Parte única

Hola!

Ali viene a este fandom con una crack ship con muuuuuy poco material je Tenía tantas ganas de escribir de estos dos luego de un long-fic que me leí hace tiempo y me hizo decir: Oye, no suena tan mal, eh.

Y pues esto salió! jajaja

Antes de leer, les comparto un pequeño glosario porque Ali se emocionó e investigó unas cuantas cosillas:

*Guangzong = promover gloria de clan

*Sying = estrella

*Excrex = es una donación que hace un cónyuge a otro en consideración a sus prendas personales, o aumento de dote que el marido asigna a la mujer. En la cultura china en el día del 'Ti Qing' (propuesta de matrimonio), ambas familias se reúnen para discutir los pormenores del intercambio de bienes y otras cosas. Un par de días antes del casamiento llega el 'Guo Da Li' (consumación del rito). El novio y un casamentero visitan a la familia del padre de la novia llevándoles presentes.

*Lapsang souchong = té negro originario de Zheng Shan parte del Monte Wuyi en la provincia de Fujian, China. Se trata de un té elaborado con hojas ahumadas, generalmente cultivado entre 3500 y 5000 metros de altura.

ADVERTENCIAS

-Pre-canon

-Omegaverse

-Alfa!Wen RuoHan

-Omega!Jiang FengMian

-Dark Jiang FengMian

-Smut

-Muerte de personaje

~°*†*°~+~°*†*°~

En el momento que Wen Guangzong, mejor conocido como Wen RuoHan, logró deshacerse del único obstáculo que le impedía estar cerca de la futura madre de sus cachorros, se sintió tan dichoso que por poco y se desencadenó su celo alfa. (Requirió de beber un poco de infusiones para controlar sus instintos.)

Yu ZiYuan estaba muerta. Aquella alfa de Meishan Yu falleció en una emboscada preparada por él. Se lo había prometido a A-Sying, el omega perfecto para él, el tan conocido Jiang FengMian. La promesa de estar juntos sin importar el costo. El recuerdo del aroma a osmanthus nublando sus sentidos y generando un deseo férreo de marcar un cuello delicado, le permitió crear el plan perfecto para desposar a tan increíble hombre.

A los diecisiete años, RuoHan se encontraba recorriendo los pasillos del palacio de Ciudad Sin Noche durante el descanso en una conferencia de sectas, cuando fue testigo de una muestra de poder indiscutible. Ese omega que en un principio le pareció un cultivador más del montón, un hombre simple, le sorprendió con un rostro fiero y despiadado mientras arremetía con su espada los maniquíes de entrenamiento.

—Joven Maestro Jiang, ¿considera unos viles maniquíes mejores contrincantes que los asistentes de esta conferencia? —saludó RuoHan una vez estuvo cerca.

Jiang FengMian se detuvo y tardó un par de segundos en girarse con esa sonrisa suave por la que era conocido.

—Joven Maestro Wen, me disculpo por el atrevimiento de usar su área de entrenamiento.

A pesar de el tono diplomático y la sonrisa, RuoHan pudo percibir el fuego del sol en ojos púrpura.

—No hay necesidad. Al parecer usted le ha dado un mejor uso que los discípulos.

Los ojos de FengMian por un momento se vieron divertidos, mas fue suprimido al instante.

—Me halaga, joven maestro.

¿Acaso ese ligero sonido al final era un ronroneo?

—¿Aceptaría un duelo amistoso conmigo? —preguntó el alfa con una sonrisa altiva.

FengMian ladeó un poco la cabeza cual zorro astuto.

—Será un placer, joven maestro.

Los dos se colocaron en los extremos del área con las espadas desenvainadas. Filos lilas y rojizos brillaron bajo la luz del sol del ocaso. Si le preguntaban a RuoHan, él les diría que fue de las peleas más entretenidas a lo largo de su vida. El estilo libre y poderoso del río, chocaba con fuerza contra los rayos inclementes y abrazadores del sol. Energías espirituales púrpuras y carmesí parecían telas traslúcidas danzando al son del viento cálido del verano. Aceros colisionaron generando chispas que iluminaron rostros eufóricos de encontrar a alguien compatible.

A lo largo del mundo de la cultivación, se decía que QingHeng-jun era el único alfa capaz de seguirle el paso al prodigioso Wen RuoHan. No obstante, en ese intercambio de golpes con el omega Jiang FengMian supo de inmediato que todos subestimaban a esta criatura. No había nada frágil en sus ataques, ni duda al momento de cambiar de mano o en el movimiento fluido de sus pies.

Las profundidades del río solo podían ser vistas bajo el sol. El fondo repleto de tesoros ocultos, destellaban solo para el círculo incandescente del cielo. Las nubes no podían compararse con las bravías aguas. Las piedras se suavizaban bajo una simple gota. Las peonías perdían su belleza cuando no eran regadas.

Jiang FengMian era esa flor que pocos admiraban por su rareza, pero aquellos capaces de apreciarla, eran bendecidos con un aroma sin igual. El omega poseía la marca de la tan afamada osmanthus. Sus fosas nasales inhalaron todo lo que pudieron para grabarlo en lo más profundo de la mente.

Entonces lo supo. Nadie tendría a Jiang FengMian más que él.

Las noches siguientes al término de aquella emblemática conferencia, la cabeza de Wen RuoHan fue plagada de imágenes de la singular criatura. De pronto, solicitó que su residencia y pabellones familiares —que visitaba con regularidad— estuvieran decorados con los variados colores de la flor; blanco, crema, amarillo y anaranjado. El orgullo de saber que eran tonalidades similares a los del sol, se equiparaba a cuando su secta logró posicionarse como una de las más prósperas.

La juventud vio nacer una relación peculiar.

FengMian se volvió el único cultivador con el que RuoHan se sentía cómodo de no disimular. Tenían algo en común: la afinidad con la crueldad. Mientras uno lo cubría con una apariencia delicada, otro tenía que reprimir la sonrisa perversa. Sin embargo, cuando estaban juntos, las cacerías nocturnas eran más llevaderas. RuoHan amaba escucharlo analizar los casos y determinar la mejor forma para lidiar con lo que estaban revisando. Pero lo que más disfrutaba era oír las palabras implacables envueltas en un suave confort (vacío) que buscaban aniquilar a las personas.

—Ellos mismos propiciaron esto, A-Han —replicó FengMian una vez estuvieron en la posada que se hospedaban—. ¿No te parece injusto que solo los muertos paguen?

Esa misma noche, RuoHan besó por primera vez a FengMian. Al osmanthus nacido entre lotos insípidos.

De esta manera, todos sus encuentros terminaban con labios hinchados, alientos robados y mejillas sonrojadas. El anhelo de retirar las túnicas púrpuras de un cuerpo grácil tuvo que ser dominado y conformarse con marcar muñecas cubiertas por muñequeras. No podía marcarlo con su aroma, lo cual empeoraba su humor al no tener la prueba verídica de que FengMian le pertenecía.

Una noche, en la habitación del alfa, RuoHan se aventuró en tomar de la cintura estrecha al omega y colocarlo sobre su regazo.

—¿A-Han?

—Después de que ascienda como líder de secta, te desposaré, A-Mian. A-Sying. —Era la primera vez que llamaba de forma tan íntima a su omega.

El sonrojo, pupilas dilatadas y el fuerte aroma a osmanthus, fueron el claro indicio de lo mucho que le había agradado ser llamado así.

A-Zong...

Sin perder el tiempo, el alfa reclamó por enésima vez los labios dulces del otro. Lo estrechó más hacia sí, percibiendo el desbocado corazón del menor. Las fantasías nocturnas en las que RuoHan montaba al omega, eran alimentadas por todos y cada uno de los encuentros. Sus manos envolvieron los montículos carnosos, apretujándolos para escuchar el gemido ahogado. Tantas veces se preguntó cómo serían los demás sonidos placenteros que produciría FengMian, lo cual solo incrementaba la sensación de poseerlo.

—A-Sying —jadeó cuando se separaron—, quiero que seas mi esposa, quiero que tú y solo tú lleves mis cachorros, quiero decorar tu cuello con mi mordida...

—...Sí... Sí, sí, ¡sí! —replicó FegnMian sin rechistar, frotándose contra su entrepierna—. A-Zong, no sabes lo mucho que deseo que me anudes y me montes como a una vil cortesana.

—-No —gruñó el alfa—, no como una cortesana cualquiera, sino como mi esposa. La flor más hermosa entre el campo repleto de peonías arrogantes y lotos insípidos.

—¿Lo prometes, A-Zong? ¿Prometes que estaremos juntos?

—Claro que sí, mi indomable río.

Dos primaveras pasaron y el manto del liderazgo le fue pasado. Wen RuoHan tenía veinte años cuando tomó las riendas de la secta del sol. No obstante, los ancianos comenzaron a meter sus narices.

—¡RuoHan! —exclamó con enfado su padre. Nuevamente había rechazado a una candidata para ser su esposa—. ¡¿Cómo pudiste rechazarla?! ¡Ella hubiera sido un gran seguro para hacernos de ese territorio!

Eso no le interesó en absoluto. ¿Por qué requerir a la diplomacia cuando se tiene el poder militar para una invasión? Además, desde que conoció a FengMian, sus ojos no miraban a nadie más.

—Resultó ser una omega incompetente y simplona. No quiero a una esposa así a mi lado y mucho menos como madre de mis cachorros.

Su padre apretó el agarre en la taza de té.

—Tengo a alguien mejor que todas esas sosas con las que me hicieron perder el tiempo —dijo el nuevo líder de secta Wen con una sonrisa amplia.

—¿Quién?

—Jiang FengMian.

—¿FengMian? ¿Te parece ese omega promedio-?

¿Qué había dicho?

En un instante, el dominio de RuoHan paralizó a su progenitor. Por lo general era alguien a quien le importaba poco lo que la gente dijera de él, pero de su omega nadie pronunciaría palabras infames.

—Solo lo diré una vez, padre —dijo entre dientes el alfa furioso—. De mi mano caerá la justicia de aquel que ose hablar mal de mi omega.

El hombre mayor tragó saliva. Nunca se imaginó que su propio hijo le mostraría los colmillos mortíferos. Mucho menos por un simple omega.

Alrededor del mundo de la cultivación corrían rumores de que el actual líder del clan Wen, andaba en búsqueda de pareja para continuar el legado de tan importante secta. Las casas de té hablaban de que el alfa incluso ya tenía en mente al omega, pero nadie se imaginó que se trataría de Jiang FengMian, el heredero de Muelle de Loto. La duda de si era una buena elección viajó por todos los rincones, hasta que una propuesta de Meishan Yu se abrió paso. La disputa por el omega Jiang se volvió el centro de atención.

RuoHan sabía que FengMian había construido aquella fachada por la que era subestimado, además de ser su manera de navegar entre las aguas turbias de la política. La opinión de su casta era desestimada por la mayoría de las sectas y si hubiese optado por mostrarse diferente a como se esperaba, Muelle de Loto hubiese sufrido económicamente y en relaciones comerciales.

—Cuando te vuelvas mi Wen-furen, A-Sying —dijo el alfa mientras caminaban por un sendero hacia un templo maldito—, no tendrás que preocuparte por ello.

La sonrisa complacida en el omega y el beso en la mejilla fueron suficiente confirmación. Sin embargo, arrugó la nariz al percibir el aroma a pino y petricor de esa alfa llamado Wei ChangZe. FengMian al ser un omega no reclamado debía de seguir los protocolos. Entre ellos el de ser marcado con el aroma de un alfa familiar o el que indicara la secta.

El Jiang soltó una risilla burlona al verle con el enfado adornando sus facciones.

—¿Sabes que solo existe un alfa para mí, cierto A-Zong?

Si ese día FengMian regresó con marcas nuevas y profundas en las muñecas, nadie tenía por qué saberlo.

RuoHan se confió al considerarse el único interesado en FengMian. Por lo que no tomó muy bien la propuesta de Meishan Yu, ni mucho menos que fueran recibidos el mismo día para presentarse en Muelle de Loto. Con una mirada pudo notar el regocijo y desafío en los ojos amatista de su omega. Ese río del cual estaba enamorado podía volverse un enigma en un instante o subía el nivel del agua con el fin de ahogar a los más incautos.

FengMian le puso un obstáculo para ver con sus propios ojos cómo pelearía por él, cómo se desharía de esta pseudo-alfa.

El entonces líder del clan Jiang, sometió a una temporada de cortejo a ambos alfas con una duración de seis meses. En caso de que alguno desistiera una vez adentrados en el cortejo, debía notificar a la casa principal y quedaría a elección de FengMian si conservaba los regalos recibidos o los regresaba.

Es así como comenzó la Disputa del Sol y la Araña que mantuvo entretenidos a varios comensales en las casas de té o posadas. FengMian amaba escuchar los rumores descabellados que creaba la gente común y los compartía con su alfa. RuoHan bañó en regalos costosos a su adorado omega, disfrutando de verlo portar las horquillas que le regalaba o los cintos o cualquier accesorio, y despreciar los entregados por ZiYuan.

—¡Debiste verla, A-Zong! —exclamó una tarde que el alfa fue a visitarlo a Muelle de Loto—. Casi ruge cuando me vio usando tu horquilla y no la de ella.

RuoHan enarcó una ceja y con una mirada rápida se dio cuenta que Wei ChangZe estaba alejado, pero observándolos.

—¿Por qué no simplemente la rechazas y terminas con este teatro?

—¿Y dejarte el camino fácil? Uh-uh, A-Zong. Debo ver qué tanto me deseas.

La mirada coqueta casi le hace ronronear.

—No. —El líder Wen se inclinó sobre la mesa de té entre ellos, emanando su aroma a lapsang souchong—. Lo que quieres es que humille de todas las maneras posibles a esa secta de segunda, ¿no es así, flor mía?

Los orbes del omega adquirieron una tonalidad más oscura, como las profundidades del río. La sonrisa en sus labios denotó ese sadismo del cual era adicto.

¿Y quién era él para no derrochar la fortuna del clan en su omega?

Regalos costosos fueron recibidos por manos suaves y portados con dignidad. RuoHan también se dedicó en hacer de Qishan el lugar idóneo para su futura esposa. Aunque no fue tan difícil hacer que sus discípulos aceptaran lo impuesto por su líder. Ningún Wen permitiría que su furen fuese irrespetada por nadie, le protegerían con sus vidas y a la descendencia engendrada, además de cumplir sus órdenes sin rechistar. ¿Por qué? Porque veían a su líder totalmente feliz y enamorado cada que regresaba de una visita a Muelle de Loto o cuando FengMian era invitado al palacio.

Los seis meses se cumplieron y, de nueva cuenta, ZiYuan y RuoHan fueron invitados a la residencia de los Jiang para que FengMian diese su veredicto.

Obviamente, el alfa Wen fue el vencedor, lo cual desató el cólera de la Araña Violeta.

—¡Esto es inaudito! —vociferó la mujer con un gruñido—. Líder Jiang, usted no puede condonar esta absurda elección.

—¿Absurda? —musitó FengMian con tono gélido—. Tercera Señorita Yu, espero no esté insinuando que mis facultades mentales no están en las condiciones para tomar una decisión.

La alfa tensó la mandíbula.

—La secta Jiang tiene una promesa con la secta Meishan Yu y-

—Y mi mano no está estipulada como una forma de cumplir con tal promesa jurada.

—Lo siento, Tercera Señorita Yu —habló el líder Jiang—, pero tal como mi hijo lo ha dicho el matrimonio no fue contemplado en el tratado firmado por ambas sectas. Espero respete la decisión tomada después de estos meses de cortejo.

RuoHan ocultó su sonrisa detrás de la taza de té humeante.

—¿Cortejo? Yo no llamaría a esto cortejo sino una humillación al clan Yu.

—Señorita Yu —comentó RuoHan con ojos mortíferos y un aura dominante—, si, durante el cortejo, usted no logró satisfacer al Joven Maestro Jiang no veo la necesidad de hacer tal comentario. Es más, encuentro que es una manera de denotar que la secta Meishan Yu no posee de buen gusto en cuanto a regalos se refiere. Tómelo como un aprendizaje.

El chasqueo de ZiDian resonó en la sala del trono.

—Será un líder, pero no crea que permitiré que insulte a mí ni a mi secta.

—Oh, ¿herí su orgullo, señorita?

—Lo reto a un duelo.

Sin poderlo evitar, RuoHan estalló en carcajadas. El ceño eternamente fruncido de ZiYuan tan solo se profundizó y FengMian tuvo que morderse el labio para no reír.

—Tienes agallas, ZiYuan —dijo con sorna—. Agallas para retar un líder de secta como yo.

—Tú-

—Lo creería de la Primera Señorita Yu o de su líder, pero tú... Tú eres la tercera, ¿no es así? —Ella rechinó los dientes—. Mencionaste una promesa entre el clan Yu y Jiang. Una promesa que creíste sería paga con la mano del heredero cuando todos saben que de entre todas las arañas eres la menos venenosa. Dime, ¿qué te hizo pensar que eso podía suceder?

El aroma nefasto de ZiYuan se manifestó antes de que abandonara la sala.

—Lamento que haya tenido que presenciar esto, líder Jiang, espero considere esto como un pequeño altercado.

—Claro, líder Wen.

—En ese caso, comencemos con el excrex.

Durante los sichen que estuvieron las negociaciones, FengMian tuvo problemas para mantenerse quieto y no mirar por mucho tiempo a RuoHan. El alfa sonrió internamente al ver cómo el otro buscaba calmarse y mantener a raya su aroma (estúpido protocolo).

La noticia de la boda entre Jiang FengMian y Wen RuoHan llegó a todos los rincones del mundo y con ellos rumores de todo tipo. Las preparaciones para la boda ocuparon gran parte del tiempo par ambos clanes, desde las telas para los atuendos, el banquete, las invitaciones, determinar la fecha favorable, hasta la organización y hacer llegar el dote acordado. Porque RuoHan deseaba tener una boda que fuese recordada en los anales de la historia.

Un día, RuoHan recibió una de las tantas cartas de su prometido y en ella estaba una petición concisa: A-Sying quería a ZiYuan muerta. Si había o no una razón de peso para tal cosa, no importó en absoluto, el alfa saciaría su sed de sangre.

A pocas semanas de la boda, la primicia de la muerte de la Tercera Señorita Yu causó un gran revuelo. Algunos (si no es que todos) sospechaban de Wen RuoHan, sin embargo, nadie tenía pruebas contundentes. (Tampoco conseguirían a testigos, pues sus discípulos masacraron al grupo que acompañó a ZiYuan en aquella cacería nocturna y se aseguraron de no dejar evidencias ni rastros.)

Entonces llegó el día de la boda. RuoHan lució el más exquisito traje de novio que combinaba a la perfección con el de su novia. Las ansias de retirar el velo le carcomieron durante la ceremonia y banquete. Por fin había conseguido a su más grande tesoro, a su flor y río. Y él se encargaría de atesorarlo como se merecía.

En el momento que vio a su ahora esposa ir hacia sus aposentos, supo que la eterna espera había finalizado. Con pasos seguros siguió el camino recorrido por su omega, escuchando los vítores de los asistentes ebrios. Al llegar a la puerta, inspiró hondo antes de deslizarla y encontrar a FengMian esperándolo en la cama. En silencio cerró la puerta, lanzó talismanes para cancelar el ruido y darles privacidad, se acercó hasta el otro y con entusiasmo alzó el velo.

Indiscutiblemente, FengMian estaba destinado a portar el rojo del sol.

Ambos se miraron por varios segundos, bebiendo de la imagen del otro. El omega había sido maquillado suavemente, realzando sus facciones finas y aquellos ojos que le robaban el aliento. El cabello caía tras su espalda en cortinas etéreas mientras que el moño estaba siendo sostenido por horquillas de oro. RuoHan acunó el rostro contrario e inicio un beso jadeante.

Fue como si un volcán hubiese erupcionado tras años de estar dormido.

Manos codiciosas retiraron prendas y accesorios para dejar a la vista piel que tantas veces soñaron con tocar y besar.

FengMian era la representación perfecta de la seducción. Pecho perfecto para lactar, cintura estrecha, caderas idóneas para el embarazo, piernas largas y fuertes... Tanta piel inmaculada y que solo RuoHan tenía derecho a ver. Ni se diga del delicioso aroma que nubló sus sentidos. El alfa en él percibió ese ligero toque extra dulzón de un omega próximo a entrar en celo. Un gruñido impaciente reverberó en el pecho al saber que la casamentera había hecho bien su trabajo. Después de esta noche de bodas, FengMian saldría preñado.

—A-Zong —gimoteó su esposa recostada en la cama, con las piernas abiertas para él y cabellos desperdigados sobre las telas—, mi A-Zong, mi esposo... ven y reclama a tu esposa, ¿mmm?

¿Y quién era él para desestimar tal petición si era su más grande apetito?

—Oh, A-Sying —susurró con voz ronca sobre labios dulces—, no dejaré ningún lugar sin reclamar.

La danza pasional comenzó con besos demandantes, ahogando gruñidos y gemidos por el roce de pieles. Las palmas de RuoHan recorrieron cada rincón de piel de la que había sido privado. Enterró su nariz en el cuello, por sobre una de las glándulas que mordería y los ataría de por vida. Dichoso de por fin ser capaz de marcar con su aroma al otro, no dudó en liberarlo, abrumando al omega. Olfateó el olor del lubricante, era el de osmanthus, pero más intenso y que le hizo salivar. Dirigió la diestra hacia aquella área escondida entre las carnosas nalgas de su amado, palpó la humedad escurriendo de aquel orificio virginal y de un movimiento forzó el ingreso de un dígito.

FengMian siseó y apretó su canal por la incomodidad. El alfa aprovechó para succionar los pezones erectos, botones apetecibles y de los cuales, en unos meses, gotearía leche. Cual cachorro mamó de ellos, aunque supiera que nada saldría. Su esposa gimió alto, retorciéndose debajo de él con un dedo aún en su interior. Manos temblorosas se colocaron encima de su cabeza y lo presionaron contra el pecho suave.

—Sí, así, A-Zong —alentó el otro abriendo sus piernas y generando aún más lubricante.

Con una mordida en el pezón, el esposo ingresó un segundo dedo en el estrecho canal, arrancándole un grito al otro. Caderas se alzaron y los miembros de ambos se rozaron en una fricción placentera.

RuoHan se tomó el tiempo para abusar de los pezones hasta dejarlos hipersensibles y con ligeras mordidas alrededor de ellos. La respiración de A-Sying estaba completamente errática, el sonrojo llegaba hasta la mitad de su pecho y sudor perlaba su frente.

La anticipación de entrar en aquel canal cálido hizo que el alfa moviera sus dedos en busca de dilatarlo justo como había leído en algunos libros amarillos. No obstante, era bastante difícil contenerse por los gemidos y mirada perdida en el placer de su amado.

—A-Zong, por favor...

—Como desees, corazón mío.

Si ninguno podía resistir más, ¿por qué esperar?

Rápidamente sacó sus dedos húmedos, abrió las piernas ajenas, alineó su falo goteante y de una estocada se enterró en el lugar que por derecho le pertenecía. Ambos gimieron alto y permanecieron sin moverse por unos segundos. La sensación hizo temblar los brazos fornidos del alfa que se negó a sucumbir pues no quería aplastar al otro.

Sin esperar alguna indicación, RuoHan embistió en el instante que el orificio se relajó. Los embates eran salvajes, cayendo en erráticos. El chapoteo sonaba sucio y vulgar, todo lo contrario, a la elegancia siempre presente en ambos cultivadores. Eso era lo de menos, habían abrazado la degeneración y ella los acompañaría los siguientes días.

—A-Sying, A-Sying, eres mío —gruñó cerca del cuello ajeno justo antes de anudar y morder la glándula virgen. El sabor metálico impregnó su lengua. El omega exclamó un grito silencioso con la espalda completamente arqueada y el cuerpo estremeciéndose.

El omega continuó con múltiples orgasmos todo el tiempo que semilla era vaciada en su seno. RuoHan se encargó de acariciar cada curva y recoveco con todo el amor reservado para esta criatura que aceptó su nudo completamente. Repartió besos e hizo florecer las pequeñas flores del melocotón en la piel blanca a su disposición.

—Te amo, mi flor, mi río —confesó con tono de ensueño y mirada ferviente.

A-Sying sonrió tiernamente para él, rodeó su cuello con los brazos y lo acercó para besarlo.

—Y yo a ti, mi sol, mi alfa.

~°*†*°~+~°*†*°~

¿Y bien? ¿Qué les pareció?

Yo disfruté muchísimo escribir este OS pues salió tan natural *sniff sniff* Eso sí, me picaron las manos para ahora escribir un RuoRen o el poderosísimo trío RuoRenMian jojojo

Qué cosas.

Espero les haya gustado!

Nos leemos~

Cuídense~

AliPon fuera~*~*

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