¿Qué siento?
Lunes.
Desperté cuando la alarmo comenzó a sonar.
Mi cabeza ya no punzaba y mi cuerpo se sentía mucho menos pesado. Ya me encontraba mejor, incluso había descansado.
Terminé por darme una ducha para por fin dejar el tema de la fiesta atrás con el agua recorriendo mi cuerpo.
Hice toda mi rutina como de costumbre. Lavé mis dientes, cepille mi cabello, me unté mis cremas del rostro, ingerí mis píldoras supresoras y bebí un jugo especial para la revitalización de la piel. Una hora más tarde me encontraba recostado en el mismo sofá de siempre viendo el televisor, esperando a que llegaran por mí.
•
Llamaron al timbre.
Era justo la hora en la que Shoto me recogía junto a Ochaco. Nunca se les hacía tarde.
Pausé la película, apagué todo, tomé mis cosas y me puse de pie. Ya todo era una rutina.
— Izu — Shoto me recibió con una sonrisa en cuanto crucé la puerta.
— Buenos días, Sho — le correspondí.
Ambos nos abrazamos durante un segundo.
Se sentía cálido.
Al separarnos, mi amigo me observó de arriba a abajo con una mirada peculiar.
— No tienes idea de cuánto me alegra verte.
— Me extrañaste mucho, ¿verdad? — le bromeé.
— Más de lo que piensas.
No supe qué responder a eso. A veces parecía que Shoto decía las cosas con una intención distinta. Preferí guardar silencio.
Él tomó mis cosas para cargarlas como las veces anteriores.
— Ven, Vámonos ya.
Me limité a hacerle caso y seguirlo.
De pronto me di cuenta de que faltaba algo.
— ¿Y Ochaco? — cuestioné una vez que el auto comenzó a andar. — ¿No vendrá?
— Me llamó por teléfono. Al parecer no se siente con energía. Dijo que se quedaría hoy en su casa a descansar.
— Supongo que aún le falta reponerse por lo de la fiesta — me encogí de hombros.
— Es lo más probable. Todos dicen que fue una noche agitada — hizo una breve pausa antes de continuar, dubitativo. — ¿T-Tú te divertiste?, ¿cómo la pasaste?
En realidad planeaba omitir todos los detalles vergonzosos de ese día. Había decidido que sólo con Ochaco hablaría sobre lo que había ocurrido conmigo, sin embargo, al estar ahí con a él, no me parecía justo no contarle.
Shoto se preocupaba por mí, se lo debía.
— No lo recuerdo — respondí directamente.
— ¿Cómo que no lo recuerdas?
— Ochaco y yo bebimos demasiado. No sé si es porque ha sido la primera vez en mi vida que lo hago de ese modo, pero después de unos tragos.. simplemente no logro recordar nada.
Shoto únicamente continuó conduciendo en silencio, con la mirada firme en el camino.
— Pero sé que no ocurrió nada grave — me apresuré a aclarar. — Ya sabes, no luché contra nadie, no me drogué, y no estuve con ninguna persona.
— ¿Cómo estás tan seguro si no lo recuerdas?
— Pues me siento completamente normal. No hay nada distinto en mí. Mi cuerpo no tenía ningún cambio por la mañana y mi aroma no estaba mezclado con ningún otro.
Nuevamente silencio.
— He leído que cuando tienes tu primera vez siendo omega, terminas adolorido por dos o hasta dos tres enteros — agregué.
Aún con la vista al frente, pude ver el momento exacto en el que Shoto arqueó ambas cejas, sorprendido y confundido a partes iguales por la, al parecer, nueva información.
— Espera un momento, ¿eres virgen?
— ¿Qué pregunta es esa? — no pude evitar sentir vergüenza. En Japón no estábamos acostumbrados a hablar tan explícitamente de esa clase de temas.
— ¿Eso quiere decir que sí? — una sonrisa juguetona se le dibujó en el rostro.
No respondí.
Mi amigo me regaló una risa burlona. En verdad estaba disfrutando poniéndome incómodo.
— Hay algo más que sucedió ese día — solté finalmente. La diversión en la mirada de Shoto comenzó a desvanecerse. — Pasé la noche con Katsuki.
— ¿¡Qué!? — por primera vez desde que lo conocía, el alfa había dejado de mantener su vista en el camino mientras conducía para observarme a mí.
— No es lo que crees.
En ese punto su expresión era bastante extraña. Parecía estar entre desconcertado, molesto e incluso un poco asqueado, como si la mención del otro alfa junto a mí fuera tan desagradable igual a tragarse su propio vómito.
— Pasé la noche en su casa, pero no con él — quise dejar muy en claro. — Katsuki me encontró dormido, solo y bastante ebrio, y bueno, como no conocía mi dirección y no pudo encontrar a Ochaco, me llevó a su casa para que no corriera peligro estando inconsciente en la fiesta.
Sabía que ellos no eran los mejores amigos, pero no entendía por qué el que él me hubiese cuidado provocaba una reacción tan negativa en Shoto.
— Katsuki realmente se portó muy amable conmigo — continué, intentado recibir algo de su parte. — ¿Pasa algo, Sho?
— ¿Estás seguro de que no intentó hacer nada? — su voz era más grave de lo normal. — ¿En serio se portó amable contigo?
— Completamente.
El alfa suspiró con pesadez.
Después de unos segundos en los que su mente parecía ir a mil por hora, Shoto finalmente se tranquilizó. Pude notar cuando los músculos de su cuerpo se relajaron nuevamente.
— Está bien — dijo sin más.
— ¿Eso es todo?
— Si estás seguro de que no intentó nada contigo, entonces yo te creo.
No entendía en lo absoluto los cambios de humor de aquel joven.
¿Estaba loco?
Pues lo que tiene de loco lo tiene de atractivo.
— Escucha — continuó, mas comprensivo que antes. — Sé que quizá sueno como un padre sobre protector, pero realmente odiaría que cualquier idiota como Katsuki intentara aprovecharse de ti. Lamento si mi actitud es demasiada. Hace mucho no sentía la necesidad de proteger tanto a alguien como me sucede contigo.
Un temblor me recorrió el cuerpo.
— ¿Hace mucho? — pregunté por acto reflejo. — ¿Fuiste así con alguien en el pasado?, ¿alguna novia o algún amigo?
Una sonrisa nostálgica se le dibujó en el rostro.
— ¿Novia? — hizo como que se lo pensaba, divertido. — No he tenido ni una sola en mi vida.
Aquello me desconcertó.
Era imposible que aquel chico nunca hubiese tenido a nadie. Shoto era literalmente todo lo que cualquier omega o beta matarían por tener.
— Nunca me he enamorado — confesó de pronto. — Por quien solía preocuparme era por mi madre. Verás, ella tenía ciertos problemas — hizo una breve pausa. — ¿Ves mi cicatriz? — señaló la marca en su rostro. — Es triste, pero a mi madre no le gustaba que me pareciera a mi padre y un día durante un colapso me la hizo.
Me quedé inmóvil.
¿Por qué me revelaba todo eso?
De un momento a otra habíamos pasado a un nuevo nivel de personal. Shoto hablaba como si estuviera conversando con un amigo de toda la vida y no con un chico al que tenía menos de una semana de haber conocido.
— Ella nunca quiso lastimarme, sólo necesitaba algo de ayuda, pero esa ayuda nunca llegó en el psiquiátrico a donde mi padre la envió — prosiguió. — Mi madre falleció hace cinco años y sigo sin poder perdonarlo. Sí, trabajamos muchas veces juntos, convivo la mayoría del tiempo con él y mis hermanos, pero simplemente nuestra relación no es la misma.
No pude evitarlo.
— Yo.. lo lamento — mi voz me traicionó temblando ligeramente.
Su historia era terrible.
Shoto me observó por segunda vez en el camino.
— Por favor no me tengas lástima — pidió con una de sus amables sonrisas, extendiendo su mano hasta alcanzar la mía y sosteniéndola con suavidad.
— Perdóname por preguntar, no quería meterme en tu vida de ese modo.
Hasta ese momento había creído que Shoto era un joven serio, un poco extraño quizá, pero solamente reservado. Jamás habría pasado por mi mente que cargaba con algo así, lo triste que actualmente debía ser la situación para él.
El auto se detuvo cuando nos estacionamos en el instituto.
— No te disculpes — me dijo.
De pronto la falta de ruido comenzó a hacerse presente dentro del auto. Nuestras respiraciones eran lo único que se escuchaba.
Shoto suspiró de nuevo.
— Era algo que deseaba compartir contigo — agregó, esta vez observándome directo a los ojos. — Si soy tan sobreprotector, es porque no estoy dispuesto a perder a otra persona que quiero.
¿Que era lo que estaba sintiendo?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top