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Punto de vista Daena.
Estaba sentada a un lado de Drogo, viendo a los dothraki bailar y follar con las mujeres, e incluso peleaban por ellas. No me quejaba absolutamente de nada, es su tradición después de todo y yo solo soy una extranjera aquí. Observe a Viserys y a Daenerys, mi tío veía todo con asco y con desprecio. Él me miró y yo solo voltee la volteando hacia otro lado.
Puse mi atención en la comida, rodeado de moscas e insectos voladores, me encogi suavemente en mi lugar.
Le di una pequeña mirada a mi ahora esposo, el veía seriamente todo lo que pasaba en el festejo, era muy guapo he de admitir, pero era un salvaje y no se que me fuera hacer después de que pase todo.
Escuché a Viserys hablar con Illyrio pero ignoré su conversación y puse toda mi atención a los hombres que peleaban.
Eran ágiles y rápidos, en eso de un solo movimiento uno le rajó el estómago al otro haciendo que sus entrañas salieran de su lugar, mire con una pequeña sonrisa el espectáculo. Sabia perfectamente que una boda dothraki sin al menos tres muertes era considerada algo aburrida.
Las mujeres empezaron a rodear al hombre que ganó la lucha, emocionadas de que hubiera ganado.
En eso, llegó un hombre con rasgos de ser de Westeros, Drogo lo saludó y el le devolvió el saludo.
Un regalo para la nueva Khalessi, canciones e historias de los siete reinos - dijo dirigiéndose a mi mientras me entregaba libros algo viejos, los tomé gustosa.
Gracias, señor. ¿Es de mi país? - pregunté viéndolo con curiosidad a los ojos.
Soy Jorah Mormont de Bear Island, serví a su padre por muchos años, si los dioses quieren espero servir al rey correcto. - me miró pero luego dirigió su mirada a Viserys quien solo le asintió con la cabeza en forma de aceptación.
El se fue y luego Illyrio se levantó mientras le hacía señas a unos de sus esclavos, 4 de sus esclavos traían dos cofres medianos poniéndolos a mis pies.
Abrieron la caja dando a relucir 8 huevo, cuatro en cada cofre.
Mi vista se dirigieron hacía los huevos rojos como el fuego y agarré uno.
Huevos de Dragón y de Fénix, Daena. De las tierras oscuras más allá de Asshai, los años los han convertido en piedra, pero siempre serán hermosos. - habló con una pequeña sonrisa.
Gracias, magister. - dije viéndolo regalandole una sonrisa.
El hombre solo asintió y se volvió a sentar.
Los admiré un rato más, cuatro huevos eran del mismo color y los otros cuatro eran de diferente, uno era rojo, otro era negro, otro dorado y uno azul, eran hermosos.
Drogo se paró y me volteó a ver, suspiré y volví a dejar el huevo en el cofre, era la hora de que mi esposo me diera mi regalo.
Camine atrás de él a paso lento, estaba muy nerviosa.
Todos me observaban en silencio abriéndome paso para que pudiera pasar.
Alcance a Drogo quien me esperaba junto a una yegua blanca, era muy hermosa. Asentí en forma de agradecimiento, sabía que no había una palabra en dothraki para dar las gracias.
El se acercó a mí y me cargó para luego subirme al caballo.
Viserys se acercó lentamente hacia mi yegua.
Hazlo feliz - habló con burla mientras me sonreía cínicamente.
Lo ignoré y seguí el camino guiándome de Drogo.
Esta noche será larga.
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