"En toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en si todos los secretos del mundo."
Paulo Coelho
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Abro los ojos lentamente y miro a mi alrededor. Todavía es de noche y hace frío. Oigo el crepitar de la chimenea y puedo oler la madera ardiendo. En algún momento Matt debió levantarse a encender el fuego. Me pego más al cuerpo que descansa a mi lado e inmediatamente me siento reconfortada. Recuerdos de nuestro reencuentro se pasean por mi cabeza haciéndome revivir cada tenue caricia, cada beso y cada abrazo que compartimos. Siento un escalofrío y todo mi cuerpo se estremece. Me giro suavemente y le observo mientras duerme. Es hermoso... Descansa boca arriba con un brazo tapándole los ojos. Le acaricio la cara y un suspiro abandona sus labios. Retiro rápidamente mi mano para no despertarle. Me siento en la cama y observo detenidamente todo, ayer no pude ver nada... Un ligero rubor cubre mis mejillas al recordar la precipitada entrada en el dormitorio... La luz que desprende el fuego del hogar me permite intuir algo de la decoración, pero poco. Los techos son altísimos y el espacio es inmenso. Una cristalera enorme ocupa prácticamente toda una pared dándole a la habitación más amplitud aún si cabe.
No tengo ni idea de que hora es, pero estoy totalmente despierta y no creo que pueda volver a conciliar el sueño. Me separo de Matt despacio y me levanto de la cama. Apenas entra luz por la ventana y no encuentro mi ropa por ningún lado. Sigo buscando y por fin aparecen mis vaqueros y mis braguitas, pero del resto de mi ropa nada, así que cojo la camisa de Matt y una manta que veo encima de una silla y me envuelvo el cuerpo con ella. Me acerco al fuego e intento entrar en calor antes de salir de la habitación intentando no hacer ruido y me dirijo hacia las escaleras en busca de la cocina. Tiene que estar en la planta baja...
Comienzo a abrir armarios intentando encontrar algo con lo que preparar un café o cualquier cosa que me haga entrar en calor y por fin encuentro unas bolsitas de té. Hay una tetera eléctrica en la encimera, así que la lleno y la enciendo. La cocina es enorme y una curiosa mezcla entre pasado y presente. Una placa vitrocerámica de última generación descansa sobre lo que parece un antiguo horno de leña y las encimeras aunque perfectamente pulidas, son antiguas y de madera en lugar de granito. Hermosos toques de hierro forjado decoran casi todos los robustos muebles de este enorme espacio. Me siento en una banqueta y apoyo mi taza sobre la madera de una preciosa isla situada en el centro de la habitación. Contemplo maravillada este espacio tan sorprendente, es precioso. Quién renovase esta cocina ha sabido mantener su carácter sin perder funcionalidad. Me cuesta imaginarme a Matt viviendo aquí y la verdad es que no sé bien por qué. Tenía otra idea de lo que sería su casa y nada tiene que ver con ésto. Lo cierto es que no sabemos mucho el uno del otro. Sin saber bien por qué, eso me entristece... ¿Y si una vez que nos conozcamos más, nos damos cuenta de que no tenemos nada en común...?
Estoy tan absorta en mis propios pensamientos que no le oigo acercarse.
- Pequeña... ¿Qué haces levantada? Son las dos de la madrugada. Vuelve a la cama conmigo...
Me abraza por la espalda y recuesto mi cuerpo sobre el suyo. Cierro los ojos y me abandono a esa sensación de pura dicha que me envuelve en cuerpo y alma cada vez que estoy cerca de él. Qué más da si apenas nos conocemos... ésto que siento, este éxtasis embriagador que se apodera de mi cuando estoy con él, es más que suficiente de momento...
- Vuelve a la cama...
- Ya no puedo dormir más, estoy totalmente despierta.
- Yo no he dicho nada de dormir...
Me gira lentamente sobre la banqueta y posa su boca sobre la mía. Es un beso tierno, una caricia. Sus labios recorren lentamente los míos mientras sus dedos acarician perezosamente mi rostro. Suspira y apoya su frente en la mía.
- Me cuesta estar cerca de ti y no tocarte... - me dice.
- Me gusta...
Sonríe y se aparta un poco de mi, agarrándome de la cintura.
- Tengo una colección enorme de películas antiguas. Si quieres podemos tumbarnos en el sofá del salón y ver alguna.
- ¿Tú no tienes sueño? ¿No prefieres volver a la cama? - le pregunto.
- No pequeña. Prefiero quedarme contigo.
- Vale...
Nos dirigimos al salón y me siento en un enorme sofá enfrente de una extraordinaria chimenea más grande aún que la del dormitorio de arriba. Me recuesto y me tapo con la manta mientras Matt la enciende.
- ¿Tienes frío?
Asiento con la cabeza.
- Hace meses que estoy planteándome instalar algún sistema de calefacción pero la obra que tendría que hacer es enorme y tendría que levantar suelos y tirar paredes. La casa no quedaría igual y me da pena, perdería parte de su encanto. Además paso menos tiempo del que me gustaría aquí, así que lo he ido dejando...
- Me gusta mucho la chimenea... y yo siempre tengo frío, así que no puedes fiarte mucho de mí. Tengo el termostato estropeado - digo sonriendo.
- Listo. Dentro de nada no notarás el frío.
Se dirige hacia un enorme armario al lado de la televisión y lo abre. Madre mía... hay cientos de películas en DVD.
- Se aceptan peticiones - me dice sonriendo.
- Vaya... son muchísimas - me levanto del sofá sin soltar la manta y me acerco a Matt.
- Están ordenadas por temática... más o menos... ¿Tienes alguna en mente?
No me lo puedo creer...entre todas las películas vislumbro La Película por excelencia, con letras mayúsculas.
La Princesa Prometida.
Es una de mis películas favoritas. La cojo y se la enseño sonriendo.
- ¿Ésta?
- ¿La Princesa Prometida...? Claro. Me la regaló mi hermana hace unos años, aún no he tenido ocasión de verla.
- ¿En serio? ¿No la has visto? No me lo puedo creer... Es una de las mejores películas de la historia. "Hola. Mi nombre es Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir" - digo emocionada, haciendo mi mejor imitación del espadachín - ¡Y la banda sonora es espectacular! - estoy tan emocionada, que hasta estoy dando saltitos ridículos.
Matt no puede evitar sonreír. Pone la película en el reproductor y nos tumbamos los dos en el sofá. Me abraza por la espalda y hunde su nariz en mi cuello inhalando lentamente. Pego mi espalda a su pecho dejando escapar un suspiro...Me sujeta fuertemente de la cintura mientras comienza a mecer sus caderas contra las mías.
- Sé que tienes muchas ganas de ver la película... - me dice - pero...
Comienza a desabrochar lentamente los botones de la camisa que llevo puesta y con su mano acaricia suavemente mis pechos. A la mierda la película...Estoy tan excitada que apenas puedo pensar en otra cosa que no sea en volver a sentirle dentro de mí.
Me giro lentamente para poder mirarle. Le beso con delicadeza y suavemente deslizo mis labios sobre los suyos.
- Anna...
Me tumba boca arriba apoyando parte de su peso en mi cuerpo. Comienza a besar mi mandíbula y mi cuello descendiendo rápidamente por mi clavícula hasta llegar a mis pechos. Los lame y los muerde con fuerza mientras yo arqueo mi espalda para estar aún más cerca de él. Acaricia el contorno de mis caderas sin separar su boca de mi piel y siento como me derrito. Puedo sentir cada célula de mi cuerpo anhelando su contacto. Desplaza su boca hasta mis labios, la manera en la que me besa es exigente y despierta un deseo en mi que nunca antes había sentido, no hasta conocerle.
- No sé si voy a poder ser delicado...
- No lo seas...
- Joder...
Me desvisto rápidamente intentando separar lo menos posible mi cuerpo del suyo mientras él intenta hacer lo mismo. Sin ninguna barrera que separe mi piel de la suya, le beso apremiante. Me estrecha contra su cuerpo y dejo que la calidez que emana me envuelva. Desliza sus dedos desde mi cadera hasta mi sexo arrasando con mi cordura a su paso. Gimo en su boca cuando me besa a la vez que introduce sus dedos haciendo un perfecto círculo en mi interior mientras acaricia mi clitorís con el pulgar. Le agarro con fuerza del antebrazo instándole a que vaya más deprisa. Introduce un tercer dedo haciendo que el placer sea aún más intenso.
- Dios... Matt...
Noto su erección dura presionando contra mi cadera y me revuelvo intentando pegarme más a él. Se separa de mi intentando coger un preservativo de sus pantalones y ponérselo. Me remuevo inquieta, apenas puedo contener la necesidad que amenaza con desbordarme. Se coloca sobre mí, con sus manos sujeta mis muñecas a ambos lados de mi cabeza. Me cuesta respirar y mis jadeos se transforman en algo parecido a una súplica, mirándome a los ojos entra en mí con un único movimiento. Grito con fuerza y soltando mis manos, me aferro a su espalda. Echo la cabeza hacia atrás y cierro los ojos con fuerza.
- No pequeña... quiero que me mires. Abre los ojos... - me pide entre jadeos.
Obedezco y abro los ojos y veo su mirada oscurecida desbordante de deseo. Se mueve con fuerza, sus embestidas son bruscas y profundas, implacables. Enrosco mis piernas alrededor de su cintura y mi cuerpo va al encuentro del suyo respondiendo a cada uno de sus envites. Hunde sus manos en mis muslos y sus movimientos se vuelven aún más salvajes. Estoy a punto de caer por un precipicio.
- Por favor... - y no sé ni lo que le estoy pidiendo, pero no quiero que pare nunca...
Muerde mi cuello y ya no aguanto más, estallo alrededor de él. Noto como un orgasmo descomunal se apodera de todo mi cuerpo, me domina y me estremece. Arrasa mi boca con la suya ahogando mi grito mientras continúa moviéndose dentro de mí. Su respiración se va acelerando, sus brazos se tensan y sus manos se hunden aún más en mis caderas. Entierra su cara en mi cuello y con una última embestida se corre susurrando mi nombre antes de caer completamente agotado sobre mí. Sigue susurrando mi nombre como si de un mantra se tratara erizándome la piel, mientras mi cuerpo se sacude intentando recuperar algo de equilibrio.
Nuestras respiraciones se van calmando poco a poco y Matt sale lentamente de mí dejándome con una extraña sensación de vacío. Acaricia mi mejilla y sujetando mi cara entre sus manos, me besa tiernamente.
- ¿Te he hecho daño? - me pregunta y parece algo preocupado.
- No. Ha sido increíble Matt... - le digo mirándole a los ojos - Ha sido increíble...
Y realmente lo ha sido.
Suspiro y me abraza mientras coloco mi cabeza en su pecho y escucho como poco a poco los latidos de su corazón se van normalizando. Matt coge la manta y nos tapa a los dos, aunque ahora mismo siento de todo menos frío. Estoy tan a gusto, que parece que llevo toda la vida entre sus brazos. Recorro lentamente su pecho con mis dedos y le abrazo aún más fuerte. Levanto mi cara para mirarle y veo que tiene los ojos cerrados. Los abre perezosamente y me sonríe mientras acaricia mi brazo dulcemente. Me incorporo un poco apoyando el codo en el sofá y el rostro en mi mano. Sigo acariciando su perfecto torso y me entretengo admirando cada músculo de su abdomen. Un ligero vello rubio cubre su pecho y desciende hasta perderse más allá del ombligo. Suspiro sin poder evitarlo...
- ¿He pasado la inspección? - me pregunta mientras deja escapar una ligera carcajada.
No puedo evitar sonreír.
- Ajá...
Deslizo mis dedos por sus clavículas y por sus brazos besando cada parte de piel que mis manos han acariciado.
- Anna... - un leve gruñido escapa de su boca entreabierta, un sonido que reverbera por todo mi cuerpo. Y no necesito más, basta con que diga mi nombre y yo comienzo a deshacerme...
Sigo acariciando su esbelto cuerpo y noto como vuelve a despertar poco a poco.
- Joder Anna...
Cierra los ojos y aprieta la mandíbula. Puedo ver la tensión que se va acumulando, como todos sus músculos se tensan cuando le tomo entre mis manos y aprieto con suavidad. Deslizo mi lengua por toda su longitud y le rodeo con mi boca. Abre los ojos de golpe y me mira. Baja sus manos hasta mi cabeza y enreda sus dedos en mi pelo, marcando el ritmo. Un largo suspiro abandona sus labios y agarrándome de los hombros me incorpora y me abraza. Sentada a horcajadas sobre él, le beso intentando transmitirle todo lo que me hace sentir.
- Dios Anna... ¿Qué me has hecho? - me susurra con su boca pegada a la mía.
Se separa ligeramente de mí para ponerse otro preservativo y sin apartar sus ojos de los míos, me penetra... Gimo sin poder evitarlo y empiezo a moverme lentamente. Subo y bajo disfrutando de su cuerpo deslizándose dentro el mío. Es la mejor sensación del mundo... Poso mi frente sobre la suya y me rindo incondicionalmente a él. Sus manos se hunden en mi cintura con fuerza acelerando el ritmo y yo siento como si me fuera a romper en mil pedazos.
- Joder... joder... joder - murmura pegado a mi boca mientras sus embestidas se vuelven cada vez más fuertes y cada vez más rápidas.
- Matt...
Noto como el placer se acumula en mi vientre y una espiral de puro arrobamiento se apodera de mí, mientras estallo en un atronador orgasmo. Matt no se detiene, sigue moviéndose dentro de mí con fuerza. Sus jadeos se vuelven irregulares y sus movimientos cada vez son más erráticos hasta que se corre con un sonido ronco enterrando su cara en mi cuello.
Nos quedamos abrazados mientras poco a poco nuestras respiraciones se van normalizando. Me levanto despacio y vuelvo a tumbarme a su lado. Me estrecha con fuerza y apoyo mi cabeza en su pecho. Oigo los acelerados latidos de su corazón y noto como poco a poco se van calmando. Dejo que ese sonido me envuelva y me relajo entre sus brazos.
- Creo que ahora si voy a poder dormir... - le digo mientras me pego más a él y tiro de la manta para taparnos.
- Me alegro de haber podido ayudar... - me dice riéndose.
No puedo evitar reírme yo también. Me acurruco en su pecho y suspiro.
- ¿Estás bien pequeña? - me pregunta. Y puedo notar algo de miedo en su voz.
Levanto mi cabeza para poder mirarle a los ojos. Acaricia mi mejilla con una mano y veo incertidumbre y vulnerabilidad en su mirada.
- Nunca he estado mejor...
Y es verdad... nunca he estado mejor.
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