo que consolarlo con su aroma.

Deseaba que su Omega fuera así...
Pequeño y esponjoso cómo el amigo que hizo ese día...

Se acostó, y sonrió...

Sin saberlo, su madre había guardado una prenda que aquel pequeño Omega llevaba y había olvidado en su visita. Ese aroma dulce y rico que le hacía sonreír y pensar en galletas.

En sus sueños pudo ver a dos lobitos jugando, riendo y aullando a la luna, y eso era más que perfecto para YoonGi...

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