CAPÍTULO 29: ROSELYN

Madison

Desde ese día, hice todas las guardias nocturnas de Ashton. Llegaba a las doce de la noche y me marchaba a las siete de la mañana. Con el tiempo justo para ducharme y marcharme a clase de nuevo sin que Lena y Stephen se enteraran. Era el único momento del día que podía estar junto a él sin que nadie más lo supiera. Lena pensaría que estaba durmiendo y llegaría a tiempo para cuando se levantara y después Ashton estaría vigilado de nuevo. Dormía entre horas lo que podía o incluso en el recreo, en alguna clase vacía. Tenía que estar lo más activa posible para cuando llegara la noche y tuviera que visitar a Ashton.

No solo le vigilaba, también aprovechaba esas siete horas para investigar quienes podían ser los responsables de su muerte.

Lo primero que descarté fue la gente con poderes. No porque confiara en todos ellos si no porque en la visión que Esther me mostró Ashton estaba sangrando. Ningún poder podía conseguir eso. Nadie con poderes usaría algo tan básico como un cuchillo para matarle, usarían su poder.

Los asesinos tampoco. Usaban fármacos. No se atrevían a acercarse tanto a nosotros. Eso me redujo mucho la lista, pero seguía sin dar con lo que buscaba.

Le di más vueltas y conocía a alguien que podría usar un arma blanca a pesar de tener poderes.

Connor.

¿Sería posible que fuera él?

Como castigo a lo que yo le hice. Matando a Ashton de la misma manera que lo había intentado yo con él.

La conversación de Lena y Harper me dejaba con esa duda. Ese "él" que ellas mencionaban y supuestamente se estaba ganando mi confianza podría ser él. No se había ganado mi confianza, pero Lena pensaría lo contrario si eso era lo que Connor la había hecho creer. Puede que por miedo a lo que ella pudiera hacerle. Lena cada vez estaba más distante, como si todos sus movimientos estuvieran programados y nunca se salía de su guión. Seguramente Connor nos estuviera engañando a todos y no estuviera del lado de los asesinos ni del nuestro, si no del suyo propio para vengarse al fin de Ashton.

Tenía que ver la cara de Connor cada mañana y eso solo alimentaba mi ira. Aún no había abandonado mis poderes y seguíamos unidos. Ya había perdido la cuenta de las veces que se me había pasado por la cabeza clavarme un tenedor en la pierna solo por verle sufrir.

Él seguía pensando que podían ir a por él y me seguía usando de seguro y los demás no podíamos hacer nada. ¿Qué haríamos? ¿obligarle? No podríamos sin tener que asumir yo las consecuencias una vez más.

Eso me llevaba a pensar que no iba a deshacerse de mis poderes hasta que hiciera una última cosa. Matar a Ashton y desaparecer. Así ninguno podríamos hacerle nada.

¿Sería la persona que estaba buscando?

No podía confirmarlo, pero tampoco negarlo. Los indicios en mi cabeza conectaban y Connor era el único que en un momento nos había querido matar a todos y eso no se había quedado atrás. No confiaba en él.

Supuse que los demás no sospechaban nada sobre la razón de mi aspecto, pero notaban lo cansada que estaba. Hacía mucho que no dormía así que creían que era por estar lejos de Ashton. Para ellos llevaba sin verle desde la semana anterior. Intentaba no estar distante, pero me costaba. En mi cabeza solo iba contando las horas que quedaban para volver a esa habitación de hospital y así perder de vista a Connor.

Los días habían pasado y sabía que se acercaba la fecha. Aún sin saber si quiera si seria de día o de noche o si yo estaría con él en ese momento o no. El desconocimiento de ese día se iba clavando en mí. Cada vez que comenzaba un nuevo día, lo que hubiera podido ocurrir el anterior se quedaba detrás, pero eso no eliminaba el final que nos esperaba. A menos que me enfrentara a Connor y sacara sus planes a la luz.

Si pretendía matar a Ashton, quería que escupiera su confesión.

Habían pasado doce días desde el partido. Doce días que estuve visitando a Ashton. Doce días que seguí unida a Connor y cada día era peor que el anterior. Me sentía débil vinculada a él. No era dueña de mis propias decisiones y tenia que tener cuidado de las que tomara Connor.

Esa mañana llegué al instituto y apenas había dormido una hora, puede que incluso menos. Cuando me acerqué a la entrada, vi que Nancy me estaba esperando junto con Alex. Miré alrededor y no había ni rastro de Connor ni de Alissa.

- ¿Cómo estás?

Eso era lo que Nancy me preguntaba cada mañana. Sabía que no estar con Ashton me pasaba factura, pero la realidad era que no dormía por estar con él y por eso llegaba más cansada aún a clase.

- Bien.

Era una verdad a medias. Aún tenía a Ashton a mi lado y me agarraba a eso. Hasta que no le tuviera conmigo no estaría todo perdido.

Alex se acercó a mí y me rodeó con su brazo para abrazarme.

- Fui a verle ayer por la tarde, sigue sedado, pero está bastante mejor. Esta semana saldrá.

Le correspondí el abrazo.

- Espero que así sea.

Los tres entramos al edificio y fuimos a la primera clase. Esperé que Alissa se sentara con Connor, pero cuando entramos él ya estaba sentado con alguien.

Con Harper.

No quise ni saber que hacían esos dos juntos, pero eso me daba más motivos para creer que la persona de la que hablaban Lena y ella en el hospital se trataba de él.

Estuve distraída como de costumbre, pero todos intentaban estar atentos a las explicaciones por lo que no lo notaron, excepto por Alissa. Ella siempre notaba cuando algo iba mal como yo con ella.

- Me han dicho que Ashton saldrá esta semana. Estás contenta, ¿no?

Notaba algo de burla en su voz.

- Sí, así podré verle.

- ¿No te ha bastado con esta semana?

Levantó ambas cejas y esperó a que dijera algo, pero no respondí.

Se acercó a mí y comenzó a susurrar.

- Yo le puse la vigilancia. Estaba claro que a mí me iban a decir quién iba a verle y quien no. Dicen que no te has saltado una guardia de noche desde el día después que ingresó.

- Quería verle - dije sin más.

- ¿Todas las noches? - no respondí de nuevo -. Sabes que a mí no puedes mentirme Madison.

Podría, pero si ya lo sabía no tenía sentido que siguiera.

- Si, he estado yendo.

- Eso ya lo sé, quiero saber por qué.

- No me gusta que esté solo.

- ¿Y te arriesgas a ir todas las noches?

Asentí

- Sí.

No volvió a decirme nada más y se concentró en los apuntes de su cuaderno. Entonces Connor se giró desde la fila de adelante y me miró. No supe descifrar su mirada. Parecía seguir queriendo dar pena o buscaba el perdón en mí, pero aún no nos había dado nada que nos hiciera confiar en él. Nada que indicara que de verdad no estaba de parte de los asesinos a pesar de tener el símbolo tatuado en grandes dimensiones en su pecho.

Seguía atada a él como si fuera un perro porque él quería que siguiera siendo así. Tirar de la correa nos ahogaría a ambos, pero ya me empezaba a plantear que fuera una solución con tal de dejar de estar unida a él.

El resto de clases pasaron y llegó la hora del recreo. Ni si quiera tenía hambre. Quería dormir, pero no podía apartarme sin que se preguntaran porque me iba. Aunque las ojeras seguían marcadas en mi cara y ya daban demasiado de que hablar. De momento solo Alissa sabía que no dormía por vigilar a Ashton, aunque no entendía mi insistencia por visitarle cada noche.

Me senté en la mesa, viendo un día más como Connor ocupaba el sitio de Ashton. Alex a su lado, junto a él Nancy y al otro lado de la mesa Alissa y yo.

Observé mi bandeja vacía durante unos minutos decidiendo que debía hacer. Necesitaba una confesión de Connor. Estaba segura de que nos la estaba jugando. Era mi sospechoso principal de la muerte de Ashton.

- ¿No vas a comer nada? - me preguntó Alex sacándome de mi trance.

Negué.

- No tengo hambre - me llevé la mano al cuello, agarrando la llave de la cadena que él mismo me dio semanas atrás.

Alissa me miró al momento. Sabía que tenía algo rondando por mi cabeza, pero eso no era nuevo.

- ¿Qué te pasa? - acabó preguntando ella -. Estas más rara que de costumbre.

Entonces Connor me miró. Otra vez con esa cara de cachorro herido que no soportaba.

- Estaba pensando que hacía mucho que yo tengo la cadena. Le toca a otro ganársela.

- No ha venido nadie nuevo - se adelantó a decir Alex.

- Podemos cambiar las reglas, hoy tendremos que encontrar otro tipo de persona - me quité la cadena y la sostuve en mi mano derecha observando cómo la llave se balanceaba de un lado a otro entre mis dedos -. Tenemos que encontrar al traidor.

Tiré la cadena al centro de la mesa y se hizo el silencio.

Todos me miraron.

- ¿Cómo? - preguntó Alissa con el tenedor lleno de comida a punto de entrar en su boca.

- Lo que habéis oído. Al traidor.

Quería sacarle una confesión a Connor asique tenía que ponerle bajo presión. Que no tuviera otra salida que soltar la verdad delante de todos. Así podría deshacerme de él por fin. Connor no había cambiado y lo iba a demostrar.

- Hay algunas pistas - me eché hacia atrás en la silla apoyándome en el respaldo y comencé a numerar con mis dedos -. Primero, es alguien que supuestamente se ha ganado nuestra confianza. Segundo, esa persona sigue teniendo contacto con Harper hasta tal punto que le cuenta lo que hacemos. Tercero - miré a Connor, clavando mis pupilas en las suyas sin darle oportunidad ni de pestañear -, nunca ha estado de nuestro lado porque a pesar de jurar lo contrario, otra persona a la que informa es Lena.

Todos pasaron de mirarme a mí a mirar a Connor. Una vez más había acertado con él. Si eras un traidor desde el principio lo serias siempre.

La expresión de Connor cambió, estaba tenso pero cabreado. No se mostraba culpable.

- Yo no he sido.

- ¿Conoces a alguien más que encaje con esa descripción?

- Madison, por mucho que quieras que yo sea el malo en todo esto, no lo soy.

Di un golpe sobre la mesa al levantarme. Estaba harta de Connor hasta tal punto que no sentía que fuera capaz de controlarme. Que intentara tomarme por tonta sumado a mi falta de sueño solo podía acabar en él atravesando una ventana. Aunque también me hiciera daño a mí, era la manera que tenía de poder partirle unos huesos a él.

- No pretendas que me crea que eres bueno y que estás de nuestro lado. Nunca lo has estado.

- ¿Tanto te cuesta creerlo? - dijo ofendido.

- ¿Qué le has contado a Lena? - le exigí saber.

- Nada - repitió -. En mi vida he hablado con Lena.

Connor no aflojaba y yo no podía más. No iba a admitirlo.

- Por culpa de lo que le hayas contado no me deja acercarme a Ashton y tengo que ir a verle por la noche para poder estar cerca de él - apreté los dientes -. Llevo sin dormir más de una semana asique no juegues más conmigo.

- No ha sido él - intervino Alex -. Él no ha hablado con Lena.

- ¿Vas a defenderle? - le acusé -. Si crees que lo que digas va a cambiar...

- No ha sido él - me cortó e hizo una pausa levantando su mirada de su plato a mi -. Porque he sido yo. Yo he estado hablando con Lena.

Si hubiera sido posible me hubiera quedado helada pero solo pude permanecer de pie observándole, esperando que dijera algo más.

- Tenía que hacerlo.

- ¿Traicionarnos? - dije dolida.

- Coger ventaja.

- Sabes qué papel juega Lena en todo esto - le recordé.

- Lo sé y negarme a hacer algo que me pida sé a dónde nos puede llevar también.

- ¿Le has estado contando todo lo que he estado haciendo? ¿Desde cuándo? - se notaba que mi voz se estaba rompiendo. Alex era la última persona que me imaginaba que nos podía ocultar algo así.

- Desde que Ashton entró al hospital. Quería saber si ibas a verle.

- ¿Por qué?

- Ella cree que puedes hacerle daño.

- Asique tú también lo piensas. Porque si no, no la estarías haciendo caso.

- Esto era lo que quería evitar Madison...

- ¿También has hablado con Stephen?

No se me había olvidado la noche que llego con su equipo puesto y su máscara ocultando su rostro. Recibió una llamada de una persona en la que confiaba y yo también lo hacía según él.

¿Era también Alex?

- ¿Stephen? - negó -. No, no he hablado con Stephen.

Suspiré, desconfiando de su respuesta.

- Y eso sí que me lo tengo que creer, ¿no?

- ¿Ves por qué no te había dicho nada? Porque ibas a desconfiar de mí cuando nunca te he dado motivos para ellos.

Me dejé caer sobre la silla de nuevo, evitando mirarle a toda costa.

- Ahora que te lo he contado, ¿qué vas a hacer? ¿ir a por ella? - dijo al ver que no respondía.

- No puedes predecir mis actos.

- Ni si quiera tú puedes Madison. No dije nada para que Lena no sospechara. Cree que nadie va detrás de ella y que es la que tiene el control.

- ¿Y no es así? - dije con ironía.

Siempre parecía que Lena iba dos pasos por delante nuestra y aún no habíamos ni visto el fruto de su plan.

- Mi padre la vigila. Tenemos que dejar que crea que va ganando para saber lo que va a hacer.

- Eso no justifica que hayas estado hablando con ella a nuestras espaldas. Esto nos viene grande.

- Todo nos viene grande desde que llegaste Madison y los demás somos lo que tenemos que limpiar tu desastre.

Se hizo el silencio de nuevo, ni si quiera oía a ninguno de la mesa respirar.

Alex se arrepintió al momento de decir esas palabras, pero ya estaban dichas y grabadas a fuego en el interior mi pecho.

- Tienes razón - reconocí notando las lágrimas formarse en mis ojos y la presión del pecho hacerse más grande -. No tuve que venir a vivir a Sioux falls. Ha quedado claro.

Aparté la silla de detrás de mí y me marché de la cafetería. No iba a montar una escena. No de nuevo. Controlaba el fuego con facilidad hasta que llegaban esas situaciones y ya me había cansado de que siempre pasara igual.

A pesar de tener todas mis sospechas sobre Connor, él no había hecho nada. El que había estado hablando con Lena era Alex. ¿Cómo distracción? ¿Para ganar tiempo? Fuera como fuera siempre acababa yo sin saber lo que ocurría. Si Lena creía que yo podía hacerle daño a Ashton y tenía miedo de ello tampoco era ella. Todos los potenciales sospechosos se habían borrado de un plumazo de mi lista.

De camino a la siguiente clase seguía notando el calor en la punta de mis dedos. Unos pasos se acercaron detrás de mí, pero no me detuve.

- Madison - era la voz de Alissa, siguiéndome por todo el recorrido del pasillo sin conseguir alcanzarme -. ¡Madison!

- No Alissa - me detuve finalmente y me giré hacia ella -. No necesito que me digas los motivos por los que Alex lo hizo o que le defiendas. Es lo último que necesito.

- Sabes que no es justo - dijo de todas formas.

- ¿Justo? Lo que no es justo es que nos mintamos. No entre nosotros.

- No le voy a defender porque no sé porque lo habrá hecho, pero se que Alex aparte de ser un plasta considerable, es tu amigo. Incluso el mío, aunque no quiera admitirlo.

Suspiré con fuerza, deshaciéndome del fuego en un último intento de no echarlo por la boca.

Quería entender que Alex había tenido un motivo pero lo que realmente me había dolido era que como todos en algún momento en el que me conocían, confesara que no dejaba de provocar problemas. Ashton lo hizo al principio de conocernos y Alex también lo pensaba. Seguramente Alissa y Nancy pensaran igual. Ninguna de las dos lo admitiría.

Iba a responderla cuando alguien tocó dos veces mi hombro a mis espaldas.

- ¿Madison? - pronunció con algo de miedo.

Me giré al reconocer la voz y casi quise no haber conseguido calmarme.

- ¿Harper? - articuló Alissa antes que yo.

Nos había visto  discutir y se notaba demasiado en mi cara que lo último que quería hacer era hablar con ella.

- ¿Qué quieres? - espeté.

- Quería hablar contigo.

Enarqué una ceja, confusa y al borde del cabreo de nuevo.

¿No podía tener un día en paz?

- No es buen momento Harper - le aclaré por si aún no se había dado cuenta de que la podía estrangular casi con la mirada.

- Tengo que hablar contigo, por favor.

¿Harper diciendo por favor?

Suspiré una vez más he hice ademán de marcharme, pero lo que dijo me dejó en el sitio, anclada a las baldosas como si estuviera pegada a ellas.

- Siento todo lo que os he hecho a Ashton y a ti.

Abrí los ojos sin querer que se notara tanto mi asombro, pero la había escuchado bien. Se estaba disculpando.

- ¿Estás borracha? - le preguntó Alissa con mayor cara de incomprensión que yo.

Harper negó en un suspiro y dio un paso más hacia mí.

- La he cagado mucho y al final le he hecho daño a Ashton y también a ti. Tenía que haber asumido en su momento que lo mío con él acabó, pero no quise hacerlo. Yo le quería Madison - me sostuvo la mirada, comprobando si esas palabras me estrujaban el estómago tanto como a ella -. Y quise echarte la culpa de nuestra ruptura, pero sé que lo nuestro terminó mucho antes.

Rebajé mi enfado. Sus palabras parecían sinceras, pero ¿realmente podía creerme algo que saliera de su boca?

- Entonces no tienes que disculparte conmigo si no con él. Tú y yo nunca fuimos amigas.

- Lo he hecho - bajó la mirada unos instantes -. He estado viéndole en el hospital, pero seguramente estaba demasiado sedado como para oírme. Lena me pedía que fuera al creer que seguíamos juntos, pero no quería seguir mintiendo. Ella quería que estuviera con él porque no se fía de ti. Me lo metí en la cabeza, pero... no quiero creer que tú le puedas hacerle daño a Ashton. La única que se lo ha hecho he sido yo.

Eso era cierto. Lo había comprobado con sus visitas al hospital y la conversación que le oí tener con Lena. Que lo hubiera reconocido significaba que una pequeña parte de esa historia podía ser cierta.

¿Podría estar realmente arrepentida?

- No te guardo rencor Harper - dije intentando saber si era realmente cierto -. Lo que pasó ya no me importa si realmente estás arrepentida de haberle hecho daño.

Ella asintió, como cuando un niño sabe que ha roto un plato y va cabizbajo a pedir perdón. El plato no vuelve a recomponerse, pero lo único que ese niño pequeño tiene son sus disculpas. A mi no me servirán de nada, pero aceptarlas era una manera de cerrar ese capítulo con Harper.

- Estoy intentando seguir adelante y olvidarme un poco de todo esto. Me venía bien un cambio de amistades y... he conocido a alguien - no supe si lo dijo con malicia, pero estaba claro que ese cambio de amistades incluía a Alissa entre las primeras.

Alissa soltó una pequeña risa y se cruzó de brazos.

- ¿Has conocido a alguien? ¿quién estaría tan demente de salir contigo?

Puede que las palabras de Harper no hubieran ido a herir, pero las de Alissa estaban afiladas como puñales. Tenía demasiado rencor acumulado para Harper después de sus años de traicionera amistad.

Harper aparentó que esas palabras no le dolieron, pero no estaba mal que por apenas ese instante, ella fuera la que recibiera las verdades a la cara.

- No le conocéis - se limitó a decir -, pero bueno eso no es importante yo solo... quería decirte eso Madison.

Asentí, intentando dejar así aparcada la situación con ella. Lo único que tenía que hacer era centrarme era en Ashton. Solo él.

Alissa parecía querer soltarle una descarga a Harper, pero ella se marchó por el pasillo antes de que se decidiera a hacerlo.

Miré a Alissa por unos instantes y sabía que estaba cabreada. Puede que por como Harper había admitido que necesitaba un cambio de amistades o por la habilidad de la que Alissa parecía carecer, el perdón.

No añadimos nada más y fuimos a clase. Al entrar vimos que Connor no estaba y así el hueco junto a Harper quedo libre. Podía haber hecho el esfuerzo y disculparme con Connor por haberle acusado de traicionarnos, pero yo también estaba lejos de ser una persona benevolente. Pedir perdón me escocía en la lengua y más con gente como Connor.

Alissa volvió a sentarse a mi lado y Nancy con Alex. No era capaz de mirarle a la cara, aunque podía ver por el rabillo del ojo como él lo intentaba. No quería una disculpa. No había dicho nada que no fuera cierto.

- Bien chicos, las vacaciones de Navidad se acercan y con ello finaliza este trimestre. De ahora en adelante haremos prácticas que no tendrán repercusión en la nota. Si las incluyera sé que más de la mitad acabaríais suspendiendo.

La Sra. Kelly se había preparado una mesa con toda clase de aparatos de química. Tubos de ensayo, probetas, matraces... Era su especialidad y le encantaba demostrarlo cada vez que podía.

Se puso tras la mesa y comenzó a escribir una fórmula en la pizarra. No entendía la mitad de los elementos a pesar de llevar varios meses en sus clases. Siguió escribiendo y diferencié uno a uno los elementos necesarios para crear fuego.

- Voy a necesitar un par de voluntarios, ¿me ayudas Madison? - buscó con la mirada más gente, pero apenas se lo pensó. Como si ya supiera a quien quería elegir -. Kang, Green, Johnson, vosotros también.

Fruncí el ceño, aquello no me daba buena espina. Podía haber elegido a cualquiera de los que estábamos allí, pero nos eligió a nosotros. Me levanté de mi sitio junto con los demás y caminamos hasta su mesa.

- Madison por qué no nos recuerdas a todos los elementos del triángulo de fuego.

La Sra. Kelly estaba sonriente, demasiado se podría decir y eso sí que no daba buena espina.

- Son... el calor, un comburente y el combustible.

- Sra. Kelly, sin ánimo de ofender esto ya lo vimos este semestre - dijo Nancy.

- Lo sé Srta. Green. Pero nos quedamos ahí. No vimos el siguiente nivel que era el tetraedro de fuego.

¿Qué intriga tenía con el fuego esa mujer?

No era un tema al azar al igual que el hecho de habernos sacado a nosotros cuatro. Quería demostrarnos algo y no era precisamente química.

Nancy no respondió. Probablemente también había pensado lo mismo que yo al igual que Alex y Alissa que estaban rígidos como una tabla. No tenía miedo de que pudiera hacernos algo, no en mitad de clase. No estaría tan loca como para exponerse así a los demás. Después recordé que podía controlar los recuerdos de las personas y si algo se salía del guión, podría borrar ese recuerdo de toda la gente de clase.

La Sra. Kelly se acercó a Nancy y la colocó en el centro de clase, después a Alex y por último a Alissa formando un triángulo con ellos. Después se colocó tras su mesa y comenzó a ponerse los guantes de protección.

- Bien, tenemos a Nancy que es el combustible, a Alex como el oxígeno y a Alissa como la fuente de calor. ¿Qué ocurre si dejamos que el fuego que pueden crear se descontrole?

Lanzó la pregunta al aire, pero la estaba dirigiendo directamente hacia mí. Esperando pacientemente por mi respuesta mientras golpeaba la mesa con sus dedos uno a uno.

- Una reacción en cadena - respondí sin aflojar mi mirada sobre ella.

- Exacto. Tú, Madison. Tú vas a ser nuestra reacción en cadena - salió de detrás de su mesa y me colocó en el centro del triángulo -. Ahora tenemos la reacción en cadena por la intervención de estos elementos que se unen. Esto ocurre cuando no extinguimos un fuego en sus primeros minutos y se convierte en un gran incendio descontrolado que arrasa con todo a su paso.

Apreté los puños al ver que quería jugar con nosotros. Darnos una lección de la peor manera que se le había ocurrido.

- ¿Ya terminó la explicación? - dijo Alissa dando un paso hacia delante para romper la formación, pero la Sra. Kelly no la dejó.

- No, aún no. Para entender este problema tan complejo tenemos que saber cómo evitarlo. Si no detenemos el fuego desde un principio, no se podrá evitar una reacción en cadena. Asique Madison, - me miró y esa vez su mirada había cambiado. Era fría como lo solía ser al principio conmigo, pero estaba a punto de marcar una sonrisa lo que la volvió más macabra todavía - ¿Qué elemento habría que quitar aquí para detener el fuego?, ¿a Nancy, Alissa o a Alex?

Cogí aire, que nada más entrar en mi se mezcló con mi propio fuego y salía ardiendo de mis fosas nasales.

- A mí - respondí sabiendo que lo que quería era jugar con nosotros.

- No Madison - se acercó a mi manteniéndose fuera del triángulo y comenzó a dar vueltas alrededor nuestra -. Tu eres el resultado de los actos de ellos. Asique uno de ellos tiene que desaparecer para que tú no existas, para que el fuego no te deje extenderte.

Una metáfora bastante trabaja si lo pensábamos desde el punto de vista lingüístico, pero de metáfora no tenía nada. Quería que eligiera a uno de ellos. Uno tenía que desaparecer si no quería que el resto sufriera la ira de mi fuego. Como si ellos fueran una pieza del mecanismo que me hacía explotar y eliminando a uno de ellos, todo estaría en calma de nuevo, pero ni la Sra. Kelly ni nadie podía asegurar eso. Ni yo misma podía.

Cogí aire de nuevo, esta vez notando como el de mi alrededor ya quemaba y la gente de clase estaba empezando a darse cuenta de que algo no iba bien con la Sra. Kelly. Era una venganza personal.

- No se cual elegir - dije negándome a darle lo que quería. Un nombre para un sacrificio.

- No es tan difícil Madison. Elige al que es más débil aparentemente y los demás podrán seguir a tu alrededor sin interferir contigo y tú no podrás hacer daño. No podrás extenderte y provocar el caos.

Los demás me miraron inquietos y podía notar como las manos de Nancy temblaban desde la distancia a la que estaba.

- Puede que viéndolo de forma práctica te cueste menos - se dirigió de nuevo a la mesa y se colocó las gafas de protección sobre los ojos.

Cogió un pequeño bote que, al destapar, desprendió un olor repulsivo.

Gasolina.

Por instinto retrocedí. En ese momento lo que menos necesitaba era tener contacto con un combustible tan inflamable como la gasolina. La Sra. Kelly sonrió victoriosa al ver mi reacción. Llenó el matraz casi hasta la mitad con la gasolina y lo cerró con un tapón para después colocarlo sobre un gran mechero.

Puse mi mano frente a ella al darme cuenta de lo que estaba intentando hacer y el resto de estudiantes se alarmaron al entenderlo también.

Quería hacer explotar el matraz.

Iba a hacernos saltar por los aires.

- Roselyn - dije acercándome a ella, recordando el momento en el que Dominic intentó dispararme e intenté persuadirle de la misma manera -. Déjate de juegos. Se que no vas a explotar el matraz.

A diferencia de esa vez, Alissa fue la que me salvó de un disparo seguro en la cabeza, pero ese matraz podía herirnos a todos con los cientos de pedazos de cristal que saldrían volando a toda velocidad.

- A mí sí que no me gusta que jueguen conmigo Madison. No con mentiras. No es juego limpio.

- Nadie te ha mentido Roselyn.

Se rio y fue la risa más macabra que había escuchado en mi vida. Escondía dolor pero también ira. Demasiada ira que iba a explotar de un momento a otro.

Acercó la mano a la llave que daba salida al gas en el mechero y me miró.

- No se juega con fuego cuando se trata de los Saith, Madison. Las mentiras se pagan muy caro.

Sabía lo mío con Ashton.

Estaba segura de ello y por como miraba a Alex y a Nancy también sabía lo de ellos dos. Llevábamos incumpliendo las normas durante semanas y aunque lo hubiéramos ocultado, la Sra. Kelly había sido lo suficientemente lista como para atar los cabos llevándole hasta nosotros.

- Dime que quieres Roselyn.

- Un nombre Madison - repitió ella apretando la llave entre sus dedos. Solo le quedaba girarla -. Dame una víctima y los demás saldréis de aquí con vida.

Negué con la cabeza una vez más, negándome a seguir sus órdenes. Ninguno de nosotros iba a ser su blanco. No nos entregaríamos tan fácilmente.

Roselyn no lo dudo y giró la llave activando el fuego del mechero.

- ¡Al suelo!

Fue lo último que alcancé a decir antes de echarme al suelo junto Alissa, Nancy y Alex. El resto de alumnos hizo lo mismo, entre gritos de histeria. Alex se tiró sobre Nancy cubriéndola casi por completo y en cuanto yo toqué el suelo, Alissa se puso sobre mí.

Cerré los ojos y me tapé los oídos esperando el estruendo. A los pocos segundos el vapor de la gasolina encerrado en el matraz lo hizo explotar. Hasta con las manos en las orejas oí la explosión y el sonido de los cristales estrellándose a mi alrededor con fuerza.

El ruido cesó dejando un pitido en mis odios y mi respiración al límite.

- Alissa... - fue lo primero que dije al saber que ella se había puesto sobre mí.

- Estoy bien - su voz estaba ronca y comenzó a toser.

- ¿Estáis bien? - dije estirando mi mano hasta Alex viendo como trozos de cristal estaban incrustados en su espalda.

Alex asintió con una mueca de dolor y antes de incluso mirar si él estaba bien, reviso el cuerpo de Nancy.

Ella estaba intacta gracias a él.

El resto de alumnos comenzaron a levantarse de debajo de las mesas y algunos tosían por el humo que se había generado. Ninguno se movió de su sitio, mirando aterrados a su alrededor sabiendo que su profesora acababa de intentar matarlos.

Alissa se levantó de encima de mí con la misma mueca de dolor que Alex. Se giró dándome la espalda y vi como la sangre traspasaba la lana de su jersey en diferentes puntos de su espalda.

Me levanté a ayudar a Alex y Alissa se acercó a la mesa de la Sra. Kelly con la mayor rabia que hubiera visto alguna vez en ella. Le dio una patada a la mesa moviéndola casi al otro lado de la clase descubriendo a la Sra. Kelly bajo ella. Estaba intacta y sin pizca de remordimientos. Alissa se acercó a ella y la levantó de un tirón en el brazo.

- Haz que todos salgan de aquí. Ya - Alissa no vaciló en sus palabras y le mostró sus ojos como advertencia.

No se iba a contener con ella.

No respondió y Alissa apretó su brazo con más fuerza obligándola a obedecer.

La Sra. Kelly iluminó sus ojos cambiando sus iris de ese negro azabache a un blanco sin vida que daba más miedo aún.

- La clase ha terminado. El experimento ha sido un éxito y nadie ha resultado herido. Os podéis ir.

Al segundo de pronunciar sus palabras todos los alumnos se levantaron del suelo. Comenzaron a salir de clase uno a uno como si nada hubiera pasado a pesar de estar todo lleno de cristales y el olor a gasolina impregnado en el aire.

Cuando el último salió, bloqueé la puerta y fue como haber abierto la cerradura que contenía al fuego en mí. Alex me miró y vi por primera vez vi en él la ira. Esa ira que solo Roselyn había conseguido sacar.

- Será mejor que saquéis a Nancy de aquí, no creo que quiera ver esto - nos advirtió Alissa, con la electricidad envolviendo ya su piel.

- ¿Va a hacerme daño Srta. Johnson? - preguntó la Sra. Kelly con clara burla.

- ¿Daño? - Alissa llevó su mano a su cuello y agarró uno de los pedazos que se habían clavado en la piel de su nuca. Tiró de él y lo arrojó al suelo dejando caer unas gotas de sangre -. No sabes lo que es el dolor. No sentada desde tu cúpula siendo intocable, pero eso se ha acabado.

- Aquí no podéis hacerme nada - dijo segura de sí misma.

- No será una norma que vaya a seguir - me acerqué a ella y la empuje para que cayera sobre su silla.

Puse ambas manos sobre los reposabrazos sin dejarla escapatoria. Estaba a escasos centímetros del mí y no contuve el brillo de mis ojos.

- Llévate a Nancy, Alex - le pedí. No sabía que iba a ocurrir entre esas cuatro paredes, pero no quería que Nancy lo viera.

- Eso Alex. Intenta ocultarla el tiempo que le queda.

Al oír sus palabras, Alex se acercó a ella apartándome a mí y colocó su dedo índice frente a su rostro, advirtiéndola.

- No puedes tocarla.

- ¿No puedo o no quieres que lo haga?

Los ojos de Alex salieron a la luz, pero eso no la asustó.

- ¿Qué vas a hacer? ¿Hacerte invisible? - le desafió.

- No necesito mis poderes para deshacerme de ti.

- A ella tampoco podrías ayudarla. No hay sitio donde os podáis esconder para que los Saith no os encuentren. Que me matéis aquí y ahora no cambia nada.

Alissa estiró su mano hacia ella, dispuesta a darla una descarga que seguramente no soportaría, pero la detuve. Ni si quiera noté ese cosquilleo como la primera vez al sentir la electricidad por mi cuerpo. No lo sentí. Ya no sentía nada.

- Ya nos vamos.

- ¿Qué? - preguntó perpleja Alissa.

Hacerle daño directamente al contacto de los Saith no nos solucionaría nada, al contrario, nos lo complicaría todo aún más. Esa no era la manera de hacerlo.

- Qué nos vamos - le repetí a Alissa dándole a entender que se lo explicaría más tarde.

- Ya la has oído.

La Sra. Kelly se relajó sobre la silla, mirándonos con una sonrisa que deseaba borrarle del rostro.

Aparté a Alissa agarrándola del brazo y retrocedimos con Alex hacia la puerta. Nancy aún temblaba. La Sra. Kelly había confirmado delante de nuestras narices que irían también a por ella.

Abrimos la puerta y apenas habíamos salido de la clase cuando la voz de la Sra. Kelly nos detuvo.

- Por cierto, Madison - dijo levantándose de su silla - ¿Cómo está Ashton? Le dan el alta esta semana, ¿verdad?

Iba a ir a por ella al segundo de que pronunciara esas palabras, pero Alissa puso la mano en el marco de la puerta impidiendo con su brazo que pudiera entrar de nuevo.

- Es un farol - respondió Alissa más para mí que para la Sra. Kelly para que no quitara su brazo de en medio y la calcinara.

- ¿Seguro? - dijo ella ladeando la cabeza.

Quería seguir provocándome y con él lo iba a conseguir.

El teléfono de Alissa comenzó a vibrar en sus vaqueros. Sin apartar el brazo que me separaba de llegar a la Sra. Kelly, cogió la llamada.

- ¿Sí?

La voz al otro lado estaba alterada y oí como decía con claridad: No está Alissa, el chico no está.

Me quedé inmóvil, sin ser capaz de respirar y ella no lo dejó ahí.

- Tic tac Madison. Se te acaba el tiempo.

Era lanzarme encima suya o ir a buscar a Ashton y no iba a dejar que ella me quitara más tiempo.

Puede que el día que tanto intentaba evitar hubiera llegado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top