Capítulo 14
¿Q-Qué está haciendo aquí?
¿Por qué?
— Kirino. — El entrenador me está tomando cada vez más fuerte de los hombros, mi cuerpo tiembla, no quiero estar aquí. — Kirino mírame. — Acerca mi cuerpo hacia el, yo cierro los ojos por temor, no sé porqué, pero lo único que pasa por mi mente es que merezco un golpe, una bofetada o algo parecido, o bueno... Así sucedía con Shindou, supongo que las secuelas de él aún siguen dentro de mí.
Volteo la cara, mas el golpe nunca llega, en su lugar, siento un inmenso calor y brazos rodeándome, oh, vale...
Me está abrazando.
¿Pero por qué me abraza? No lo merezco, no debería estar haciendo esto, los preocupe, los hice enojar, perder su tiempo... ¿Entonces por qué? No lo entiendo, pero al mismo tiempo, se siente tan bien... Sí, es agradable.
Permanecemos en esa misma posición por unos momentos, hasta que mi cuerpo se relaja y mis músculos dejan de estar tensos, creo que ese era su objetivo, ya que segundos después me separó, volviendo a tomarme por los hombros, esta vez de forma mucho más suave que la anterior.
— ¿Te encuentras bien? — Desvié la mirada, joder, no puedo verle a la cara, siento vergüenza y mis ojos se cristalizan, genial Kirino, ahora te pondrás a llorar. — ¿Dónde estuviste? Por Dios, nos preocupaste mucho. — Volvió a abrazarme, mi oreja quedó contra su pecho, puedo escuchar los latidos de su corazón. — Lo importante es que ya estás aquí... Llamaré a Hiroto para darle la buena noticia.
¿Buena noticia...?
— E-Endo-san... — Murmuré, aún sin voltear a mirarle. — Lo siento... Yo... Yo no quería preocuparlos, n-no quería que esto pasara, de verdad que no quería, fui un irresponsable, lo sé, no me di cuenta de lo rápido que pasó el tiempo, — Mi respiración comenzó a descontrolarse, apreté los puños y mi ojos miraban hacia cualquier lugar, desorbitados; sí, me estoy alterando. — Pasaron muchas cosas y para cuando quise volver me di cuenta de que el móvil se había quedado sin pila, ¡Maldición! Y después sucedió lo de Kariya, que quise volver y me encontré con el choque de autos, y joder, me asusté, porque no quería perderlos, no quería perder a alguien más, y al llegar aquí me acobardé, me acobardé como una puta gallina, yo no, no pue-
— ... — Creo haber visto al entrenador negar con la cabeza, no estoy seguro. — Kirino, no importa lo que hayas o no hayas hecho, no te tortures la cabeza con esas cosas, está bien, de verdad. — Acarició mi espalda, esto está siendo algo extraño la verdad, nunca me esperé tener tal cercanía con Endo-san. — Además, si todo esto no hubiera pasado, no hubieras ayudado a Kariya, ¿Verdad? — Un leve calor se posó sobre mis mejillas,¿Estoy sonrojado? — Anda, vamos con los demás, ya es bastante tarde y Ichirouta nos espera en casa de Masaki.
— ¿En casa de Masaki? — Murmuré. — ¿Entonces... No están enojados?
— ¿Hmm? — Ladeó la cabeza, con clara confusión en su rostro, cierto, no me he explicado bien.
— S-Sí, es decir... No los vi juntos en la sala de espera, y bueno... ¡N-No es que me guste andar de chismoso! Pero...
— Eh, tranquilo. — Rió. — No tienes que preocuparte por eso, no hemos discutido ni nada parecido, es solo que... Mmm... Bueno, digamos que Ichi no se sentía muy bien para venir, se quedó con los tíos de Kariya, Nagumo y Suzuno. — Sus ojos se abrieron de par en par al pronunciar lo último, es como si estuviera... ¿Asustado? Sí, creo que es eso. — Mejor vámonos luego, en serio.
Ambos nos dirigimos hacia la sala de espera nuevamente, yo con la cabeza mirando hacia el piso y Endo-san agarrando mi mano, es reconfortante, tengo que decirlo.
Antes de salir de la gran instalación, diviso a Masaki y a sus padres, y de los puros nervios apreto aún más el agarre con el entrenador.
— ¡Kirino-sempai! — Kariya corre en mi dirección, tiene el ceño fruncido, cierro los ojos y volteo levemente la cara instintivamente, me espero un golpe, una bofetada tal ve- oh... Me está abrazando, vale, eso no me lo esperaba, ya es segunda vez que ocurre en menos de una hora.
Solté la mano del entrenador, completamente en shock de la impresión, un leve hormigueo recorre mi estómago, es extraño, tengo que decirlo.
Siento una de las manos de Masaki por detrás de mi cabeza, enredándose en mis cabellos, me relaja, sí, mi cuerpo poco a poco se va calmando hasta terminar con el rostro apoyado en el hombro de Kariya.
Vaya, se siente tan bien... Tan cercano, tan familiar...
Ahí está el hormigueo una vez más.
Correspondo al abrazo con torpeza, él apreta más fuerte.
— Estúpido Sempai, no vuelvas a irte así, — Su tono de voz bajó — No vuelvas a irte sin mí.
— Kariya... — Abro los ojos de par en par por unos cuántos segundos, aquello me tomó desprevenido, tiempo después vuelvo a reaccionar, asintiendo. — Lo prometo.
[...]
El viaje rumbo a la casa de Hiroto-san y Midorikawa-san fue rápido, aunque algo incómodo, tengo que decirlo, los padres de Kariya utilizaron los asientos de adelante, Hiroto-san al volante; por otra parte, en la fila de pasajeros, nos sentamos Masaki, Endo-san y yo, específicamente en ese orden. Durante casi todo el camino estuve mirando hacia la ventana, aunque hubo un momento en el que me volteé en dirección a Kariya y, bueno... Me di cuenta que él y el entrenador se estaban mirando fijamente, con los brazos cruzados, parecía ser un concurso de miradas, solo que un poco más diferente, fue como si se estuvieran insultando o matando dentro de sus mentes.
Pero bueno, qué va, seguramente fueron cosas mías y ya está.
Ahora estamos en frente de la casa, Midorikawa-san se encuentra abriendo la puerta, sé que hay gente despierta ya que las luces están encendidas, o al menos eso logro apreciar desde fuera de la ventana.
— Bien, ya pueden pas-...
Tanto el entrenador, Hiroto-san, Kariya y yo nos quedamos con la misma expresión: boquiabiertos y con una ceja levantada, sin entender absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo, mientras, Midorikawa-san se dio un golpe en la cara.
¿Pero qué cojones estaba pasando allí dentro?
Les pongo en contexto:
Bueno, recordemos que anteriormente, Kazemaru ya no se encontraba en sus cinco sentidos (cortesía del tulipán y la reina de hielo), aunque fue con un buen propósito, ya que consiguieron "calmarlo" con respecto al tema del desaparecido peli-rosa, claro que el efecto de aquella sustancia no duraría para siempre.
Teniendo esto en cuenta, antes de que Hiroto saliera en busca de su esposo e hijo rumbo al hospital, tuvo la precaución de encargarle a Suzuno que no volviera a drogar al peli-azul, de lo contrario, él mismo se encargaría de que no volvieran a poner un pie dentro de la casa.
Bien, pero entonces, ¿Qué es lo que estaba pasando dentro de esas cuatro paredes, que a todos los recién llegados les dejó sin habla?
La respuesta es muy sencilla; imaginen a Kazemaru junto con Nagumo bailando sin ninguna coordinación, sobre la mesa del comedor, con auriculares puestos, sin camisa y con un par de brasieres en su lugar (que vaya a saber Dios de dónde sacaron), además, una botella a medio tomar de un líquido transparente se hallaba muy cerca del oji-avellana, un líquido que no era precisamente agua.
¿Y Fuusuke, dónde estaba? Él se encontraba en la sala de estar, viendo una película en el televisor mientras comía un paquete de frituras, ignorando por completo el desmadre que se había montado Kazemaru junto con Haruya.
— En mi defensa, y antes de que nos eches a patadas de tu casa. — Se adelantó a decir el peli-blanco apenas vio a los dueños abrir la puerta. — No lo drogamos, de hecho, ni siquiera le ofrecimos alcohol, él solo fue hacia la despensa a sacar la botella de vodka. — Se encogió de hombros, como si fuera lo más normal del mundo.
— Créeme que con eso no te salvas de la tortura que estoy ideando en mi mente. — Contestó entre dientes el peli-verde. — Espera... — Sus ojos se fijaron en Nagumo, como si estuviera analizando algo de lo que tiempo atrás no se había dado cuenta. — Eso. — Apuntó a los adultos con brasieres. — ¿Eso confirma que Haruya es el de abajo?
— Ryuuji, eso lo discuten luego, ¿Sí? — Interrumpió Hiroto en la escena, haciéndole señas con la mirada a su esposo para que se diera cuenta de que tenían a dos menores presentes.
Sí, como si los niños de hoy en día no supieran de esas cosas, por algo están leyendo historias en Wattpad, sucios pecadores.
Nos vemos en el infierno.
Decidieron dejarlo pasar, yendo a sentarse al sofá de la sala de estar para descansar del largo e intenso día que habían tenido, Hiroto fue a preparar unas bebidas calientes a la cocina.
— ¡Mamoru-kun! — El peli-azul quiso abalanzarse hacia los brazos de su esposo apenas le vio, pero el mareo producto de su ebriedad le jugó en contra, provocando que casi cayera de cara al piso desde la mesa en la que se encontraba.
Suerte para todos que el castaño tenía buenos reflejos, jugar tantos años de portero le había dejado algo bueno, y antes de que Kazemaru chocara contra el piso, logró agarrarlo entre sus brazos, igual que en las bodas.
— ¿Ichi, te encuentras bien? — Las mejillas del de piel más clara se tornaron de un leve color rojo, aunque éste podía confundirse bastante bien debido al sonrojo natural que ya traía producto del alcohol.
— Mamoru... — Sin pensárselo dos veces se sostuvo del cuello del mayor, para posteriormente atacar los labios de éste sin previo aviso, mezclando el sabor amargo que traía con el dulce de su esposo. — ¿Quieres ser mi novio?
¿Qué?
— P-Pero Ichi, nosotros no-
— ¡Ya sé que somos hombres, ya sé que puede ser extraño! Pero yo... — Sus ojos se cristalizaron, había interrumpido la frase de Endo, sin saber lo que en verdad el castaño quería decirle. — Y-Yo en verdad te quiero. — Negó con la cabeza. — No, no te quiero, es algo más que eso, te amo Mamoru, quiero estar contigo, d-de verdad que eso quiero, s-ser feliz contigo...
El ex-portero suspiró, ¿Cómo podría hacerle entender a su pareja que ellos dos no podían ser novios? ¡Que ya estaban casados, maldita sea! Era técnicamente imposible.
Vale, al menos aprendió una lección ese día, y era que Kazemaru y el alcohol no se llevaban muy bien.
— Ichi, e-esto. — Miró hacia todos los presentes en busca de ayuda, el peli-verde le hizo una seña para hacerle entender que siguiera el juego del oji-avellana, a fin de cuentas, era lo más "coherente" que podía hacer. — V-Vale, sí, quiero ser tu novio.
El menor saltó de la emoción, atacando una vez más los labios del moreno, quien aún le traía en brazos.
Luego de un par de minutos se separaron, en busca de aire, y tan rápido como pudo se bajó del agarre.
— ¡Mido, dijo que sí! — Corrió esta vez en dirección al oji-negro, quién rió nervioso ante la actitud de su amigo.
— M-Me alegro mucho Kaze, este... — Se le prendió el foco. — ¿Por qué no vas a descansar ahora? Anda, que mañana es la boda.
— ¿Mañana es mi boda? — Pareció no creérselo mucho, vamos, que era la peor excusa que se le pudo haber ocurrido. Ryuuji asintió, los ojos del peli-azul se iluminaron. — ¡Mañana es mi boda!
— Vamos, te acompaño a la habitación, dormirás en la cama de Fuusuke y Haruya, seguro que no les importará.
Dicho y hecho, Kazemaru fue llevado por Midorikawa hacia el cuarto a descansar, era lo mejor que podrían hacer con él en ese momento.
Pobre, estaba tan fuera de sí, que ni cuenta se dio de que Kirino ya había regresado, pero bueno, ¿Qué más se le podía pedir? Ni siquiera recordaba estar casado con su esposo.
No demoró demasiado, de hecho al instante en que el Ichirouta tocó la almohada, cayó profundamente dormido, así que un par de segundos después Ryuuji ya se hallaba otra vez con el grupo de supuestos adultos y los niños, Nagumo seguía bailando sobre la mesa.
— Vaya día de locos... — Hiroto suspiró, acariciando su entrecejo mientras atraía a su pareja con él, sentándolo sobre sus piernas. — Lo importante es que Kirino volvió a casa y que todos se encuentran bien.
— Sobre eso... — El peli-rosa comenzó a hablar. — Tengo que hablar algo importante con ustedes, pero necesito que sean lo más imaginativos posible, porque es algo que sonará loco y poco creíble, ¡Pero les juro que es verdad! Solo... Necesito que me escuchen.
— Habla. — Masaki se encogió de hombros. — Estuvimos viajando durante meses al pasado en busca de personas muertas para hacer mix-max, sinceramente ya me espero cualquier cosa.
— Estuve con mamá. — Soltó de golpe, Kariya comenzó a toser, se había atragantado con su propia saliva, vale, eso no se lo esperaba.
— ¿A qué te refieres con eso Kirino? — Habló esta vez Mamoru, vamos, que solo tenía dos neuronas funcionales en su cabeza y solo había una forma lógica en que el peli-rosa y su madre se hubieran juntado, y esa era que el oji-cyan hubiera muerto y después, de puro milagro, vuelto a la vida.
— Yo tampoco lo entiendo muy bien la verdad... — Ranmaru jugó con sus dedos, estaba nervioso. — Verán... Cuando leí la carta de mi madre, me sentí fatal... Como si yo hubiera sido el culpable de todo, cosa que trato no pensar mucho. — Susurró lo último. — Quería despejarme antes de volver a casa, y vine a ver a Kariya, o bueno... La verdad es que fue casualidad, cuando me dí cuenta ya estaba afuera de su ventana. — Desvió la mirada. — Luego de eso volví a irme, y-y... — Su mente comenzó a torturarle, recordar aquel suceso en el que se repetía una y mil veces que él era un asesino le estaba jugando en contra.
Kariya se le acercó, sentándose a su lado para tomarle la mano, sintiendo el cuerpo de su Sempai sobresaltarse ante tal acto, y segundos después volver a relajarse.
Qué decir, el peli-aqua ya se lo había autoprometido, estaría con Kirino en todo momento.
— Sin saber cómo, acabé en un terreno que no pude reconocer, atraído por una luz blanca, — Continuó hablando. — Por alguna extraña razón aquello me llamaba, quería alcanzarla, aunque, no sé si lo logré, ya que poco después caí inconsciente.
— Eso explica el raspón en tu mejilla. — Intervino Masaki, acariciando levemente el área afectada del peli-rosa con su mano libre, había actuado sin pensar, y en cuanto se dio cuenta de aquello, ambos se sonrojaron, el oji-ámbar volteó a mirar hacia otro lado.
— S-Sí, creo que así fue que me lo hice. — Trató de concentrarse lo mejor posible, debía seguir relatando la historia. — En fin, que en un momento me desperté, parecía un sueño, no sé realmente si lo era o no, y ahí la ví, ella me despertó... Me dijo que todo lo que había ocurrido esa noche no estaba planeado, al menos no por ella, que no había podido ir a verme al hospital antes por, este... — Titubeó, cierto, Masaki era el único que conocía (según lo que él sabía) sobre su historia de "amor" con Shindou. — A-Asuntos personales, vaya, le consumieron todo el tiempo que tenía, y cuando quiso ir a verme, u-una persona se presentó en su puerta, y le dijo que yo había muerto... — Sus ojos se cristalizaron y su tono de voz bajó, eran muchas cosas, muchas verdades que querían salir a la luz y que él no sabía cómo ocultar.
Porque vamos, admitámoslo, Ranmaru estaba protegiendo a Takuto.
Le protegía por miedo.
— Me confesó que en ese momento no supo muy bien qué hacer, y que aquella persona le ofreció un arma, una forma fácil y rápida para volver a estar conmigo... — El agarre de Kariya se intensificó por parte del más bajo, Kirino había comenzado a temblar levemente. — P-Pero, ella no fue capaz de hacerlo sola, nunca le gustaron las armas, dudo que haya sabido cómo manejar una. — Tomó aire. — Me contó que aquella persona jaló del gatillo, muriendo quizás en el instante... Luego de eso se fue y yo desperté.
El silencio invadió el lugar, eran demasiadas cosas para asimilar en tan poco tiempo.
— Entonces te contó sobre todo lo que sucedió antes de su muerte... — Kiyama suspiró, rompiendo aquel silencio en el que todos se encontraban, había estado analizando la situación, y al parecer, algo tenía de sentido. — Bueno, lo que viviste pudo haber pasado en realidad. — Los mayores (incluido el peli-verde) le miraron confundidos. — Es algo que se escapa del lado de la ciencia, pero se dice que cuando alguna persona fallece, ésta puede comunicarse con sus seres queridos a través de sueños, ya que el plano astral en el que se encuentran es el mismo a cuando nosotros dormimos. — Volteó a mirar al oji-cyan. — Tal vez ella aprovechó la oportunidad para aclarar los hechos, siempre suelen aparecerse con algún propósito, ¿Te dijo algo más antes de partir?
— ... — Se quedó pensando unos cuántos minutos, claro que había algo. — Quería justicia...
— Bien, entonces eso haremos. — Animó esta vez Mamoru. — Necesitamos evidencia, ya tenemos tu relato, pero necesitamos pruebas físicas, irrefutables.
— ¿Desde cuándo utilizas un lenguaje tan exquisito? — Habló por casi primera vez Fuusuke. — Mira que "Irrefutable" — Hizo comillas con las manos. — ¿Por qué no dices que necesitan pruebas que no se puedan negar y ya está?
— Porque queda flojo en mi diálogo, verás tú. — Se cruzó de brazos. — El golpe que me di en la cabeza al parecer sirvió de algo, gracias autora-kun.
De nada Mamoru.
Ejem, sigamos.
— ¿Estás seguro que estás bien? — El albino se acercó a Endo, colocando una de sus manos en la frente de éste para ver si no estaba sufriendo de alta temperatura o algo por el estilo.
— Bueno, veamos. — El peli-rojo apartó un poco a su pareja, quien aún estaba sobre su regazo. — Según lo que tengo entendido, el caso se cerró hace bastante, concluyendo lo que para todos era lo más obvio, un suicidio. — Acarició su barbilla. — Pero, si lo que cuenta Kirino es cierto, debe haber algo oculto en la escena del crimen, en el cuerpo, debemos comenzar analizando eso.
— Pero nosotros no tenemos acceso al registro forense, es confidencial. — Alertó Ryuuji.
— Y ahí es donde entró yo. — El señor tulip- digo, Haruya, hizo acto de presencia, había dejado de bailar hace bastante, el reproductor de música no dejaba de interrumpir con molestos anuncios, así que terminó desistiendo, quedándose en el lugar por mera curiosidad.
Bien metiche que era.
— ¿Tú no estabas ebrio? — Le miró de mala gana el peli-verde.
— ¿Hmm? — Levantó una ceja. — Qué va, yo no bebí nada, el único que lo hizo fue Kazemaru, vamos, que tenía que cuidarlo, soy un adulto responsable. — Hizo una pase triunfante. — Además, no podía dejarle solo bailando sobre la mesa, no habría sido un buen amigo.
— Entonces el brasier te lo colocaste por gusto y totalmente consciente de tus acciones. — Haruya le miró confundido, aún así asintió, ¿Que tenía de malo? Solo había seguido el juego del peli-azul. — Vale, comprobaste mi teoría. — Se acercó a Suzuno e hizo que estrecharan las manos. — Felicidades Fuusuke, nunca pensé que fueras el de arrib-
— ¡EPA, que hay niños presentes, coño! — Se adelantó el cabellos de tulipán. — Y no, ¡No soy el de abajo!
— ¿Estás seguro? — Suzuno y Midorikawa hablaron al mismo tiempo.
— ¡Eso no es lo importante ahora! — Bufó, sacando su móvil del bolsillo del pantalón. — En fin, que con ustedes no se puede trabajar, par de entrometidos. — Desbloqueó el celular, abriendo la aplicación de contactos y buscando un número en específico. — Ahí está. — Colocó el aparato cerca de su oreja, esperó unos cuántos segundos hasta que alguien contestó por la otra línea. — Hola peque, disculpa por llamar tan tarde, ¿Qué tal va todo?... Qué bien, me alegra oír eso, ya falta muy poco tiempo para poder conocerlo... Ajá, sí, bueno, escucha, ¿Podrías venir con la copia barata de Vegeta a la casa de Hiroto y Midorikawa?... Vale, nos vemos mañana por la tarde, suerte en la cita, que descansen. — Colgó. — Listo, como siempre les salvé el culo a todos, mínimo agradézcame.
— ¿Con quién hablabas? — Preguntó Mamoru, vale, sus neuronas se habían desconectado de nuevo y no se había enterado de nada, bueno, su inteligencia tampoco podía durar tanto.
— Oh, vaya, creí que había sido bastante obvio. — Bostezó. — En fin, que vienen mañana por la tarde, ahora vamos a dormir que me muero del sueño.
Dicho y hecho, así lo hicieron, Kazemaru y Endo durmieron en la habitación de Suzuno y Nagumo, Hiroto con Midorikawa y Kariya con Kirino.
No piensen mal, estaban en camas separadas, la habitación del peli-aqua contaba con una de esas camas dobles, donde se puede sacar otro colchón desde la parte de abajo para dormir.
Ah, y si se preguntan, ¿Dónde durmieron entonces Fuusuke y Haruya? Bueno, muy fácil, la reina de hielo acomodó los sofás para dormir lo más cómodo posible, incluso más que en su misma cama, mientras que al tulipán le dejó una manta y que durmieran en el piso, como venganza de haberle llamado metiche.
En fin, el amor.
Ya mañana sería otro día.
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