Capítulo 15

Emilia llegó a su casa sentía la necesidad de querer hacer algo, pero todavía no sabía como actuar estaba consiente que Ámbar seguía dolida y que seguramente estaba buscando formas para vengarse de lo que había hecho.

—Emi...—escuchó tras de ella.

— ¿Qué haces acá?—preguntó sorprendida.

—Necesitamos hablar—respondió el chico.

— ¿Sobre qué?—cuestionó con cierto enojo.

—Sobre nosotros—contestó el chico acercándose un poco más.

—¿Nosotros? Benicio ¿De qué estás hablando?—preguntó Emilia confundida.

—Soy un tonto, porque te dije que no quería estar contigo cuando la realidad es completamente otra... Emi ¿Quieres estar conmigo?—preguntó seriamente Benicio.

—¿Estás seguro?—preguntó Emilia con ilusión.

—Claro que si—respondió Benicio.

Emilia sonrió de forma inmediata, por un instante recordó que Benicio le había dicho que seguía enamorado de Ámbar, pero sacó ese pensamiento en el momento que el italiano se acercó para besarla ella continuó el beso de forma intensa. Si antes no sabía que hacer para que su amiga no estuviese enojada en ese momento estaba completamente perdida... Pero a veces hay que sacrificar ciertas cosas para tener otras que deseamos.

*****

—Sabes que eso estuvo mal—regañó Ramiro.

—¿Y lo que ella hizo?—preguntó Ámbar.

—La culpa no fue solo de ella te recuerdo que tu novio era Benicio—respondió el de rulos.

—Ella era mi mejor amiga... Por dios ¿No te das cuenta? La quería como una hermana, la ayudé cuando estaba mal, estuve con ella cuando su padre se fue de la casa, le conté mis secretos, y ella que hizo... Se enredó con mi novio, con el chico que yo amaba—gritó la rubia.

—Me doy cuenta—dijo Ramiro—Ámbar créeme que si te entiendo, pero haciendo esto no lograras nada—agregó.

—Quiero que sufra, que viva lo que yo viví—afirmó Ámbar.

—Ámbar...—fue interrumpido.

—Ramiro no es contigo, ni con Nico, ni Delfina esto es entre Emilia y yo no te metas—finalizó Ámbar tomando rumbo hasta su casa, Ramiro se quedó en silencio pasando sus manos para la cabeza.

Ámbar se fue a su casa el camino la hizo pensar muchas cosas, claramente Ramiro no entendía su situación ni mucho menos estaba de su lado, pero ella podía seguir perfectamente sola, además tenía a Simón su mejor carta para hacer sufrir a Emilia, esa noche le envió un mensaje al chico diciéndole que quería verlo, que lo extrañaba por lo que acordaron verse por la tarde.

—Te ves guapa—dijo Simón mientras veía a Ámbar salir de la casa.

—Gracias... Tú no estás tan mal—dijo Ámbar un poco ruborizada.

—Gracias supongo ¿Quieres ir al cine?—propuso el chico.

—Claro—dijo Ámbar sonriente.

Los chicos se encaminaron hasta el cine, Simón iba encantado pues cada vez se convencía más de los mucho que le gustaba la rubia quien por su parte se sentía extraña, cuando estaba con Simón se olvidaba de la "venganza" y solo quería conocer más a aquel chico que tenía unos ojos soñadores, sin embargo, cada vez que se le venía a la mente la traición de Emilia todo en ella se convertía en odio.

Llegaron al cine y compraron su entrada para alguna película de comedia luego de retirar las palomitas se dieron cuenta que no eran los únicos en haber escogido ir al cine.

—No lo puedo creer—dijo Ámbar mientras observaba a Benicio en compañía de Emilia.

—Ámbar...—susurró Simón cuando se dio cuenta de la situación, quiso evitar un problema pero ya era tarde Ámbar iba en camino hacia la pareja.

—¡Vaya! Hace un par de días fuiste a mi casa para rogarme que volviera contigo, y ahora te veo aquí con ella ¿A qué juegas Benicio?—encaró la rubia.

—Ámbar...—habló Benicio quedándose en silencio.

—¿Me lo vas a negar? O ¿Se lo negarás a tu novia?—preguntó Ámbar.

—Dijiste que ya no sentías nada por ella—dijo Emilia con la voz quebrada.

—¿Eso te dijo? ¿Le creíste?—preguntó la ojiazul—Estuvimos dos años juntos ¿Crees que me olvidaría tan rápido?—añadió.

—Ámbar la película va a comenzar—intervino Simón para dejar la tensión que se estaba provocando.

—Yo mejor me voy—dijo Emilia.

—Es lo que mejor sabes hacer... Escapas de la realidad porque sabes perfectamente que Benicio nunca se va a enamorar de ti como lo hizo conmigo, porque sabes que eres solamente la segunda opción...—gritó Ámbar.

—No te reconozco—Emilia se acercó a ella.

—Dejaste de hacerlo el día que te metiste con mi novio—respondió Ámbar.

—Es mejor que nos vayamos—dijo Simón tomando del brazo a Emilia.

—Yo la llevaré—intervino Benicio.

—No, tú ya hiciste mucho daño por hoy... Y Ámbar lo siento me gustas mucho, pero ya entendí lo —que pasa aquí... No querías salir conmigo porque te interesara sino porque querías usarme como un juguete para vengarte de Emilia—dijo Simón con la voz quebrada.

—¿Qué?—preguntó Ámbar haciéndose la desentendida.

—Sigues enamorada de Benicio, es más que obvio—dijo Simón para luego irse junto a Emilia.

—¿Te llevo a casa?—le preguntó Benicio a Ámbar.

—Eres un descarado, prefiero tomar un taxi—respondió fríamente Ámbar luego de esas escuetas palabras de Simón sentía como algo se rompía dentro de ella.

*****

—¡Que fuerte lo que sucedió ayer!—comentó Jazmín.

—Demasiado—apoyó Yam.

—Son cosas de las chicas—dijo Nico tratando de evitar el tema.

—¿A quién apoyan?—preguntó Jazmín.

—A ambas, son nuestras amigas no podríamos dejarlas solas jamás—respondió con obviedad Ramiro.

—¿Qué hablan?—preguntó Pedro llegando a la mesa que compartían los otros chicos.

—Nada ¿Y Emma?—preguntó Yam.

—Ya viene, estaba preparando sus maletas para volver a Inglaterra—respondió con tristeza Pedro.

— ¿Qué?—preguntó Nico.

—Con todo esto de Emilia y Ámbar olvidamos que Emma se iba—dijo Ramiro.

—Hagamos una fiesta—propuso Jazmín.

—Claro una fiesta de despedida, la verdad ese día de la fiesta hablamos con Emma y nos pareció una chica increíble—agregó Yam.

—Ofrezco mi casa—dijo Pedro.

—Bien tenemos una fiesta que organizar—dijo Ramiro sacando una libreta para anotar las tareas que cada uno de los chicos debía realizar.

*****

Delfina se levantó lo más rápido posible era un día muy especial, pues su madre estaba de cumpleaños así que tenía que buscar el regalo perfecto, sacó su cartera y agarró un poco de dinero no sabía bien lo que quería comprar, pero recordó que Matteo trabajaba en una florería, y como su madre era amante de las rosas pensó en lindo ramo para obsequiarle.

—Hola, Matteo—saludó con entusiasmo.

—Hola, Delfi tiempo sin vernos—el chico correspondió el saludo.

—He estado un poco ocupada, ayudo a los chicos a organizar la fiesta de despedida de Emma... Y ahora el cumpleaños de mi mamá—dijo Delfi con esa sonrisa que la caracterizaba.

— ¿Emma se va?—preguntó Matteo.

—Sí, su período de intercambio ya casi termina—respondió la pelinegra.

— ¿Debes estar triste?—preguntó Matteo.

—Claro compartimos muchas cosas, pero el más triste es Pedro comenzaron a salir y ahora ella se va—dijo Delfi.

—Ya veo debe de estar muy enamorado—comentó Matteo.

—Sí, bueno pero existen mil formas para comunicarse—dijo Delfi sin preocupación.

—Claro, ¿Cómo vas con Nico?—preguntó Matteo interesadamente.

— ¿Nico?—susurró Delfi dándose cuenta que hace bastante no hablaba con Nicolás sobre lo que tenías—La verdad no lo sé... No hemos tenido tiempo para nosotros—dijo.

— ¿Por qué? Pregunto porque van al mismo colegio, y tienen los mismos amigos—comentó Matteo.

—Sabes dame un ramo de orquídeas—Delfi cambió de tema rápidamente.

Matteo se dio cuenta, e hizo como si nada pero intuyó que Delfi y Nico podrían ser solo eso amigos que en algún momento se confundieron con algo más, y como él estaba interesado en conocer a la pelinegra no desaprovecharía ninguna oportunidad.

—Ten, es mi regalo para tu madre—dijo sonriendo.

—Gracias—dijo Delfi también sonriendo, en ese instante cuando su mirada chocó con la de Matteo sintiendo algo increíble.

Delfi se fue a su casa con esas mariposas en su estómago, llegó y se recostó en el sillón sacó su teléfono móvil para llamar a Nicolás debían hablar no podían seguir con esta situación. A los 20 minutos el rubio llegó a su casa.

— ¿Qué es lo urgente que tienes que hablar conmigo?—preguntó Nico.

—De nosotros—respondió Delfi—Más bien de lo que somos—agregó.

—¿Novios?—dijo Nico.

—Exacto ¿Somos novios? No lo creo no estamos casi nunca juntos, no actuamos como los novios deberían actuar—respondió la chica.

—Delfi yo... Tienes razón y lamento decirte esto, pero no me gustas tanto como imaginaba—habló con sinceridad el de ojos verdes.

—Gracias Nico—Delfi lo abrazó—Seguiremos siendo amigos—afirmó.

—Claro que sí, ahora debo irme Jazmín me pidió ayuda con algunas compras—dijo Nico sonriente ambos sabían que haber terminado su especie de noviazgo daba paso a algo que les gustaba mucho más.

*****

Benicio se sentía perdido, Emilia no contestaba sus llamadas y que decir de Ámbar menos lo quería ver, la única persona que podía entenderlo era Gastón su mejor amigo, pero recordando como le había hablado hace uno días dudaba en que quisiera verlo sin embargo, necesitaba desahogarse.

— ¿Benicio?—preguntó Gastón cuando lo vio parado en su puerta.

— ¿Tienes tiempo para los viejos amigos?—preguntó Benicio.

—Sabes que sí, pasa—respondió Gastón—¿Qué sucedió ahora?—preguntó Gastón.

—Ámbar me vio con Emilia—dijo Benicio.

—Creí que no buscarías a Emilia, y que te la jugarías por Ámbar—dijo Gastón confundido.

—Ni siquiera sé lo que quiero... Ámbar no quiere verme y dudo que Emilia quiera hablar conmigo—Benicio pasaba sus manos por su rostro.

—Estas confundísimo Benicio ¿Quién te gusta? ¿Las dos? ¿Ámbar, Emilia?—Gastón llenó de preguntas a su amigo.

—Creo que las dos... No sé a la vez elijo a Ámbar, pero Emilia—Benicio se levantó frustrado.

—No Benicio no puedes amar a las dos, de hecho yo creo que no quieres a ninguna—dijo sincero Gastón.

—¿Por qué lo dices?—preguntó Benicio.

—Porque de partida no hubieses engañado a Ámbar, y segundo si querías estar con Emilia no debiste buscar a Ámbar—respondió Gastón.

—Emilia es a quien quiero—dijo con seguridad Benicio.

—Si tú lo dices—suspiró Gastón.

*****

—Lo siento, Simón—dijo Emilia.

—Tengo que irme... Te veo pronto—dijo Simón.

—No quería que esto pasara—se disculpó Emilia.

—Te veré pronto—Simón se despidió de su prima.

Emilia subió hasta su habitación, revisó su celular encontrándose con un mensaje de Benicio que decía que todo estuvo mal, pero que ella era a quien él elegía... ¿Qué se cree? Pensó tampoco es que ella o Ámbar fuesen un par de cosas para elegir, se estaba dando cuenta que Benicio no era el chico que ella pensaba que era eso fue como un balde de agua fría... Suspiró un momento y con el suficiente valor le respondió que no, que ya dejara de molestarla que sabía perfectamente cual era su juego en el cual ella no quería participar.

Se levantó hasta su escritorio y comenzó a escribirle a Ámbar, pues las dos estaban con el corazón roto por culpa de un chico que no sabe lo que quiere. Se quedó dormida encima de la carta, y cuando despertó fue directamente a casa de Ámbar para entregársela.

—¿Qué haces aquí?—preguntó Ámbar cuando la vio parada en su sala de estar.

—Venía a dejarte esto—Emilia le entregó la carta.

—¿Qué es?—preguntó la ojiazul con indiferencia.

—Necesito que la leas—respondió Emilia.

—No lo haré—respondió Ámbar.

—Hazlo cuando me extrañes, cuando quieras llorar y necesites que alguien te escuche—Emilia intentó darle la mano, pero Ámbar la rechazó de inmediato—Bueno, me voy—dijo con tristeza.

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Ya estoy preparando el último capítulo!

Las amo!

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