𝒄𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐
Hugo no pudo evitar echar un vistazo hacia el fondo, tentador, subía desde allá el aroma cálido de la comida de su abuela. Si nadar hacia arriba era difícil y todo se veía oscuro, el fondo prometía ser lo contrario. Bajar se sentía natural, correcto. Hugo tenía la sensación que con solo quererlo la bajada sería suave y fácil. El agua se volvía ligera y clara, acuarela que se disolvía en la cartulina y se trasparentaba.
El fondo estaba hecho de arena, arena, palmeras y una casa de madera blanca.
Desde allí subía la música de pocos tonos dulces, como la de una caja de música. Hugo sintió sus ojos pesados y el tirón hacia el fondo fue más fuerte. La casa se veía tan pacífica, tan correcta, tan fácil. Quizás podía ir allí, descansar adentro. Quizás fuer aun lugar bonito y acogedor. Quizás tenía un pasillo con puertas que lo llevarían a donde él quisiera, podría hacer todo lo que en vida no podría incluso si regresaba.
Regresar, se sentía como una palabra lejana y ajena a sus labios.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top