Esperaré
Mi compañero de clase se hallaba llorando frente a mí y yo solamente podía observarlo sin comprender que era lo que estaba sucediendo.
¿En qué momento habíamos llegado a ese punto?
¿Acaso él me había...?
— Sé que en la mañana me arrepentiré por decir esto, pero estoy cansado — explicó con ojos llorosos. — No puedo seguir intentando bloquear lo que siento por ti, ¿y es que por qué no puedes quererme también?
Me quedé por completo estático, rígido, sin poder mover ni un sólo músculo.
¿Qué tipo de confesión era esa?
¿Qué demonios estaba pasando?
— N-No entiendo — balbuceé sin saber muy bien qué responder, qué pensar, — Mira, Katsuki, creo que estás confundido.
— No estoy confundido — rió, sin nada de gracia. — Sé lo que siento, Izuku, sé lo que tú me haces sentir. Desde el día uno lo sé, maldita sea. Y sí, admito que al principio me negaba a aceptarlo, pero eso ya dejó de importar. Desde el primer momento en que te vi no ha habido un día en que no deje de pensar en ti, un día en que no deje de fantasear con que al fin me prestarás atención.
¿Era en serio?
¿Esto realmente estaba pasando?
¿Katsuki realmente estaba diciendo todas esas palabras?
Todo estaba pasando muy rápido.
— Escucha — quise confirmar que no se trataba de una equivocación o de algún tipo de sueño extraño. — Quizá estás diciendo todo esto por el alcohol, mañana sabrás que esto no es lo que en verdad sientes.
Él negó, cansado.
— No lo entiendes. Créeme, ojalá fuera el alcohol, pero la realidad es que estoy tan enamorado de ti que duele. Todos los días me esfuerzo por no sentir esto porque sé que no es correspondido, pero siempre fallo, siempre termino aquí, rogando migajas de tu atención, queriendo que siquiera me mires por un segundo la mitad de como yo lo hago contigo.
— ¿Pero desde cuando sientes todo esto? — de verdad que no me lo podía creer. — ¿Cómo es que pasó en primer lugar?
— Ya te lo dije — se burló. — No sé qué más quieres oír. Desde que nos conocimos no he hecho más que desear estar haciendo algo más que observarte a lo lejos.
Durante un tiempo me quedé inmóvil nuevamente, tratando de hacer que lo que salía de sus labios tuviese algo de sentido al chocar con mis oídos.
Él realmente se estaba confesando.
¿Qué otra prueba necesitaba? ¡Acababa de besarme!
Mientras lo analizaba, mientras buscaba la forma de que las piezas encajaran en mi mente, en su ebriedad, Katsuki perdió la esperanza de obtener una respuesta como la que seguramente había imaginado, comenzando a gimotear aún más.
— Por qué — comenzó a sollozar, como si en serio le quemara. — ¿Por qué no me quieres?, ¿por qué no puedes verme distinto, Izuku?
No supe de dónde me salieron las fuerzas, tampoco si me cerebro o mi corazón habían dado la orden de hacerlo, pero de pronto me lancé hacia él.
No toleraba verlo así.
Era como si mi omega deseara darle consuelo, como si algo muy profundo dentro de mí no soportara que estuviese en aquel estado, tan roto, tan herido.
De forma automática sostuve su rostro acuñándolo entre mis manos con dulzura.
Y sin pensarlo en lo más mínimo, ahora fui yo quien depositó un suave beso en sus labios.
— Estoy saliendo con Shoto, Katsuki — le expliqué al separarme, sonriendo con toda la delicadeza que pude reunir mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas. — No puedo hacer esto. Pero te aseguro que de haber sabido de tus sentimientos antes de haber intentado algo con él, sé que las cosas entre tú y yo habrían sido muy diferentes — confesé, totalmente sincero. — Tan sólo si tú hubieras sido el primero.
Rápidamente se incorporó del suelo deteniendo sus lágrimas y transformando su tristeza en enojo.
— ¿Es una maldita broma? — escupió, casi con rencor. — ¿El primero exactamente en qué?, ¿el primero en quererte a su lado? ¿en estar para ti? ¿en acurrucarse en la misma cama contigo o el primero en besarte?, porque te puedo jurar que yo fui, soy y seré siempre tu primero en cada una de esas veces.
Seguía sin comprender.
— ¿De qué estás hablando?
— Izuku, sé que he sido el primer hombre con el que has estado en una cama así como sé que he sido el primer hombre al que has besado desde que llegaste a este país. También sé que desde entonces, esos pocos minutos que pasamos juntos en aquella fiesta se han convertido en una de mis memorias más preciadas, por más que me duela que tú ni siquiera lo recuerdes.
De pronto un latigazo me azotó el cerebro.
Sabía que algo había sucedido en esa fiesta.
— ¿Quieres decir que tú y yo estuvimos juntos esa noche?
— No hubo nada sexual si eso es lo que piensas. Sólo me besaste y nos abrazamos un rato.
Me quedé en silencio.
¿Qué podía responder si ni siquiera lograba recordar lo que había ocurrido?
Pareció tranquilizarse antes de agregar.
— Supuse que no lo recordarías, pero necesitaba sacarlo. Desde ahí confirmé que deseo más que nada estar contigo, al menos ya lo sabes.
Viendo que no me atrevía a decir más, Katsuki se puso de rodillas, acercándose hasta quedar una vez más a pocos centímetros de mi rostro ahí en el sofá.
Sabía que iba a intentar besarme de nuevo.
— Si esperas que recuerde todo entonces estás en un error — quise frenarlo.
— No espero que vuelva tu memoria, espero que podamos crear nuevos recuerdos juntos.
Él alfa comenzó a plantar un camino de suaves besos desde el dorso de mi mano hasta mi cuello, recorriendo mi brazo.
Mi boca me traicionó, pronunciando su nombre con el extasis aflorando en mi vientre.
— Ah.. Katsuki..
— Sólo dime que no quieres esto, Izuku. Por favor, dime que mi aroma te da asco o apártame.
La excitación era palpable en ambos.
El noventa y nueve por ciento de mi ser no quería que se detuviera en lo absoluto, al contrario, deseaba estar justo en ese momento junto a ese chico, ni más ni menos. Sin embargo, el otro uno por ciento, mi parte racional, la que era consiente que habría consecuencias después, le puso fin.
No podía tener nada con alguien que no estuviese en sus cinco sentidos y él no lo estaba. Además, yo tenía pareja, esto no era correcto por ningún lado en el que se le mirase.
— Q-Quiero que te detengas — pedí entre jadeos con toda la fuerza de voluntad que pude reunir.
Se apartó de inmediato.
Katsuki me observó nuevamente triste.
— En serio no te intereso, ¿verdad? — preguntó con decepción.
— Es.. es complicado.
— ¿Por qué?
— Mira, necesito ser completamente sincero y real contigo — tragué saliva. — Creo que eres un buen chico, Katsuki, y lo cierto es que por mucho que intente engañarme a mí mismo, en el fondo sé que siento algo por ti.
Su mirada brilló durante un segundo.
— Pero igual a ti, Shoto es un buen chico, y justo ahora con quien estoy saliendo es con él. No puedo hacerle esto.
Desvió la mirada.
— Lo entiendo.
Se encontraba extrañamente tranquilo.
Esperaba que se molestara, que continuara llorando o que simplemente tomara sus cosas y saliera del departamento para volver a hacerme la ley del hielo. Definitivamente, aquella no era la reacción que tenía en mente.
— ¿Lo entiendes?
— Eres muy bueno, tonto — confesó. — Que suerte tiene el idiota de Shoto.
— ¿No estás molesto?
— Por contradictorio que parezca, me siento feliz.
— ¿Feliz? — arrugué el entrecejo.
— ¿Te gustaría estar conmigo?, ya sabes, ¿en algún momento cuando las circunstancias lo permitan?
Sus preguntas me desconcertaron, pero aún así respondí.
— Sí.
— Ahora no puedes estar conmigo porque ya estás con alguien más, ¿no es cierto?
— Sí.
— Bien — se encogió de hombros con una nueva sonrisa amable en su rostro. — Eso demuestra que cuando estés conmigo será de ese modo. Sólo tendrás ojos para mí.
— ¿Cuándo por fin estemos juntos?
— Izuku, tú al final estarás conmigo.
Un estremecimiento me recorrió las cervicales.
— ¿Al final estaré contigo? — reí para disimular los nervios. — ¿Eso que significa?
— Significa que puedo esperar para que estemos juntos — explicó. — Cuando te sientas listo, cuando no tengas ataduras, cuando sea nuestro momento.
Duramente un segundo, ambos guardamos silencio, hasta que sin agregar más, Katsuki se recostó sobre mi regazo.
— ¿Qué haces? — le pregunté un poco a la defensiva. — Ya te dije que esto no está bien.
— Vamos, y yo ya te dije que no intentaré nada hasta que termines lo que tienes con Shoto, sólo déjame dormir aquí.
— Katsuki..
— Por favor — pidió en un tono más vulnerable, casi como si lo suplicara. — Tengo frío. Sólo déjame estar de este modo contigo hasta que ya no se sienta así.
No pude negarle nada.
Terminé por ceder, acomodando mejor mi posición para que su cabeza estuviera cómoda sobre mis piernas.
En algún punto mientras el silencio reinaba en mi sala de estar, mis dedos comenzaron a pasearse con libertad por su cabellera rubia con tanta suavidad que Katsuki cayó dormido a los pocos minutos, yo lo seguí tiempo después.
•
By Katsuki
Mi cabeza dolía. Al principio no entendía por qué me sentía como la mierda, pero mientras más disipaba mi adormecimiento, más podía recordar lo que había sucedido. De pronto todo llegó a mi mente en una sola ráfaga.
Una vez más había sido un idiota, y lo peor era que en esta ocasión había excedido mi límite y me había terminado humillando frente al tonto de Izuku.
No me arrepentía.
Lo había besado mientras se encontraba sobrio y él no me había rechazado como esperaba. Eso ya era una ganancia.
Al abrir por completo mis ojos lo vi debajo de mí, aún dormido como bebé.
Quería moverme y dejarle su espacio, pero sus brazos abrazaban mi torso con fuerza, con un cariño aprensivo, como si en sus sueños yo fuese un pedazo de carne y él un sabueso hambriento al que no le gusta compartir. Yo no era tan mala persona como para despertarlo, ¿verdad?
Al pensar en la noche anterior, los recuerdos estaban ahí, frescos en su totalidad, brotando en mi cerebro a borbotones.
Me confesé, y había visto la mirada en su rostro al hacerlo, la expresión de que él sentía lo mismo, sus reacciones ante el contacto de nuestros roces, ante nuestros besos.
De algo estaba completamente seguro, Izuku estaría conmigo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top