Capítulo 3

Todo me dolía, era algo insoportable, como si me hubiesen tenido encerrado en una misma posición por demasiado tiempo.

No recuerdo exactamente qué fue lo que sucedió, o cómo lo hice, solo sé que una vez más fallé en mi intento.

Aún respiro.

Escucho voces a mi alrededor, voces que no logro reconocer por mucho que lo intente.

¿Por qué simplemente no me dejan morir y ya?

Juro que lo intento, juro que intento irme, dejar de ser una molestia, pero por alguna razón, cuando estoy a punto de llegar al lugar de la paz, soy arrastrado de nuevo al mundo terrenal.

Qué irónico, ni siquiera sé morir.

¿Qué le dirá Shindou a mi madre esta vez? ¿Qué excusa se inventará?

O aún más importante:

¿Cómo voy a ser capaz de mirarle a la cara luego de despertar?

Una vez más lo he arruinado.

Él... Siempre me ha apoyado, me cuida, se preocupa por mi madre y por mí, y yo... Solo le causo molestias.

Soy una molestia.

Soy un problema.

La oscuridad me ciega, si es que eso llega a tener algún sentido.

Oigo voces nuevamente, dicen algo de querer ver si mi cerebro comienza a reaccionar.

No, por lo que más quieran, no lo hagan, no quiero despertar, no quiero encontrarme con la mirada de desaprobación de Takuto otra vez, no quiero que tengamos otra pelea por mi culpa y que después todo se salga de control, no quiero tener que tapar las heridas en mi cuerpo para que nadie se entere, por favor, no lo hagan, por favor,

No me despierten.

Pierdo la noción de lo que está ocurriendo por algunos segundos, hasta que siento como me inyectan un líquido que hace que todo en mi interior comience a arder.

Estoy sintiendo.

Las voces se hacen más presentes.

Mierda.

¡Les dije que aún no era tiempo, maldita sea!

- Oh, Shindou-kun, ¿Viniste a ver a Kirino-kun?

¿Shindou...? ¿Shindou... Vino a verme?

- Ranmaru... ¿Por qué lo hiciste? ¡Joder! Tú no, no tenías...

Ya sé que no debía hacerlo... ¡Pero sentí que ya no tenía opción!

- Por favor perdóname, todo lo que te dije no era cierto, todo lo que hice, yo...

No, Takuto, es mi culpa, por favor, no quiero que tomes esta carga.

- ¡Mierda, eres un tonto, Kirino!

...

Ya lo sé...

- Sé que esto no ayudará mucho, pero si me escuchas... Necesito que sepas que no puedo seguir en una relación contigo...

¿Q-Qué?

- Ya ni siquiera sigo en el Raimon, las personas ya estaban teniendo demasiadas sospechas...

No, Takuto por favor, no, no me dejes solo, por favor, ¡No quiero estar solo de nuevo!

- ¡Joder, Kirino, si no te hubieses querido suicidar esto no estaría pasando! ¡Al menos lo hubieses hecho bien! Pero no, tenías que sobrevivir y seguir siendo un dolor de cabeza.

Tengo que despertar, tengo que despertar ahora, si no lo hago... Si no lo hago va a marcharse.

¡Maldición, mis ojos no se abren!

- ¿Se puede saber qué pasa contigo? ¡Está en un puto hospital, luchando por su vida!

¿Eh?

Reconozco esa voz... Ya la he oído antes, estoy seguro, pero...

No, no puede ser posible, él jamás vendría a verme, nuestra rivalidad no lo permite.

- ¡Lleva meses aquí, y no me vengas con el discurso ese de que vienes a verlo todos los días porque sé que no es así! ¡Yo he estado con él, he venido todos los malditos días!

¿Es... Es en serio?

Siento mi cuerpo arder con intensidad, los párpados me pesan pero al menos ya los he empezado a sentir un poco más.

- ¡¿Y si tanto te preocupas por él por qué no se hacen novios?!

Ese tono... Se está descontrolando de nuevo... Se están peleando por mi culpa.

- ¡Porque es TU JODIDO NOVIO!

Mi corazón dolió luego de eso... Es extraño... Unas ganas inmensas de llorar acaban de recorrer por mí cuerpo...

¿Él... Él en verdad es mi novio?

Siempre ha estado para mí, y yo para él, mamá dice que es un buen chico... Pero... Me maltrata, me golpea, me insulta, y yo me dejo porque el sentimiento de la soledad es mucho más desesperante...

- Adiós Kariya, que tengas buena tarde.

¿Masaki?

Oigo los pasos de Shindou retirarse de la habitación.

No, no quiero eso.

¡Por favor, no quiero que te vayas!

Una luz blanca comienza a molestarme.

Abro los ojos.

- T-Takuto...

Mi garganta está seca, me cuesta pronunciar palabras sin que salgan entrecortadas.

- Kirino-sempai...

Con la vista aún borrosa, diviso débilmente una cabellera color aqua.

- ¡Fuyuka-san, venga rápido, acaba de despertar!

Mas no hay rastro de mi oji-escarlata.

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