— ¿Qué vamos a hacer ahora?—preguntó Emilia alterada.

—Nada... Sólo esperar a que Ámbar este bien—respondió Benicio tratando de mantener la calma.

— ¿Acaso no la viste? Ella está muy mal, siempre supe que esto era un error—Emilia caminaba de un lado a otro intentando encontrar un solución.

—Emi, relájate—pidió el italiano.

— ¿Qué me relaje? Benicio es imposible relajarme sabiendo que Ámbar está sufriendo por mi culpa, yo no te quiero ver es mejor que te vayas—dijo la rubia entrando a su casa, Benicio se quedó un momento en silencio pensando que decir, pero prefirió irse seguramente tenía muchas cosas que pensar.

Emilia se sentó en el sofá y comenzó a llorar se sentía culpable por haberle causado tanto daño a la que era su mejor amiga, esa chica con la que compartió tantos buenos momentos, esa chica que la apoyaba en todo, esa chica que era como una hermana para ella, sin embargo, no pudo evitar dejarse llevar por lo que su corazón sentía.

— ¿Emi, que pasó?—preguntó la madre cuando la vio llorando desconsoladamente.

—Yo cometí un error—abrazó a su madre—Herí a mi mejor amiga—sollozó.

— ¿Ámbar?—cuestionó la mujer.

—Ella era mi amiga, y yo la traicioné me enamoré de su novio, ella nos vio besándonos—Emilia lloraba cada vez con más fuerzas.

—Emi, tranquila—la madre besó su cabello.

—Soy la peor amiga del mundo, soy una traidora no merezco ser amiga de nadie—decía con molestia.

—No, Emi mira a veces pasan cosas que quizás no deben suceder, pero hay que ser fuertes para enfrentar las consecuencias de nuestros actos, tal vez Ámbar ahora esta dolida y es súper entendible, pero la amistad siempre debe ser más fuerte...—pausó un segundo— ¿O tu estas realmente enamorada de ese chico?—preguntó.

—No lo sé mamá, abrázame por favor—Emilia se acurrucó en los brazos de la mujer.

*****

Ámbar caminaba sin rumbo fijo, las lágrimas salían como un grifo roto y no le permitían ver muy bien donde iba, se sentía patética pues mucha gente la miraba con lástima más de alguno se le acercó para preguntarle si estaba bien... La rubia no sabía que responder más que decir que no era nada que tan solo necesitaba llorar y sacar todo lo que sentía en ese momento.

Llegó a la parada del autobús no quería ir a su casa, necesitaba conversar con alguien, por lo que tomó la ruta con dirección a la casa de Ramiro al fin y al cabo el de rulos era su amigo, y la entendería. Llegó a la casa, trató de secarse las lágrimas, tocó el timbre, pero apenas vio a su amigo parado en la puerta se lanzó a abrazarlo y otra vez comenzó a llorar.

Ramiro la miró extrañado pero al verla tan frágil, tan rota solo atinó a abrazarla esperando que el llanto cesara un poco para luego preguntar lo que había sucedido.

—Es horrible—pronunció Ámbar.

— ¿Qué sucedió? ¿Te hicieron algo?—preguntó preocupado.

—Benicio me engañó—soltó la ojiazul.

— ¿Lo viste?—preguntó el chico sorprendido.

—Lo vi besarse con Emilia—dijo Ámbar llorando aún más.

— ¿Con Emilia?—Ramiro sonaba algo incrédulo, pero no podía dudar de las palabras de su amiga por algo la rubia lloraba tanto— ¿Estás segura?—preguntó saliendo de su trance, Ámbar solo asintió.

—Yo misma los vi—dijo ella tratando de secarse las lágrimas.

—Entra te preparé un café—Ramiro suspiró haciendo entrar a Ámbar.

—Nunca pensé que mi mejor amiga me hiciera algo así ¿Qué le hice? Siempre estuve cuando me necesitó, la apoyé en sus peores momentos, y me falló de esa forma metiéndose con el único chico que he amado en mi vida no lo entiendo de verdad que no—dice Ámbar con tristeza.

—Quizás Emilia está enamorada—susurró Ramiro, Ámbar lo miró con desagrado.

—En la amistad hay ciertos códigos que no se pueden romper o ¿Acaso tú te enamorarías de la novia de Nico?—preguntó.

—Por supuesto que no, pero si llegara a pasar alguna vez lo hablaría en este caso con Nico, Ámbar lo que trato de decir es que debes hablar con Emilia y tratar de entender sus razones—aconsejó el de rulos.

— ¿Estás de su lado? Soy yo la que estoy sufriendo mientras ella lo está pasando increíble con mi novio a estas alturas ex novio... No Ramiro no lo permitiré Emilia me hizo daño y tengo que devolvérselo—aseguró la rubia.

— ¿Qué planeas hacer?—cuestionó el ruloso, nunca ha visto a Ámbar enojada pero sabe lo dolida que esta lo que lo hace sentir miedo por lo que pueda llegar a su suceder entre ambas chicas.

—Planeo hacer algo de lo que Emilia se arrepentirá por el resto de su vida—aseguró Ámbar.

*****

Mientras todo terminaba para algunas personas para otras algo recién comenzaba a florecer, y es cuando las cosas deben suceder simplemente pasan sin avisar, y mucho menos preocuparse por las consecuencias que dichos eventos puedan traer consigo.

Delfina estaba parada en la puerta del departamento de Matteo y Simón, había ido a limpiar el desastre que dejó en la alfombra.

—Hola, vine a limpiar la alfombra que vomite—dijo con un poco de vergüenza.

—Que bueno, por Matteo está como loco y yo voy de salida—dijo Simón haciendo pasar a Delfina.

—Pensé que habías olvidado venir—dijo Matteo bebiendo una taza de café.

—Jamás olvido lo que prometo—Delfi le giñó el ojo a Matteo provocando la risa del italiano.

—Aún recuerdo cuando te fui a entregar esas flores.

—Odio ese tipo de flores, pero me pareció un lindo detalle de Nicolás—dijo Delfi sonriendo.

—¿Ustedes son novios?—preguntó interesado.

—Así como novios no estamos como saliendo—respondió Delfi con naturalidad.

—¿Entonces pueden salir con otras personas?—cuestiona Matteo.

—Es una posibilidad—sonrió la pelinegra—Lavemos esa alfombra—agregó.

—Tuve que sacarla al balcón para que el olor se fuera—dijo Matteo divertido.

—Lamento haberla vomitado no lo pude evitar—Delfi se sentía un poco avergonzada.

—Tranquila, prefiero que la haya ensuciado tu y no cualquier de los otros chicos—dice Matteo haciendo que el rubor en las mejillas de Delfina bajen un poco.

—¿Lo haremos aquí?—preguntó Delfi.

—Claro que no, debemos bajar hasta la lavandería te prestaré ropa para que no arruines tu lindo vestido—pronunció Matteo.

Delfi se cambió de ropa se puso una camiseta y un short de Matteo que por suerte le quedaron muy bien, aunque no dejaba de verse graciosa y el italiano se lo hizo saber apenas la vio.

—Linda ropa—se burló.

—Digamos que no está mal—dijo Delfi mientras bajaban a la lavandería.

Ambos chicos se miraban extraño mientras lavaban dicha alfombra, era como si una chispa se hubiese encendido entre los dos...

—Me tengo que ir—dijo Delfi una vez que terminaron.

—Quédate a cenar—pidió Matteo.

—No es necesario además dije en casa que llegaría temprano—se apresuró a decir Delfi.

—Está bien, pero primero debes cambiarte esa ropa—señaló Matteo.

—Claro, puedo venir a cenar otro día—dijo Delfi.

—Por supuesto que si—dijo rápidamente Matteo entusiasmado.

*****

Luego de lo que había sucedido con Ámbar y posteriormente con Emilia decidió que lo mejor era hablar con alguien sobre todo lo ocurrido, y obviamente que pensó en su mejor amigo Gastón.

— ¿Qué sucedió qué?—preguntó incrédulo luego de que Benicio le contara que Ámbar lo había visto besarse con Emilia.

—Eso que Ámbar me vio con Emilia—respondió Benicio con desgano.

—Te dije que tarde o temprano se enteraría—dijo Gastón.

—Lo sé, pero no quería que fuera tan pronto—resopló Benicio pasando su mano por su rostro.

— ¿Pero que pretendías, Benicio?—preguntó— ¿Seguir con Ámbar a pesar de engañarla con Emilia? Eso es de poco hombre...Mira siendo sincero creo que esto es lo mejor que pudo haberte sucedido—se sinceró Gastón.

— ¿Cómo que lo mejor? Perdí a Ámbar—Benicio movía sus manos con frustración.

— ¿Qué hay de Emilia?—preguntó su amigo.

—Emilia... Ella es... No sé no puedo explicarlo—contestó sin saber que decir.

—Debes pensar en que significa cada una para ti—aconsejó Gastón.

—No sé qué hacer, Gastón—afirmó Benicio.

—Estás fatal, y yo que quería pedirte consejos para conquistar a Jim—soltó de pronto Gastón.

—No soy el indicado para eso... Pero creo que debes confesarle lo que sientes—dijo Benicio.

—Lo haré, tu piensa bien lo que dirás y harás—dijo Gastón.

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Poco a poco nos acercamos a la recta final!

Las Amo!