CAPÍTULO 16: CULPABLE

Madison

Cualquier otra persona hubiera entrado en pánico al ver aquello, pero yo no era ese tipo de persona. Llevé mi mirada de Alex a Ashton por lo menos cinco veces esperando una respuesta que acabé contestándome yo misma. Parecía mentira que me costara tanto creer en las diferentes posibilidades que había teniendo en cuenta que no era el primero que veía en acción.

— Tienes poderes — dije afirmándolo.

— Y por lo que veo te ha costado saberlo.

— Nunca había conocido a nadie con poderes, somos los primeros — le explicó Ashton haciendo que Alex se mostrará aún más sorprendido.

— ¿Te haces invisible? — pregunté, aunque era más que obvio.

— No exactamente porque sigo siendo visible para los ojos adecuados, como los tuyos y lo de Ashton.

— Pero el resto de gente no puede verle. Solo si mueve algún objeto porque se vería flotando en el aire, pero tú y yo podemos percibirlo. Aunque ni nosotros ni nadie puede oír a alguien que se ha mimetizado.

Miré a Alex de nuevo y había algo en mi cabeza que estaba intentando decirme algo.

— Espera... ¿pueden verse sus huellas o incluso ser capaz de tocar a la gente?

— Mmm, sí claro — afirmó Ashton.

Alex se mordió el labio inferior desviando su mirada como si también hubiese entendido el motivo de mi pregunta.

— ¿Fuiste tú el que me estuvo siguiendo el día de la nevada? — dije acusándolo de ello.

— ¿La estuviste siguiendo? — Ashton elevó el tono, sin poder creer al igual que yo el motivo por el que Alex lo hizo.

— Solo quería asegurarme de que estarías bien porque Ashton estaba paranoico con que te pasaría algo. Gracias a que fui no te atropelló aquel coche. Deberías darme las gracias.

— ¿Las gracias? ¡He estado creyendo que un hombre invisible me perseguía! — dije haciéndole frente — ¡¿Sabes la cantidad de pesadillas que he tenido por ello?!

Teniendo en cuenta que yo desconocía la existencia de más poderes y en ese momento para ellos era una persona normal, que se arriesgara a mostrarse ante a mí solo me había provocado un miedo constante al creer que alguien me perseguía día y noche.

— No todos hacemos las cosas tan bien como tú, ¿no? — dijo con clara ironía.

Apreté los puños con fuerza intentando reprimir el calor en ellos. No me creía que esa fuera la actitud de Alex conmigo, pero ninguno de los dos habíamos hecho las cosas correctas, sobre todo yo. Seguía dolido por que me hubiera marchado, pero ya me culpaba yo lo suficiente como para que alguien más hiciera lo mismo.

— Dejarlo ya — Ashton se metió en medio de los dos evitando que la cosa se calentara más —. Pelearte con ella no va a solucionar nada.

— ¿Vas a confiar en ella? — dijo apuntándome directamente con el dedo índice —. Ni si quiera ha sido capaz de cumplir el código.

— ¿Qué código? — pregunté aún tensa.

Ambos comenzaron una lucha de miradas por ver cuál de los dos podía más con el otro. Por mucho que Ashton me estuviera defendiendo esa pelea que se estaba creando no era necesaria.

— Es prácticamente imposible encontrar a gente con poderes porque nadie los muestra sin estar seguro de que el otro también posee algún poder asique tenemos un código entre nosotros para cuando eso ocurre. "Cuando conoces a alguien como tú lo último que haces es abandonarlo". Sirve para jurarnos lealtad entre nosotros y nunca delatarnos — respondió Ashton.

Recordé esa frase de forma tan clara en mi cabeza que hasta supe que la había oído con las mismas palabras.

— Eso fue lo que me dijo...

Antes de que terminara la frase, alguien comenzó a forzar la puerta del servicio para abrirla. Que nos pillaran a los tres ahí dentro no era buena idea a pesar de que aparentemente no estábamos haciendo nada malo.

Intentaban abrirla con fuerza y el hielo que había dejado Ashton sobre ella comenzó a quebrarse. Quise ir hasta la puerta de los servicios privados para esconderme, pero antes si quiera de moverme Alex me agarró del brazo a la vez que a Ashton manteniéndonos en nuestro sitio. La puerta se abrió golpeando con fuerza en los azulejos que estaban detrás de ella y Alissa cruzó la puerta seguida de Connor.

— Dios Alissa, pensaba que no ibas a venir hoy, tenemos mucho de qué hablar — dije avanzando hasta ella.

— ¿Qué coño quieres?

Frené en seco al oír sus palabras, pero me di cuenta de que no iban dirigidas a mí porque ni si quiera me estaba mirando.

— ¿Una explicación? Te recuerdo que soy tu novio — respondió Connor entrando al baño y acercándose a ella.

— No eras ni eso antes de que me fuera. Lárgate de aquí.

Estaba presente, pero ninguno de los dos se había percatado de mi presencia ni la de Alex ni Ashton. Sabía que no me estaban ignorando. No me habían visto. Me aproximé más a ella y fue entonces cuando vi mi reflejo en el espejo. Mis ojos habían cambiado. Mis iris pasaron de un marrón intenso a ser completamente blancos perdiendo cualquier ápice de color en ellos. Mis pupilas parecían tener una capa sobre ellas y tampoco eran visibles. Por unos segundos me asusté viendo ese reflejo. Parecía que mis ojos no tenían vida alguna. Era escalofriante como si ese reflejo fuera de un cadáver.

— No pueden oírte — dijo Alex detrás de mí respondiendo a mis pensamientos.

Me giré hacia ellos y observé que los ojos de ambos habían cambiado de la misma manera. Daba hasta miedo ver una mirada completamente vacía.

—¿Cómo has hecho eso?

— Os he pasado mi poder para que no nos puedan ver ni oír.

Tenía más preguntas pendientes, pero con la actitud de Alex no quería pasar el límite por ese día. Era obvio que estaba cabreado conmigo y nada que estuviera en mi mano en ese momento podría cambiarlo. Me giré de nuevo hacia Alissa y Connor mientras continuaban discutiendo consumiendo la paciencia el uno del otro. La actitud de prepotencia de Connor le seguía a todas partes y después de mí, había ido directo a descargar su ira con Alissa.

— ¿Crees que puedes hacer eso sin más? — continuó diciendo Connor.

— Connor no tengo tiempo para esto. No he vuelto por ti, estoy buscando a otra persona.

Sabía que Alissa se refería a mí, pero no tenía manera de hacerme visible ante ella.

— ¿Quién hay más importante para tí que yo?

— No me tires de la lengua Connor. Lo nuestro ya pasó, supéralo.

— Yo lo tengo superado. Eres tú la que acabará volviendo a mi como siempre.

— Yo que tú no estaría tan seguro de ello.

Alissa bufó intentando evitar a Connor, pero él no la permitió salir.

— ¿Eso crees? No tienes a nadie más. No tienes familia lo sabes ¿no? La única persona que te soportaba era yo.

El rostro de Alissa cambió su expresión mostrando un enfado notable, pero eso no detuvo a Connor.

— Cállate — le ordenó.

— Alguien tenía que dejarte las cosas claras — Connor escupía las palabras como si a Alissa no fueran a dolerle —. Tienes que dejar de ser una cría que busca pistas donde no las hay. Tu familia te dejó, supera tu eso.

Connor permaneció de pie frente a Alissa como si quisiera observar el daño que le habían hecho sus palabras. Alissa no volvió a responder. Observé sus manos temiéndome ver esa electricidad de nuevo que desprendió en el orfanato, pero estaba limpia. Tenía más autocontrol del que yo creía.

Connor salió del baño, sintiéndose victorioso por haber tenido la última palabra. Alissa se quedó de pie en el mismo lugar, seguramente luchando por no dejar salir la energía de su interior y electrocutar a Connor por la espalda.

— Tienes que hacer que me vea, tengo que hablar con ella — le pedí a Alex en un intento de que me ayudara.

— Ahora no puedo hacerlo, ella no nos puede ver aquí a los tres apareciendo de la nada.

— Alissa no es como creéis — dije a modo de explicación para que entendieran que Alissa no era lo que comúnmente se denominaba normal.

Si no había problema en que entre los que éramos iguales conociéramos el secreto entonces Alissa estaba en el sitio adecuado.

— Hazlo — le pedí de nuevo a Alex viendo que aún no estaba seguro. Guio su cabeza hacia Ashton en busca de una respuesta y él asintió.

Alex se acercó a mí de nuevo y toco mi brazo al igual que el de Ashton haciendo que nuestros ojos volvieran a tener color, volviendo a hacernos visibles.

Alissa estaba a punto de marcharse del baño y al intentar que no saliera, la agarré del brazo. Se asustó y pegó un gritó.

— ¡Tranquila, tranquila soy yo!

— ¡Joder! ¿De dónde has salido? — miró a mis espaldas al instante y vio a Alex y Ashton. Estaban demasiado expectantes por ver que ocurría — ¿Qué hacéis vosotros aquí? — les exigió saber.

— Tenemos que hablar — dije atrayendo su atención de nuevo a mí.

— Por eso he venido. He tenido a Connor encima desde que he llegado y no conseguía encontrarte.

— ¿Dónde has estado? — preguntó Ashton mientras se acercaba a nosotras.

— Oh, ¿enserio estabas preocupado por mí? No me hagas reír Ashton.

— Desapareciste, ¿cómo no nos iba a importar? — dijo defendiéndose de la acusación de Alissa.

— No hables por todos — llevó su mirada a Alex —. Siempre os he dado igual. A todos. He venido a por Madison asique no voy a perder más el tiempo.

— No, espera. Tenemos que hablar los cuatro — dije deteniéndola de nuevo.

— ¿De qué diablos estás hablando? No tenemos tiempo para esto — respondió entre dientes para que no nos oyeran, pero ya no había nada que ocultar.

— Habéis estado más ciegos de lo que creíais — dije dirigiéndome a los tres, pasando mi mirada de unos a otros —. Todos aquí tenemos algo que ocultar y con eso nos podemos ayudar entre nosotros.

Comenzaron a mirarse entre ellos sin confiar realmente en lo que sus cabezas les estaban diciendo.

— ¿De qué tipo eres? — Alex lanzó la pregunta a Alissa sin apartar los ojos de ella.

Alissa dudó, pero esa pregunta era bastante clara de responder.

— Eléctrico — respondió sin darle tregua a Alex rebotando la pregunta — ¿Tú?

— Invisibilidad — Alex no vaciló en su respuesta manteniendo el tira y afloja con Alissa.

— Un poder inútil, que bien — respondió ella haciendo que Alex diera un paso al frente dispuesto a enfrentarse a ella.

— Que no te parezca tan fácil. No se puede luchar contra algo que no se puede ver.

— Hay poderes que te pueden ver, no te relajes tanto — dijo echándome a mí una mirada — ¿Qué hay de ti? — se dirigió hacia Ashton y él se mostró incómodo con la pregunta.

Le miré intentando suavizar la situación, no tenía que tener miedo de responder.

— Hielo — soltó de manera cortante hacia Alissa.

Alissa soltó una risa ahogada y se acercó más a él.

— Vaya... tiene que doler, ¿verdad?

— Porque Connor te haya cabreado no tienes por qué pagarlo conmigo — respondió él manteniéndose distante con ella.

— Sabes por qué lo digo, no te hagas el loco.

— Ashton lo sabe, no sería tan estúpido — intervino Alex aún más irritado con el comportamiento de Alissa.

Ashton se mostró culpable evitando las miradas de Alex y Alissa y no respondió.

¿Porqué se sentía culpable?

— Pues por lo que veo sí que ha sido así de estúpido — continuó ella con una sonrisa maliciosa — Sabes que no es posible, ¿no? Contra antes lo dejes menos le dolerá a ella.

— ¿De qué estáis hablando? — me interpuse entre ellos reclamando una respuesta.

— Tienes muchas cosas que saber aún. Te lo explicaré todo, pero ahora tenemos que irnos — me pidió Alissa comenzando a impacientarse.

— No voy a ir a ningún lado.

— Sabes que ocurrirá si no llegamos al fondo de todo esto.

— ¿Por qué estás siendo así? Solo te estás preocupando de ti misma.

— Solo quiero ayudarte Madison, ¿acaso no lo ves?

— ¿Ayudarme? La ayuda la necesitamos de todos y tú solo te empeñas en que vaya contigo porque fui capaz de matar a seis hombres para salvarnos. Eso es lo único que quieres de mí — dije enfurecida notando el calor surgir de nuevo desde mi interior — ¿Sabes qué? Olvídalo, estaremos mejor cada uno por nuestro lado.

Pasé al lado de Alissa golpeándola con mi hombro notando como mi piel ya ardía bajo mi ropa. Abandoné el baño a grandes pasos sin mirar atrás. Sabía que no iba a aguantar ni un minuto más ahí dentro. Todo se había complicado más que al principio. Comencé estando yo sola en ello y después aun siendo tres más me sentía más sola que nunca porque ninguno iba a dar su brazo a torcer por el bien común. Todas las personas que nos importaban estaban en peligro y no eran capaces de ver que si estábamos juntos ese final se podía evitar.

Llegué a la mitad del recorrido del pasillo y un grupo de hombres con uniforme policial se dirigían hacia mí con la misma velocidad a la que yo iba, como si huyeran de algo, pero no era el caso. Estaban buscando a alguien.

— ¿Madison Allen? — preguntó uno de ellos sin detener sus pasos hacía mí.

— ¿Sí? — venían hacía mi como una estampida y no se detuvieron hasta que estuvieron casi encima de mí.

— Queda detenida por el asesinato de Helen White y por la tentativa de homicidio de más de cien menores.

Me abordaron agarrándome ambos brazos por la espalda y me pusieron unas esposas al segundo apretándolas con fuerza. Ashton venía por el fondo del pasillo junto con Alex y Alissa y corrieron al ver la escena que estaba presenciando.

— ¿Qué? ¡Yo no he matado a Helen!

Los policías hicieron caso omiso a mis palabras y continuaron nombrándome mis derechos mientras yo me resistía a sus agarres.

No había matado a Helen, pero yo era la única prueba de lo que realmente ocurrió que tenía la policía. Ashton llegó hasta nosotros y se frenó en seco observando al hombre que me tenía sujeta.

— Señor Kang — pronunció agitado.

Levanté mi mirada de nuevo al oficial de policía y miré su placa.

"Yeon Kang, jefe de policía de Sioux falls".

El apellido no daba lugar a dudas. Era el padre de Alex.

— No te metas Ashton ya sabes cómo va esto.

— Tiene que haber un error, ella no ha hecho nada.

Él sabía que no era cierto, pero aun así se negó a que me llevaran. No habría matado a Helen, pero todos los niños del orfanato estuvieron en peligro por mi culpa.

— Las pruebas no mienten Ashton. Un testigo la vio salir totalmente ilesa del incendio y huir calle abajo. Tengo que llevármela.

Alex y Alissa llegaron a nuestra altura y a Alex le cambió la expresión del rostro al ver quien me había arrestado. No supo que decir y tampoco había nada que él pudiera hacer que me sacara de esa. No podía enfrentarse a su propio padre y menos por mí.

— Ve a clase hijo, no hay nada que ver aquí.

Entré en pánico, viendo cada vez más cerca que ahora lo peor que me podía ocurrir era que me acusaran de asesinato y pasara el resto de mi vida en la cárcel. El padre de Alex comenzó a tirar de mi para marcharnos, pero sentía mis pies clavados al suelo haciendo de mí un peso muerto.

— ¡Espere! — le pidió Ashton antes de que me arrastrara por el pasillo. Se acercó a mí con velocidad y me abrazó ocultando su rostro entre mi pelo —. No digas nada, llamaré a Stephen. Él te sacará de esta — susurró sobre mi oído y después cedió ante las autoridades para que me llevaran.

Resistirme más no iba a solucionar nada.

Por mucho que me molestara reconocerlo sabía que no había nadie mejor para ello que Stephen. Haría todo lo posible por sacarme de la comisaría y retirar los cargos.

Yeon tiró de mí de nuevo arrancándome de los brazos de Ashton. El miedo y la agonía se reflejaba con más fuerza en sus ojos a cada paso que daban alejándome de ellos.

El timbre de cambio de clase sonó y eso creo un espectáculo a nuestro alrededor para todos los alumnos.

Atravesamos la cafetería y todos los televisores estaban encendidos transmitiendo la noticia esta vez con la cara de Helen en pantalla. La habían declarado muerta en el incendio y estaban en busca de sospechosos.

Por lo menos, mi cara no estaba en televisión con el letrero de "asesina" bajo ella.

No había ninguna cara que conociera en la cafetería, pero todas me juzgaban como si ellas si me conocieran a mí. Antes de salir pasamos al lado de Harper y de ella obtuve una reacción inesperada. No hubo ningún comentario por su parte, solo incomprensión e incluso miedo. Que me llevarán detenida entre tres hombres no era buena señal.

Me metieron en la parte trasera del coche manteniendo las esposas puestas a mis espaldas y arrancaron dirección a la comisaría. Tenía muchas cosas que decir a mi favor, pero sabía que lo mejor que podía hacer era mantenerme callada y esperar a que Stephen apareciera. Tenía derecho a permanecer en silencio, pero siendo sospechosa de asesinato intentarían que hablara a toda costa para que metiera la pata. Ya era mayor de edad asique todas las leyes que antes me protegían por ser menor ya no se aplicaban para mí.

En menos de quince minutos me tomaron las huellas y me hicieron las fotos que después añadieron a un informe. Luego, sin comentar nada más me llevaron a la sala de interrogatorios. Me sentaron frente al famoso espejo de visión unilateral y se marcharon.

Era un invento bueno, pero no lo bastante porque mis ojos si se podían hacer paso a través de él. Hubiera querido usarlos para saber cuánta gente había ahí detrás observándome, pero sabía que no podía hacerlo si no quería que me seccionaran como a una rana de laboratorio.

Me dejaron varios minutos sola en la sala y mis nervios e impaciencia comenzaron a salir a la luz. La espera se me hizo demasiado larga y cuando creía que vería a Stephen entrar, la puerta se abrió y dio paso a un hombre trajeado y con una cara de tanta amabilidad que me hizo sospechar que era totalmente falsa. Me tensé sobre la silla, pero intenté que no se notara porque podrían tomar cualquier cosa de mi comportamiento en mi contra.

— Hola Madison, soy el fiscal Paul Keller — dijo mientras se sentaba en la silla que había frente a mi separada por una mesa —. Por lo que me han dicho estás en un buen lio, ¿verdad?

Respiré hondo y me coloqué sobre la silla, pero no dije ni una palabra.

— Bueno para serte sincero yo no creo que hicieras nada de lo que se te acusa. No me imagino a una joven como tú siendo una asesina asique si me dices que ocurrió dejaré que te marches, así de fácil. Seguro que no fue tu intención.

Estaba intentando que confesara que provoqué el incendio por accidente y así rebajarme la pena, pero no había ninguna condena que yo estuviera dispuesta a cumplir. Creía que podría engañarme, pero no iba a soltar ni una palabra. Le miré, manteniéndome relajada sabiendo que Stephen no tardaría en aparecer.

— Quería hacerlo por las buenas, pero como veo que no tienes intención de hablar tendré que decirte como está la situación para ti — se acercó más a mí intentando infundirme miedo, pero no lo iba a conseguir —. Tenemos una testigo ocular que te vio saliendo del incendio por tu propio pie junto con otra persona, ¿teníais prisa por iros verdad?

«No saben que era Alissa». Me dije.

Alissa usó capucha cuando huimos, por eso no la habían identificado y seguramente no lo harían.

Aun así, era obvio que alguien nos tenía que haber visto después de todo lo que provocamos desde el incendio, pero ese fiscal no me daba miedo.

— Aún no hemos identificado a la otra persona que iba contigo, pero cuando lo hagamos, le ofrecemos un trato para que todos los cargos caigan sobre ti si no hablas. Créeme que nos contará hasta el último detalle.

Otra amenaza que no servía de nada. No sabían quién era Alissa. El padre de Alex la había tenido delante de sus ojos asique no tenían ni una descripción cercana de quien era la otra chica. Al menos algo bueno. Su acusación tenía lagunas.

Aunque la reconocieran, sabía que Alissa no diría nada que pudiera perjudicarme y mucho menos me delataría por un trato. Si ese código del que me habló era algo real, no me abandonaría. Ni ella ni Ashton ni Alex.

Me crucé de brazos mostrándome impasible ante sus palabras mientras el tic tac del reloj resonaba en la sala. Estaba contando cada segundo que pasaba para que Stephen apareciera.

— En una situación normal, las pocas pruebas que tenemos no serían validas ante ningún tribunal, pero no es la primera vez que estás en una comisaría, ¿verdad? — metió la mano en su maletín y sacó un documento con fotos que comenzó a separar y colocar sobre la mesa —. Esta es tu antigua casa en Atlanta horas después del incendio que mató a tus padres y del cual no se encontró culpable, pero que casualidad que también saliste a pie sin ayuda de nadie — dijo e hizo una pausa esperando mi reacción. Solo sentía mi corazón ir más rápido y como un sudor, que por primera vez era frío, comenzaba a mojarme la frente —. Las situaciones se parecen bastante, en ambos casos las víctimas murieron existiendo una gran confianza contigo y acabaron de la misma manera, traicionados por ti.

Tragué saliva, tragándome con ella el fuego que me estaba trepando la garganta. Me estaba provocando para que declarara, pero iba a conseguir algo mucho peor si no paraba. Sentía como salía puro fuego por mi nariz al exhalar el aire de mis pulmones, pero no iba a darle lo que quería.

— ¿Qué pasa Madison? ¿Te estás asustando? — se levantó de la silla y se quedó cara a cara frente a mi —. Si esto te asusta imagina cuando indague un poco más y encuentre mil pruebas más en contra tuya. Si te niegas a hablar no tendré otra opción que dejar que todo el peso de la ley caiga sobre ti por obstrucción a la justicia y podría caerte el doble de condena. Estamos hablando de más de cuarenta años y te puedo asegurar que no llegarás a ver el sol de nuevo. Eso sí que te quitará el sueño por las noches y desearás volver a este momento para colaborar, pero ya será tarde porque estarás en una celda de un metro cuadrado.

El fuego se apoderó de toda la superficie de mi piel cubriendo cada centímetro. Agarré la mesa por debajo intentando contenerme inútilmente mientras sentía como el hierro de la mesa se deformaba bajo mis manos. Estaba a punto de hacer una locura, quería matarle. Quería convertirle en cenizas y que no quedara nada de él. Podría hacerlo en menos de un segundo con toda la furia que tenía en mi interior. Seguía manteniéndome la mirada para ver si me rompía en pedazos, pero él desconocía que estaba hecha de fragmentos reconstruidos. No había manera de romperme de nuevo.

La puerta se abrió de golpe haciendo que el fiscal se alejara de mi al igual que mis ganas de asesinarlo. Respiré hondo. Había enloquecido por un segundo y esa idea me había parecido hasta buena. Habría sido capaz de matarle en ese momento. No tenía dudas de ello.

Stephen atravesó la puerta, totalmente enfurecido y fue directo al fiscal.

— Creo que sabe de sobra que es ilegal que hable con los detenidos sin un abogado. ¿Le han leído sus derechos? Porque si no lo han hecho cualquier declaración que haya hecho será totalmente nula ante un tribunal.

— No he dicho nada — le respondí poniéndome en pie mientras me tragaba los últimos resquicios del fuego en mi garganta — ¿Podemos irnos?

Stephen asintió.

— Sí, no tienen pruebas contra ti.

— Si las tenemos — le rebatió el fiscal.

— Circunstanciales — le corrigió —. Tenga suerte intentando demostrar ante un tribunal que es culpable solo con especulaciones. Siéntase afortunado de que no le denuncie por haber forzado a que mi cliente declarara sin estar yo presente — Stephen me echó una mirada para que fuera con él y salimos de la sala sin decir una palabra más ante el fiscal.

— Gracias por venir — le dije mientras andábamos hacía la salida.

— No has dicho nada, ¿verdad?

Negué con la cabeza.

— No.

— Lo que te haya contado no es oficial asique voy a necesitar que me cuentes todo. Incluso si te ha amenazado o te has visto forzada a algo.

— Me ha amenazado con ir a la cárcel si no declaraba.

Stephen bufó y sacó las llaves del coche mientras salíamos por la puerta de la comisaria.

— Tendré que pedir tu informe a ver si podemos retirar los cargos.

— ¿Si sale mal podría ir a juicio?

— Voy a ser tu abogado asique voy a necesitar que me cuentes todo y así podremos evitar ir a juicio, yo me encargaré de ello — se metió en el coche, arrancó el motor y me senté en el asiento del copiloto.

— Necesito saber una cosa — dije mirándole de reojo.

— Dime.

— Si fuera culpable de algo de lo que me acusan, ¿me seguirías defendiendo?

Stephen apartó los ojos de la carretera unos segundos para mirarme y asintió.

— Es mi trabajo. Seas culpable o no te defenderé. Así funciona esto.

— ¿Como se puede probar la inocencia de alguien si todos piensan que es culpable? — dije con cierta ironía ya que era ilógico.

— Con las pruebas y los testigos.

— Seguramente todo esté en mi contra. La única que me quería en el orfanato era Helen. Todas las pruebas me sitúan allí en el momento que comenzó el incendio, eso no se puede cambiar. Fui la única en salir.

— Las pruebas pueden estar trucadas o incluso desaparecer. No te preocupes.

Stephen estaba insinuando que se ocuparía de borrar las pruebas que tuvieran contra mí y no me objeté a ello. Me daba igual lo que tuviera que hacer si así me exculpaban de la muerte de Helen. Si que era culpable de la casi muerte de todos los niños del orfanato, pero si conseguían culparme de ello, el resto de cargos se sumarian en cadena.

Llegamos a la puerta de casa y no sabía qué me iba a encontrar al entrar. Después de la que se había liado en las noticias no sería una locura pensar que me tendrían vigilada las veinticuatro horas del día.

Lena estaba dentro dando vueltas de un lado a otro del salón y al vernos, fue directa hacia nosotros.

—¿Qué os han dicho? — preguntó con velocidad.

— No tenían nada firme en contra de ella. He podido sacarla.

— ¿Cómo podría alguien pensar que ella hizo una atrocidad así?

Lena estaba disgustada, pero no conmigo. Creía que no había sido capaz de hacerlo y que me acusaran, la había cabreado. Se acercó a mí y me abrazó, pero no me aparté de ella. Retraerme solo me haría parecer cada vez más fría ante sus ojos y llegaría a pensar que las acusaciones sobre mi podrían ser ciertas.

— Soy la única prueba que tienen, por eso piensan que fui yo.

— Podrás arreglarlo, ¿verdad? — le pidió a Stephen.

— Sí. Me marcho al bufete para ver el informe. He pedido que me lo manden a mi despacho.

— ¿Ashton no ha llegado? — pregunté.

— Le pedí que se quedara, solo nos iba a entorpecer si venía con nosotros. No hay nada de lo que preocuparse así que tiene que seguir con sus clases como un día normal. Tu podrás ir mañana cuando arregle todo esto y nadie más volverá a hablar de la noticia. Te lo aseguro.

Asentí, confiando demasiado en las palabras de Stephen, pero podía ver de verdad que se iba a encargar de todo. No iba a dejar ningún cabo suelto que me relacionara de nuevo con el incendio y en unos días dejarían de seguirme la pista.

— Espera tengo que decirte algo más — le detuve —. No se si les valdrá como prueba, pero es probable que perdiera el teléfono en el incendio... Cuando monté en el autobús de vuelta ya no lo tenía.

— ¿Estás segura de eso? ¿No lo dejaste aquí?

Asentí.

— Lo perdí allí.

Stephen respiró hondo. No como si estuviera perdiendo la paciencia, parecía estar pensando en las opciones que tenía.

— Os avisaré cuando tenga noticias.

No añadió nada más y se marchó. Me quedé con Lena en el salón, pero no podía permanecer ahí quieta a esperar la solución de Stephen. Debía aprovechar el tiempo que tenía.

— Lena, ¿puedes dejarme tu teléfono?

— Si claro — se acercó a la mesa y me alcanzó su teléfono móvil —. No te preocupes por nada de esto. Nosotros sabemos que eres inocente.

«Ojalá eso sirviera de algo ante un tribunal», pensé.

— Gracias — le dije intentando convencerme de que eso serviría.

Comencé a marcar el número de Ashton en la pantalla y me aparté de ella para poder hablar. Pasaron varios pitidos, pero sabía que iba a coger la llamada.

— ¿Lena? ¿Stephen la ha sacado verdad? Ella no hizo absolutamente nada, tiene que haber un error...

— Ashton — respondí cortándole —. Soy yo, soy Madison. Estoy en casa ya.

— Dios... menos mal. Iré a casa ahora, puedo saltarme el entramiento.

— No, tienes que quedarte para no levantar ninguna sospecha. Ahora eres el capitán, no puedes irte.

Suspiró al otro lado del teléfono, sabiendo que no iba convencerme.

— ¿Cómo estás?

— Todo lo bien que se puede esperar... ¿siguen emitiendo la noticia?

— Nadie más verá la verá, no te preocupes.

— ¿Por?

— Alissa se ha cargado los monitores con una subida de tensión... Para el caso es lo mismo.

— Dale las gracias... — dije algo molesta por tener que reconocer que me había ayudado de nuevo —. Te veré luego, tengo una cosa que hacer.

— ¿Debería preocuparme?

— Quiero ir a ver a Nancy.

— ¿Crees que es buena idea?

Respiré hondo. Ni si quiera yo sabía si era buena idea.

— No, pero debería hablar con ella.

— ¿Y que la vas a decir?

— Voy a contárselo todo.

— ¿Todo?

¿Iba a contarle todo?

— Sí. No se va a creer ninguna mentira más.

— Cuando se lo cuentes se pensará que es otra mentira más.

— Lo sé, por eso se lo voy a mostrar.

Ashton suspiró al otro lado del teléfono.

— Tampoco creo que eso sea buena idea Madison. Si se lo cuentas tienes que saber que la expones a algo que seguramente no llegue a entender. No sabes cómo puede reaccionar a ello.

— Mentirla tampoco es una opción ya. No quiero perderla — esas palabras dolieron más de lo que me esperaba —. Ahora mismo me odia, si se lo cuento tengo una posibilidad de que me entienda y me perdone todo lo que he hecho.

— ¿Confías en ella?

¿Confiaba?

No sabía de qué manera, pero sí. Siempre había estado a mi lado y me había demostrado que era sincera conmigo hasta cuando yo no lo era. Me tocaba a mi confiar en ella al cien por cien y esperar cuál sería su reacción. Llegado ese punto, si la dejaba ir nada podía garantizar su seguridad, ni si quiera yo. Tenía que ser consciente del peligro que estaba a su alrededor.

— Si.

— Tienes que tener garantías porque si nos delata... no hay vuelta atrás. Tienes que estar segura de que soportará toda la verdad.

— No le diré nada de vosotros, solo de mí.

— Ten cuidado Madison — me pidió en un último suspiro.

— Lo tendré. Te veo luego.

Colgué el teléfono y fui a devolvérselo a Lena. Estaba en el salón poniéndose con prisa el uniforme del trabajo.

— ¿Llegas tarde?

— Hay una urgencia en el hospital. Puede que llegue tarde esta noche.

— ¿Sigue habiendo... algo de lo que debamos preocuparnos?

— No puedo deciros nada — soltó, abrochándose los botones del uniforme sin si quiera mirarme.

— Ya lo hiciste una vez, ¿por qué no?

— Por eso mismo, porque ya lo hice una vez y no estuvo bien — cogió las llaves y fue hacia la puerta mientras aún se colocaba algunas prendas.

— Solo querías protegernos. Que dejes de contar con nosotros ahora solo me dice que la situación está peor.

— Solo los que tienen algo que ocultar tienen que tener miedo de esta situación Madison. Luego os veo, estate pendiente del teléfono por si Stephen te llama — salió a toda prisa por la puerta y me quedé procesando lo que había pasado.

¿A qué se refería con esa frase? ¿Los que tienen algo que ocultar? Ocultar podía referirse a muchas cosas, pero desde hacía bastante tiempo para mí solo significaba una cosa, lo que todos ocultábamos.

Los poderes.

Ella no podía referirse a ello, era imposible ¿Por qué había decidido no decirnos nada más? ¿Qué sentido tenía si ya lo había hecho antes? Si tanto miedo tenía por nosotros... ¿Por qué hacer como si ya no pasara nada? Ashton no me había vuelto a mencionar nada del tema desde que volví, pero sabíamos que teníamos a esas personas pisándonos los talones.

En ese momento estando sola en la casa me sentía vulnerable. Debía quedarme para esperar las noticias de Stephen, pero la paciencia nunca había sido una de mis virtudes. Había decidido ir a hablar con Nancy y no quería cambiar mis planes por mucho que me pudieran estar siguiendo o investigando. Fuera cual fuera el final que me iba a tocar no quería que llegara sin antes haber hablado con Nancy y haber arreglado las cosas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top