Capítulo 3
El timbre había dado su último sonido indicando que la jornada escolar ya había finalizado la puerta principal del colegio se habían comenzado a abrir, y una estampida de alumnos comenzaron a salir desesperados como si hubiesen salido de la cárcel o algo parecido. En medio de la avalancha dos rubias habían logrado salir, y esperan a sus amigos que probablemente se habían perdido en ese mar de gente.
— ¿Te irás conmigo?—preguntó la rubia de ojos azules.
—Está bien—respondió la chica.
—Ámbar, Emilia por suerte las encuentro—un agitado Ramiro llegó al lado de las chicas.
—Ramiro eres un exagerado—Emilia le golpeó el brazo.
— ¡Hey!—se quejó—Me costó demasiado salir esa bola de idiotas casi me botan—explicó recuperando el aliento.
— ¿Y Nico y Delfi?—preguntó Ámbar.
—Vienen atrás Delfi tenía que retirar un libro de la biblioteca, y Nico la acompañó—explicó el ruloso.
— ¿Qué se traen esos dos?—cuestionó Emilia.
— ¿Acaso estás celosa?—Bromeó Ámbar.
—Para eso estoy yo—Ramiro se acercó a abrazar a Emilia muy cariñosamente, cosa que incomodó a otra rubia que lo miraba atenta.
— ¿Nos esperaron demasiado?—preguntó Delfi con un montón de libros.
—No sólo 20 minutos—dijo Ámbar con un dejo de molestia.
—Lo sentimos la bibliotecaria es más lenta que una tortuga—se disculpó Nico.
—No pasa nada debemos esperar a Benicio y Gastón—dijo Ramiro sentándose en una de las bancas cercanas.
—Recordé que tengo que irme a ayudar a mi madre, Ramiro acompáñame—se apresuró a tomar del brazo al chico mientras se despedía el de rulos la miraba algo extrañado probablemente era mentira eso de ayudar a su madre, pero todavía no tenía la certeza de lo que pasaba.
—Eso fue muy extraño—dijo Delfi.
—Amor—la voz del italiano interrumpió entre ellos.
—Te extrañé—dijo Ámbar lanzándose a sus brazos.
—Nos vimos hoy en el almuerzo—dijo Benicio sin ganas—¿Y Emilia?—preguntó sonando interesado.
—Tuvo que irse a hacer algunas cosas—dijo Nico.
—Bien vamos por un helado—propuso Gastón.
Los cinco chicos se encaminaron hasta la heladería probablemente sería una tarde agradable, pero para los novios no lo fue tanto o mejor dicho para Ámbar, Benicio no la tomaba en cuenta, y prácticamente estaba pendiente de otras cosas tal vez el chico estaba nervioso por comenzar los entrenamientos, por un segundo se le pasó por la mente lo que dijo Ramiro sobre alguna otra chica, rápidamente descartó eso no quería desconfiar de su novio, ya que nunca le había dado motivos, y menos le haría caso a Ramiro que hacía bromas estúpidas todo el tiempo.
*****
Emilia iba metida en sus pensamientos olvidándose por completo que su ruloso amigo la acompañaba quizás quería preguntarle que había sido todo eso si eso pasaba ¿qué diría ella? ¿Cómo se tomaría Ramiro su confesión? No definitivamente era mala idea contarle.
— ¿Qué debe hacer tu madre?—la voz de su amigo la sacó de sus pensamientos.
—Hornear un pastel—respondió rápido.
—Ya veo—contestó el chico— ¿Qué crees que estén haciendo?—preguntó cambiando de tema.
—Lo mismo de siempre besarse hasta más no poder, decirse lo mucho que se aman y...—se calló al ver la cara de Ramiro claramente había hablado de más necesitaba un milagro, y como si alguien en algún lugar la hubiese escuchado su celular sonó.
— ¿Matteo?—preguntó sorprendida.
—Emi ¿Cómo estás?—respondió el chico.
— ¿Bien y tú?—preguntó ella esquivando la mirada de Ramiro.
—Bien quería invitarte al cine ¿Qué dices?—cuestionó Matteo.
—Si obvio—dijo Emilia con una sonrisa.
—Paso por ti en 2 horas adiós preciosa—dijo Matteo cortando la llamada.
Emilia guardó su teléfono ante la mirada inquisitiva de Ramiro quien estaba expectante por saber quien era el chico misterioso que llamaba a su amiga, sin esperar más preguntó.
— ¿Quién es ese tal Matteo?—interrogó sonando ¿celoso?
—Es amigo de mi primo...Estamos saliendo y quiere llevarme al cine—respondió con tranquilidad.
—¿Estás saliendo con alguien y yo recién me vengo enterando?—dijo molesto.
—Sólo hemos salido un par de veces, sabes que odio dar explicaciones vamos necesito llegar a casa—volvió a agarra a Ramiro del brazo y se dispusieron a caminar.
Ramiro no entendía la reacción que tuvo cuando Emilia le confesó que estaba saliendo con un chico, y es que una pequeña sensación de celos recorrió su cuerpo de tan sólo pensar en eso, ¿Pero él nunca había sentido nada por ella? ¿Por qué sentía celos? La rubia siempre ha sido su amiga la mejor jamás la había mirado con otros ojos ¿Por qué ahora sería diferente? Tal vez la edad ya no eran unos niños, y los roces entre ellos despertaban sensaciones en el chico ¿Quizás estaba enamorado de su mejor amiga? No lo sabía tal vez, y sólo tal vez el tiempo le daría una respuesta.
*****
La tarde comenzaba a apagarse lentamente en la ciudad las luces ya estaban siendo encendidas para dar paso firme a la noche la tarde en la heladería había sido divertida al menos para Delfi, Nico y Gastón quienes no paraban de reír por cualquier cosa además era obvio que los chicos hacían de todo para llamar la atención de la pelinegra quien sólo reía ante los comentarios de ambos chicos.
—Bien Delfi ¿Dónde vives?—preguntó el rubio.
—Del lado oriente—dijo Delfi recuperándose de la risa.
—Te acompaño también vivo de ese lado—intervino Gastón.
—Está bien—Delfi tomó sus cosas para encaminarse junto al castaño no sin antes despedirse de Nico quien se quedó algo apenado, y de Ámbar y Benicio que parecían estar enojados.
Ambos emprendieron su camino Gastón no encontraba las palabras justas para decirle a Delfi que quería invitarla a salir y es que la imagen de otra chica aparecía en su mente, pero fue la pelinegra quien rompió el hielo.
—Parece que Ámbar y Benicio estaban algo peleados—dijo ella.
—Siempre han sido así—respondió Gastón evadiendo sus pensamientos.
—Al parecer no es una relación muy sana—indagó Delfi.
—En un principio lo era, pero creo que ambos han cambiado—dijo rápidamente Gastón.
—Ya veo—la chica quedó pensativa.
—Oye Delfi ¿te gustaría salir conmigo el sábado?—soltó Gastón.
—¿El sábado?—preguntó nerviosa.
—Si este sábado en el planetario es hermoso—decía entusiasmado el chico.
—Me encantaría—dijo Delfi nerviosa, y es que ese mismo día tendría una cita con Nico, y eso podría llegar a ser un problema, Gastón sólo sonrió y ambos siguieron su camino.
*****
—Pediré un taxi ¿Ustedes caminarán?—preguntó Nico a lo que Ámbar y Benicio asintieron despidiéndose y comenzando a caminar.
—Benicio ¿estás enojado?—preguntó Ámbar al ver el rostro de su novio.
— ¿Por qué lo estaría? No ha pasado nada o ¿sí?—dijo Benicio sin mirar a la chica.
—Claro que no ha pasado nada ¿Pero si algo pasara me lo dirías?—preguntó parando haciendo que el chico se volteara a verla.
—Por supuesto—dijo él muy seguro—Ámbar tal vez he estado algo extraño porque ya mañana comienzan los entrenamientos y me pongo nervioso—tomó su rostro para darle un corto beso.
—Entiendo...Por un momento pensé que Ramiro tenía razón—suspiró aliviada.
— ¿En qué tendría razón Ramiro?—preguntó curioso Benicio.
—En que tienes a otra las cosas que se le ocurren—rio Ámbar.
Benicio la miró extrañado y luego de un momento logró formular y decir—Está loco—tratando de sonar seguro. Pero eso ni él se lo creía era evidente que alguien más estaba en su cabeza, y ese alguien tenía nombre, y un rostro bastante conocido para su novia, tenía que dejar de ser tan evidente su amigo Gastón ya había sospechado, no podía dejar que Ramiro se diera cuenta seguramente él le contaría a Ámbar, y a pesar de tener a otra chica en su cabeza, su corazón todavía latía por Ámbar...O eso quería creer el italiano.
*****
—¿Tienes trabajo hoy?—preguntó Simón.
—No sólo trabajo los fines de semana—respondió Matteo.
—¿Vamos a comer algo?—propuso el mexicano.
—Se me olvidó contarte que invité a Emilia al cine—dijo Matteo sonriente.
—No hay problema, pero ya te advertí va a terminar todo muy mal entre ustedes—dijo Simón con preocupación.
—No lo creo ella me gusta demasiado, y creo que vamos bien—decía Matteo arreglando su camisa.
—Sólo cuídala, y no la lastimes—pidió su amigo rendido.
—Jamás haría eso—prometió Matteo, ¿pero puedes mantener una promesa?
—Déjame tu computadora necesito hacer algo—dijo Simón.
—Ten, pero deja de buscar a Ámbar, deberías salir con Olivia o Jessica a ella se ve que le gustas—dijo Matteo mientras le entregaba la computadora.
—Vete luego—Simón se fue a la habitación del depto. que compartía con su amigo, cada vez que le pedía su computadora era para hablar con Ámbar, aunque nunca se atrevía, y eso era algo lamentable, pero es que algo lo frenaba tal vez saber que la chica tenía novio era una buena razón para evitar problemas.
Matteo por su parte ya estaba preparado para su cita con Emilia, parecía seguro con respecto a lo que sentía tal vez porque de todas sus conquistas Emilia era alguien especial, obviamente debía ser cuidadoso, pues era la prima de su mejor amigo, y era razón suficiente para considerarla como una chica importante. Ajustó su chaleco una última vez mirándose en el espejo quería estar impecable.
—Me voy Simón—gritó y salió del departamento escuchando un lleva llaves por parte de su amigo.
¿Por qué cuando estás tan seguro, algo pasa y te hace dudar?
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Capítulo nuevo estoy feliz!!!!
No olviden comentar amo leerlos
Besos!
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