Vamos, una vez más



¿Qué intentaba rogándome de esa manera teniendo pareja? ¿Acaso estaba mal de la cabeza?

Al parecer Katsuki aún me consideraba el mismo tonto de antes, pero no había nada más alejado a la realidad. Yo ya no era el Izuku que conocían y no había vuelto para caer en lo mismo.

¿En verdad había tenido el descaro de contestarme que se arrepentía de haberme dejado ir, aún teniendo novia?

Dios, sabía que era idiota, pero ni siquiera yo imaginé que a ese nivel.

Al final, aquello únicamente me sirvió para darme cuenta definitivamente sobre en qué situación me encontraba. Había vuelto para demostrarles a todos que era más fuerte, no para tropezar con la misma piedra dos veces.

No, no se los permitiría, nadie me lastimaría de nuevo.

[•••]

Las clases continuaron.

Gracias al cielo no hubo más contratiempos.

Patéticamente seguía sin saber conducir, lo que significaba que al igual que hace un año tomaría el transporte exclusivo de U.A.

Tristemente eso era lo único que no había cambiado.

Más tarde, el tío Yagi fue a visitarme como prometió. Después de todo aprovechamos para ponernos al corriente mientras bebíamos de su café favorito.

Cuando Yagi se fue, nuevamente quedé solo en el departamento como desde hacia tiempo no lo estaba, y es que en España en todo momento me encontraba acompañado de alguien. Aquello me llevó a pensar en Rody.

Me sentí desubicado, triste.

En España siempre tenía un amigo, alguien con quien pasar los buenos y los malos ratos.

Ay, Rody..

No, no podía arrepentirme tan pronto de haber vuelto. Rápidamente alejé las ideas melancólicas de mi cabeza y preferí hacer algo más productivo, así que lo llamé e hicimos videollamada durante el resto del día.

Le conté todo, sobre Ochaco, Shoto, las clases, mis antiguas amigas, Katsuki.

Al final, esas videollamadas con él saliendo de clases se volvieron parte de mi rutina del diario.

En resumen, todo estaba saliendo bien. Sí, las cosas no eran tan increíbles como yo quería, pero eran tan buenas como podían serlo.

Decidí concentrarme en las clases al cien por ciento y dejarme de tonterías. Lo último que deseaba era tener que meterme de nuevo en los problemas de antes. Mientras más pudiera mantenerme alejado de ellos, mejor.


Miércoles.

— ¿Disculpa?

— Izu, no nos digas que lo olvidaste.

Me encontraba junto a Momo y Jirou almorzando en una de las cafetería de U.A cuando comenzó el martirio.

— En España nunca hubo una — admití. — Así que sí, la verdad es que sí la olvidé.

— No te preocupes, cariño — Jirou tomó mi brazo. — Ya no estás allá, ahora estás aquí otra vez y nosotras estamos para recordarte todo.

— Chicas, pero..

— Nada de peros — me interrumpió. — Este Sábado es la primer grande del año y tienes que ir. Fin de la discusión.

No mentía, no había pensado en aquella fiesta desde hacia mucho.

¿En mi opinión? Era una mierda.

Sólo había asistido a una y no había resultado precisamente bien, de hecho, había sido un desastre de proporciones olímpicas. Gracias a ella todos mis problemas habían comenzado en primer lugar.

Agradecía que no fuera algo que tuviera presente.

— ¿El Sábado? — hice como que me lo pensé. — No, no puedo. Ya tengo planes — mentí.

— ¿Planes? ¿Con quién?

Bien, ¿qué era esto?, ¿un interrogatorio?

Dios mío. No esperaba que hicieran tantas preguntas.

— No tienes planes, mentiroso.

— Claro que sí — respondí con seguridad. — Rody vendrá para pasar Halloween conmigo.

De acuerdo, dije lo primero que me vino a la mente, ¿pero qué más podía inventar?, no era tan malo después de todo, una mentira piadosa no lastimaba a nadie.

Después se me ocurriría otra cosa e inventaría que su vuelo se canceló a último minuto o algo por el estilo.

— ¿Rody? — Jirou arrugó la nariz. — ¿Rody tu amigo el de España?

— Sí — me encogí de hombros.

Ambas guardaron silencio.

Al fin, hasta que las callaba.

Estaba a punto de hacer jaque mate cuando me voltearon toda la partida.

— Pues invítalo a venir también — agregó Yaoyorozu.

— ¿Perdón?

— Sí, invítalo — asintió. — ¿O hay algún problema?

— Es que a él no le gustan mucho las fiestas. Rody es un chico de casa.

— Pero habías dicho que en España él era el alma de la fiesta, que lo que menos quería era pasar un fin de semana encerrado.

Mierda.

¡Maldito seas Rody, tú y tu increíble personalidad fiestera!

— Es sólo que.. — piensa piensa. — Primero debo preguntarle, ¿saben?, además ¿qué tal si su vuelo se cancela a último minuto?

— Pues si eso pasa, entonces ya no tendrías planes. Vienes tú solo, eso es mejor que quedarte en casa, ¿no?

Carajo.

— Tienen razón.

Genial, era lo que menos quería y lo primero que atraía.

Definitivamente no iría.

Sabía que la primer grande sólo iba a traerme problemas, pero ya vería como me las arreglaba para cancelar.

^
— Idiota, sigo sin entender como no te han expulsado de ahí.

Me encontraba en mi sofá favorito del departamento hablando por teléfono con Rody.

— No es para tanto — dijo al otro lado del móvil. — Sólo perdí un carrito de golf.

— ¿Lo perdiste?, conduciste el carrito de golf a la piscina y antes de que cayera al agua te lanzaste a un lado como en película de acción — puntualicé, divertido. — Prácticamente lo destruiste.

— Pero pagué los daños y además di una remuneración extra bastante generosa.

Ambos reímos.

— Pero bueno — continuó él. — Cambiando de tema, ¿qué planes tienes para este Sábado?

Una vez que mi risa se disipó, lo medité, tanto que tuve un debate interno conmigo mismo sobre decirle o no. No es que se tratara de algo malo, no era algo que quería ocultarle, simplemente no creía que fuera relevante.

— Me invitaron a la primer grande — admití después de todo.

— ¿La primer qué?, Dios mío, Izuku, suena como algo del catecismo. Dime por favor que no se trata de tu primera comunión o una mierda así.

— No, idiota — me reí. — Ya te había hablado de esa fiesta. Fue en donde, ya sabes.. — no quería repetirlo en voz alta.

Rody lo captó en seguida, hubo un pequeño silencio en la línea. Después suspiró y acto seguido hizo otra pregunta un poco más serio.

— ¿Y que harás?

— Pues no planeo ir, eso es un hecho.

— ¿Y por qué no?

— Es que no quiero. Esa fiesta solo traerá problemas, lo sé.

— ¿Y qué excusa les diste?

— ¿A qué te refieres?

— Me imagino que no les dijiste la verdad. Tuviste que inventar algo grande para librarte de una fiesta así.

— Nada importante.

— Vamos, cuéntame.

— Pues inventé que no podría porque vendrías a pasar Halloween conmigo.

— ¿En serio?

— Sí — reí. — Por poco y me descubren, incluso pidieron que te llevara conmigo a la fiesta, pero ya se me ocurrirá algo después para librarme.

Me hallaba bastante ocupado pensando en lo patética que sonaba mi mentira en retrospectiva, tan concentrado en ella que no noté la ausencia de ruido al otro lado del móvil. Cuando lo hice, sabía que ya era demasiado tarde.

— ¿Rody? — lo llamé con cierto temor, sabía que él pensaba en algo y eso no era bueno. — ¿Rody?

— ¿Y por qué no?

A pesar de no poder verlo, podía visualizar perfectamente cómo sonreía desde la otra línea. Era típico de él sonreír tan traviesamente, esa curva en sus labios maliciosa pero atrayente, una sonrisa que te podía engañar.

— Oh no. Ni lo pienses.

— Oh sí. Ya lo hice.

— No, Rody, no quiero ir y mucho menos que tú me acompañes.

— Auch — se hizo el falsamente ofendido.

— Sabes que no me refiero a eso, pero vives a siete malditas horas de aquí en avión, ¿y vendrás sólo por una fiesta?, ¿estás loco?

— Sólo de amor, cielo.

Aunque no podía verme rodé los ojos.

— No, Rody — intenté sonar serio.

— Oh, por favor, ¿por qué no?, tenemos el tiempo y también el dinero. Sólo iré a pasar el fin de semana contigo, conoceré a tus amigos, les daré una lección y volveré a España antes del Lunes.

— Ni se te ocurra.

— Bueno, nada de lecciones, pero sí quiero conocerlos. Además, podré quedarme unos días contigo, ¿acaso tú no quieres? — repito, aún sin poder verlo reconocía fácilmente en su tono el puchero que estaba haciendo, de hecho, lo imaginaba claramente frente a mí con su carita de cachorrito llorando. 

Tonto Rody manipulador.

— Sabes que sí — admití un poco derrotado. — Sabes que es de las cosas que más quisiera en el mundo pero.. — suspiré. — Es que es una locura, ¿vendrías sólo hasta aquí por mí?, quiero decir, esta fiesta es un capricho mío.

Y una vez más silencio, silencio puro.

Odiaba el silencio y más si provenía de Rody, con él todo era ruido siempre, cuando no, significaba que algo andaba mal.

— Izuku — se aclaró la garganta. — Yo iría al otro lado del mundo si con eso puedo verte, aunque sea un minuto, unos segundos. Te juro que con eso me basta.

A veces pensaba que de no ser porque era un beta, Rody coqueteaba conmigo.

— Detente, me empalagas — bromeé y escuché su leve risa al otro lado. — Escucha, está bien, ¿sí?, tú ganas.

— ¿En serio?

— Sí, ve comprando un boleto de avión porque iremos a esa fiesta.

No tenía caso seguir discutiendo. Sabía que mi amigo ya lo había decidido y si él quería algo, siempre lo conseguía. Aún diciéndole que no, él vendría de igual forma.

— ¿Realmente te veré en cuatro días?

— Sí y más te vale que vengas con un buen disfraz. Es una fiesta de Halloween, no lo olvides.

— ¿Por qué lo olvidaría?, fue la fiesta en donde fuiste vestido como Playboy hace un año, ¿no?

Idiota.

— ¡Oh cállate!

— Vamos, amor, sólo juego contigo.

— Tus juegos son basura.

— Bueno, pues considerando tu gusto en chicos, la basura no parece desagradarte tanto.

— Rody — me hice el ofendido.

— Ya ya, fue una última broma.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top