"The Only Easy Day Was Yesterday"
"Los encuentros nos esperan, pero la mayoría de la veces evitamos que sucedan".
Paulo Coelho
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Salimos de la sala de tripulaciones en dirección al avión. El Comandante nos informa que el avión está aparcado en remoto, es decir...allí donde Cristo perdió el mechero...
Tenemos que coger una furgoneta que nos llevará hasta allí.
Seguimos en silencio aunque después del choque inicial, voy viendo aceptación en los rostros de mis compañeros. Que remedio...nos va a tocar hacer el vuelo sí o sí....así que más nos vale ir haciendonos a la idea.
Al llegar hacemos las comprobaciones rutinarias de seguridad y de comercial. Parece que todo está en orden. Diego le da el "ok" a Gonzálo quien le dice que debemos bajar todas las persianas de las ventanillas del avión...Cualquier otro día una petición así me sorprendería pero creo que hoy ya he gastado mi cupo de sorpresas. Hacemos lo que nos pide y nos sentamos a esperar...
- Pensándolo bien chicas, un avión lleno de policías nacionales y de Navy Seals... ¿No está mal del todo...no? - dice Marta mientras se le escapa una risilla nerviosa. Creo que está intentando aliviar la tensión y la verdad es que un poquito sí que funciona. Todos sonreímos por primera vez desde esta mañana.
Aparece el coordinador del vuelo que nos informa de que los autobuses están llegando.
Se me hace un nudo en el estómago, mezcla de nervios y expectación. El embarque se realizará por la puerta central del avión...ay madre...por la mía. Cada deportado irá subiendo con sus escoltas. Cuando el primero haya subido y se haya acomodado, subirá el segundo y así sucesivamente.
Se acercan los autobuses y se sitúan frente al avión.
Se abre la puerta del primer autobús y salen cuatro personas de él...
Son fácilmente identificables. Los agentes españoles llevan unos chalecos reflectantes amarillos en los que pone "Policía Nacional" y el Seal lleva lo que parece un uniforme de camuflaje. En cuanto al deportado, lleva un mono azul y va esposado. Pero lo que más me sorprende es que lleva una especie de venda en los ojos. Cada policía le lleva sujeto de un brazo y caminan despacio.
Llevo muchos años volando, y son muchos los deportados que he llevado en los aviones. Algunos eran peligrosos y otros no, algunos llevaban escolta y otros no. Por algún motivo, y sé que sonará raro, o muy raro, siempre me han inspirado un poco de pena. No entro en si se lo merecían o no, y soy consciente de que muchos de ellos probablemente sí...pero verlos expulsados de esa manera y no conocer su historia siempre me ha dado lástima, y esta vez no iba a ser diferente. Tengo muy claro que son terroristas, o eso es lo que nos han dicho, pero verlos esposados y cegados de esa manera, es bastante duro...
Van subiendo poco a poco y con cuenta gotas. Los policías nos van dando las buenas tardes según les indicamos a cual de los pasillos tienen que dirijirse. Algunos de los Americanos nos saludan y otros ni nos miran, me imagino que tener que volar con nosotros por motivos burocráticos no les hará mucha gracia...pero que le vamos a hacer. A mi tampoco me gusta y me aguanto, ea...
Parece que ya están todos a bordo. No se oye ni una mosca, todos van sentados en los asientos centrales y no se dirigen la palabra.
Cerramos puertas y armamos rampas. Nos movemos, cuanto antes nos vayamos antes llegaremos. Hacemos las demostraciones de seguridad y nos sentamos.
El pié me está matando....jolín que dolor.... En cuanto pueda me quito el zapato.
Entramos en pista para despegar, aceleramos y ya estamos en el aire.
Normalmente tardan unos quince minutos en quitar la señal de cinturones, así que mientras estoy sentada me dedico a observar a los pasajeros tan peculiares que llevamos hoy.
Todos están ubicados en las dos cabinas de clase turista, primera clase va vacía. Han ocupado las filas centrales que son de cuatro asientos y han dejado libres los laterales.
Parece que todos han seguido el mismo patrón a la hora de acomodarse, el Seal a la izquierda del deportado y los dos policías a la derecha. Los Seals van vestidos con uniformes de camuflaje marrones y parece que acaban de llegar del campo de batalla...cansados, sin afeitar y con el pelo bastante más largo de lo que me imagino exigen las normas.
Todos van muy serios y con cara de circunstancias, a ver si pasan rápido las nueve horas de vuelo....
En cuanto el Comandante quita la señal de cinturones me dirijo hacia la zona trasera del avión, no sin antes tropezarme con un pié y una bota que estaba en mitad del pasillo, y lo hago con el pié chungo y además casi me caigo de bruces. ¡Jolín que vergüenza! Por suerte un brazo me sujeta antes de que me estampe contra la moqueta azul del pasillo...
Mi brazo salvador pertenece al mismo dueño de la bota con la que me he tropezado, así que aunque murmuro un gracias, estoy más cabreada que agradecida. Se me debe notar en la cara, porque el tipo suelta una risilla de lo más reveladora. Sigo caminando muy digna yo a pesar de la cojera...Voy a tener que tomarme algo más para el dolor o dudo que aguante las nueve horas de vuelo.
Me siento en el trasportin del galley trasero y me quito el zapato. Efectivamente tengo el dedo gordo como una morcilla de Burgos, por la hinchazón y porque va adquiriendo una tonalidad un tanto sospechosa, entre violeta y negro. Menos mal que no era nada...
- Por Dios Anna... ¿Qué te ha pasado?- me pregunta Cata.
- Un tropezón esta mañana cuando salía de la ducha. Intentaba comprobar lo duro que estaba el marco de la puerta...¡No veas como duele!
- ¿Te has tomado algo para el dolor? Si no llevas nada, yo tengo antiinflamatorios si quieres - me dice.
- Me tomé algo antes de salir de casa, pero yo creo que ya me puedo tomar otra pastilla. Si no, no creo que pueda dar el servicio - le contesto.
- Tenías que haberte dado de baja baby...
- Si hombre - le digo - y dejarte sola con toda esta testosterona pululando en el ambiente...no no. Ni loca.
Cata me guiña un ojo mientras se cambia y se prepara para dar el servicio. Yo busco otro ibuprofeno en mi bolso y me lo tomo.
Montamos carros con zumos y aguas. En la parte de abajo llevamos las bolsas de papel con la comida. Damos el servicio sin ningún percance. Todos aceptan la bolsa aunque la mayoría de ellos ni siquiera la abre.
Después de un tiempo prudencial salimos a recoger los desperdicios y hala, a descansar los que puedan.
Sólo quedan ocho horas...horror.
Me siento en el trasportin trasero y me quito el zapato. Intento darme un masaje para aliviar el dedo, pero es peor el remedio que la enfermedad, así que lo apoyo en el suelo y ni lo toco. A ver si por arte de magia se cura solo. "Abra Cadabra Pata de Cabra... Chas Chas". Cuando se lo hago a mis sobrinos funciona...
Veo que se acerca alguien al galley. Me calzo y me levanto, pero no puedo evitar el gesto de dolor.
- ¿Te encuentras bien?- Me pregunta una voz en inglés.
Levanto la cabeza y me encuentro con los ojos más azules que he visto en mi vida...
Es uno de los soldados americanos. Me quedo embobada mirándole.
- Perdona...te preguntaba si estabas bien - me dice.
Caray...sigo embobada mirándole. Por fin consigo balbucear un "sí, gracias".
- Ese pié no tenía muy buena pinta ¿Me dejas que le eche un vistazo? - me pregunta.
- No hace falta de verdad. Ya fui al médico y me dijo que no era nada...- le contesto.
- Aún así me gustaría verlo si no te importa. Para asegurarme que no te lo has roto al darme una patada antes - me guiña un ojo y sonríe.
Dios mío...es guapísimo. Guapísimo, por lo que intuyo. Porque entre la barba y el pelo largo, no es que se le vea mucha cara...Debe medir un metro noventa por lo menos y con un cuerpo que se intuye de lo más trabajado...
- ¿Una patada? - digo
- Sip - me sonríe. Dios que sonrisa...madre mía ¿Estaré babeando? Espero que no...
- ¿Cuándo te he dado yo una patada? - le pregunto.
- Antes, en el pasillo. Y si no llego a sujetarte del brazo, seguro que te rompes algo más - me dice. Ajá...pues sí. Si no me llega a sujetar, me como la moqueta seguro.
- Bueno...en realidad la culpa ha sido un poco tuya...- le digo - Si no hubieses puesto el pié en mitad del pasillo, no me habría tropezado y no habrías tenido que "salvarme".
- Tienes razón - me dice - ¿Pero has visto mi tamaño pequeña? Necesito estirar las piernas. No hay forma humana de que consiga meterme en esos asientos. Los españoles sois muy bajitos...- sonríe
¿Pequeña?... Madre mía que sonrisa....por favor. Si me sonríe así, que me llame como quiera.
En ese momento, me doy cuenta de que Cata está en el galley y por la cara que tiene, seguro que lleva ahí un rato y ha escuchado parte de la conversación.
Me sonríe....
- Bueno que ¿"Pequeña"? ¿Vas a dejar que este buen samaritano te mire el pié? ¿O no? - se carcajea- yo le dejaría que me mirase lo que quisiese - me dice mientras se lleva las manos al corazón de forma dramática.
- Mira que eres tonta, bonita - sonrío.
- Aprovecha que no te vas a volver a ver en ninguna igual - me dice Cata.
Y la verdad es que tiene razón. No todos los días te encuentras a un Navy Seal de los Estados Unidos de América que te quiera manosear un poquito...aunque solo sea el dedo gordo del pié.
El Américano sigue de pié mirándonos como si de un partido de tenis se tratase. Menos mal que no debe de estar entendiendo nada, porque si no que vergüenza.
- ¿Entonces? ¿Me dejas que le eche un vistazo al pié?
- Claro.... - le respondo.
Se agacha y me sujeta el pié. Podría deciros que cuando me tocó, noté como si una corriente eléctrica me recorriese de arriba a abajo pero no, tampoco fue así. Lo que sí os puedo decir es que me sorprendió la delicadeza con la que me tocó y me palpó el pié. Como si y estuviese hecha de fino cristal.
- No parece que esté roto. Pero necesito verlo bien y echarte una pomada, voy a por ella, la tengo en mi equipaje. Mientras deberías quitarte la media.
¿Eh? ¿Quitarme la media? No creo. Nope. No pienso quitarme la media.
- Vamos cielo - me dice Cata- quítate la media. No seas tonta. Sólo es para echarte la dichosa pomada.
- Que no Cata ¡Qué no me la quito!
- Pero como se puede ser tan tonta hija mía ¿Y porqué no te la quitas si puede saberse?
- Porque me da muchísima verguenza.
- ¿No te has depilado? - me pregunta Cata. Cada vez le cuesta más aguantarse la risa.
El Américano ya ha vuelto y sostiene una especie de neceser de tela en la mano. Me mira expectante.
- Pues claro que me he depilado so panfila. Con estas medias no puedes ir sin depilar...se transparentan demasiado - le digo yo.
- O sea, que las partes que no se ven, si que las llevas sin depilar...¿eh?
- ¡Qué no tonta! - le digo mientras le tiro lo primero que pillo a la cabeza que es un tapón de plástico de una de las botellas de agua.
- ¡Pues entonces quítate la dichosa media ya! Estás que te mueres de dolor, seguro que el ungüento ese te alivia - Cata me mira de reojo mientras me voy quitando la media.
- Eres más tonta - le digo - ¿A qué ha venido la pregunta esa de si estoy depilada? - pregunto.
- No sé hija. Como estás de abstinencia autoimpuesta en lo que a hombres se refiere...pensé que a lo mejor ni te molestabas en depilarte- se ríe Cata.
- Eres más tonta y no naces te lo juro - le digo.
El Seal está agachado mirándome el dedo. Abre el neceser que lleva y saca un bote de crema. Es una especie de pomada amarilla y me la unta en el dedo. Es refrescante...¡Qué gusto! Se da la vuelta para guardar la pomada y veo que está temblando...¿eh?
Le toco el hombro suavemente y le pregunto si está bien. Asiente con la cabeza pero no se da la vuelta.
- Oye ¿Seguro que estás bien? - le pregunto. Miro a Cata que me devuelve la mirada con cara de "qué narices le pasa a este tío".
De repente oímos una carcajada. El tío este se está partiendo de risa...ya no aguanta más y se da la vuelta muerto de risa.
- Perdón...perdón - se disculpa - No sé si me ha hecho más gracia lo de la depilación o lo de la abstinencia autoimpuesta - y se vuelve a reír.
¡Oh Dios mío! Ha entendido toda la conversación....
¡Que vergüenza! ¡ Dios que vergüenza...!
- ¿Hablas español??? - le pregunto.
- Perfectamente - me dice en Castellano.
Jolín....
No sé ya ni para donde mirar...
Cata se muere de risa.
- Apoya el pié en el suelo. Voy a ponerte un esparadrapo para juntarte los dos dedos y evitar así que muevas mucho el dedo gordo. Aún así, cuando lleguemos deberías ir al médico.
- Eso haré, no te preocupes - le digo sin poder mirarle a la cara.
- Por cierto, me llamo Matt. Es un placer - me dice.
- Yo Anna... - le respondo.
Me fijo en como saca un botecito más pequeño del neceser/botiquín, lo rellena con el ungüento y me lo da.
- Debes echartelo cada dos horas más o menos. Hasta que vayas al médico.
- Gracias - murmuro. Como no sé hacia donde mirar, acabo centrando la mirada en el botiquín que sostiene en las manos mi médico particular. Cualquier cosa con tal de no mirarle a la cara. Veo dibujada una insignia, parece un águila con un tridente y una pistola en las garras, debajo se puede leer una frase "The Only Easy Day Was Yesterday". El único día fácil fue ayer.
- ¿Qué significa esa frase? - le pregunto a Matt señalando el botiquín.
- Es el lema de los Seals. Significa que hay que trabajar muy duro todos los días - me dice - Bueno pequeña pues esto ya está. Si dentro de dos horas necesitas que te vuelva a echar la pomada, me lo dices - sonríe y me guiña un ojo mientras se aleja...
Ay madre...pienso. Pues sí...
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