Debilidades



Denki: De acuerdo.. uhmm.. ¿hay algo de lo que nos quieras hablar, Katsuki?

Mina: Sí.. quizá sobre tu estrecha amistad con la nueva.

Katsuki: ¿Qué hay con ella?

Mina: ¿Qué hay con ella?

Katsuki: La conocí ayer y me agrada.

Camie: Katsuki también me agrada.

Sero: Sí, bueno, ya vimos que ambos se agradan bastante.

Denki: ¿Se agradan? Por lo que vi parece más que eso. Parece que se quieren comer.

Eijiro: Lo que queremos decir.. es que no sabíamos que había algo entre ustedes. Nos desconcertó un poco enterarnos así.

Denki: No entiendo, ¿están saliendo formalmente o se trata sólo de un acostón?

Eijiro: ¡Hey, Kami! ¿Por qué mejor no volvemos todos a nuestros asientos y dejamos a Katsuki y a su chica solos, eh? Creo que necesitan espacio.

Mina: Pues yo sí necesito procesar lo que acabo de ver. Con permiso.

Sero: Voy contigo.

Eijiro: Ven, Kami, vámonos.

— ¿Qué haces? — les cuestioné a Camie en cuanto mis amigos se alejaron.

— ¿Qué hago yo? — arqueó una ceja, divertida. — Tú eres quien me acaba de besar. Por cierto, se sincero, ¿por qué lo sigues haciendo?, ¿acaso te gusto?

— Eres hermosa — admití.

— No pregunté eso, bobo.

Entendía a qué se refería, pero lo cierto era que no tenía una respuesta para aquello. A quien yo quería era a Izuku, sin embargo, el sentimiento no era recíproco.

¿Qué debía hacer?

No podía continuar estancado con él.

No. No no no.

Necesitaba esto.

Necesitaba olvidarlo.

Necesitaba divertirme.

— ¿Eso es lo que quieres? — pregunté.

— ¿Ah?

— ¿Quieres gustarme?

— Pues sí — sonrió. — Quiero gustarte.

— Bien — me encogí de hombros. — Me gustas entonces.

— ¡Buenos días, chicos! — la voz del profesor Hizashi finalmente se hizo presente dentro del aula. — Retomaremos las practicas de la clase pasada. — Vayan todos a sus asientos por favor.

Antes de que Camie se alejara me plantó un suave beso en la mejilla.

El profesor continuó dando su clase.


By Izuku


Estaba mal. Estaba muy mal.

Katsuki no sólo la había besado, le había dicho que le gustaba.

¿Eso era posible? Bueno, si acababa de pasar, entonces seguro que lo era. Pero es que no, me negaba a aceptarlo.

Quería gritar. Quería golpear algo. Quería llorar. Quería irme a casa.

No quería sentirme así.

Luché por ignorar mis propias emociones e hice un esfuerzo gigantesco por no dejar a la vista lo que realmente pasaba por mi mente.

[•••]

Jamás creí sentirme tan agradecido de estar solo durante los descansos.

No podía permitir que nadie notara lo débil que me sentía, lo débil que era.

Me encontraba sentado en una de las cafeterías escuchando música en los auriculares, comiendo una manzana, ajeno a todo, concentrado en no pensar en nada más que eso.

Había logrado perder a Momo y a Jirou por un rato. Sí, las apreciaba y todo, pero necesitaba mi propio espacio. No quería a nadie cerca mío por el momento después de lo que había visto.

Mientras una de mis canciones favoritas sonaba y le daba una mordida a mi fruta, durante un segundo casi estuve a punto de conseguir ignorar toda la mierda de emociones dentro de mí, casi.

— Hola — hasta que alguien frustró mis planes sentándose a mi lado.

Por inercia giré para encararlo.

Bajé mis auriculares.

— Neito, ¿verdad? — pregunté al observarlo bien.

Asintió, complacido.

— Y tú eres Izuku.

— ¿Quién te dijo mi nombre — arrugué la nariz.

— Lo investigué.

— ¿Por qué?

— Pues porque me agradas.

"Me agradas" Las mismas palabras que su hermana había ocupado antes con Katsuki.

Sentí arcadas al recordarlo.

— ¿Te agrado? — mi ceño fruncido se intensificó.

Neito me observó confundido, como si no asimilara que alguien fuera capaz de rechazarlo de tal forma.

— Me agrada tu aroma — se corrigió después de que pareció terminar con su análisis completo hacia mi persona. — A eso me refería.

— ¿Ah sí?

— Sí. Quiero decir, no voy a negar que eres un omega lindo, pero si te soy sincero, tu aroma es el que realmente me está matando.

Por más que no quise, pude sentir como un leve sonrojo subía hasta mis mejillas. Cuando Neito sonrió satisfecho por conseguir la reacción que esperaba, maldije a mis adentros.

— De acuerdo — lo miré con dureza. — Mentiría si dijera que tú no hueles bien también, pero necesito que sepas que no puedo corresponder a.. sea lo que sea esto.

— ¿Por qué no? — se burló. — ¿Tienes pareja?

Me mordí la lengua. No sabía cómo responder.

— Espera — me miró con sorpresa. — ¿En serio tienes a alguien? — me quedé en silencio y aquello pareció ser respuesta suficiente. — ¿En dónde está?, llevo dos días aquí y únicamente te he visto solo vagando por ahí.

— No es eso.

— ¿Ah no? — su sonrisa coqueta volvió. — Porque déjame decirte algo, Izuku. Si yo fuera tu alfa, conmigo no estarías solo jamás.

¿Dónde había escuchado eso antes?

Que horror.

¿Que acaso todos los alfas eran iguales?

— No tengo pareja — le ladré, sintiéndome atacado de pronto. — No es eso.

— ¿Por qué no podrías corresponderme entonces?

— Ya quiero a alguien — confesé.

— ¿Quién es?, ¿estudia aquí?

— No es tu asunto.

No quería ser grosero, pero Neito estaba haciendo demasiadas preguntas y estos no eran precisamente los mejores momentos para tentar mi paciencia.

— No seas malo — fingió un puchero, acercándose aún más a mí en la mesa. — Dime, anda. Quiero saber quién es mi competencia.

Lo pensé un segundo.

Necesitaba desahogarme, y además, siendo objetivos, por muy atractivo que fuera él, nunca podría ser competencia para Katsuki.

— Bakugō Katsuki — le sonreí por primera vez, retándolo con aquella mención. — ¿Has oído de él?

Su rostro se contrajo en una mueca.

— ¿Bakugō?

— ¿En serio lo conoces?

— Ese es el idiota que está con mi prima.

Prima.

Con que no eran hermanos.

— Lo sé — admití, encogiéndome de hombros. Lo cierto era que no podía importarme menos.

Nos observamos en silencio el uno al otro por lo que pareció una eternidad hasta que él comenzó a reír.

Su acción me desconcertó.

— ¿Qué es tan gracioso?

— ¿Crees que tienes oportunidad con ese sujeto? — se burló. — No me lo tomes a mal, en verdad eres lindo y tu aroma es exquisito, pero mi prima es mi prima. Camie siempre obtiene lo que quiere y si ya decidió que irá tras él, entonces no estarás con ese idiota hasta que ella lo haya terminado.

Intenté no mostrar lo mucho que sus palabras me habían herido.

— Te lo digo a buenas — agregó. — Deberías dejarlo por la paz. No te conviene hacerla enojar — me sonrió, antes de acercarse aún más a mí y utilizar su semblante coqueto. — Mejor ayúdame a saber cómo podría ganarme una oportunidad contigo.

— Tu prima no me interesa — respondí finalmente, ignorando lo anterior. — Sólo importa lo que Katsuki quiera.

Neito arqueó una ceja ante mi insistencia.

— En serio te gusta, ¿verdad? — asentí. — ¿Por qué no esperas entonces?, te aseguro que Camie lo dejará en unos días.

— ¿A qué te refieres?

— A que la conozco — explicó, hastiado. —  Viajamos juntos todo el tiempo. Hemos estado en distintos institutos cientos de veces y siempre encuentra un juguete nuevo con el que jugar. Ya sabes, cuando se aburre, lo deja y lo cambia por otro. Creo que después irá con el tal Shoto, el de color de ojos diferente — se encogió de hombros. — La escuché decir que quería saber cómo es que se comporta cada uno en la cama.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top