¿Ah?
9:40 am.
Alguien se encontraba tocando el timbre de mi departamento. Sabía de quien se trataba.
Era aquella pobre alma que me acompañaría al instituto por palabras de mi tío Yagi.
Ambos estudiábamos prácticamente el el mismo lugar, ¿no? pues esperaba poder llevarnos bien al menos. Conociendo mi suerte, lo más probable es que necesitaría de él más de una vez en el futuro.
En momentos como ese era cuando más me sentía patético por no saber conducir, o bueno, en realidad sí sabía, sólo me fallaban los pies al momento de frenar.
Y las manos al momento de girar el volante. Y los ojos al momento de esquivar peatones o ver señales de tránsito. Y...
De acuerdo de acuerdo, ya entendí. Soy un pésimo conductor.
Volvieron a tocar el timbre.
Rápidamente me acerqué a la puerta. Me sentía un poco nervioso, pero nada del otro mundo, sin embargo, cuando abrí, por un momento dejé de estar seguro de hallarme tan tranquilo.
Únicamente había visto a alguien así de atractivo una vez en mi vida y había sido en el mismo lugar a donde nos dirigiríamos en unos momentos.
¿Acaso Estados Unidos se había llevado a todos los chicos guapos del mundo?, porque en serio, no recordaba haber visto a alguien siquiera la mitad de encantador en ninguno de mis colegios anteriores.
Frente a mí, yacía la figura esbelta de un joven hermoso. Se hallaba recargado en el marco de la puerta, observándome con atención.
Lo que más llamó mi atención fue una cicatriz que cubría su ojo izquierdo, el cuál, tenía un color de iris totalmente diferente al derecho.
Que curioso.
Admitía que esos extraños detalles lo hacían ver aún más atractivo.
Aunque había algo más.
Su olor... amm.. su olor..
Era un alfa, eso seguro.
Olía bien, demasiado bien, incluso olía tan bien como Katsuki, sólo que el aroma era totalmente diferente al suyo. No podía elegir quien olía mejor, o bueno, quizá sí. Quizá en el fondo ya lo sabía, pero no quería pensar mucho en ello.
— Tú debes ser Izuku — aventuró de pronto, sacándome de mi ensoñación.
Asentí.
— Mi nombre es Shoto, Shoto Todoroki. Es un placer — continuó extendiéndome su mano en un gesto amable.
— Es un gusto, Shoto — fue lo primero que logré articular, correspondiendo a su saludo.
— Así que — se aclaró la garganta. — El señor Toshinori me comentó que eres prácticamente nuevo en el país.
— Así es.
— También se te hizo tarde, ¿no es verdad? — el alfa intentó restarle tensión al ambiente regalándome una sonrisa gentil. — ¿Por qué no nos vamos juntos?
Aquello me agradó.
Le devolví el gesto antes de tomar mis cosas y cerrar la puerta detrás.
Sin previo aviso, Shoto se acercó hasta mí y tomó el bolso de mis hombros para cárgalo él.
— No te preocupes, yo llevaré esto.
Me limité a agradecer.
•
Él conducía mientras yo hacía de copiloto.
Había un silencio incómodo en el ambiente que no me gustaba. Se sentía como una invitación a arrojarme por la ventana en movimiento.
Aún faltaba poco para llegar a la academia, así que después de un rato decidí hacer las cosas más amenas.
— Así que, Shoto, ¿estudias en U.A?
Lo pensó un segundo antes de responder.
— Sí, nivel superior, clase dos, curso A — hizo una breve pausa. — ¿Y tú?
¿Escuchaste bien?
No lo sé, ¿escuché bien?
Yo pregunté primero.
¿Ese chico acababa de decir que estudiaba no sólo en mi instituto, sino también en la misma clase que yo?
Aquello era imposible. En todo el tiempo que llevaba ahí no había oído hablar ni una sola vez de él.
De pronto el asiento que se hallaba vacío en mi aula comenzó a divagar por mi mente como una imagen sin forma.
— Nivel superior, clase dos, curso A — confesé finalmente.
Su expresión cambió.
Aunque su mirada seguía en el frente, noté a la perfección cuando su rostro se contrajo en una mueca confundida.
— Lo sé — agregué. — Por la cara no aparento la edad. Siempre me lo dicen.
Shoto continuaba sin despegar sus ojos del camino, lucía algo reacio a hablar, no obstante, después de unos segundos pareció encontrar las palabras correctas y prosiguió.
— Si me lo permites, a mí me gustas así. Quiero decir, te ves un poco menor, pero no más de un año. Para ser un omega.. eso te hace ver lindo.
Me quedé congelado.
¿Acababa de decir eso en verdad?
Incluso mi omega interno se mantuvo quieto.
Antes de que mi cerebro pudiese procesar lo que había sucedido y responderle, terminamos en el estacionamiento del instituto. Habíamos llegado. Menos mal porque no tenía ni idea de que decir.
Intenté ignorarlo, pero por más que me esforcé, no pude evitar que un ñoño sonrojo se pintara en mis mejillas.
Que vergüenza.
Al menos Shoto pareció no notarlo. Agradecí en mis adentros cuando el alfa se limitó a bajar del vehículo sin hacer las cosas más incómodas y fue directamente a abrirme la puerta del otro lado.
Ahora él cargaba los bolsos de ambos.
•
By Katsuki
Ya casi comenzaba la segunda clase y no podía dejar de pensar en Izuku.
¿Quién lo diría?
Ahí estaba yo, fiel como un perro al que su amo dejó para irse al trabajo, sin dejar de ver esperanzado con carita triste la puerta esperando a que en cualquier momento regrese.
Una mueca se me dibujó al pensarlo.
En verdad no deseaba verme en la terrible e increíblemente humillante necesidad de preguntarle a la fastidiosa de Ochaco si sabía algo sobre su amigo, aunque siendo sinceros, probablemente si hubiera pasado una hora más, aquello me habría importado una mierda y lo hubiera hecho de todas formas.
Para mi buena o mala suerte esto no sucedió.
La puerta del aula se abrió antes de poder realizar cualquier estupidez, sin embargo, casi preferí no saber nada de Izuku una vez que lo tuve ahí frente a mí.
Finalmente había llegado, pero no venía solo.
Jamás me había molestado tanto ver la cara del principito.
¿Qué mierda hacía Shoto en el país?
Sí, se hubiera quedado allá, lejos.
¿Por qué estaban juntos?, ¿por qué cargaba sus cosas como su maldita pareja?, ¿y por qué Izuku se hallaba tan tontamente sonrojado?
No lo sé. Quizá debas preguntarle a Shoto con los puños.
No me iba a poner en el papel de niño bueno, yo no era ningún estúpido mojigato que no rompía ni un plato.
La verdad era que tenía un carácter muy intenso y desde que era pequeño había tenido problemas por culpa de mi temperamento. Tuve más de una pelea por razones sin importancia, pero no no no, en esta ocasión era en serio, me sentía atacado y ni siquiera comprendía bien el por qué.
No pude evitarlo. Un enojo controlador se instaló en mi estómago y empezó a revolver mis tripas cuando el principito acompañó a Izuku hasta su asiento.
Toda el aula, incluso mis amigos le dieron la bienvenida a Shoto como si no lo hubiesen visto en años. Yo ya hasta me había olvidado de su existencia.
De un momento a otro lo único de lo que fui consciente era que no quería estar ahí. Los aromas de Izuku y Shoto se encontraban muy mezclados y me provocaban arcadas.
Después de procesarlo unos segundos, decidí que mi mejor opción era salir. Necesitaba aire fresco y agua para tranquilizarme.
•
By Izuku
Shoto amablemente me acompañó hasta mi asiento.
Todos se encontraban felices por su llegada, y bueno, no podía culparlos, no habían visto a su compañero desde hacia un mes.
Toda el aula le dio la bienvenida a excepción de una persona.
En cuanto Shoto llegó, Katsuki se puso de pie y salió del lugar, molesto.
Su reacción me desconcertó bastante.
¿Ni siquiera en momentos así podía dejar de ser un idiota?
•
La segunda clase comenzó.
Nuestro profesor llevaba no más de quince minutos explicando el tema del día cuando reparó en que las pertenencias de Katsuki aún continuaban en su asiento vacío.
Comenzó a impacientarse.
— Midoriya — su voz me hizo alzar la vista de forma inmediata.
— Dígame.
No supe por qué habló directamente conmigo.
— Tu compañero Bakugō no avisó o se justificó y ya ha tardado demasiado. Por favor ve a buscarlo e infórmale que si no se presenta a mi clase en los próximos diez minutos puede quedarse afuera de todas y retirarse.
Asentí e hice lo que me pidió.
Sí, Katsuki me daba un poco de miedo y en cualquier otra ocasión no habría ido, pero el profesor Aizawa me aterraba aún más. No pensaba desobedecerlo.
•
By Katsuki
Veinte minutos después y aún me encontraba solo dentro de uno de los baños preguntándome qué mierda me había hecho ese estúpido omega.
¡Me estaba volviendo loco!
Ya me encontraba más tranquilo, pero no estaba seguro de poder mantenerme de ese modo. Tenía planeado regresar e irme a casa con una excusa.
Me hallaba ocupado pensando en cómo formular mi pretexto con el profesor Aizawa, por completo ajeno a mi entorno cuando de pronto un peculiar aroma que conocía bastante bien comenzó a hacerse presente cada vez más y más cerca.
Inhalé profundo.
Por favor no.
Por favor sí.
Sin aviso, por la puerta principal de los baños entró una de las últimas personas que quería ver, observándome desde el otro lado con nervios.
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