Capítulo 28



28



Claris


Nuevo año.

Nuevas aventuras.

Como hornear pasteles en casa de Willy.

Martita nos ayudaba o más bien supervisaba que no destruyéramos u ocasionáramos un incendio. Sin embargo, con mucha inseguridad tuvo que dejarnos cuando llamaron a la puerta.

No entendía por qué se preocupaba.

No pasaría nada. Solo éramos Willy y yo en su cocina.

Mi mandil era color beige con figuritas de pasteles, donas y muchos panes. Mientras que el de Will era azul marino y más sofisticado, más su estilo.

Metí la mezcla al horno y cerré este.

—Ahora, a esperar 45 minutos —giré el cronometro físico de cocina. Coloqué mis manos en la encimera y miré a Will.

—¿Segura que no se quema?

—Tu horno es diferente al de la abuela, pero nada que estar checando no pueda solucionar. Aparte estás con una experta en postres.

—Mmm —dio un si mirando la bolsa de harina en medio de la encimera. Había sobrado bastante.

Hice una mueca. Esperaba algo más como "Lo sé, eres la mejor cocinera. Estoy a tus ordenes, querida chef" o "Con la mejor, querida novia" pero solo recibí un "Mmm".

Agarré una franela roja al mismo tiempo que le daba una mirada entrecerrando mis ojos y me dispuse a limpiar el espacio que utilizamos. Siempre que se cocina se ensucia.

Mi labor quedo a un lado en cuanto sentí como un poco de harina me caía en la cara, automáticamente abrí mis labios y cerré mis ojos ante la impresión. Alcé la cara hacia él. Su mano izquierda tenía rastros de harina delatándolo. Tenía una sonrisa en el rostro y su voz no se hizo esperar:

—Lindo look, pastelera.

Ja.

Tomándolo desprevenido, le regresé la acción. Abrió su boca, sorprendido al girar la cara.

—¿No lo hiciste? —volvió despacio a mí.

Y alzando el mentón, le respondí:

—Lo hice.

Sin esperar nada, tomó otro poco de harina y me la aventó. No me dejé y contraataque.
Así comenzamos una guerra de harina por toda la cocina. Me cayó harina en la boca y él se echó a reír. Agarré un puño grande de harina con mis dos manos y se lo aventé directo a la cara. Cerró sus ojos y abrió su boca como un niño y fue mi turno de reír.
Estábamos tan sumergidos en nuestro mundo que no escuchamos los pasos de la tercera persona al entrar a la cocina.

—¡¿Se puede saber que están haciendo?! —aquel grito hizo que paráramos de reír y de aventarnos harina, y girarnos a ver a la persona.

Martita.

Estaba parada en la entrada de la cocina un poco...

Yo diría que mucho.

...enojada.

—¡Vean como han dejado mi cocina! ¡Me voy dos minutos, dos minutos y....! —la pobre no encontraba las palabras.

Empapados de harina nos miramos. Contuve una risa al verle la cara y el pelo revuelto.

—Vayan a cambiarse —no nos movimos—. 1, 2...

No dejamos que llegara al tres y nos apresuramos a salir.

Cercas de las escaleras soltamos en risa.

—¡No me es gracioso, muchachitos! —gritó y corrimos arriba.

(ღ)

Comimos el pan, regañados, pero lo hicimos. No sin antes haber recogido nuestro desastre claramente.

Nos tumbamos en la alfombra de su sala junto a la chimenea prendida, soltando un suspiro.

Estaba cansada.

Dejé una pierna doblaba y la otra estirada en el piso. Will colocó sus manos detrás de su cabeza.

—¿Como están tus abuelos? —deshizo el silencio con su pregunta.

—Muy bien, llamaron la semana pasada. El abuelo ha estado descansando, solo que ha tenido un dolor de espalda que le impedir cuidar de los animales y eso lo tiene irritante.

—¿Está bien?

—Si, el doctor lo revisó, al parecer no es nada grave. Le recetó medicamento y dijo que solo tenía que descansar por la edad, que eso lo ayudaría, pero que por el momento no debía estar ni cargando cosas pesadas ni con los animales. Ya te imaginarás que eso no le agradó mucho.

—Me alegra que no sea nada malo, pero tendrá que guardar reposo, mándale mis mejores deseos. ¿Qué tal tu abuela?

—Normal. Regañando a diario al abuelo —sonreí—. Dice que me espera en casa para cuando quiera ir.

Silencio.

Bajé mi sonrisa y pasé saliva. Sin quitar nuestras miradas del techo volvió a preguntar:

—¿Ya decidiste la fecha de cuando te iras?

—No. Primero quisiera cumplir todos mis deseos y, ya después pactar la fecha. Solo quedan dos deseos, no falta mucho.

Eso era sorprende.
Me ponía feliz por un lado cumplirlos, pero por otro me invadía una tristeza porque no quería separarme de Will y mis amigos. Me acostumbré tanto a ellos, que irme y no verlos ni tenerlos cerca me resultaría difícil.

Sin embargo, el que ya no fuéramos a vernos tan seguido no significaba que la amistada acabaría, ¿cierto?

Me coloqué de lado en su dirección y sostuve mi cabeza en mi brazo derecho.

—¿Dónde están Alex y Fredi? —le cambié el tema.

Habían regresado ya a clases y los había visto por videollamada. Según Fredi estarían aquí este fin de semana.

—Los invitaron a una fiesta de piscina de imprevisto. Y como les encantan no dudaron en tomar la invitación.

—¿A ti no te invitaron?

—Si, pero no tenía muchas ganas de ir. A parte prefiero estar contigo.

Analicé la situación un rato.

—Vamos.

—¿Que? —me miró en seguida.

—Vayamos a la fiesta. Cumplamos otro de mis deseos.

Me veía extrañado. No entendía mis palabras, quien lo haría si de la nada decía eso. Saqué mi celular, escribí algo y se lo mostré directo a la cara.

Levantó los ojos del celular a mi luego de leer y, soltó una media sonrisa.

Alejé el celular y leí la pantalla.


Ir a una fiesta de chavos es otro de mis deseos.
Cumplámoslo. Sirve que así te desases
de mi más rápido.

¿Qué dices?


Will


La puerta de aquella enorme casa fue abierta, recibiéndonos un chico muy alegre sin camiseta y solo un short.

—¡William! —me saludó tan feliz que hasta por un momento creía que éramos amigos.

—Hey —di un breve alzamiento de cabeza y pasé mi brazo derecho por la espalda de Claris.

—Pasen, pasen —dijo haciéndose a un lado, dejándonos pasar.

Una sala fue lo primero que nos recibió. Había pocos chavos aquí, la mayoría estaba del otro lado del cristal que separaba al interior de la casa de la piscina y el ambiente. Las pocas personas que se encontraban aquí se estaban muy ocupados pasándose saliva. Parecía que se querían comer.

Claris me miró, noté la sorpresa en sus ojos. Tomé un suspiro y exhalé.

Empujé levemente su espalda indicándole que continuáramos nuestro camino.

Tomé la perilla de la puerta de cristal y la recorrí para incorporarnos a la fiesta.


Claris


Y como si fuera una fiesta de disfraces y nosotros no trajéramos el correcto, todos se giraron a vernos.

Me sentí chiquita.

Podía notar muchos trajes de baño y piel por todas partes.

¿No tenían frío o algo?

Mi short y mi camisa azul de manga larga térmica me dejaban al blanco.

Will me miró, por inercia lo miré de vuelta. Nuestros atuendos a juego nos dejaban más expuestos. Me regaló una pequeña sonrisa, sin importarle las miradas de los demás. Yo elegí la ropa y justo en ese momento me arrepentía de haberlo hecho.

Quitó su mano de mi cintura y tiró de mí.

—Todos nos ven —le dije en voz baja mientras avanzábamos.

—No, te ven a ti.

—¿Se supone que eso es mejor? —lo miré y el bajo sus ojos a mí. Las comisuras de sus labios dieron hacia abajo y luego sonrió.

¿Eso que quería decir?

Regresé a mi inspección.

Las personas regresaron a sus asuntos y dejaron de vernos. Fuera de la piscina había bastantes chicos tomando y riendo, y otra cantidad más estaba dentro de la piscina jugando con pelotas u otros bebiendo y platicando.

En el otro extremo del lugar se encontraban un grupo de cuatro chicos tocando y cantando.

Nos detuvimos en la mesa de bebidas y Will comenzó a llenar dos vasos de un agua roja que quien sabe que era.

Tome el mío y él le dio enseguida un sorbo al suyo.

—La mayoría de los chicos no traen camisa —giró su rostro a mí al escuchar mis palabras, aun tendiendo su vaso en los labios. Solo podía ver sus ojos—. ¿Tú por qué sí?

Bajó el vaso y ladeo su cabeza. Sus ojos se prendieron en un brillo coqueto.

—Señorita Claris ¿Me está pidiendo que me quite la camisa? Acaso, —se inclinó hacia mí como un depredador—, ¿Quiere verme sin ella?

Mis mejillas se incendiaron ante la vergüenza.

—Solo era una pregunta.

—Las mías también.

Intenté escabullir mi mirada de él, pero hizo el ademán de seguirla.

—¡Claris! ¡Will! —gritaron detrás de mí.

Ambos volteamos. Encontrándonos con una Mari muy alegre viniendo hacia nosotros con Fredi siguiéndola a ella.

La piel un tanto bronceada de Mari se veía muy sexy con ese bañador rojo que traía.

Simplemente guau.

Le eché una mirada rápida a Will y a este no le quedó de otra que reincorporarse.

Mari se echó encima mío en un abrazo.

—Oh —exclamé, sorprendida, correspondiendo su contacto de afecto.

—No sabía que vendrían.

—Nosotros tampoco.

Mari se alejó y se puso a un lado de su novio.

—Nos ha sorprendido verlos aquí.

—Cambio de planes al último minuto —respondí.

—¿Y Alex? —preguntó, Will.

—Salió —dijo con simpleza, Fredi. Para después quitarle su vaso a Will echarle un vistazo a su contenido y darle un sorbo a este.

—¿Te importa si me llevo un poquito a Claris? —Mari tomó mi mano, mirando a Will—. No, perfecto.

Rei leve y dejé que jalara de mí. Mire hacia atrás un segundo. Creí que me quedaría todo el tiempo con mi novio, pero creo que Mari tenía otros planes.


Will


Solté un suspiró.

—Otra vez solos —dijo Fredi a mi lado. Lo miré—. Tu bebida —me ofreció de vuelta el vaso.

—Quédatela.

Ya había puesto su saliva en él y no lo quería de vuelta así.

Me crucé de brazos y miré por donde se fueron mi novia y su novia.


Claris


Mari no paraba de presentarme gente. Y tampoco de dejar en claro que mi novio era Will. Obtuve varias miradas descontentas de chicas luego de eso pero que más daba. Era divertido conocer gente nueva, no toda era mala.

—¿Que tal te cayeron? —preguntó Mari, mientras intentaba pasar entre varias personas dentro de la casa.

Se había multiplicado la gente que había aquí cuando llegué.

—Muy bien.

—Si no es así, está bien no tienen por qué caerte bien todas, puedes decirme con toda confianza.

Sonrió amable.

Y cuando iba a responder mis ojos detectaron una persona muy conocida a un lado la chimenea mirando la pecera que estaba ahí.
Mari al darse cuenta de que me quedé mirando un punto en específico, siguió mi mirada a él.

—Si quieres ve con él. Yo me encargo de los chicos.

La mire rápido, murmure un "gracias" y no tarde en caminar hacia allá. Me detuve detrás de él. Toqué su hombro.

—Hola —saludé cuando tuve su atención.

—¿Claris? ¿Qué haces aquí?

—Si, a mí también me alegra verte luego de días.

—Perdón, es solo que —pasó saliva, sin dejar de sonreí—, no creí encontrarte aquí.

—Will me trajo.

—Claro.

Nos quedamos callados. Inconscientemente baje la mirada a la comisura de sus labios. Recordando la herida que había allí y que ahora ya no había rastro de ella.

—¿Y hace mucho que llegaron?

Subí nuevamente la mirada.

—Si, ya tenemos tiempo. Mari se encargó de presentarme a mucha gente y me alejó de Will —sonríe. Mene mi vaso casi lleno. Le había dado una que otra sorbida cuando no sabía que contestar a sus amigos.

A decir verdad, aun no sabía lo que era, pero estaba rica. Claramente no era alcohol.

—Oh, ya.

—¿Tú tienes mucho que llegaste?

—No, prácticamente acabo de llegar. Diez minutos para ser exacto.

—¿Viniste solo?

—Con dos amigos, pero no tardaron en encontrar algo con lo que estar ocupados —señaló con su cabeza hacia un lugar detrás de mí.

Y sí que estaban muy entretenidos sus amigos.
Creo que la gente encontraba muy divertido besarse en las fiestas.

—Oh, ya —exclamé volviendo a él.

—¿Cierto? Así que yo estaba entreteniéndome con mis amigos los peces.

Reímos.

—¿Acaso no quieres entretenerte como tus amigos?

—Eso no es lo mío. Ni siquiera las fiestas lo son.

Note su vestimenta. No venía vestido para una fiesta de piscina. Él traía sus Jens y su chaqueta de mezclilla, una camisa blanca como sus tenis.

—Lindo atuendo —dijo él.

—Ah —le eché una mirada a mi ropa y volví a centrarme en él—. Gracias, igualmente. Entonces, si las fiestas no son lo tuyo ¿por qué viniste?

—Porque ellos me obligaron.

Escondí mis labios.

—De saber que me dejarían solo en cuanto llegáramos ni loco venia, pero —suspiró—, es un poco tranquilo aquí adentro así que no me quejo.

—Y, ¿no te gustaría ir afuera? ¿Con nosotros?

Metió sus manos a las bolsas delanteras de su pantalón y juntó un poco sus cejas.

—No creo que sea lo mejor.

—¿Por qué no? Es Alex, Fredi, Mari y Willy. Sería mejor que estar aquí adentro viendo solo una pecera. ¿Qué dices? ¿Vamos?

Una sonrisa apareció en su rostro.


Will


—¿Y Claris? —le pregunté de una a Mari. Había regresado ya hace un rato, pero sola.

—Con Marco —miro sus uñas.

—¿Marco está aquí?

—Dijo que está con Marco es obvio que está aquí —intervino Fredi con una sonrisa juguetona.

—Eso está claro, Fredi —le rectificó, Alex.

Había vuelto hace diez minutos.

Fredi se encogió de hombros. Miré hacia la puerta de cristal y la observé a lo lejos. Saliendo del interior de la casa hacia acá con Marco detrás de ella.

—Ahora vuelvo —les dije a todos yéndome en sentido contrario a ellos.

—¡Will! ¡¿A dónde vas?! —escuché el gritó de Alex, pero no volteé.


Claris


Salude a los chicos con una sonrisa en el rostro. Noté la ausencia de cierta persona y luego de echar un vistazo alrededor, decidí a preguntar:

—¿Y Will?

Fredi y Mari se encogieron de hombros. Miré a Alex.

—Dijo que ya venía —respondió sin dejar de ver a mi acompañante.

Asentí breve y giré mi rostro a Marco.

Él les dio alzamiento de cabeza como saludo. Y tanto Alex como Fredi correspondieron. Mari solo le dio una sonrisa amable. Mis ojos chocaron con los de mi mejor amigo.

Le ofrecieron un vaso de agua y él la acepto. Dejé el mío aparte luego de terminar su contenido.

La platica entre los chicos y Marco comenzó a fluir. Y podía sentirse un ambiente más cómodo. Mi mirada se topó con la de Mari, quien me guiño un ojo antes de volverse a centrar en la conversación con los chicos.

Sonreí bajo antes de mirar entre la gente.

La música se detuvo y todos se callaron.

—Oh, oh —se escuchó por el micrófono.

Miramos hacia donde estaba el grupo de chicos cantando y vaya nuestra sorpresa.

El cantante había sido remplazado.

–Hola a todos, Soy William Brethan —varias chicas gritaron, no me sorprendió en absoluto—. Gracias, pero ya tengo dueña —se escucharon varios lamentos—. Lo siento —rio nervioso—. Ah, bueno, talvez se estén preguntando porque estoy yo aquí y no nuestro verdadero cantante guapo.

—¡Guapo tú!

—¡Chulo!

—¡Hermoso!

—¡Casémonos!

Gritaron varios chicos bromeando y chillándole.

Will sonrió, chasqueo sus dedos y señaló a los chicos siguiéndoles el juego para después volver a hablar:

—Para los que no saben, de niño quería ser todo, Policía, Bombero, Doctor, Ayudante de cocina, pero también cantante y, claramente no soy ninguno de ellos, pero creo que si un poco de cantante al menos cuando estoy en la ducha como todos. Mamá dice que tengo potencial, aunque papá diga lo contrario...—soltó un suspiro—. Gracias, mamá.

Cerró sus ojos, sonriendo. Provocó varias risas, incluida la mía. Cruce mis brazos escuchándolo.

—Y, hoy quiero cantar sin importar nada, porque quiero cumplir mi deseo —pasó su mirada entre el público—. Espero les guste.

Se alejó del micrófono un poco y les dio una mirada a los tres chicos. Y volvió a ver a enfrente.

Las notas comenzaron al tiempo que su voz.

—Tastes like strawberries on a summer evening —colocó sus manos en el micrófono—. And it sounds just like a song. I want more berries.

No cantaba nada mal.

—¿Qué canción es? —le susurré a Alex a mi lado.

—Es Watarmelon Sugar de Harry Styles —respondió él.


Will


—Breathe me in. Breathe me out —Cerré mis ojos y, su imagen invadió mi mente.

Su pelo.

Esas pequeñas manos.

Esos ojos tiernos.

Esa cintura.

Y esa boca que... me volvía loco.

—I'm just thinking out loud —miré hacia las personas en la piscina y alcé mi brazo derecho para que me siguieran—. Watermelon sugar high.

Los chicos de la banda hacían el coro y dejé que las personas cantaran esa parte.

—Watarmelon sugar —cantaron los coristas y continué:

Tomé el micrófono con ambas manos.

—Strawberries. On a summer evenin'

Levanté mi mirada y mis ojos se toparon con los de ella. Fue como si todo hubiera desparecido y solo pudiera notarla a ella.

—Baby, you're the end of june —separó sus labios y juro que pareció cámara lenta—. I want your belly and that summer feeling.

Ella sabía que esta parte era para ella y le quedaría más claro con lo siguiente:

—Breathe me in, Breathe me out —alejé mi vista de ella y grité—: ¿Como va?


Claris


Era lindo, ver cómo la gente cantaba animada y los seguía. Podía apostar lo que fuera de que su sueño se había cumplido al cien.

—Watarmelon Sugar —terminó. Los aplausos y gritos no se dieron a esperar.

Sonreí y negué con la cabeza mientras aplaudía.

Aventó un beso al público y le cedió de regreso el micrófono al cantante, agradeciéndole con una sonrisa antes de ponerse en marcha hacia nosotros.

—¿Apoco cantabas? —Fredi le interrogó con una sonrisa burlona colocando su brazo derecho sobre sus hombros.

Alex se acercó a ellos, alzando su mano derecha para chocar los cinco con Will.

—Muy bien, muy bien —dijo.

Will pegó su mano a la suya y sonrió.

Sentí un peso caer sobre mis hombros. Mire de inmediato a mi derecha, encontrándome con Mari.

—Sospechoso —dijo, entrecerrando sus ojos.

—¿Qué?

—Que canté —sonrió, divertida.

Regresé a los chicos, quienes estaban molestando a Will sobre algo. Silbaron desde el otro lado. Miramos hacia ahí y un chico dentro de la piscina hizo un gesto con su mano de que nos integráramos.

Will se alejó de los chicos y camino hasta mí.

—¿Vamos? —me ofreció su mano.

—No se.

—Anda, seré tu salvavidas.

—No, yo mejor...

Me tomó de la mano y comenzó a tirar de mí.

—No, no, Will. Yo me quedo con Marco.

—Sorry.

—Espera, yo solo los veo.

—Noup.

Apenas logre tomar una bocada de aire antes de que me envolviera con su cuerpo y nos lanzara a la piscina. En ningún momento me soltó. Se mantuvo firme, sujetándome de la cintura.

Sacamos la cabeza y reímos.

—¡Que siga la fiesta! —gritó Alex desde afuera. Y los chicos de la banda volvieron a tocar.

El ruido, las risas de los demás, volvieron.

Me quedé viendo a Will un rato hasta que...

—¡Al agua pato! —gritaron Fredi y Mari lanzándose al agua. Y varios más les siguieron.

Solo cerré mis ojos al sentir el agua caerme a la cara.

Que divertido.


Marco


Logré hacerme a un lado antes de que el agua me salpicara. Metí mis manos a los bolsillos de mi pantalón y sonreí. Me di la vuelta alejándome de la piscina.


Claris


Las horas habían pasado sin sentirse y me había preocupado cuando vi a fuera de la piscina donde había dejado a mi mejor amigo y ya no estaba. Sin embargo, esa misma preocupación se esfumo cuando lo vi charlando muy feliz con otros chicos cercas de la puerta de cristal que nos separaba del interior de la casa.

Luego de ello ya no lo vi, pero sabía que seguía aquí.

Los chicos se metieron adentro de la casa minutos antes. El sol ya se había escondido, dándole paso a una noche estrellada.

Caminamos a uno de los camastros. Willy me colocó una toalla encima de mis hombros cubriendo mi espalda.

—Ya regreso, iré a conseguirte ropa seca —besó mi frente y se alejó.

Me quedé sentada ahí, viendo las estrellas. Sentí la presencia de alguien a mi lado y giré mi rostro.

—¿Puedo sentarme? —me preguntó aquella chica señalando el camastro a mi lado.

—Claro.

Y así lo hizo.

—Hola, por cierto —me regaló una sutil sonrisa.

Cabello castaño y largo. Piel blanca. Traía consigo una cámara fotográfica.

—¿Hola?

—Tu novio es William, ¿no? —asentí despacio, cohibida—. No sabía que también cantaba. Es muy popular en la universidad.

Ni yo.

Dije en mi mente.

—Lo siento, talvez estés sorprendida por que llegué así.

—Bueno...

—Claro que está sorprendida, changa —otra chica más alegre y con una bebida en su mano se sumó a nuestra conversación—. ¿Quién no lo estaría si un extraño de la nada te habla?

Una ligera risa salió de mi boca. La segunda chica se giró hacia mí.

—Se comienza así, mucho gusto soy Lía —alzó un poco su vaso en forma de saludo.

—Yo soy Liliana o Lili, como más te gusté —estiró su mano hacia mí y la tomé correspondiendo su saludo—. Y tranquila no pienso robarte nada solo quería platicar.

Sonreí.

—Mucho gusto, soy Claris.

Y así pasamos un buen rato juntas. Para cuando nos tuvimos que despedir, ya casi todos se habían metido a la casa y continuaron la fiesta ahí, pero unos cuantos más aún permanecían en la piscina.

Will había desaparecido hace 10 minutos luego de que me consiguiera ropa seca.

Un pants negro y una sudadera gris.

En cuanto salí del baño y no lo vi a fuera comencé a buscarlo. Tampoco veía a Mari y a los chicos.

¿Dónde se habían metido?

Lo buscaba por todas partes, pero ni rastro de él. Pasé mi vista de un lado a otro, cuando me percaté de cierta persona saliendo de la casa.

Eché un último vistazo a mi alrededor antes de seguirlo.

Con las manos en mi suéter lo vi sentando en la orilla de la banqueta.
Una ligera brisa apareció al mismo tiempo que caminaba hacia él. Llegué a su lado, al parecer no notó mi presencia. Solo permaneció mirando hacia enfrente sumergido en sus pensamientos.

—¿Puedo sentarme? —le pregunté.

Sacándolo de su mundo. Levantó enseguida su cabeza en mi dirección.

—Oh, sí, claro, acompáñame.

Sonreí un poco y me senté a su lado.

—No es lo mejor, tú deberías estar sentada en una silla para tu comodidad y no en el suelo sucio —dijo.

—No necesito estar sentada en una silla para sentirme cómoda, el simple hecho de estar aquí contigo me hace estarlo.

Fui sincera.


Marco


Eso que dijo, acelero mi corazón y no debía.

Y para mi mala suerte se aceleró más, al sentir como recostaba su cabeza en mi hombro.

Aun así, recordé que hiciera lo que hiciera ella ya tenía al dueño de sus pensamientos. Sonreí rendido, porque supe que esto sería lo más cerca que iba a volver a tenerla.


Will


Estaba en la puerta de la casa junto con Alex, en el instante en que ella posaba su cabeza en su hombro. Di un paso a delante para ir hacia ellos, cuando Alex me detuvo con una mano en mi hombro.

—Tranquilo, está bien —dijo.

Podía ser que sí, pero no quería.

Suspiré y solté aquello que no le había dicho a nadie:

—La besó.

Alex alejó su mano de hombro atónito. Y con los ojos bien abiertos miró hacia donde estaban ellos.






NOTA

Primero que nada espero que les haya gustado el cap., les recuerdo que estamos ya en la recta final. 

Otra cosita, he decidió que solo serán 30 capítulos en lugar de 31 (junte el 31 con 30 porque era muy corto y así) mas el epilogo. 

Estoy muy contenta de que ya casi finalizo mi segunda historia, y vendrán muchas mas (espero). Aparte de que ya casi cumplo mi primer año de que comencé a publicar aquí en wattpad y wow.

Gracias, gracias, gracias.

Y pues nada, cuídenseme mucho y como siempre cualquier error una disculpita.

Besos.

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