Sin drama




¿Por qué había tardado tanto en el baño?

Esa era una excelente pregunta. Por poco y lo olvidaba con todo el tema de Katsuki, aunque bueno, irónicamente aquello también tenía que ver con él. Al parecer, todo siempre terminaba relacionado a él.

Minutos antes.
En los baños.

La residencia era enorme, preciosa y ostentosa igual a la de cualquier otro niño rico en Japón o España.

Los baños más amplios eran los únicos completamente abiertos para cualquier invitado dentro de la fiesta, estos se encontraban marcados con pequeños señalamientos que tenían escrito el tipo de casta de los que podían ingresar en ellos; alfas, betas y omegas.

Estaba bastante claro a cuál había tenido que entrar yo.

Al salir, lo primero que hice fue lavar mis manos.

Me encontraba admirando mi reflejo en el espejo, acomodando distraídamente mi cabello cuando me crucé con la última persona con la que habría querido tropezarme en la noche. Es decir, era muy consiente en que ella también se hallaba en la fiesta, no obstante, mi cerebro había optado por rechazar la idea de tenerla presente.

En serio, en verdad había rezado para no encontrármela, pero como siempre, la suerte no estaba de mi lado.

— Oye, yo te conozco — Me miró de arriba a abajo mientras ella lavaba sus manos. — Eres el chico nuevo, ¿no?

— ¿Nuevo? — fruncí el gesto.

— Sí, hace como un año estudiabas en U.A, pero te transferiste a otro país. Volviste hace poco, ¿no es así?

La omega se apartó un poco para apreciarme mejor. Yo me limité a asentir, dispuesto a huir antes de que algo saliera mal.

Camie hizo una mueca extraña con su boca.

— En realidad me acuerdo bastante bien de ti — admitió sin dejar de repasarme con sus preciosos ojos cafés.

— Cool — fue lo único que atiné a decir.

Ella no me agradaba en lo absoluto, no porque fuera pareja de Katsuki, sino porque algo en su persona me era sofocante, y bueno, después de aquella lejana conversación con su extraño primo, algo dentro de mí simplemente me hacía repelerla por cómo se había expresado en el pasado de su actual novio.

Iba a salir de ahí. El ambiente se había vuelto pesado y ciertamente no estaba en condiciones de soportarlo.

— Ten linda noche — le deseé amable, porque ante todo mi educación era la de un caballero. — Con permiso.

— Espera — pero ella no me dejaría ir tan fácil.

— ¿Sí?

La expresión en su rostro se tornó arrogante y a la defensiva a partes iguales, transformándose en una chica altiva que discernía con su apariencia de siempre.

— No sé a qué volviste — agregó, recelosa. — Pero si sabes lo que es mejor para ti, mantente lejos.

¿Cómo?

— ¿Disculpa? — ladeé la cabeza sin comprender.

— ¿Eres sordo o tu cerebro simplemente no alcanza a procesar la información que le llega?

— Lo lamento, pero regresaré a la fiesta.

— Escucha, niño — me detuvo. — Cuando me transferí aquí, Katsuki parecía estar bien con eso, pero de pronto tú te vas del país y él comienza a comportarse muy extraño conmigo. Después de un tiempo iniciamos una relación y su actitud mejora notablemente, pero un año más tarde apareces de nuevo y oh sorpresa, una vez más su actitud distante vuelve.

No se necesitaba ser un genio para captar lo que insinuaba.

Ella creía que el comportamiento de Katsuki era mi culpa.

¿Estaba loca?

— De acuerdo — suspiré, listo para dejarle las cosas en claras de una vez. — Mira, linda, los problemas de tu relación me interesan una mierda. Ya no tengo nada que ver con tu novio.

— ¿Ya no? ¿Entonces sí tenías?

— Quizá — le sonreí, burlón. — ¿Por qué? ¿Te da miedo?

— ¿Miedo de quién? ¿De ti? — preguntó con sarcasmo, señalándome con la mirada de forma despectiva. — Por favor, lo que siento es vergüenza. No puedo creer que Katsuki haya estado con un omega tan poca cosa como tú.

— No, no te confundas — me apresuré a aclarar. — Katsuki nunca estuvo conmigo. En realidad, él se enamoró de mí por unos cuantos besos que, irónicamente, le concedí en una de estas fiestas, y bueno, si me lo preguntas a mí, debe ser jodido que a pesar de que tú le has entregado todo de ti, ni siquiera puedes llegar a hacerlo sentir la mitad de feliz de lo que lo hice yo — ahora fue mi turno de observarla de arriba a abajo con arrogancia. — ¿En serio no sientes miedo? Dios, créeme que si yo fuera tú, lo tendría.

No quería portarme así con ella, pero me estaba cansando y se estaba ganando mi actitud a pulso.

Definitivamente pasar tiempo con Rody viendo dramas adolescentes me estaba afectando. De ahora en adelante lo haría ver sólo películas de acción.

La expresión de la omega frente a mí era atemorizante. Un rostro hermoso que tenía escrito en él: voy a matarte. Tanto así que realmente me hizo estremecer por dentro, aunque jamás se lo demostraría.

— Bueno, si me disculpas me están esperando — continué cuando ella se mantuvo en silencio. — No tengo tiempo para esto. Espero que tú y tu novio puedan comenzar a tener una relación que no gire entorno a mí. Con permiso.

Sin pensarlo dos veces giré sobre mis talones y salí de ahí con la frente en alto.

...

— Y eso fue todo — terminé de contarle a Rody lo que había sucedido minutos antes en los baños y el por qué había tardado tanto.

La sonrisilla de mi amigo era de diversión.

— Eres un pequeño busca problemas — se burló.

— ¡Ella era quien quería pelea! — me defendí. — Sólo no dejé que me pisoteara.

— Y vaya que lo hiciste bien — Rody se acercó y pasó un brazo juguetón por detrás de mí cuello, atrayéndome hacia él. — Pero hay algo que no me cuadra.

— Suéltalo.

— ¿Que no habías dicho que no querías más drama? — hizo amago de pensarlo. — No me hagas mucho caso, amor, pero parece que tu vida gira entorno a omegas y alfas.

— ¿Qué insinúas?

Se encogió de hombros.

— No lo sé. Si me lo preguntas a mí, tus problemas suenan al típico cliché de cualquier novela juvenil.

Mi amigo tenía razón. Yo había vuelto para demostrar lo feliz y en paz que estaba conmigo mismo, no para más problemas como los de antes. Esto sólo se trataba de más mierda de la que había querido escapar en un inicio.

— Tienes razón — suspiré. — Creo que ya probamos nuestro punto. Venimos a la fiesta, bailamos, bebimos y me divertí. Apuesto a que alguno de mis compañeros de clase ya me vio contigo así que no quedé como un mentiroso.

— ¿Significa que ya quieres irte? — me miró de reojo, separándose ligeramente de mí.

Asentí.

Lo cierto era que me la había pasado muy bien con mi amigo y aún tenía energía para un rato más, pero no podía dejar que la herida de Katsuki siguiera escociendo.

Cualquier cosa relacionada a él debía evitarla en la medida de lo posible.

— ¿Quieres que veamos una película en el departamento? — preguntó Rody de pronto. — Podemos ver lo que más te guste.

Él me observaba con cariño.

No pude evitar sonreír a mis adentros.

A pesar de ser un chico bastante extrovertido y directo, la pregunta le había salido en un tono tímido.

Aquella era de mis facetas favoritas suyas. Esos pocos momentos en los que el beta burlón y sin vergüenza parecía cohibirse finalmente con pequeñeces, sonrojándose con algo tan simple como invitarme a ver una película.

Una vez más asentí, compartiéndole mi sonrisa.

Rody me devolvió el gesto, separándose completamente. Acto seguido se quitó el saco del traje y me ayudó a cubrirme del frío con él.

— ¿Tú no tienes frío? — le pregunté antes de que comenzáramos a caminar a la salida.

— Yo al menos tengo camisa. Tú eres quien viene de Playboy.

Tenía un buen punto.

Los dos seguimos caminando un buen tramo listos para escapar de la fiesta, sin embargo, unos metros antes de encontrar la puerta por la que habíamos entrado, una peculiar voz me detuvo.

— ¡Izuku!

Dios mío.

¿Era el día de cruzarme con todas las personas de mi pasado?

— Hola — por educación le devolví el saludo a Shoto.

Rody lo observó durante unos segundos hasta que algo en su mente conectó los puntos.

Cuando comprendió la situación lo suficiente, sin pensarlo mucho me rodeó nuevamente con su brazo, atrayéndome a él en una pose mucho más protectora.

Shoto arqueó levemente la ceja con aquella acción, pero rápidamente intentó cambiar de actitud.

— Creo que no nos han presentado — le sonrió a Rody, aunque pareció costarle mucho más de lo que aparentó. — Soy compañero de Izuku. Shoto Todoroki, es un gusto.

— Rody Soul — movió la cabeza, haciendo que su mejilla chocara contra la mía. — El gusto es mío.

— Ya veo — le lanzó una mirada despectiva que me habría pasado desapercibida de no haber sido porque le presté atención microscópica.

Shoto intercaló la vista entre ambos.

— ¿Ya se van? — agregó. — Quédense, aún es temprano. ¿Por qué no bebemos juntos un rato?

Rody se apartó lo suficiente para observarme.

Sí, podíamos hacer eso. Teníamos la capacidad de entablar una conversación silenciosa. Con los ojos me preguntaba qué era lo que pensaba, esperando una respuesta a lo que Shoto proponía porque al final del día, los dos sabíamos que yo tenía la última decisión.

No supe por qué, pero durante un segundo me permití pensarlo.

Sin permiso, el recuerdo de mi amistad con Shoto y Ochaco me invadió de pronto.

¿Los extrañaba? No, al menos no el noventa y nueve por cierto del tiempo. No obstante, existía ese uno por cierto que a veces sentía nostalgia con los restos de aquella relación riñendo por mi mente.

Quizá por eso acepté.

— Podemos quedarnos, pero sería menos de una hora. Rody y yo tenemos planes — expliqué.

— Perfecto — mi respuesta pareció complacerlo. — ¿Les parece si vamos a un lugar más privado?, hay demasiado ruido aquí. Tengo la llave de una habitación en el tercer piso.

Asentimos.

Menos de diez minutos más tarde ya nos hallábamos en el lugar del que Shoto hablaba.

Una vez estando arriba, los tres nos sentamos en la amplia cama del lugar con una botella que Rody había traído con él, yo lo más cerca posible suyo, por supuesto.

Después de un rato en silencio, con el extraño ambiente que comenzaba a formarse, el beta fue la salvación de la noche.

— Oye, hermano — se dirigió a Shoto. — ¿Tú vienes acompañado o eres de los que se mueven solos?

— Mi amiga vino conmigo — aclaró. — De hecho, espero que no les importe, pero la invité también.

¿Ochaco vendría? Era perfecto. La última vez que hablamos había sido un poco duro con ella. Esta era una buena oportunidad para restarle tensión a las cosas entre nosotros.

— Pues mientras más seamos, mejor — Rody se encogió de hombros. — Esta fiesta es lentísima.

— ¿Sí?

— Totalmente — puso los ojos en blanco, divertido. — Te juro que de no ser por Izuku, yo me habría ido a los cinco minutos de aquí. No me digas que tú estás pasándola bien. ¿En serio no te parece de lo más aburrido esto?

Shoto observó un segundo hacia arriba como si lo estuviera pensando.

— Lo que pasa es que no soy mucho de fiestas — confesó. — La verdad, yo encuentro entretenidas otras cosas, no esto.

Aquello llamó la atención de Rody.

— ¿Ah sí? — lo miró con curiosidad. — ¿Y qué tipo de cosas encuentras entretenidas?

— No lo sé. Me gusta pasar tiempo con las personas que me hacen feliz. Supongo que eso siempre me es más entretenido.

Mi amigo arrugó la nariz.

— ¿Por qué venir aquí entonces?

— Porque Izuku es una de esas personas.

De acuerdo.

¿Qué mierda había sido eso?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top