Capítulo 30
-Mansión Black -murmuraron los tres con claridad colocándose por turnos en la chimenea.
Aparecieron en la casa donde las hermanas Black se criaron, pero Bellatrix apenas la reconoció. Antes era un lugar oscuro, anticuado y tenebroso, repleto de polvo y muebles avejentados por el tiempo. Ahora la enorme mansión lucía moderna, con colores vibrantes y mobiliario de diseño. Los altos techos parecían casi infinitos con diversos encantamientos y los ventanales dejaban entrar la luz natural. Por supuesto había detalles pintorescos como posters de motos conviviendo con otros de serpientes y calaveras o fotos de Bellatrix y Sirius en cada habitación (se consideraban deidades y debían rendirse culto). También había docenas de ramos de flores decorando cada estancia de la casa.
-Sin duda esto lo hemos diseñado nosotros –comentó el animago al descubrir que en lugar de cocina disponían de un campo de vuelo interior.
Su prima asintió sorprendida. No le importaría nada vivir en aquel lugar. Nellie, apabullada por tanto lujo, se había acercado a una de las ventanas. Ahogó un grito de emoción al descubrir la luna llena reflejada sobre el mar. Bellatrix sonrió al verla y con un gesto de su mano, la puerta del balcón se abrió.
-Ven -murmuró cogiéndola del brazo.
Salieron al balcón –de varios metros, con sillas y una mesita- y observaron el espectacular paisaje. La luna danzaba sobre el agua azul transparente del mar cuya espumaba acariciaba la arena blanca de la orilla. En un lateral se perfilaban unos acantilados y también inmensas extensiones de hierba muy bien cuidada que parecían invitar a hacer un picnic. Todo estaba completamente desierto.
-La mansión Black se encuentra en West Wittering, al sur de Londres. Es una zona de difícil acceso a la que no pueden llegar los muggles, así que prácticamente tenemos playa privada –comentó observando las dunas que descendían hasta el mar-. Desde que me dijiste que tu sueño era vivir junto al mar supe que te encantaría.
-¿Por qué no me lo contaste? –preguntó la pastelera que apenas parpadeaba para no perder detalle.
-Para no darte envidia, me pareció cruel dejarte sola en tu siglo mientras pensabas que yo estaba aquí tomando el sol... Pero ahora estás aquí.
Nellie asintió con una sonrisa tímida. Se sentía pequeña, muy pequeña entre tanto lujo. Bellatrix iba a besarla pero en ese momento su primo reapareció. "Mirad quién está aquí, ¡cuánto lo he echado de menos!" comento con sorna. Tras él, surgió Kreacher. La muggle ahogó otro grito de espanto ante aquel extraño ser. Sin embargo, el viejo elfo también parecía mejor cuidado: su aspecto era más joven, menos desmejorado y no murmuraba ni parecía sufrir delirios.
-¡Kreacher! –exclamó Bellatrix sorprendida- ¿Qué haces aquí? Tú nunca has vivido en esta casa...
-Estaba de visita con el amo, ha venido a devolverle su pensadero. El amo y Kreacher pensaban que usted no estaba en casa, señorita Bella, pero Kreacher siempre se alegra mucho de verla.
La criatura hablaba con sincera devoción y sus ojos azules brillaban. "¿El amo?" preguntó Sirius con voz temblorosa. El elfo le miró con una mezcla de desprecio e indiferencia y dedujeron que su relación seguía siendo igual de mala. No le hizo falta contestar porque alguien gritó su nombre dentro de casa. "¡La señorita Bella está aquí, amo!" respondió Kreacher.
Enseguida apareció un mago que tendría poco más de treinta años. El pelo oscuro casi ocultaba sus ojos azul claro, su gesto era desdeñoso y algo apático. "¡Por Jesucristo, Reg!" exclamó Sirius con un hilo de voz. Sin dudar, corrió a abrazar a su hermano pequeño que en esa vida sí que había superado los dieciocho. Bellatrix se rió entre dientes recordando su crítica previa de "Actúa normal, no te delates".
-¡Qué diablos te pasa! –inquirió Regulus altamente incómodo.
Por su gesto fue fácil deducir que su relación con su hermano tampoco era muy boyante; se mantenía como fue en su momento. Intentó liberarse pero Sirius tenía más fuerza que él y seguía sin soltarlo.
-Ha recibido un encantamiento de confusión en el trabajo y ahora no recuerda bien las cosas –improvisó Bellatrix-. Ha sido un día duro... Yo también me alegro de verte, Reggie.
En cuanto la bruja se dirigió a él, la fachada de frialdad se desarmó por completo. Regulus miraba a su prima mayor casi como Kreacher, con adoración y un cariño inmenso. Fue así cuando ambos fueron mortífagos y lo era también en esa realidad.
-Ah, bueno... -respondió el joven con más suavidad- Si quieres puedes darme un abrazo tú también.
Bellatrix rió. Se acercó a él y se dejó abrazar. Sirius sacudió la cabeza ofendido ante semejante desprecio comparativo, pero fue incapaz de dejar de sonreír. Nellie recordó que Sirius le contó que su hermano siempre estuvo enamorado de su prima. Sabía que la bruja le quería mucho pero como a un hermano pequeño. Cuando se separaron, Sirius los presentó:
-Esta es Eleanor, la novia de Bella, y este es Regulus, mi hermano pequeño.
-Ah... ¿tienes novia? –preguntó intentando ocultar su decepción.
La mortífaga asintió y repentinamente el joven recordó sus modales. Le besó la mano a la muggle y se presentó con un "Regulus Arcturus Black, un placer conocerte, Eleanor". Presentados ya todos, Regulus informó de que debía volver a Grimmauld. Dedujeron que se había quedado con la casa familiar porque Sirius siempre la odió.
-¿No te quedas un rato más? –preguntó Sirius.
-Sinceramente, hermano, si llego a saber que estabas no hubiese venido.
Bellatrix rió a carcajadas, Sirius intentó poner una mueca de odio pero no pudo. ¡Había echado tanto de menos sus disputas fraternales! Ni en sus mejores sueños creyó que volvería a vivirlas.
-Como es viernes creí que estarías metido en casa de los Potter.
Por enésima vez esa noche, el rostro de Sirius se demudó. Viendo su estado catatónico, Bellatrix acompañó a Regulus a la chimenea. Quedaron en comer juntos la semana siguiente y se despidieron con cariño. Mientras, Sirius se había recuperado de la parálisis y corría también a la red flu. "¡Tiene sentido!", gritó por el pasillo, "¡Si Voldemort no existe, nunca los mató!". Antes de que se lanzara literalmente de cabeza a la chimenea, su prima le detuvo.
-Eh, con calma. Ya te digo que sí que existe. Y nada de llegar ahí y abrazar a Potter padre como si hubieseis resucitado entre los muertos.
-¡Pero es que es justo lo que ha pasado! ¡Soy como mi ídolo, como Jesucristo!
La mortífaga puso los ojos en blanco ante el símil religioso, ojalá eso se hubiese quedado también en el siglo pasado.
-Ya, pero solo nosotros lo sabemos y debe ser así. Así que por una vez, intenta actuar con calma... O di que estás increíblemente borracho.
Al animago le pareció un buen consejo, prometió comportarse para que su prima le permitiera marchar y las llamas de la chimenea lo envolvieron para llevarlo a la residencia de los Potter. Justo cuando desapareció, una elfina doméstica entró al salón.
-¿Sucede algo? Didi ha oído mucho alboroto –preguntó con suavidad.
Bellatrix la contempló sorprendida. Era la elfina que tuvieron en su familia, la que la cuidó cuando era pequeña. Voldemort la hizo torturarla durante sus prácticas de mortífaga y al final la mató por piedad. Eso no había sucedido en aquella realidad, pues Didi estaba igual de dócil y confiada que en sus años buenos. La bruja negó con la cabeza y le dijo que podía retirarse.
-Sí, ama Bellatrix. Muchas gracias, es un honor servirla –aseguró con alegría.
Chasqueó sus dedos y desapareció. Bellatrix se giró hacia Nellie que lo contemplaba todo entre el miedo y el asombro. Posó las manos en su cintura y la acarició con cariño. "Por fin solas" murmuró en su oído. Nellie asintió sonriente sin saber qué responder.
-¿Estás cansada? –preguntó la bruja sin esperar respuesta- Mañana podemos seguir investigando qué diantres pasa con el mundo, pero hoy lo mejor será descansar. El sueño debería favorecer que los recuerdos de esta vida aparezcan en nuestra cabeza.
Nellie asintió de nuevo sin comprender del todo. Bellatrix la cogió de la mano y subieron por las escaleras. Investigaron un par de habitaciones hasta que la bruja encontró su dormitorio. La muggle conocía varios parques londinenses más pequeños que aquel cuarto. Era precioso, en tonos púrpuras y plateados con todo tipo de dagas, calaveras y serpientes. Disponía de varios artefactos siniestros y cientos de libros sobre magia oscura. Tenía fotos enmarcadas con Sirius, otras con Narcissa y algunas con lo que parecía su grupo de amigos, que curiosamente eran sus compañeros mortífagos: los Lestrange, Mulciber, Dolohov, Macnair, Avery... Dedujo que en aquel mundo se llevaba bien con ellos. Sin embargo, no había rastro de nada perteneciente a su señor. "Ni falta que hace" pensó con desinterés.
-Supongo que tendré algo de ropa... -murmuró la bruja.
Abrió una puerta lateral y entraron a un vestidor que medía casi lo mismo que la habitación principal. Nellie contempló extasiada los cientos de vestidos, trajes, zapatos, joyas y complementos que lo ocupaban todo perfectamente ordenados. Era casi pornográfico para alguien como ella que pasó meses sin comer para poder comprarse vestidos bonitos.
-No vamos a deshacer el equipaje por si el panorama cambia y debemos huir –decidió la bruja-. Así que elige un camisón y ya veremos mañana.
La pastelera contempló uno de los enormes armarios y optó por el primero que vio. Era corto, de satén negro y le quedaba extremadamente sexy y elegante, pero no lo eligió por eso: no entendía bien lo que estaba sucediendo, le daba miedo ser una molestia o que ahora que las condiciones de Bellatrix habían mejorado ya no quisiese estar con ella. La bruja se puso un camisón similar y se metieron a la enorme cama con dosel.
-No me puedo creer que estés aquí –murmuró la mortífaga acariciándole la cara-, no me puedo creer que estemos aquí.
Nellie asintió nerviosa y dibujó una pequeña sonrisa. A Bellatrix le sorprendió su actitud: ver a Eleanor Lovett tímida y callada le daba casi miedo, era totalmente contrario a su naturaleza. Igual el viaje le había afectado física o psicológicamente. No sabía de ningún mago que hubiese viajado al futuro y menos aún de ninguna persona no-mágica... Quizá no habían sopesado bien los riesgos.
-¿Qué te pasa, pequeña muggle, te encuentras mal? –preguntó preocupada.
-No, no, qué va, estoy estupendamente –respondió la pastelera intentando recuperar su alegría habitual.
-¿Entonces qué te sucede?
-Bueno, yo... No sé, todo es muy diferente ahora...
Bellatrix lo comprendía perfectamente. Recordó el primer mes que pasó en el siglo XIX: la sensación de desubicación, de extrañeza y de melancolía la acompañó cada segundo. Lloró durante días porque se sentía sola y abandonada. No pensó que eso pudiese ocurrirle a su novia, pero en su caso aún era peor porque había ido a parar a un mundo de magos siendo que había vivido siempre sin saber que existían. A la mortífaga le entró una considerable angustia porque no se le ocurría cómo solucionarlo.
-Lo entiendo –respondió despacio-, deberíamos haber ido poco a poco... ¿Qué te incómoda más: vivir en el mundo mágico, estar en otro siglo, verte inmersa en mi disfuncional familia, que la casa sea demasiado grande o haber perdido tu vida, tu empleo...? Dímelo y podemos buscar la manera de que te adaptes a tu ritmo.
La bruja lo propuso con absoluta sinceridad. Si así Nellie se sentía mejor, contendría su rabia y su odio y se mudarían al mundo muggle. Al fin y al cabo ahora tenían toda la eternidad para encontrar un sitio que las satisficiera a ambas...
-¿Qué? –replicó la muggle- ¡No, no, no es na de eso! Me encanta el mundo mágico, todo es más divertido y fácil. Y me gusta tu familia aunque yo no les vaya a caer bien cuando sepan que soy muggle, hacía décadas que no me sentía parte de una. ¡La casa es perfecta! Es enorme y lujosa como siempre soñé, tienes ropa infinita y vistas al mar. Mi vida era un desastre que solo me provocó disgustos y mi trabajo no me gustaba, solo trabajaba por la pasta, como tol mundo. ¡Vivir en un lugar así sin mover un dedo es mi sueño, es el sueño de cualquiera! Sería idiota si algo de eso me molestara.
-¿Entonces a qué te referías? –inquiró la morena entre aliviada y desconcertada.
-A ti. Ahora vuelves a ser increíblemente joven y guapa (aunque para mí siempre lo fuiste), tienes un trabajo muy importante, has recuperao a tu familia y hasta parece que tas librao del señor serpiente... Teniendo to eso no sé para qué vas a necesitarme a mí... En mi mundo te hacía compañía y te servía de algo porque no tenías na más, pero ahora que...
-Eleanor –la interrumpió Bellatrix-, estoy cansada y no tengo ganas de rebatir todas esas estupideces. Así que quiero que entiendas una cosa: algo de lo que hice en el pasado ha provocado que esta no sea la vida que viví, no entiendo lo que está sucediendo y no puedo hacer nada para solucionarlo. ¿Me ves preocupada?
-No...
-Exacto, no lo estoy. ¿Y sabes cuál es el único motivo? Que me da igual haber vuelto a un mundo que ya no es el mío porque tú estás aquí conmigo.
La muggle no necesitó más. La miró a los ojos, asintió casi llorando de emoción y comprendió que era verdad. Lo único seguro que tenían en ese momento eran la una a la otra. Y era lo que más deseaban. Cualquier otro problema podrían superarlo. Nellie le dio las gracias, la besó y la estrechó entre sus brazos.
-Buenas noches, cielo, que duermas bien –susurró amorosamente.
-Buenas noches, Nell. Descansa que mañana en cuanto nos despertemos debemos follar para asegurarnos de que en este siglo se nos sigue dando igual de bien.
La pastelera rió y cerró los ojos al instante deseando que la noche pasara lo más rápido posible. Sin embargo, no se despertaron de forma natural. Sobre las cinco de la mañana, un muy alterado Sirius irrumpió en el dormitorio y encendió la luz sin ninguna delicadeza. Mientras Nellie parpadeaba para acostumbrarse y Bellatrix buscaba su varita para matarlo, empezó a chillar:
-¡ESTÁ IGUAL, JAMES ESTÁ IGUAL! ¡Y LILY TAMBIÉN! ¡Y HARRY ES FELIZ, HA TENIDO UNA VIDA SÚPER FELIZ CON SUS PADRES COMO UN NIÑO MAGO NORMAL!
Trepó por la cama, se hizo hueco entre ambas y se tumbó intentando serenarse. Atropelladamente les contó su velada:
-No mentiré: me he echado a llorar en cuanto los he visto. Los he abrazado a los tres y Lily y Harry se han preocupado... Pero ¿sabéis qué? ¡A James le ha parecido normal! Siempre fue así, siempre comprendió mis cambios de humor sin hacer preguntas. Creo que ha creído que estaba borracho...
-¿Y qué has averiguado de su vida? –preguntó la bruja que aun molesta por haber sido despertada en el fondo se alegraba de verlo tan eufórico.
-Ha sido curioso, durante todo el rato me han ido viniendo recuerdos de lo que se supone que he vivido en esta vida... El caso es que James trabaja conmigo, somos los dos jefes de aurores. Pese a que solemos liarla bastante nos tuvieron que nombrar a los dos porque somos los mejores –presumió orgulloso-. Lily trabaja de editora en el profeta y Harry tiene los mismos amigos solo que ningún trauma ni cicatriz. Todos los compañeros y la gente a la que Voldemort mató o torturó están perfectamente: los McKinnon, los Bones, los Longbottom...
Bellatrix sintió cierta rabia de que su gran obra no existiese en esa época... Pero bueno, si eso la libraba de Azkaban igual valía la pena.
-¿Y no conocen a...?
-Ni a Voldemort, ni el concepto "mortífagos", ni guerras mágicas... Nada.
Hubo unos minutos de silencio mientras ambos seguían dándole vueltas a qué podía haber sucedido. Nellie simplemente los miraba. Como no podía juguetear con las manos de su novia porque Sirius se había colado en medio, se entretenía haciéndole trencitas al animago.
-Voldemort no existió pero Salazar sí... -murmuró la mortífaga.
-Sí, claro, Hogwarts sigue igual.
-¿Has pensado que eso supone que bajo el colegio sigue habitando un basilisco?
-¡Joder, no lo había pensado! –exclamó Sirius sintiendo un escalofrío- ¡Se lo contaré a James, será divertido ir a matarlo!
-¡Sirius! –le regañó su prima.
-Pensaba invitarte, Trixie –sonrió él-. Ah, todos piensan que nos odiamos y nos llevamos fatal.
-¿Entonces por qué vivimos juntos?
-Porque estamos locos y nos gusta hacer cosas absurdas.
-Tiene sentido –reconoció su prima.
-Nuestra familia fue igual, por supuesto... Yo me largué de casa y Andy también. Nos llevamos bien pero al parecer siempre te preferí a ti porque nuestra relación es más intensa y nos parecemos más. Ella sigue casada con Ted.
La exmortífaga asintió. Bien, no le apetecía retomar la relación con su hermana así como si nada. Decidieron que seguirían investigando unas horas después, de momento Sirius necesitaba descansar de tantas emociones así que su prima le ordenó que durmiese algo.
-Sí, tienes razón. He ido a correr con James en nuestra forma animaga como en los viejos tiempos y estoy agotado –murmuró cerrando los ojos.
-¡Pero en tu cama, Sirius! –le reprochó su prima empujándole.
-¡Ah, claro, claro!
No sin esfuerzo el mago se levantó y se marchó en busca de su habitación. Nellie miró a su novia y murmuró con tono seductor: "Ya que estamos despiertas...". No hizo falta más. Se desnudaron y se besaron como si realmente hiciese un siglo que no estaban juntas.
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