Sentirme bien
Una semana después.
Después de unos días de haber comenzado a salir con Shoto de forma discreta, al final terminamos por formalizar nuestra relación haciéndolo público frente a nuestras familias y compañeros de instituto.
Mi madre aunque se encontraba fuera del país pudo conocer al alfa por videollamada en más de una ocasión cuando éramos amigos. Cuando le confesé lo nuestro, Inko no se opuso ni un poco, al contrario, estaba contenta con que él fuese mi primera relación formal.
El padre de Shoto y sus hermanos también reaccionaron de buena manera. Había podido comer cientos de veces junto a ellos antes, así que me conocían bastante bien. Al enterarse de lo nuestro no hubo persona más feliz que el señor Enji con la noticia.
La academia era otro tema.
Nuestros compañeros de clase lo tomaron bien. Por supuesto que la más emocionada fue Ochaco quien poco después me confesó que sabía desde antes lo que él planeaba ese martes por la tarde de películas.
Mi amiga reveló que nunca había existido ningún compromiso con sus padres esa día. Shoto le había pedido ayuda para poder declararme sus sentimientos.
Casi todo el mundo parecía estar contento por nosotros, casi.
•
Jueves.
Estábamos teniendo un pequeño receso en la clase. El profesor había abandonado el aula unos minutos, pero el único problema era que le había pedido ayuda a Shoto y Ochaco, dejándome solo.
Me encontraba en mi asiento con la cabeza recostada sobre el pupitre intentado descansar, sin embargo, habían cinco voces conocidas que me lo impedían.
Frente a mí se encontraban conversando algunos de mis compañeros más ruidosos y por más que había tratado pasarlos de largo, la verdad era que su tema había terminado llamando mi atención.
-Eijiro: Oye, Kats.
-Katsuki: ¿Qué?
-Eijiro: ¿Entonces qué planeas hacer con lo de tu familia?
-Sero: Mierda, ¿es este fin de semana?
-Denki: Sí, mañana llegan sus tías locas.
-Katsuki: Oye, imbécil, más respeto.
-Denki: Pero tú siempre dices que están locas
-Katsuki: Pero son mis tías, idiota, yo puedo hacerlo, tú no.
-Denki: Uy, eres bastante delicada.
-Katsuki: Repítelo en mi cara, omega.
-Eijiro: De acuerdo, cálmense los dos. Tú, Denki, deja de llamar a sus tías locas.
-Mina: Pero tiene razón, están locas.
-Katsuki: ¿Tú también?
-Eijiro: ¿Y qué harás entonces?
-Katsuki: Aún no lo sé. Supongo que haré lo del hotel.
-Mina: ¿Te quedarás en un hotel?
-Katsuki: Sí.
-Sero: Escucha, Kats, realmente lamento no poder recibirte en mi casa, pero mis padres aún siguen molestos porque orinaste las cortinas de la sala.
-Mina: Fue icónico.
-Katsuki: ¿Todavía no me perdonan?, ya pasaron seis meses de eso. Además, estaba muy ebrio.
-Sero: Lo siento.
-Mina: Yo por más que quiera darte hospedaje no puedo. Mis padres jamás aceptarían que un alfa duerma bajo el mismo techo que su linda omega.
-Katsuki: ¿Linda omega tú?
-Mina: Que idiota.
-Denki: Apuesto a que tus padres les da algo si se enteran que has estado con más personas que yo.
-Sero: Cualquiera ha estado con más personas que tú.
-Denki: Auch.
-Eijiro: Discúlpanos también a nosotros. No sabíamos que lo de tus tías era este fin, de haber sabido.. les habría cancelado a mis padres.
-Katsuki: No seas tonto. No me sentiría bien se cancelaras un viaje así sólo por mi culpa.
-Mina: ¿Entonces un hotel será?
-Katsuki: Supongo.
-Sero: Pero odias los Hoteles de por aquí, dices que huelen mal.
-Katsuki: No sólo los hoteles de aquí. La mayoría siempre tienen el aroma de extraños mezclado haciéndolo en las demás habitaciones. Pero aún así prefiero aguantarme las ganas de vomitar que pasar dos días enteros con las copias más locas de mi madre.
-Denki: ¿Lo ven? ¡Llamó a sus tías locas!
-Mina: Pues ni hablar.
-Eijiro: De verdad lo siento, hermano.
Había escuchado su plática sin intención de hacerlo y ahora no podía sacarme de la cabeza algo que no me terminaba de convencer.
La necesidad intrusiva de ayudar a mi compañero Bakugō se instaló como un parásito en mi mente.
¿Por qué siempre me pasaban las cosas así a mí?
Te pasan por escuchar conversaciones ajenas.
Ignoré a mi entrometida consciencia. Prefería creer que las cosas malas que me sucedían era por tener un buen corazón.
¿Entonces debía ayudarlo?
No me preguntes, siempre terminas haciendo lo que tú quieres.
No podía evitarlo. Katsuki me había dado una mano antes con lo de la fiesta, quizá debía darle hospedaje yo a él ahora, devolverle el favor.
Sabía que lo más probable era que me tratara mal y denegara mi oferta, pero aún así lo intenté. Después de ofrecerle mi ayuda, si él no aceptaba, al menos ya no quedaba en mí.
Más tarde ese mismo día, mientras mi amiga y Shoto conversaban en una de las cafeterías de la academia, a lo lejos pude ver a Katsuki yendo a unos baños cerca del lugar.
Pedí que me disculparan un momento y sin pensarlo dos veces lo seguí.
Ni siquiera fui consciente de lo que hacía mi cuerpo hasta que entré tras de él y sentí su mirada repasarme con atención por un segundo.
Él se hallaba de pie junto al lavadero enjuagando sus manos.
— Disculpa, Katsuki — mis palabras salieron antes de que pudiera arrepentirme. El alfa volvió su vista a mí. — Sé que esto sonará extraño. Sólo quiero que sepas que no fue mi intención oír lo que escuché en el aula.
Su rostro se contrajo en una mueca confundida.
— Prácticamente vivo solo, así que si no puedes pasar el fin de semana en tu casa, ya sabes, mi departamento está disponible — intenté sonar amable y regalarle una de mis mejores sonrisas para evitar el rechazo. — Me ayudaste una vez, déjame devolverte el favor.
Katsuki se limitó a observarme en silencio por unos segundos más.
Su expresión era de indiferencia, no de enojo, sólo de alguien apático.
Un escalofrío me recorrió entero cuando comenzó a caminar hacia mí, pasando justo a mi derecha, tan cerca.
— Hazte a un lado — fueron las únicas palabras que me dedicó, después salió de los baños.
Al menos yo lo había intentado.
•
By Katsuki.
Me sentía como la mierda.
Ya había aceptado que Izuku no recordaba ni recordaría lo que habíamos compartido en la fiesta esa noche. Ya había decidido olvidarme de él, no prestarle mi atención.
Pero justo cuando había progresado bastante, el tonto salía con que ahora tenía una relación con Shoto.
Un día simplemente se presentaron en el aula tomados de las manos anunciando a los cuatro vientos su amor.
Era difícil ignorar a Izuku antes de eso, pero ignorarlo junto a otro chico besándose frente a mis narices era imposible.
Y como si mi semana no fuera ya un dolor de cabeza, las locas de mis tías visitaban mi casa un fin de semana y el omega me ofrecía asilo en su departamento.
Todos mis esfuerzos por no prestarle atención se terminaron de ir a la mierda en cuanto puso un pie junto a mí en los baños de la academia y me ofreció su ayuda.
¿Por qué lo hacía?, ¿le gustaba verme sufrir?
•
By Izuku.
Viernes.
Me encontraba recostado sobre mi sofá favorito en mi departamento.
Shoto había salido del país junto a su padre a un viaje de negocios durante unos días. Ambos tenían que ir a donde se encontraba el tío Yagi para ayudarlo con unos asuntos.
Yo sabía que aquello iba a suceder, pero esperaba que fuera dentro de más tiempo, no ese mismo fin de semana.
Las cosas se habían adelantado en la madrugada.
Me sentía un poco decaído, pero nada fuera del otro mundo. Aún me quedaban mis películas y series de superhéroes para hacerme compañía esos días.
Mientras buscaba recomendaciones en mi teléfono para ver más tarde, alguien tocó el timbre de mi departamento.
Supuse que era Ochaco, después de todo, ella era la única persona que me visitaba.
Cuando abrí la puerta me quedé inmóvil.
— Hola, Katsuki — saludé al chico del otro lado.
— Hola.
Ambos nos observamos fijamente.
Aguardé un momento en silencio sin saber muy bien qué decir, debatiéndome internamente en si aquello realmente estaba sucediendo o si todo era producto de mi ya trastornada imaginación.
A mí no me eches la culpa.
— ¿Me invitarás a pasar o..?
— Lo siento — salí de mi ensimismamiento cuando oí su voz una vez más, apartándome un poco para que pudiese entrar. — Por favor, adelante.
Katsuki aceptó la invitación, adentrándose a mi departamento de buen modo, claro, dentro de lo que cabía.
Noté que traía una maleta de mano.
Durante un rato no dije nada, únicamente me había limitado a observarlo con atención, tratando de descifrar qué clase de truco era el que planeaba.
Mi compañero analizaba detenidamente cada parte de mi departamento, haciéndome sentir juzgado.
— Escucha, Katsuki — pensé en las palabras correctas para no equivocarme con él. — No me mal entiendas, ¿pero qué haces aquí?
Bakugō me observó con ojos gatunos.
— ¿Ya lo olvidaste? — me sonrió divertido. — Tú fuiste quien me invitó a pasar el fin de semana aquí, aunque si ya te arrepentiste, puedo buscar otra opción.
— No — lo interrumpí, tajante. — Por favor quédate. Es sólo que supuse que no aceptarías mi ayuda.
Se encogió de hombros.
— Pues no supongas tonterías.
Su actitud me parecía de lo más extraña,
A ver, primero me odiaba, después se portaba amable, luego me medio toleraba, hacía como que no existía y al último se presentaba en mi hogar bromeando.
¿Qué le sucedía?
De pronto la duda me surgió.
— ¿Y cómo es que sabes en dónde vivo?
— Desde lo que ocurrió en la primer grande, en cuanto se presentó la oportunidad le pregunté a Ochaco tu dirección. Ya sabes, por si algún día volvía a haber una emergencia similar. Mejor prevenir que lamentar.
— ¿Y ella te la dio así como así?
— Supongo que no podía negarse después de abandonarte a tu suerte. Después de todo, yo fui quien te cuidó esa noche, no ella.
Había sido crudo, pero real.
Eso me había gustado.
— Bueno, creo que esa es una buena razón — admití.
Un fin de semana junto a Katsuki Bakugō, sonaba a que sería una experiencia interesante.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top