Su vida debió ser diferente en algún momento, debía haber un antes de que su padre las abandonara, de que su madre se volviera una ojerosa y harapienta que apenas podía consigo misma, y mucho menos con una niña. Un antes de que sus abuelos intentaran salvarla y su madre cortara todos los vínculos con ellos, viajando, con todo el dinero que tenían, llevándosela lejos, demasiado lejos donde ni los recuerdos la alcanzaran. Un antes de que su madre conociera a Miguel. Un antes de que naciera a su hermana Lili. Un antes de que su cuerpo se volviera deseable.

Debió haber algún momento en que Muriel fue feliz. En algún momento de su historia debieron existir las sonrisas como algo casual, algo que no le costaba formular. En algún momento ella debió ser una niña, un ser inocente y puro. 

Ella no lo recordaba.