"Querida Ladybug:

Mi lady, mi Buginette... yo no sé cómo empezar esta carta, ni cómo contarte lo que quiero plasmar en esta hoja de papel. Ni siquiera tengo un plan para que esto llegue a ti, pero sé que tengo que contártelo antes de que todo esto vaya a más.

Empezaré por el principio y, la verdad, no puedo decir que haya sido bonito. La joya que permite que me transforme en Chat Noir apareció en mi cuarto como por arte de magia, y cuando abrí la cajita en la que se encontraba el anillo, además apareció un kwami llamado Plagg. Sé por él que tú también tienes a un kwami a mi lado, pero no es lo mismo... nunca será lo mismo.

No sabía que al ponerme el anillo mi vida daría un giro sorprendente; porque, me había vuelto un superhéroe pero también un maldito. Sí, no me he equivocado de palabra, no quiero decir otra cosa, yo estoy maldito desde el día en que me puse aquel anillo en el dedo. Tú no lo sabrás, por supuesto, eres Ladybug, eres un símbolo de la mala suerte y, aunque no te hayas dado cuenta, tú vida seguramente ha ido a mejor desde que posees tu miraculous; pero yo, el gato negro, el símbolo de la mala suerte, cargo con una terrible maldición que anula mi suerte en todos los sentidos.

Al principio no supe cómo lidiar con ello, pero luego Plagg me dio la solución que todos los Chat Noir anteriores a mí, habían seguido. Y si el poder de la destrucción recae ahora sobre mí, ¿les tenía que haber funcionado, verdad? El plan era seducirte, hacer que te enamoraras de mí y que me dieras un beso que sellaran tus sentimientos hacia mí. Algo simple, algo que yo creía alcanzable, eras una chica pequeña y supuse que tenías la típica personalidad enamoradiza de adolescente y que sería fácil. Yo no tenía que enamorarme de ti, eres tú quien tenía que acabar enamorada.

Pero entonces me di cuenta de que todos los prejuicios que tenía sobre ti desaparecían uno a uno, cuando luchabas contra villanos poniendo en riesgo tu vida para salvar a París, para salvarme a mí, cuando te negabas a aceptar mis piropos, mis rosas y mis pequeñas insinuaciones, cuando parecías tan seria y madura en una situación de crisis, cuando se te ocurrían planes geniales para atrapar a los akumatizados.

Y fue entonces cuando me di cuenta de que la peor parte de mi maldición, era la solución a mi problema, porque poco a poco me fui enamorando de la chica madura, inteligente e independiente que se esconde sobre la máscara. Ahora que veo que nuestra relación va cada vez más lejos, de que tú, mi lady, estás empezando a sentir algo por mí tengo que ser sincero y decirte mi plan. 

Te juro que lo entenderé si no quieres empezar una relación conmigo, si te niegas a sentir lo que sientes por mí y te juro también, que aguantaré esta maldición lo que me quede de vida sin reclamarte nada, sin decirte que eras mi solución. 

Mi hermosa solución."

- ¿Qué tal está, Plagg? - preguntó Félix después de leerla en alto.

- Cursi y empalagosa, como la mayoría de cartas que escriben los humanos enamorados.

- Gracias, Plagg.- contestó con sarcasmo guardando la carta en su bolsillo.