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Al día siguiente ya nos estábamos traslandando a otro lugar, bien había dicho Illyrio que los dothraki no se mantenían quietos en un solo lugar.

Me aparte un poco del camino y me quedé quieta a un lado, tenía hambre y sed pero no había nada que comer. Observé como los hombres, mujeres y niños pasaban de lo más normal sin afectarle tanto.

Necesita beber algo - habló Jorah llegando a mi lado - Y comer.

Se inclinó buscando algo en la bolsa que traía colgada en su caballo, cuando lo hayo me lo tendió para que lo tomará.

¿Es todo lo que hay? - pregunté mientras veía el trozo de carne en mi mano.

Los dothraki tiene dos cosas en abundancia, pasto y caballos. Y no se sobrevive de pasto - dijo mientras me veía darle un mordisco.

Estaba dura pero aún así la comi, bajé un poco la mirada viendo a los caballos pasar.

Las tierras oscuras más allá de Asshai, dicen que hay campos llenos de césped blanco como la leche que brilla en la oscuridad, acaba con todo. Los dothraki creen que un día cubrirá todo, así acabará el mundo - relato Jorah viendome.

Mire pasar a Drogo en su caballo, no fue nada amable la noche anterior.

Será más fácil. - habló Jorah de nuevo percatandose de mi mirada hacia Drogo.

Lo mire con una pequeña sonrisa y luego seguí mi camino, dejándolo atrás.

Luego de estar por un buen tiempo cabalgando, Drogo dio la orden de detenernos y de poner el campamento.
Me quedé sentada en el caballo, nunca pensé que cabalgar fuera tan feo, me dolían las caderas y no podía moverme muy bien.

Jorah me ayudó a bajar del caballo.

Khalessi - se acercaron tres chicas a mi auxilio.

Me ayudaron a moverme hacia la carpa de Drogo y mía, cuando llegamos me empezaron a desvestir para poder bañarme y poder curar mis heridas, me sentaron en una silla y empezaron a curar mi mano.

¿Han visto algún dragón? ¿O fénix? - pregunté viendo mis huevos que me había regalado Illyrio.

Dragón y fénix no más, Khalessi - habló Irri mientras me sonreía.

¿Por todas partes? ¿Incluso en el Este? - pregunté de nuevo sin despegar las vista de los huevos.

Dragón y Fénix no más, hombres valientes matarlos - habló esta ves Jhiqui dándome también una sonrisa.

Un comerciante de Qarth me dijo que los dragones venían de la luna - habló sin apartar la vista de mi mano.

¿La luna? - pregunté con curiosidad dirjiendo mi mirada hacia ella.

Me dijo que la luna es un huevo, Khalessi. Que una vez habían dos lunas en el cielo y una se acercó mucho al sol y se quebró por el calor, de ella salieron cientos y cientos de dragones. - habló ahora viendome mientras una pequeña sonrisa se iba formando.

También me contó que los Fénix venían de las cenizas que había dejado la luna, que se formaron al sentir el calor y que vivían de el - contó y volvió de nuevo su vista a mi mano.

Irri soltó una risa al escuchar la historia de Doreah.

Luna no es huevo, luna es diosa esposa del sol, todos saberlo - dijo ella entre risitas.

Todos saberlo - dijo ahora Jhiqui riéndose un poco.

Déjenme con ella - ordené viéndolas.

Ella sin más se pararon y se retiraron de la carpa.

¿Por qué el comerciante te dijo esas historias? - pregunté con una pequeña sonrisa dibujada en mi cara.

Los hombres hablan cuando son felices, antes de que tu hermano me comprara era mi trabajo hacerlos felices - habló y siguió vendando mi mano con sumo cuidado.

¿Qué edad tenías? - pregunté volteando mi vista otra ves hacía ella.

Tenía nueve cuando mi mamá me vendió a la casa de placer - contó de lo más normal.

Nueve - solté incrédula, como pudo haber hecho eso su madre.

No toque a un hombre por tres años, Khalessi, primero debes aprender - habló ella otra vez entre risitas y dirigiendo su mirada hacía a mi.

¿Puedes enseñarme hacer al khal feliz? - le pregunté, si deseaba ser buena esposa, primero debo complacerlo.

Si - contestó ella mirandome fijamente.

¿Tomará tres años? - pregunté con una sonrisa.

No - sonrió.

El trono puede esperar.

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