Capítulo 10

Fui a despertar a mis padres apenas colgué la llamada con Kazemaru-san, sintiendo mi corazón palpitar con fuerza y mi respiración agitada.

— ¡Mamá, papá! ¡Despierten, maldición! — Grité entrando a su habitación, ni siquiera me di el tiempo de prender la luz, era lo que menos me importaba en ese momento.

— ¿Qué sucedió Masaki? — Preguntó mamá despertando de golpe, encendiendo la lámpara que había en la mesa de noche a un lado de su cama.

— Kirino-sempai desapareció, ¡Joder, debí acompañarlo a casa! — La desesperación me estaba ganando, tanto así que por poco termino jalándome de los cabellos de no ser porque mamá se levantó agarrando mis muñecas.

Me susurró algo al oído a lo cual no le presté atención, un sentimiento horrible de culpa e impotencia invadía mi cuerpo, y cuando menos me lo esperé, mis mejillas estaban siendo mojadas por amargas lágrimas que bajaban de mis ojos, sin poder controlarlas.

Joder, lo admito, tengo miedo, siento pavor imaginándome los peores escenarios posibles en mi cabeza, no quiero que la historia se repita, mierda, no, no de nuevo.

Al tiempo logré calmarme un poco, le conté a mis padres sobre la llamada de Kazemaru-san y que no deberían tardar en llegar.

Nos dirigimos a la sala, me recosté apoyado en el hombro de papá, quien comenzó a acariciar mis cabellos, mamá por su parte fue a la cocina a preparar un té de hierbas, no recuerdo cómo dijo que se llamaba, pero le escuché decir que nos ayudaría a tratar de conservar la calma.

— Papá... ¿Crees que él esté bien? — Pregunté inconscientemente, algo dentro de mí sigue con la esperanza de escuchar una respuesta positiva, o bueno, tal vez es por no querer aceptar lo que realmente está pasando.

— Eso no tenemos cómo saberlo. - Suspiró. — ¿Te dijo alguna cosa cuando estuvo aquí? ¿Algún indicio sobre a dónde iría?

— No... Y cuando le pregunté si quería que lo acompañara a casa me dijo que estaría bien, que no me preocupara, además que ya era muy noche y no quería que después yo volviera solo... Ni siquiera me dio tiempo para decirle que tú te habías ofrecido a llevarlo, simplemente se fue. — Apreté los puños. — Igual que aquella vez.

— Masaki, no porque haya ocurrido una vez significa que lo hará de nuevo. — Dijo con voz firme, casi como si me estuviera reprendiendo. — Es como ese dicho que dice tu madre, este... — Llevó los dedos hacia su barbilla y frunció el ceño. — Cómo era...

— Papá, con todo respeto, no empieces tú también, por favor. — Supliqué, él solo rió asintiendo.

Luego de eso escuché el timbre de la casa sonar, quise levantarme a abrir pero mamá fue más rápido.

— Buenas noches Endo-kun, pasa, pasa, ¿Y Kazemaru-kun? ¿No viene contigo?

— Está afuera, digamos que está algo nervioso. — Dijo rascando su nuca. — Traté de convencerlo pero se niega a entrar aún, dice que puede que Kirino aparezca por alrededor. — Suspiró. — Ya sabes cómo es de terco algunas veces.

— Entiendo, ¿Quieres que vaya con él? — Endo-san asintió. — Bien, déjamelo a mí, ve a la sala con los demás.

Hiroto-san y yo saludamos al entrenador, se sentó a nuestro lado, y para ser sinceros, no se ve nada bien. Creo que es la primera vez que veo a Endo-san con esa expresión, tiene el ceño fruncido y no aparta la vista del suelo, no es capaz de pronunciar ninguna palabra.

Bueno, nadie lo hace, es un silencio incómodo.

Al poco tiempo vi a mamá y Kazemaru-san entrar por la puerta, y vaya, si el entrenador se veía mal, no tengo palabras para describir el estado de su esposo.

— Kaze-chan, quédate aquí, voy a traer unas cosas de la cocina, ¿Está bien? — Reconozco ese tono de voz de Midorikawa-san, es el mismo que utilizaba conmigo cuando me trajeron a vivir con ellos y yo me despertaba en la noche a causa de las pesadillas, un tono calmado y dulce a la vez. — Ya vengo, no tardo.

El entrenador se acercó a su pareja para tomarle la mano y sentarse junto a él, aunque creo que Kazemaru-san poco y nada se está enterando de lo que sucede, sus ojos están desorientados y desde mi asiento puedo escuchar lo frenética que está su respiración.

Pobre, seguramente si a mí me pasara algo como eso estaría igual o peor que él.

A quién engaño, si los nervios me están matando también.

— Aquí tienen, Masaki-kun, Kaze-chan. — Mamá nos extendió dos tazas de té que traía en una bandeja. — Tengan cuidado, está algo caliente. Endo-kun, ¿Tú también quieres una?

— No gracias, estoy bien. — Contestó.

Luego de eso volvió a la cocina a dejar la bandeja, regresó a los pocos segundos con otra taza en mano, la cual se la dio a papá, el inconfundible olor a café llegó de lleno a mis fosas nasales.

— Bueno, a ver, ¿Qué sucedió con Kirino-kun? — Preguntó dejándose caer al lado de nosotros.

Vi a Kazemaru-san suspirar mientras apartaba la vista y apretaba los labios, pero antes de que pudiese comenzar a hablar, Endo-san se le adelantó.

— Luego de que ustedes se fueran lo invité a ir a entrenar un poco, para despejarnos, además de que con todo esto de sus citas no ha podido asistir a las prácticas adecuadamente.

— Y yo te dije que era tarde, que no salieran a estas horas. — Le interrumpió cortante, yo me sorprendí, se ve que Kazemaru-san no estaba a gusto con la desición del entrenador.

— Sí, me dijiste que no lo hiciera, tienes razón Ichi. — Quiso tomarle de la mano, mas Kazemaru-san lo apartó cruzándose de brazos, Endo-san suspiró. — Pero no ganaremos nada discutiendo sobre eso ahora, y lo sabes. — El peli-azul bufó. — En fin, como iba diciendo. Lo llevé al parque que está cerca de casa, nos pusimos a platicar hasta que él comenzó a preguntarme sobre su madre. — Mi cuerpo se tensó al escucharlo. — Tenía muchas dudas, y quería resolverlas a toda costa, lo normal, supongo... — Comenzó a jugar con sus dedos. — Me preguntó acerca de la carta, y bueno... No encontraba las palabras correctas, así que decidí que lo mejor sería que él mismo la leyera.

— Mamoru... — Los ojos de Kazemaru-san se abrieron como platos. — ¿Tú hiciste qué...?

Canten conmigo: Ese hombre ya está muerto, na más no le han avisado.

— Sé que no era lo que teníamos planeado, pero Ichi, él necesitaba saberlo, no podíamos seguirlo ocultando.

— Sé que necesitaba saberlo, ¡Pero joder, Mamoru! ¡Esa no era la forma! — Se levantó dando vueltas sin parar. — ¡Maldición! ¡¿Y encima vienes y lo dejas solo?! ¡¿Acaso no pensaste en que eso no era buena idea?!

— Kazemaru-kun. — Intervino papá yendo en su dirección. — No es momento para comenzar a discutir, debemos concentrarnos en tratar de descubrir el paradero de Kirino, ¿No lo crees?

— ¡Eso ya lo sé pero-

— Nada de peros, te vienes conmigo. — Dijo una voz detrás de mí. — Joder, ya ni dormir dejan en esta casa. — Suzuno-san le agarró del brazo, llevándoselo a rastras a la habitación que compartía con Nagumo-san. — Emo, en estos momentos no estás siendo de ayuda, así que te calmas o te calmas.

Escuché a Kazemaru-san maldecir por lo bajo mientras era arrastrado por mi tío. Una vez se retiraron, Endo-san volvió a hablar.

— Lamento su actitud, ha estado muy alterado últimamente... En fin, cuando le entregué la carta me pidió si podía dejarle solo, yo acepté, necesitaba privacidad, luego de eso le dije que no se alejara demasiado y que no se tardara, también le dije que cualquier cosa que necesitara podría llamarme, pasaron las horas y bueno... No volvió a casa, Ichirouta intentó llamarlo pero no contestó a su celular, también le mandamos mensajes, pero nada, lo más probable es que se le haya acabado la pila.

— Ya veo...

— Él estuvo aquí con nosotros, ¿Verdad Masaki? — Me sobresalté un poco, papá me sacó de mis pensamientos.

— S-Sí, estuvo aquí, pero fue muy breve, se apareció en la ventana de mi habitación sin decir nada, creo que ahora entiendo porqué tenía la mirada tan perdida... Maldición, no me dijo nada, creí que era por el cansancio que estaba así... — Apreté los labios. — Se veía extraño... Como si no tomara atención a todo lo que estaba pasando a su alrededor, desorientado... Y así como llegó, se fue... Solo me dio un abrazo y volvió a salir por la ventana.

— Tenemos que ponerle seguro a esa cosa... — Susurró mamá. — No quiero nietos tan joven.

Absolutamente todos los colores se me subieron a las mejillas, ¿CUÁL ES EL PROBLEMA DE MAMÁ EN DECIR ESAS COSAS EN UN MOMENTO COMO ESTE?

— ESE NO ES EL TEMA IMPORTANTE AHORA MAMÁ.

— Vale, vale, perdón. — Rió. — Bueno, pensemos, si Kirino-kun no regresó a casa, ¿Adónde iría?

Puede sonar tonto, pero creo que ninguno de nosotros había comenzado a pensar en eso.

¿Si yo fuese Kirino-sempai, adónde iría?

Repasé todos los hechos en mi cabeza, recuerdo que cuando yo me enteré sobre lo de mis padres biológicos no quería saber ni confiar en nadie, apartándome de todo el mundo, pero al mismo tiempo, y aunque suene contradictorio, necesitaba el apoyo de alguien, quería volver a verlos, sentir las caricias de mis progenitores conmigo, porque sabía que ellos estaban vivos, aunque habían decidido abandonarme.

Yo no quería estar solo, necesitaba a las personas que en ese momento habían sido mi apoyo por años...

Claro que el tiempo hizo su efecto y terminé por aceptarlo, a tal punto de dejar de interesarme por ellos y que su recuerdo pasara a ser nada más que una simple mancha oscura, de hecho, si por mí fuera, ya me hubiera cambiado el apellido hace años, solo que mis padres aún discuten sobre qué apellido debe ir primero, a pesar de que hasta yo sé la respuesta de ello, mamá suele ser un poco orgulloso algunas veces como para aceptarlo.

Bueno, pero el caso de Kirino-sempai es diferente, él nunca tuvo a alguna figura paterna, creció sin ella, solo con su madre, y ahora su madre está muerta.

Joder, es que la vida no para de darle golpes.

Merezco irme al infierno, pensando en golpes me acordé de Shindou e internamente me reí.

Satanás, ahí te voy.

— Se los devuelvo, ya lo calmé por ustedes. — La voz del Suzuno-san me sacó de mis pensamientos. Volteé a verle, venía junto a Kazemaru-san, este... Tengo que decir que se ve algo distinto, es decir, está calmado, es cierto, pero, mmm... Cómo decirlo para que no suene mal... Tiene los ojos rojos, y una sonrisa en su cara que no se le quita. — No pregunten, luego me dan las gracias.

— ¡Mamoru-kun! — Gritó abalanzándose sobre el entrenador. — Te extrañé mucho, perdóname, fue mi culpa, n-no lo volveré a hacer. — Su estado de ánimo cambió de forma repentina, ahora casi que está llorando en los brazos de Endo-san.

— I-Ichi, tranquilo, no pasó nada. — Le abrazó, el peli-azul hundió su rostro en el pecho del castaño. — O-Oye, ya, en serio, n-no tienes de qué preocuparte.

— P-Pero es que, joder, si no hubiese sido tan débil esto no hubiese pasado, si no hubiese querido beber el agua de los dioses, ¡Si no fuese un cobarde nunca hubiese necesitado esa estúpida piedra! — ¿Está llorando por una piedra? Joder, ¿Pero qué tipo de cosas le dio Fuusuke-san a este? — Todo esto es mi culpa... T-Te hice daño, Mamoru, a ti y a los del equipo... Los traicioné...

Mamá y papá cruzaron miradas instantaneamente después de escuchar aquello, no supe decifrar cuál de los dos estaba más preocupado.

— Kazemaru-kun. — Dijo papá finalmente, levantándose de su asiento mientras iba en dirección a dónde estaba el supuesto adulto. — Ven, ¿Quieres acompañarme un momento? Hay algo que quiero mostrarte. — Sonrió, estaba utilizando el mismo tono calmado de mamá.

— G-Grand... — ¿Quién carajos es Grand? De verdad, ahora no estoy entendiendo nada, incluso llego a pensar que las drogas me las dieron a mí en vez de al esposo del entrenador.

Ay, se me escapó. ¡Pero maldición, es más que obvio que está drogado, no me jodan!

— Ven, vamos al patio, muéstrame como haz mejorado esa última técnica que aprendiste. — El peli-azul asintió y junto a papá se retiraron de la habitación.

Cuando ya estuvieron lo suficientemente lejos miré a mamá, necesito explicaciones si no quiero volverme loco.

— Mamá, ¿Qué es eso de la piedra?

— N-No sé de qué hablas M-Masaki. — Desvió la mirada mientras rascaba por detrás de su nuca.

— Joder, entonces explícame porqué cuando escucharon a Kazemaru-san hablar sobre ella tú y papá se miraron, — Observó al entrenador con duda. — ¿Por qué Kazemaru-san le dijo Grand a papá? ¡Maldición! ¿Es que acaso ustedes también me ocultan cosas? ¿No me enseñaron acaso que la confianza en la familia es una de las cosas más importantes?

Vaya, ¿Yo hablando de confiar en las personas? Vale, eso es nuevo, pero cierto.

Nos hundimos en un largo e incómodo silencio, yo esperando respuestas que no llegaban y mamá tratando de ordenar sus propios pensamientos, supongo. La presencia del entrenador ya pasó a segundo plano.

— Tienes razón. — Suspiró mamá luego de lo que parecieron ser eternos minutos. — Supongo que ya no eres un niño, ¿Verdad? — Asentí convencido. — Bueno... En realidad algo de la historia ya la conoces, ¿Recuerdas la vez que encontraste esa foto en el computador de tu padre? Esa en la que estaban tus tíos y otras personas más, además de nosotros.

— ¿Esa en la que todos salían con trajes extraños y que había una persona alta de cabello negro que parecía drogado por sus ojos rojos?

— Sí, esa misma. — Rió. — Yo tampoco nunca llegué a entender porqué de un momento para otro Osamu comenzó a llegar con los ojos rojos a los entrenamientos...— Murmuró. — En fin, ¿Recuerdas lo que te contamos con tu padre acerca de eso?

— ¿Cómo crees que se me podría olvidar? — Reí. — Me dijeron que en su adolescencia comenzaron a creerse extraterrestres, seres superiores a los "terricolas" — Hice comillas con mis manos. — Aunque eso de que andaban por todas las escuelas dando madrazos aún no se los creo.

— Pues créelo, aunque no lo parezca, tu madre hizo polvo al club de la escuela. — Agregó el entrenador, por poco se me olvida que sigue aquí.

— ¡Pero si mamá ni siquiera es capaz de matar a una mosca! ¡Dice que no tienen la culpa de haber nacido en ese cuerpo tan molesto y ruidoso e incluso las ayuda a salir de casa! ¡Incluso deja que papá le de duro por el cu-

— ¡YA ENTENDIMOS TU PUNTO, MASAKI! — Me interrumpió mamá con un grito sordo, sus mejillas están completamente rojas. Tengo que decir que lo último lo dije como venganza a todas las veces en las que él me ha avergonzado. No me arrepiento de nada. — Bueno, ese no es el caso. — Aclaró su garganta. — Todo lo que ya te hemos dicho es cierto, solo hay una pequeña parte que no te hemos contado... P-Por seguridad.

— ¿Seguridad de qué?

— Verás... — Se quedó en silencio unos momentos, después sacudió la cabeza en forma de negación y me miró. — Hace muchos años, antes de que tú nacieras, cayó en la tierra un meteorito extraño, tenía propiedades que si se utilizaban en el cuerpo humano podían otorgar fuerza, velocidad, poder... Y un señor quiso aprovecharse de eso... Él era bueno, lo conocimos junto a tu padre y todos los que estaban en la foto, nos iba a visitar al orfanato de Hitomiko-san ¡Y siempre llevaba muchos regalos! — Extendió sus manos al cielo. — Pero lamentablemente — Las bajó. — La avaricia y el deseo de poder y venganza le ganó... Habían matado a su hijo, y nunca se hizo justicia porque al parecer habían personas del estado involucradas, así que cerraron el caso... Y quiso cobrar venganza con nosotros... Nos obsequió a cada uno un fragmento del meteorito, y poco a poco fuimos cayendo también en su ambición... También lo queríamos todo, y nos creíamos mejores que cualquiera, teníamos identidades diferentes, tu padre se hacía llamar Grand, Nagumo-kun y Fuusuke-kun eran Burn y Gazelle, yo era Lezze...

— ¿Por qué nunca me contaron esta parte de la historia?

— Bueno, porque, este... — Jugó con sus dedos. — Es un tema algo delicado, muchos de nosotros aún sufren los efectos secundarios de ello... Y no queríamos que si llegaba a existir la posibilidad tú también cayeras en el juego, apesar de que el meteorito fue destruido hace años...

— Vale, lo entiendo, ¿Pero y qué tiene que ver Kazemaru-san en todo esto? Él no estaba en la foto que encontré.

— Lo de Ichirouta fue un tema totalmente imprevisto. — Comenzó a hablar el entrenador. — Verás, cuando todo esto ocurrió, junto a algunos chicos de la escuela comenzamos una travesía para reunir a los mejores jugadores de Japón para poder derrotar a la academia de extraterrestres, el problema fue que la lucha parecía interminable y muchos perdieron la esperanza y ganas de seguir, Kazemaru fue uno de ellos, abandonó la caravana y regresó a la ciudad. Cuando todo esto terminó, por fin después de mucho, de verdad MUCHO tiempo, pudimos volver a nuestros hogares, hicimos amigos de muchos lugares, y antes de que ellos también regresaran, decidimos ir a tomar un descanso aquí en Inazuma, pero grande fue nuestra sorpresa cuando un último oponente se apareció. — Fijó la mirada en su anillo de bodas. — Ellos se hacían llamar los Dark Emperor's, y habían obtenido el meteorito de parte de uno de los que servían a la persona al mando de todo... Fue muy impactante en el momento, ya que todos los integrantes habían sido ex-compañeros de equipo o amigos que no estuvieron luchando con nosotros... Ichirouta era el capitán del equipo... Querían ser fuertes, y para asegurarse de conseguirlo cayeron en manos del meteorito... — Llevó una mano por detrás de su nuca. — Fue un partido difícil, ya que nuestros sentimientos también estaban involucrados, pero por suerte pudimos hacerles reaccionar a tiempo, aunque como tu madre dice, muchos quedaron con los efectos secundarios de éste, queriendo volver a poseerlo, es como una droga a fin de cuentas, cuando se la quitas a una persona de manera abrupta, querrá hacer lo que sea con tal de conseguirla una vez más.

Menuda relación tóxica que se montaron cuando jóvenes, joder, y yo pensaba que lo de Kirino-sempai y Shindou ya sobrepasaba los límites.

Un segundo...

¿Y si Kirino-sempai quiso regresar con él? ¿Y si no volvió por ir a casa del estúpido ese?

Me paré de golpe yendo en dirección a mi habitación, buscando el primer abrigo que se me apareciera, ¡Maldición, a buenas horas comienzan a funcionarme las neuronas!

Ahora todo tiene sentido, estuvo conmigo, y luego pudo haberse ido a casa de Shindou, es la única persona (aunque me duela admitirlo) que estuvo con él desde la infancia, su pilar y mejor amigo antes de volverse novios y generar una dependencia emocional.

¡Joder, no puede estar más claro!

Bajé las escaleras lo más rápido que pude, casi que me tropiezo en el camino.

— Rápido, mamá, llama a papá, debemos irnos ahora. — Dije llegando hasta la puerta.

Si mis sospechas son ciertas, Kirino-sempai puede estar en peligro.

— ¿Irnos a dónde Masaki? Explícate. — Pidió el entrenador.

— A la casa de los Shindou.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top