Epílogo


Querida Barcelona:

Varios años han transcurrido desde que por primera vez plasmé mis pensamientos en estas cartas que te envío, estas líneas que hablan más allá de las palabras. El tiempo, ese río implacable, nos ha llevado a nuevas aventuras y ha forjado la vida en su propia fragua.

Hoy, la vida es un jardín de risas y alegría, un campo de sueños que florece bajo el sol de nuestro amor. Nuestros hijos, los testigos de nuestra historia, se han convertido en jóvenes que siguen su propio camino, llenando el mundo con sus propios talentos.

Stella, como un río indomable, ha heredado la pasión del fútbol y destaca con su magia en la cancha. Gwen, como el agua que fluye, se sumerge en las profundidades de la natación, demostrando que los sueños pueden ser conquistados. Y Andrew, como un actor brillante, ha hecho de su vida un escenario de emociones.

En este nuevo capítulo de nuestra historia, el estadio es un eco de risas infantiles, de juegos y pasión que nuestros hijos heredaron. Como hojas de un mismo árbol, nuestras raíces siguen profundizándose y fortaleciendo las historias que tejemos juntos.

Nuestros amigos son la tinta que da vida a nuestras páginas, marcando cada capítulo con su amistad y amor. No podemos evitar pensar en cuánto hemos crecido desde que este estadio nos unió, en el nexo especial que forjamos y las amistades que florecieron.

El amor que te profeso, mi Querida Barcelona, sigue siendo como ese viento refrescante, incesante y eterno. Y aquí estamos, como un faro que guía a dos almas perdidas hacia su hogar, con la certeza de que siempre estaremos cerca, por siempre y para siempre.

"Te amo" con un amor que crece con el tiempo, un amor que se encuentra en los detalles, en las palabras no dichas, en las sonrisas compartidas. Porque cuando conoces a tu "Lover", el tiempo solo fortalece los lazos que los unen.

Con un corazón rebosante de amor eterno se despide finalmente: 

Jude Torre


8 años después.

El sol brilla en el cielo, y el jardín de la casa está lleno de risas y alegría, nuestra pareja protagónica se encuentra disfrutando de una tarde tranquila con su familia, Pablo se encontraba jugando fútbol con las gemelas Gwen y Stella, aunque la que traía esa pasión y habilidad de jugar al fútbol es Stella, mientras que Gwen asistía a sus respectivas clases de natación ya que a la niña le encantaba pasar horas en la piscina, por otra parte Andrew, el último hijo de la pareja, nacido en Barcelona, él cual contaba con 6 años, se encontraba jugando con una pelotita con el Golden Retriever de la familia "Doki", mientras que Jude únicamente observaba desde una silla como sus hijos y esposo jugaban.

—¡Vamos, chicas!, ¡a ver si pueden quitarme la pelota!— expresa el cántabro mientras corre junto al balón por el césped del jardín, Stella sin más toma la pelota y muestra su impresionante habilidad al driblar y regatear.

—¡Papá, prepárate para esto!—le informa la menor mientras ahora ella tiene el control del balón.

—¡Esa es mi niña!—grita con emoción su padre mientras aplaude, ya que Stella dribla la pelota ocasionando que anote un gol.

—¡Golazo!—es ahora Gwen la que grita y aplaude ante la habilidad de su hermana, y es que aunque Stella tenga un gran talento en el fútbol, Gwen tampoco se quedaba atrás para poder jugar a ese deporte.

—¡Ya denle un balón de oro a Stella!—comenta enérgica Jude mientras aplaude desde su lugar.

Por otro lado, el hijo menor de los Torre se encontraba más interesado en jugar con Doki, lo persigue, le lanza una pelota de juguete y ríe a carcajadas mientras el perro lo sigue felizmente.

—¡Vamos Doki, atrápame!—le anima el rubio mientras corre teniendo en su mano la pequeña pelota, Doki por su parte agita la cola y corre hacia donde esta el menor.—¡Espera Doki, no seas agresivo!—le regaña el ojiverde mientras intenta quitarle la pelota al Golden Retriever.

—¡Ten cuidado Andy, te puede lastimar!—le advierte su progenitor, a lo que el pequeño rubio le deja tener la pelota al perro.

—¡Ven aquí Doki!—continua el menor para lanzarse al perro y abrazarlo con cariño.

—Mira cómo se divierte con Doki, son como los mejores amigos.—le informa la británica a su marido, mientras se acerca a él y le da un vaso de jugo, las gemelas se encontraban sentada bebiendo el jugo.

—Ya, Andy tiene un buen compañero, y tú y yo tenemos una familia increíble, no podría pedirle más a la vida—contesta el futbolista para darle un corto beso en los labios a su mujer.

—Ni yo, no cambiaría esto por nada del mundo—le asegura la escritora.

—¡Mami!, ¿puede Papi jugar con yo y Doki a lanzar la pelota?—pregunta el menor, a lo que Jude acaricia el cabello de su hijo.

—Doki y yo se dice pequeño—le corrige su madre con una sonrisa.

—Eso, ¿Qué dices Papi?—ahora la pregunta se formula para Pablo.

—¿No quieres jugar al fútbol, campeón?—le intenta convencer el cántabro, intentando que su hijo se interese por el deporte que el juega como profesional.

—No, el fútbol es aburrido, prefiero que juguemos con Doki—responde un rubio honesto, a lo que su padre se resigna a que su hijo aún no le interesa el deporte.

—Valeee, vamos a jugar—se rinde el progenitor mientras el ojiverde le entrega la pelota, y Jude lanza una risilla ante tal situación, ya que aunque Andrew se parezca físicamente a su padre, el fútbol al parecer no quiere corre por las venas del menor, pero Stella es todo lo contrario a Andrew, Stella y su gemela habían heredado rasgos por parte de ambos, heredando los ojos de su padre y la sonrisa de su madre, pero sin lugar a dudas, el fútbol y la pasión de este, estaba en el ADN de Stella.


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-Tiempo después-

El estadio zumbante de emoción se llena con los aplausos de los fanáticos después del partido, en el terreno de juego, Jude está rodeada por sus amigas Mikky, Carlota, Alice y Lila, todas charlando animadamente mientras disfrutan del ambiente post-partido.

—¡Vaya partido emocionante!, los chicos jugaron de maravilla—comenta Mikky, mientras voltea a ver a su esposo y amigos los cuales charlan entre ellos.

—Definitivamente, hoy me han dejado asombrada, el gol de Gavi, brutal—concuerda Alice, la cual gira para ver un poco a Taylor jugando con Stella a la pelota.

—Increíble diría yo, aunque la asistencia de Pepi tiene su mérito, pero miren, nuestros hijos también disfrutan del campo—responde Lila, la cual estaba al pendiente de su hijo Leonel, él cual estaba jugando con los más pequeños del grupo.

Stella, Gwen, Isabella y Taylor corren y se divierten jugando con la pelota en el campo, riendo mientras hacen pases y regatean entre ellos, pero dejando notar que Stella y Taylor tienen más posesión de balón, algunos aficionados aplauden las jugadas de los hijos de Pablo y Gavi.

—Mira a esos cuatro, parecen estar siguiendo los pasos de sus padres.—expresa Jude, la cual le toma una foto a el pequeño grupo de niños.

—¡Sin lugar a dudas!, y parece que la próxima generación de futbolistas está en camino.—confirma Carlota, mientras tiene una bella sonrisa en su rostro, al ver a sus "sobrinos" jugando entre ellos.

En otra parte del campo, Andrew, Leonel  y el pequeño Pablo (hijo de Eric y Carlota) corren de un lado a otro, riendo y jugando entre ellos.

—¡Atrápenme si pueden!—grita el pequeño Pablo mientras corre lejos de los pequeños.

—¡Vamos, Andrew, no dejes que se nos escape!—expresa Leo mientras corre para poder atrapar a Pablito, Andy asciende con la cabeza y apoya a su primo corriendo a su lado, los niños corren y se divierten, llenando el campo con risas y alegría. 

—Verlos jugar juntos y divertirse así realmente hace que días como hoy sean aún más especiales.—expresa Judy mientras observa como juegan los pequeños del grupo.

—Sin duda alguna, estamos construyendo recuerdos invaluables para ellos.—concuerda Mikky mientras tiene abrazada por los hombros a Jude.

—Y no puedo evitar pensar en cuánto hemos crecido desde que nos conocimos aquí, en este estadio—trae a recordar Alice con una sonrisa en su rostro.

—Y ahora nuestros hijos están formando amistades igual de fuertes.—expresa Carlota, para luego chocar su vista con Eric y guiñarle el ojo.

El campo de juego se convierte en un escenario de risas y diversión, donde los niños disfrutan del momento mientras sus padres observan con corazones llenos de amor y gratitud por los lazos que han creado a lo largo de los años.


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14 años después.

Pablo y Jude caminaban por las calles de New York, la pareja celebraba su aniversario de bodas, por lo tanto, luego de planear por meses su viaje, finalmente se encontraban en una de las ciudades que tanto amaban, sus tres hijos ya eran todos unos adultos, Andrew era reconocido como uno de los mejores Actores de su generación, había elegido el arte en lugar del deporte y agradecía siempre, que sus padres lo apoyaron incondicionalmente, por otro lado, Gwen hace tan solo unas semanas había clasificado a sus primeros juegos olímpicos en la rama de la natación, noticia que lleno demasiado de orgullo a Jude, porque aunque ella no pudo cumplir ese sueño, su hija ahora lo estaba cumpliendo, y hablando de sueños, Stella actualmente jugaba para el equipo femenil del Barcelona, quería convertirse en una de las mejores futbolistas y lo estaba consiguiendo, decidió heredar el número favorito de su padre, el "18" y no solo eso, si no también heredo la misma posición futbolística, siendo actualmente mediocampista.

Mientras que por parte de la pareja, Pablo se había convertido en el entrenador del Barcelona "B" y la afición estaba contenta, el equipo estaba siendo bien entrenado por el Cántabro, y Jude seguía publicando libros exitosos, luego de publicar su primer libro  titulado "Querida Barcelona", en donde se encontraban las cartas que ella misma redactaba, el éxito comenzó a llegarle rápidamente, meses después comenzó a lanzar diferentes sagas, trilogías y libros únicos, libros que los lectores amaban.

—¿Quieres un café Judy?, puedo notar que tienes frío—le presenta su propuesta el exfutbolista mientras toma de la mano a su esposa y visualiza una cafetería.

—Si, me gustaría de echo—concuerda la británica, así que sin pensarlo, caminan hacia el local, ingresan en el y se dirigen hacia donde está una chica en la caja.

Buenas noches, ¿Qué desean ordenar?—pregunta la pelirroja mientras mira con interés a la pareja.

Buenas noches, nos gustaría dos cafés americanos por favor—pide la escritora, así que la pelirroja, asciende con la cabeza y anota la orden, para después cobrarle a la pareja.

Pasaron tan solo unos minutos para que los esposos finalmente recibieran sus bebidas, luego de agradecer, Jude y Pablo se retiran del lugar y continúan caminando por las calles de New York ahora acompañados de dos cafés.

—¿Te recuerdas de la primera ves que vinimos a esta ciudad?—le pregunta Pablo a su mujer, tratando que ella recuerde esa ocasión.

—Claro que me recuerdo, fue un fin de semana inolvidable, y más cuando me diste la sorpresa de ir al concierto de Taylor—contesta la castaña mientras le da una de sus mejores sonrisas a su esposo.

—Tienes razón, imposible olvidarlo, y mira, años después estamos de nuevo aquí, y juntos—expresa el español mientras deposita un beso en la mejilla de su mujer.

—Juntos, lo más importante Pabli—concuerda la escritora para abrazar a su marido mientras continúan con su camino.

La pareja finalmente llega a la azotea del hotel donde se hospedan estos días, el viento les pega en el rostro, pero es un viento refrescante y ligero, ambos aprecian la gran vista de la ciudad y aunque el ruido de la ciudad era bastante fuerte, Pablo y Jude encontraban paz, de echo siempre sentían paz cuando estaban juntos.

El castaño da el siguiente paso y abraza por los hombros a su esposa, a lo que Jude no duda en abrazarlo fuertemente y esconder su rostro en el pecho del español.

—¿Sigues teniendo frío Cari?—pregunta un Pablo algo dudoso, Jude niega frenéticamente.

—No, no es eso, únicamente quiero estar siempre cerca de ti, por siempre y para siempre—le confiesa la británica, a lo que su marido lanza una risilla y besa el cabello de Jude.

—Te amo Juds—le expresa un Pablo enamorado, porque al pasar los años, la amaba mucho más.

—Y yo te amo a ti Pabs—ahora es Jude la que expresa el mismo sentir, para segundos después, ambos verse a los ojos y darse una sonrisa enamorada, Pablo la toma del mentón y acaricia con su pulgar la mejilla de su amada, para después, los esposos formar un beso lento y tierno, un beso que mostraba esos años de relación y ese amor que jamás iba a desaparecer entre ellos dos.

Porque cuando conoces el amor de tu vida, a tu "Lover", nada ni nadie te puede alejar de esa persona.

Querida Barcelona: Gracias por unir nuestros caminos y darnos la oportunidad de formar una familia increíble siendo el fruto de nuestro amor.

Se despiden oficialmente de esta historia: 

Jude Torre y Pablo Torre.




Fin.




¡NO LO PUEDO CREEERRR!, HEMOS LLEGADO AL FINALLL *llora*

Muchas gracias por llegar hasta aquí conmigo, las quiero un montóoooonnn.

Y RECUERDENNNNNNNN

PABLO Y JUDE NUESTROS PADRES <3.

SE DESPIDE:

JULES R.


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