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282 d.c Casterly Rock
¡Ven mi amor! - grito Cersei llamando a su pequeña hija de 3 años.
La pequeña niña de cabello de plata entró a la habitación con sumo cuidado de no caerse, a pesar de estar descalza la niña siempre fue torpe.
Hoy llegará un invitado muy especial y tienes que estar radiante para dar muy buena impresión. - la niña la miró confundida.
¿Por qué su mamá estaba muy feliz?
¿Viene mi papá a verme? - habló la niña feliz ante tal pensamiento pues... ¿Por qué más iba a estar feliz su madre?
Ella sabía perfectamente quien era su padre y realmente estaba orgullosa de tener sangre dragón corriendo por sus venas y a pesar de su corta edad ella ya se veía sentada en el trono de hierro con su madre a su lado dándole consejos. Estaba consciente de que ella era la heredera legítima de aquel trono, su padre así la había proclamado pues ella fue su primera hija.
Así es mi cielo, por eso hay que ponernos bellas - contestó la mujer mayor con una sonrisa.
La niña asintió, estaba entusiasmada de ver a su padre.
Luego de un rato algunas doncellas entraron a vestir a la mujer y a la niña, y también a retocarles el peinado.
Estoy muy feliz, madre - mencionó la niña con felicidad mientras daba pequeños brinquitos en su lugar.
Tranquila, vamos a buscar a tu abuelo para recibir a tu padre ¿está bien? - la niña solo asintió y tomó la mano de su madre.
Cualquiera que veia esa escena se derretia de amor, la llegada de Daena ablando el corazón tanto como de Cersei como el de Tywin Lannister, la niña era una luz en su vida y hasta darían la vida por ella.
Todos los habitantes de Casterly Rock la amaban después de todo... ¿Cómo no hacerlo?
El corazón de la princesa era tan noble que haría que el hombre más frío cayera a sus pies.
¿Sabes mamá? Tengo miedo - soltó la niña de repente cambiando por completo el ánimo que antes tenía, haciendo que su mamá la viera sorprendida.
La pequeña nunca fue de expresarse así nada más, siempre tenía una razón para hacerlo.
¿Miedo? ¿Miedo de que? - habló la mujer mirandola fijamente y con un poco de preocupación.
Hoy tuve una pesadilla, fue horrible - la niña miró a su madre con miedo haciendo que sus ojos se cristalizaran.
La mujer rápidamente se agachó a su altura para verla mejor.
¿Qué soñaste? Recuerda que si me cuentas, tus sueños no se harán realidad - alentó a la niña.
Soñé que papá moría a manos de un hombre grande y musculoso, que luego tu te volvías reina y que eras infeliz a su lado. Y-y también soñé que ese hombre me quería matar también a mi - la niña no aguanto más y soltó en llanto, su llanto era horrible, como si realmente hubiera vivido em carne propia su sueño.
La niña empezó a temblar de miedo al recordar el sueño tan atroz que tuvo, las lágrimas corrían por sus mejillas como si de una cascada se tratase dejando un rastro húmedo en su pequeño rostro.
Cersei no dijo nada y solo la abrazó, temiendo por la vida de su pequeña.
Sabía que ella tenía el don de las visiones, para bien o para mal sus sueños se hacían realidad.
Y no, no temía por la vida de Rhaegar después de todo ya obtuvo lo que siempre quiso... Pero si temía por la de su pequeña dragona.
Había amado a aquella niña desde el primer momento en que la vio, como le sonrió al verla y como había puesto su pequeña manito en su rostro.
Era su cachorro, era su dragón.
Tywin Lannister al escuchar los sollozos de la niña llegó a paso apresurado, su nieta, su nieta era su más adorado tesoro y su mas grande luz, la amaba con la misma intensidad a la que una vez amo a Joanna Lannister, obviamente no de la misma forma.
¿Qué le paso? - habló el viejo León agarrando a la niña entre sus brazos.
Una pesadilla... Su vida corre peligro padre - anunció Cersei mientras una pequeña lágrima caía de su ojo.
Rápidamente la joven leona le contó todo del sueño de su pequeña y ahí entendió todo.
Una guerra se aproximaba y nada bueno deja eso.
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