Capítulo 17
17
Claris
Mamá hablaba emocionada con la abuela luego de que le dijera que Will y yo habíamos formalizado. Y solo había pasado casi un día de todo eso.
—Tu abuela quiere hablar contigo —dijo mamá pasándome el teléfono. Me acerqué a la pared donde estaba este y exhalé, llevándomelo al oído.
—¿Bueno?
—¿Cómo que mi niña tiene marido? —fue lo primero que dijo.
—¿Cuál maridooo? —canturreé—. Abuela solo es un chico.
—No cualquier chico, es tu novio.
Se podría decir que si, no hubo la típica pregunta, pero se suponía que, si hubo beso de por medio, significaba algo.
—Algo así —escondí mi labio inferior entre mis dientes mientras miraba a mamá terminar de cocinar.
—¿Quiero conocerlo?
—Ok.
—¿Es alto?
—Mucho.
—¿Cabello...?
—Negro.
—¿Guapo?
—Atractivo.
—¿Es inteligente?
—Si.
—¿Buen muchacho?
—Si.
—¿Te trata bien?
—Mucho.
—Y... ¿tiene dinero?
—¡Abuelaa!
—¿Qué? Hay que ser un poco interesados en esta vida cariño, o de que van a vivir, ¿de amor?
—Abuela, está estudiando y llevamos un día de pareja, no nos vamos casar.
—Bueno, pero quiero conocerlo ¿ok?
—Ok.
—Te quiero, cariño, cuando vengan seguiré con mi interrogatorio —respondí con un sonido de estar de acuerdo y escuché su suspiro—. Ahora ¿podrías pasarme a tu madre otra vez?
—Claro, te amo, bye —alejé el teléfono de mi oreja y señalé a mamá con él—. Quiere hablar otra vez contigo.
Mamá se limpió las manos y tomó el teléfono.
Tomé asiento y exhalé ruidosamente.
(ღ)
La tarde se fue en un abrir y cerrar de ojos. Acomodé mi pijama blanco y me senté frente al tocador.
Quería ir a la cama pronto para despertar temprano al día siguiente.
Dejé el cepillo del pelo en el tocador y justo observé por el espejo cuando mamá aparecía en la puerta, recargándose en ella.
—¿Pasa algo? —pregunté mirándola a través del espejo, luego de varios segundos.
—No, solo venía darte las buenas noches.
Me levanté del banquito y caminé hacía donde estaba. Mamá caminó hacia deteniendo su paso cuando estuvimos frente a frente. No dijimos nada, solo se dedicó a detallarme y a peinar uno de mis mechones tras mi oreja, para después dejar su mano en mi mejilla.
Sus ojos se cristalizaron tal cual cuando quieres llorar, pero retienes las lágrimas.
Sonrió, y movió su cabeza de arriba abajo.
—Has crecido, mi niña —una lágrima recorrió su mejilla—. Y estoy muy feliz de todo lo que has vivido estos últimos meses, cariño, no sabes cuanto lo estoy.
Sabía por qué.
Llevé mi mano a su mejilla y limpié sus lágrimas.
—Estoy bien, mamá, sigo aquí —dije casi en un susurro—. Y, nunca me he encontrado mejor.
Pasé mis manos por su cintura y puse mi mentón en su hombro.
—Lo sé, mi amor, lo sé —contestó, acariciando mi pelo y solo me apreté más a ella, deseando que este abrazo fuera para siempre.
(ღ)
—Llegaré pronto —mamá tomó sus llaves y su suéter.
El clima del día era mucho mejor, no era necesario llevar suéter durante la mañana.
—Ok, ya le he dicho a Will y dijo que si podrá venir.
—Perfecto.
—Por cierto —la detuve antes de que se fuera—. ¿Puedo salir con él antes y regresar para la cena?
—Claro, solo regresen pronto ¿ok?
Asentí.
—Bien, nos vemos más tarde, cariño —nos despedimos de beso y la vi salir.
Con la mano posada en el respaldo del sillón, respiré hondo. Tenía tiempo de sobra para alistarme. Pero era mejor comenzar ahora.
¿Cuánto podía durar?
Will
El sol que entraba a mi habitación por el gran ventanal que daba al balcón, me pegaba justo en la cara, mientras me encontraba de cuclillas.
Sonreí, regando a Pequis. Creí que no lograría cuidarlo bien y me sentía sumamente orgulloso de lo bien que lo iba cuidado durante todo ese tiempo. Talvez no se me daba tan mal eso de las plantas.
Una vez terminé. Me levanté y dejé la jarrita para regar en la consola a lado.
Tomé mi celular y me senté en la orilla de la cama.
Will:
¿Lista?
Pequitas <3:
¿Sabes que apresurar a una mujer la puede poner de mal humor?
Will
¿Eso es un sí o un no?
Pequitas <3:
Solo decía.
Pero es un no, novio.
Sonreí. Y me deje caer con los brazos abiertos hacia la cama, suspirando y cerrando los ojos.
(ღ)
Repiqueteaba el volante con mi dedo índice, teniendo el codo izquierdo en la ventana. Miré hacia el otro lado cuando escuché una puerta cerrarse.
—Hola —saludó luego de montarse en el auto.
—Hola, ¿por fin la princesa termino?
Alzó sus cejas y ladeo la cabeza.
Era justo que preguntara, llevaba media hora esperándola.
—Bueno, ¿lista? —sacudió su cabeza y sonreí, encendiendo el auto—. Entonces vámonos, será un día muy interesante.
Claris
Mantuve mi vista en la ventana. El tráfico era casi nulo por lo que avanzábamos más rápido. Le di un vistazo rápido a Will y me percaté que los dos llevábamos Jens y botas negras.
Lo único diferente es que yo llevaba un suéter tejido holgado color blanco y él una camisa de vestir negra. Se veía muy, bastante guapo.
Parecía todo un empresario.
Sabía que en unos años así luciría. Sonreí al imaginármelo.
Movió su mano derecha a la radio del carro y apretó un botón que provocó que música comenzara a sonar.
Wait – M83
—Te ves muy guapo, hoy —alague.
Note como intento esconder una sonrisa y en su lugar puso su puño izquierdo en su boca y "tosió".
—Gracias, tú estás hermosa, como siempre —alago de vuelta y yo no intenté esconder mi sonrisa como él, sino más bien me tomé el atrevimiento de acercarme a él y besar rápido su mejilla. Lo sentí tensarse un poco. Sin embargo, solo me miró de reojo sin decir nada.
No le tomé importancia.
—¿A dónde vamos? —volví mi vista a la ventana.
—Pensé que estaría bien ir a un acuario, no está tan lejos y podremos llegar a tiempo a la cena con tu madre.
—Hay mucho tiempo —respondí, finalmente mientras veía como las nubes se movían rápido cada que avanzaba más el carro.
(ღ)
El lugar estaba un tanto oscuro, pero se lograba iluminar por la luz que tenían donde estaban los peces. Niños corriendo y llamando a sus padres con emoción para que miraran aquello que habían visto.
Miraba atentamente a través del cristal.
Sentí a Will llegar a mi lado y quedarse quieto ahí.
—¿Dónde estabas? —Pregunté sin despegar mi mirada del cristal.
—Me distraje viendo una estrella de mar —Como todo un niño pequeño—. ¿Te gusta?
—Mgim —musite, los peces pasaban frente a nosotros como si no les importara que estuviéramos ahí. Acostumbrados a que miles de ojos los vean a diario—. Míralos, creyendo que son libres, pero la realidad es que están atrapados en un lugar donde no hay salida, al igual que nosotros.
Un lugar donde no hay escapatoria.
Un círculo vicioso.
—¿Piensas... que no eres libre? —sentí su mirada, me quedé en silencio y al aparecer supo mi respuesta—. Eres libre, bonita. Y eres valiente para hacer lo que mas deseas.
Pegué mi mano derecha al cristal.
—¿De verdad crees que soy valiente? —lo miré.
Y él con las manos en los bolsillos de su pantalón y una sonrisa, respondió:
—Jamás lo he dudado.
—Yo lo hago.
Sus cejas se juntaron mostrándome una cara de confusión.
—¿Quién o que te ha hecho creer lo contrario? Que no puedes ver lo mismo que ven mis ojos —acercó su mano derecha a mi frente y apenas tocó mi flequillo—. La semejante mujer que eres.
Suspiré sonriendo ante sus palabras.
Siempre tenía una respuesta para todo.
(ღ)
Íbamos de regreso a casa.
El sol ya estaba a punto de esconderse totalmente. Había sido muy bonita la visita al acuario.
Y desde que nos montamos nuevamente al auto, mis ojos no se despegaron ni un segundo de Willy. Había estado pensando en algo que extrañamente me causaba curiosidad y quería saber la respuesta de ello.
—¿Quieres decirme algo no? —dijo Will, mirando un segundo hacia afuera por su ventana con el vidrio abajo.
—Mmm —Afirmé.
No dijo nada de vuelta, dándome paso a que le dijera lo que sea que quería decirle.
—Ya que somos pareja —comencé.
—¿Lo somos? —me interrumpió, regalándome una media sonrisa mientras me daba una mirada rápida, ya que tenía que concentrarse en el camino. A pesar de que fue corta, note la diversión en sus ojos.
—Si, bueno, no me los has pedido, pero el beso, la salida de hoy y la cena a la que estamos a punto de tener con mi madre, me daban por hecho que no era necesario, ¿o sí?
Alzó un poco sus hombros en un "no lo sé".
—¿No te gustaría que te lo pidiera? Debería.
Fruncí mis labios, no sabía que hacer porque era la primera vez que experimentaba esto.
Se estacionó un momento, y se acomodó mejor para verme.
—A mí me gustaría, así te podría besar con mayor confianza —mordió su labio, sentí mis mejillas sonrojarse. Mis ojos bajaron a su boca y rápidamente la regrese a sus ojos.
Él se dio cuenta de lo que hice y sonrió satisfecho.
A quién le mentía, a mi igual me gustaría.
Asentí despacio y él suspiró tomando mis manos. Sus manos estaban calentitas a diferencia de las mías. Tragó saliva varias veces ya y no decía nada, solo se dedicaba a verme.
—Pareciera que me vas a pedir matrimonio —bromee, intentando disminuir la tensión del ambiente, él volvió a sonreír bajando la cabeza.
—¿Quieres que lo haga? Estoy dispuesto a hacerlo —levantó la mirada.
—Wou, vaquero, vamos despacio.
Reímos los dos.
Volvimos al silencio, donde compartimos miradas. Lamio sus labios y yo miré aquello como si fuera lo más interesante del mundo. Tenía ganas de pasar mi pulgar por su labio inferior. Sin embargo, dejé de lado esos pensamientos y dirigí mi mirada a sus ojos.
—Claris, ¿me permitirías ser el dueño de cada uno de tus besos y abrazos? Dedicarte las estrellas y hacerte vivir un romance en los libros, ¿me permitirías ser tu novio?
Y sentí una corriente en mi cuerpo que hizo que se me erizara la piel. Pareciera que el tiempo se detuvo en ese momento y las palabras se negaran a salir de mi bosa. Di un leve apretón a sus manos y con un hilo de voz conteste:
—Si, Will, me encantaría.
Y esta vez fui yo la que se acercó a él. No espere reacción suya, solo junté mis labios a los suyos y tal cual la primera vez, sentí la emoción y la misma felicidad. Separe un poco mis labios pasando de un simple toque de labios a un beso más elaborado.
No era difícil besar, sin embargo, te daban nervios no hacerlo bien.
Subió su mano izquierda a mi lado derecho de mi cara y me ayudo a seguir su paso. No era brusco ni hambriento, en su lugar era suave, despacio como si quisiera memorizar la textura de nuestros labios.
Me separe lentamente, escuchando el sonido que provocaron nuestros labios al separarse y junte nuestras frentes.
—Somos pareja oficialmente —susurró.
Abrimos nuestros ojos y me alejé un poco quedando aún cercas.
—Oficialmente —repetí. Tomó nuestras manos entrelazadas y las acercó a su pecho.
—Quisiera que me des un apodo —confesó, tomándome por sorpresa.
—¿Un Hipocorístico? ¿Por qué?
Will
Me daba pena admitir que me estaba volviendo todo un cursi, pero no quería que se diera cuenta de ello. Ella era la culpable de que me estuviera comportando así.
—Supongo que Hipocorístico es apodo —dije—y me gustaría uno porque las parejas se dicen apodos bonitos, y quiero que me llames por algo bonito —expliqué con sencillez.
—Tú nombre es bonito.
—No lo niego, pero —me gané un pequeño empujón por parte de ella y solté una risita—. Quiero algo por el que solo tú puedas usarlo porque eres mi pareja y no por algo que usa todo el mundo.
—Mmm, ok —respondió, moviendo su cabeza despacio y poquito de arriba abajo, miró hacia abajo y casi de inmediato volvió a mi—. ¿Qué te parece "cariño"?
—¿Cariño? —ladee mi cabeza mirando hacia afuera—. No es original...
—Como tú —me interrumpió.
Mordí mi labio inferior, y la miré.
—Pero me gusta —continúe.
Volví a llevar mi mano izquierda a su mejilla, acariciándole.
Por primera vez sentía lo que era que alguien te quisiera por quién eres de verdad y no solo por tu físico o por tu familia.
Claris
—Creo que deberíamos irnos —exclamó.
—Si —reaccioné y nos acomodamos mejor cada quien en su asiento.
Exhalé y puse mis labios como patito e inflé mis mejillas.
—Me alegro te guste el apodo por el cual te llamare —dije, entrelazando mis manos—. Y como ahora somos pareja oficialmente —regresé a lo que quería preguntarle desde un principio, me respondió un "Mgim" y continué—: Quiero saber algo.
—¿Qué cosa?
—¿Me responderás todo?
—Por supuesto, entre pareja se debe tener la confianza para hablar de cualquier cosa, así que ten la certeza y la seguridad de que responderé lo que quieras saber.
—Bueno ya que puedo preguntar lo que yo quiera —me acomodé en mi lugar—. Como sabes, tengo 19.
—Aja —expresó frunciendo sus cejas y moviendo un segundo su mirada hacía el espejo retrovisor para después volver a mí.
—Por lo que soy dos años menor que tú.
—Sip.
—Y tú sabes que la edad puede influir en una relación o en la convivencia para llegar a salir con alguien y, según la diferencia de edad que se tenga...
—Claris —me detuvo—. ¿Qué quieres preguntarme?
Alejé un poco mi mirada de él y pregunté en voz baja:
—¿Has andado con chicas menores que tú?
Esperaba escuchar una respuesta inmediata, pero en su lugar escuché una risilla salir de él. Lo miré rápido.
—¿Quieres hablar de mis relaciones pasadas? guau. Era lo último que me imaginaba que quisieras hablar, no sé me esperaba algo distinto.
—¿Que tiene?, tengo curiosidad.
Negó, divertido.
—Es solo que... nunca había conocido a una chica que quisiera hablar sobre las relaciones pasadas De. Su. Novio y menos luego de que le haya pedido ser su novia.
Si, talvez eso es lo último de lo que quieren hablar.
Yo había hecho algo "diferente, diferente".
Aplausos.
—¿Y entonces? —insistí.
Sin mirarme, respondió:
—No, nunca he andado con chicas menores que yo, eres la primera.
—Oh, soy la primera —sonreí, orgullosa —. Te gusta que te críen eh.
Lo molesté, no iba a perder la oportunidad de hacerlo.
—Talvez antes —corrigió—. Ya no.
Me percaté que me vio de reojo antes de seguir hablando.
—Antes de ti, todo lo que sentía por alguien era superficial, porque eso mismo era lo que sentían por mí, siempre fue eso y, a veces me preguntaba "¿por qué?" como si no supiera la respuesta —sonrió de lado—. Todo cambió desde que llegaste a mí, tú eres diferente, Pequitas.
—¿Qué te hace creer que lo que yo siento no es superficial?
Se paso sus dedos por su labio inferior mientras manejaba con la otra mano.
—Comenzando porque olvidaste mi cara luego de la primera vez que nos vimos.
Hice una expresión de arrepentimiento.
—Perdón.
—Está bien, creo que así tenía que ser, por lo que creo que es razón suficiente para saber que no soy solo algo superficial para ti.
Sonreí amplio.
No, y jamás lo sería.
(ღ)
Entré a la cocina luego de cambiarme la camisa. Observé como Mamá le servía la comida a Will con una sonrisa mientras ambos reían por algún comentario. Se percató de mi presencia y señaló las sillas.
—Siéntate, mi amor —me dijo ella. Recorrí la silla a lado de Will y me senté.
Le di una mirada rápida acercando mi plato a mamá.
—Cuéntame Will, ¿Cómo has estado? Ya no habías venido, tenía mucho tiempo sin verte, la última vez traías tu yeso, ¿todo ha ido bien?
—Si, todo ha ido muy bien, señora. Mi brazo se ha recuperado bastante bien y no me duele, solo que entré que papá ha regresado de su viaje de negocios y hemos convivido más, tener que regresar a mi rutina normal, exámenes y demás, no he tenido mucho tiempo, una disculpa.
—No te preocupes, cielo, lo importante es que estás bien.
Asentí, apoyando el comentario de mamá.
—Pero no se preocupe, le prometo que me tendrá todos los días aquí —bromeo.
Mamá sonrió y yo la miré.
—Encantada de tener aquí, y creo que mi hija lo estaría más.
Sonreí esta vez yo, de forma tímida.
—No lo dudo —respondió él, le di un empujón suave con mi brazo.
No quería más ego.
—Comamos, antes de que se enfríe —expresó Mamá.
Comenzamos a comer y durante la cena mamá le preguntó a Will a que se dedicaban sus padres, si tenía hermanos, etc. Hablamos sobre lo que Will pensaba hacer en el futuro. Explicó que su padre es la cabeza de Dirigeants Agrocenter, y que al ser hijo único tendrá que ocupar su lugar en algunos años, cuando fuera el momento de remplazar a su padre.
Nada fue nuevo, solo el hecho de que mamá le llamo yerno y Will y se sonrojo. Pocas veces lo había visto sonrojarse.
Y lo mejor de esa noche, fue cuando le aclaró a mamá que éramos pareja, terminando con un:
—Le prometo que cuidare de su hija y la haré feliz, muy feliz.
Compartimos miradas y coloqué mi mano derecha encima de la suya, sobre la mesa.
Will
Días después
El día estaba caluroso y se suponía que esos días ya se habían acabado. El clima era extraño.
Mari se encontraba sentada encima de la mesa del jardín de afuera con las manos apoyadas en ella viendo en dirección opuesta a nosotros. Mientras tanto Fredi, Alex y yo estábamos sentado en la banca.
Ellos conversaban y yo tecleaba con rapidez en el celular.
Pequitas<3:
¿Seguro que tu cactus está bien?
Will:
Por supuesto, soy un excelente cuidador.
Pequitas<3:
Siempre lo supe :)
A todo esto, nunca me dijiste si le pusiste nombre.
¿Lo hiciste?
Will:
Le puse uno, si.
Pequitas<3:
¿Cuál?
Will:
Adivina.
Mordí mi labio inferior, sonriendo. Sabía que no le gustaba que le diera vueltas a las cosas, ella quería un respuesta directa cuando preguntaba algo. Y a mi me gustaba no dársela.
—¿Con quién hablas? —preguntó Alex.
Giré mi rostro hacia él, sin despegar mi mirada del celular.
—Claris.
—Oh, mi querida amiga —dijo Mari, sonriendo.
—Que por cierto me enteré que ayer fuiste a su casa —la miré.
—Si, fue tarde de chicas —y alzo sus cejas sin borrar su sonrisa, conocía esa expresión, sabía que estaba a punto de decir algo que no sabía si me gustaría o no—: Y vimos a los chicos guapos sin camisa de mis revistas.
—Que bien —mordí mi lengua.
Estos celos me hacen daño me enloqueceeeeeen.
—Mgim, ¿Y qué dice?
Se le notaba que estaba disfrutando la situación.
—Que espera que no me molesten más.
—¿Ya le dijiste que eres tú el que molesta más bien? —contestó Fredi y Alex se río.
Con esos tres no se podía. Cuando se proponían molestarme lo lograban.
Rodeé los ojos y regresé a mi celular.
Pequitas<3:
No lo sé.
Will:
Tiene algo que ver contigo.
Pequitas<3:
William Brethan solo dímelo.
Will:
Bueno, bueno, no te enojes pues.
Le puse....
La hice esperar.
Pequitas<3:
¿Se te olvido como se escribe?
Will:
No.
Pequitas<3:
Entonces solo escribe el nombre.
Will:
Pequis.
Espere a que respondiera.
Sin embrago, ahora fue ella a la que se le olvido escribir.
Will:
¿Qué opinas?
Pequitas<3:
Lindo.
Como el dueño.
Cerré mis ojos a la par que sonreía.
Solía alagar de repente. Me quitaba el protagonismo.
—Entonces... ¿ya son novios? —la pregunta de Alex hizo que regresara a la realidad y abriera mis ojos.
—¿Qué? No —respondí, mirándolo.
—Mentira —afirmó Mari.
La miré y dejé el celular en la mesa.
—No miento.
—Lo haces, no puedes dejar de ver como estúpido el teléfono ni por un segundo, así que, digo que mientes.
—¿Eso que tiene que ver con Claris?
—Te estás mensajeando todo el día con ella —habló Fredi.
—Eso no quiere decir que seamos pareja.
—Come on —expresó Mari con una sonrisa, mirando hacia el cielo—. ¿Qué persona está pegada al celular solo para esperar el mensaje de la otra y contestarle enseguida solo porque es su amiga? Y aparte sonríe como lo has hecho hace segundos por su mensaje.
Los otros dos me miraron con una sonrisa de "Ella sabe lo que dice".
Y no lo negaba, porque por dios era Mari y.... era mujer. Las mujeres saben cosas.
Solo esperaba que Fredi no se cobrara todas las veces que lo molesté cuando empezó con Mari.
Que ha decir verdad, ya me ha molestado demás desde antes el tonto.
—Ok, si —me rendí, tampoco es que pudiera pelear con la astucia e inteligencia de una mujer, y menos de una mujer enamorada—. Somos novios —confesé en casi un susurró, mirando hacia la mesa.
—Lo sabía, maldito —dijo Alex juntando sus manos.
—Era muy predecible que sucediera amiguito —Le siguió Fredi—. Pero ¿Quién es el novio?
Ven lo que decía.
—Te ignoro —le dije.
Mari puso sus brazos en la mesa y se acercó a mí.
—Creo que deberías decirme gracias.
—¿Por qué? Fueron mis encantos los que la conquistaron no los tuyos.
—Pero te ayude.
—Amm, en ese caso, novia —intervino Fredi, levantando su palma de la mano—. Creo que todos aportamos algo, so...
Mari lo miró seria y él se calló.
Solté una risilla y negué.
El amor, chicos, el amor.
Claris
Tome la revista que Mari me dejo en el buro de noche.
Esa mujer era tremenda. Solté una risa y negué con la cabeza. Abrí el cajón del buro y lo metí ahí.
Si mamá lo encontraba me daría mucha vergüenza.
Mi celular sonó, lo agarre de la cama y una solicitud para videollamada aparecía junto al nombre y foto del contacto.
Coloqué el aparato a la altura de mi rostro.
—Hola —saludé a Willy enseguida de que apareció ante mi visión.
—Hey, ho...
—Hola Clariiiis —Fredi se mostró en la pantalla, tapando a Will e interrumpiéndolo—. O más bien ¿novia de Will?
Mostré mi mano, dándole una sonrisa.
Sabía que no tardarían en saberlo, era imposible que no se enteraran siendo los mejores amigos de mi novio, pero ha durado más de lo que me imaginé.
Cuatro días para ser exactos.
—Quítate —Will alejó su cabeza con su mano dejándome verlo nuevamente—. Perdón, y antes de continuar, aquí está también Alex—giró la cámara y Alex estaba sentado en el escritorio de Will con dos libretas abiertas.
—Hola, Claris —saludó, con una sonrisa, deteniendo su escritura.
—Hola, ¿qué tal? ¿Ocupado?
—Todo bien, y pues algo, solo es... tarea —explicó.
—Si, tarea que bien podía hacer en su casa —dijo Will alejando la cámara de Alex y mostrándose a él y Fredi.
—Tu casa es más cómoda —le contestó Alex y Willy solo rodó los ojos.
—¿Qué hacían?
—Pues que hemos llegado de la universidad y estos dos se pegaron a mi así que tuve que traerlos.
—No seas malo, solo quieren pasar tiempo contigo.
—Gracias, Claris —exclamaron Alex y Fredi.
Will puso lo ojos en blanco, divertido.
—Tengo que decirte algo —continuo él.
—¿Qué?
—No te enojes, no fue mi culpa.
Ladee mi cabeza.
Técnicamente cuando alguien te dice "no te enojes", es porque te dirá algo que no te gustará.
—¿Qué pasó?
—Veras, íbamos llegando aquí y mamá se le ocurrió que comiéramos juntos los cuatro —explicaba de forma lenta, pero no tanto—. Y a un pajarito se le salió decir que aquí Mr. Guapo, o sea yo, ya no estaba soltero.
Terminó.
Básicamente su madre ya sabía que tiene novia y probablemente su padre ya también.
—¿Por qué me enojaría porque tu madre supiera? La mía ya lo sabe y es normal.
—Lo que pasa es que quiere que vengas a cenar, este fin de semana.
Abrí mi boca, sorprendida.
—Ou, bueno, gracias Fredi —contesté.
Escuché una risita de su parte y solo sonreí para después exhalar. Will me guiño un ojo y alcé mis hombros.
Conocer a mi suegra era algo que me imaginaba muy lejos.
En realidad, nunca me imaginé tener suegra. Esperaba que todo fuera igual o mejor que con mamá.
(ღ)
—Adiós, cuídense —dije y Alex y Fredi me correspondieron.
—Nos vemos, bonita.
—Adiós, cariño.
Will cerró sus ojos y movió su cabeza de arriba abajo, sonriendo.
—Bye —dijimos al mismo y colgamos.
Duramos casi una hora platicando. Esta semana regresaba a sus entrenamientos y estaba ansioso por ello.
No me imaginaba cuánto.
Y antes de que apagara el celular, justo debajo del contacto de Will estaba el de mi mejor amigo, Marco.
No lo pensé demasiado y apreté su número, llevándome el celular a la oreja enseguida.
—¿Bueno? —contestaron del otro lado. Al parecer contesto sin ver quien llamaba.
—Hola.
—Hey, perdida.
Rei.
—Hey perdido —devolví el apodo—. ¿Interrumpo?
—No, no estaba haciendo gran cosa.
—¿En serio?
—Si, solo practicaba la guitarra. Tenía tiempo y quise hacerlo, ¿tú?
—Acostada, nada más.
—Oh.
—Me gustaría verte tocar la guitarra, ¿podemos hacer videollamada?
—Claro, espera.
Ya lo había visto, pero quería volver a verlo.
Alejé el teléfono de mi oído y caminé a mi tocador para ponerlo ahí y cambiar a videollamada.
—Listo —dijo. Lo miré acomodar el celular mientras el panorama de la pantalla me mostraba la parte de un salón con paredes cafés y a Marco sentado en un banco negro, con una guitarra en sus manos—. Hola otra vez—dijo sonriendo, cuando nos miramos.
—Hola.
—Dígame, ¿Qué le gustaría que tocara? —apoyo la guitarra en su pierna derecha y sus manos encima de esta.
—No sé mucho sobre canciones, ¿por qué no solo tocas algo que te guste?
—De acuerdo —tomó bien el instrumento—. Espero me salga bien —sonrió.
Coloque mis manos encima del tocador y me quede analizando todo. Una melodía tranquila comenzó a tocar. Se veía muy concentrado, y ladee mi cabeza.
Desconocía que canción tocaba, pero podía decir que era bellísima.
Y así sin saber cuánto tiempo transcurrió, tocó las últimas cuerdas y me miró.
Aplaudí.
—Gracias, gracias —hizo varias reverencias.
—Estuvo genial.
—Me alegra que te haya gustado.
Aprovechamos el tiempo, platicamos y reíamos. Poniéndonos al día.
Y para estarlo al cien por ciento, quería contarle sobre Willy.
—Sabes que eres mi mejor amigo, Marco. El mejor que he tenido.
—Y tú la mía, Claris.
—Quiero contarte algo —entrelace mis manos, emocionada.
—Te notó muy feliz, que me intriga saber —Sonrió de vuelta.
—Lo estoy, y es que —acaricie la pulsera de mi mano izquierda—. Will me pidió ser su novia y le dije que sí.
Marco
¿Escucharon eso? Fue mi corazón romperse en mil pedazos.
Sentí como si me hubiera apretado el pecho.
Sentí los ánimos caer al suelo junto con mis ilusiones.
Sabía que pasaría, solo era cuestión de tiempo.
Aun así, seguí sonriendo para ella.
—Vaya, que bien —respondí.
Y aunque en el fondo hubiera querido ser yo el primero, tal vez no era para mí.
Talvez no en esta vida.
NOTA DE LA AUTORA
La canción que toca Marco es la de Rewrite the stars.
Otra cosita, quiero que sepan que ya vamos prácticamente a la mitad de la historia.
Disfruten.
Y ya saben, cualquier error, una disculpita.
Mientras cuéntenme que les parece cada personaje.
¿Claris?
¿Marco?
¿Will?
¿Mari?
¿Fredi?
¿Alex?
Nos leemos pronto. Compartan, compartan.
Mua.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top